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Zacarías: “El empleo sólo cayó 3,5 % gracias del diálogo entre empresas y trabajadores”

El secretario de Trabajo de Entre Ríos exhibe un inusual sentido común para abordar los problemas lejos del rigor y la burocracia, y valora la vocación privada por cuidar los puestos. Gustavo Sánchez Romero

En momentos en que la política tracciona la vida pública y tensa todas las relaciones institucionales; en tiempos donde los dirigentes políticos más importantes anteponen intereses personales y agendas sectoriales que transitan por carriles lejanos a las necesidades de la población en tiempos de pandemia; hoy día, cuando aun no se perciben con claridad los alcances reales de la crisis sanitaria, económica y política encontrar un hombre que antepone el caballo delante del carro y aborda los problemas sangrantes del mundo del trabajo desde el sentido común es, antes que nada, una gran sorpresa.

Esa fue, al menos, la sensación de este cronista al entrevistar a Ángel Zacarías, el secretario de Trabajo y Seguridad Social de Entre Ríos, que desde diciembre acompaña la gestión de Gustavo Bordet y que no le ha tocado en suerte la más linda en este complicado baile.

Lejos de cualquier fanatismo ideológico, expeditivo para evadir la burocracia, apoyado en las demandas urgentes de los trabajadores, valora el espíritu con que el sector privado afrontó este tiempo aciago y reconoce que casi no hubo actitudes aviesas para disminuir plantillas o aprovechar el momento para sacar ventajas sobre el trabajador. Pondera la frontalidad para el diálogo, tanto de empresarios como de dirigentes sindicales, busca los atajos para que se completen los ciclos productivos o los tiempos de las empresas sin perjudicar a los más vulnerables y -si bien lo considera un factor importante en este tiempo para la mantener a raya a los inescrupulosos- no cree que la doble indemnización sea una buena medida. Más allá todavía, considera que entre la férrea normativa y la necesidades de empresarios y trabajadores para hacer crecer la producción y la provincia, él sabe bien dónde ubicarse.

Ángel Zacarías es un viejo militante del peronismo -hermano de Juan Domingo y de Luis- que pasó casi toda su vida laboral en empresas y vinculado al sector privado, aunque su trayectoria está signada por los distintos lugares que ocupó en el Instituto del Seguro de Entre Ríos. Allí ingresó como cadete en 1974 y se jubiló el año pasado como jefe de sección. Con interregnos donde no estuvo en la empresa por razones políticas, fue allí gerente comercial. Valorado por sus compañeros de trabajo y militancia, tuvo un fuerte desempeño en el Sindicato del Seguro, donde cumplió varios roles y desde diciembre asumió la atribulada Secretaría con el apoyo de la ministra Rosario Romero, quien lidera el grupo político al que está suscripto.

Con esto y trato afable, lenguaje llano y sencillo y sin grandilocuencias, sino más bien todo lo contrario, apela a un sentido de ubicuidad que parece contrarrestar el espíritu de época y aceptó una entrevista con Dos Florines para hablar del momento del empleo en Entre Ríos.

Dice el funcionario que si no hubiese sido primado el espíritu de diálogo y el respeto, la provincia debería tener más del 3,5 % de caída del empleo que exhibe hoy -siempre en el sector registrado- y apuesta a una salida ordenada, consensuada y genuina de la informalidad de miles de trabajadores.  Zacarías es en tiempos de crispación, es una rara avis que prefiere manejar “despacio y no desbarrancar, porque ahí seguro haremos más mal que bien”, convencido que la función del Estado y el peronismo es buscar la armonía en el mundo del trabajo.

-¿Cuál es el escenario que tiene la provincia a seis meses de la cuarentena?

– En la provincia la situación está más o menos como la general del país. Hubo una caída del empleo. Quiero dejar claro que cada vez que hablemos de números o estadísticas siempre lo hacemos en función del trabajo privado registrado, es decir el trabajo en blanco. Debemos reconocer que el empleo informal es una parte muy importante de la economía nacional, seguramente cerca del 40 %, pero no hay datos oficiales sobre esto. Entre los muchos problemas que trajo la pandemia uno fue el de dejar al descubierto la vulnerabilidad de estos sectores. Es la gente que queda sin ningún tipo de protección. El Estado nacional, con algunas otras medidas que tomó el Estado provincial, son alcanzables a la mitad de los trabajadores. Los sectores informales, lamentablemente, quedan al margen. En ese sentido, me parece que el comportamiento de algunos empleadores de no dejar gente en la calle es lo que ha permitido que esto se mantenga en niveles razonables para lo que es una pandemia mundial. Porque ya había una situación complejo en el mercado laboral con el alto nivel de informalidad.

-¿Ha tenido contacto con los empresarios para que fueran responsables con el empleo?

-Al comienzo de la pandemia hablamos con Garciandía (Leandro), el presidente de la UIER, con las otras cámaras, con la Federación Económica, hablamos con la gente del Parque Industrial de Gualeguaychú con la idea de no caer en una actitud -desde la Secretaría de Trabajo o desde el Estado- de ir a exponer a los empresarios en este contexto de pandemia y preferimos el diálogo. En otro momento ameritaría que llegaran los inspectores, labrar actas, imponer las sanciones necesarias y todo eso. Pero desde el Estado debemos ser los primeros en entender este contexto de pandemia para proteger el empleo. Por eso hemos ido charlando y apelando al estilo de la cultura entrerriana y teniendo en cuenta que el 90 % de las empresas entrerrianas son Pymes de no más de 30 o 40 empleados. Es más fácil hablar las cuestiones puntuales que se puedan dar en las empresas como suspensión de trabajo, de reducción horaria y demás; y tratar de ir acomodando las cosas para que podamos atravesar este momento y volver a la normalidad. En esto es clave el papel de los sindicatos, que acompañan en su mayoría esta forma de ver las cosas. A nosotros nos ayudó que la desocupación formal cayera un 3,5 % en la provincia, que al principio de la pandemia y cómo venía la economía de los años anteriores termina siendo aceptable, siempre atendiendo que la pérdida de un solo trabajador es una situación dramática que nadie quiere ver. No tenemos el número exacto hasta de la caída de empleo en Entre Ríos y recién lo veremos al final, pero seguramente es unas décimas más arriba de lo que ha sido el promedio nacional.

Mesas de diálogo

Ángel Zacarías no se queja de lo que le tocó en suerte, no hace apología de ningún poder y casi no habla de la herencia macrista, principal argumento de la desmemoriada dirigencia en los oficialismos de estos meses. Sabe que la informalidad en la provincia es histórica y muy alto, y que es allí donde se debe poner gran parte del esfuerzo. Valora el aporte del Estado nacional y provincial para paliar esta crisis actual y se muestra preocupado por los trabajadores hoteleros y gastronómicos, que serán los más perjudicados de este segmento de la historia.

-¿Usted dice que la caída moderada del empleo en Entre Ríos se debe a la capacidad de diálogo entre empresarios, Estado y sindicatos?

-Fueron fundamentales las mesas de diálogo entre las tres partes, incluido al Estado. Pero también han sido muy relevante las medidas que ha tomado el Estado nacional como el ATP (Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) para auxiliar a las empresas que es el 50 % del sueldo, los acuerdos del 223 Bis, que es el 75 % de la remuneración del sueldo. Esas dos medidas más otra norma que, a mí personalmente no me agrada mucho pero que ha sido determinante como la doble indemnización, se combinaron para permitir tener un impacto leve en la pérdida de empleo provincial. Quizá si no hubiese estado la doble indemnización algún empresario inescrupuloso lo hubiese aprovechado para adaptar el número de sus empleados, y esta medida frenó un poco porque no es este el momento de especular con el empleo.

-¿Usted dice que no está de acuerdo con la doble indemnización?

– Lo que digo que en esencia no lo estoy. Pero que en este momento tuvo su utilidad por esto que le decía de algún empresario sin sentido social que no hubiese dudado en echar personal. Es cierto que para algunos empresarios que le ha ido mal poder llegar un acuerdo con un empleado hasta que se reactive su sector es muy importante. Mucho más si sinceramente pensaba reincorporarlo después. Pero es muy difícil para el Estado tomar medidas pensado en casos particulares, y no debe ser así. Esta es una posición personal, no como funcionario. Como una medida coyuntural ha sido apropiada, pero el mundo del trabajo no puede funcionar con medidas como estas permanentes. Miremos el caso de Estados Unidos. Durante la pandemia se perdieron casi 14 millones de empleos. Pero el liberal es otro sistema, donde la gente lo acepta y la asistencia y el trabajo se mueven de manera diferente.

-Hoy se conoció que México ya volvió al nivel de empleo de noviembre…

– Esa flexibilización les resulta y hay una cultura para eso. Tanto es así que hoy ya se han recuperado los empleos perdidos y vuelven a crecer. No sé si en nuestro país puede ser adaptable un esquema así. Es otro sistema muy diferente al argentino. Es todo un tema. Tal vez para un período como este y para este país ayudó mucho. Pero en lo personal, ya te digo, es con la medida que menos de acuerdo estoy. En cambio el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) ha sido clave. Para desocupados, monotributistas y demás. Ni hablar del ATP para mantener el empleo.

-¿Cuáles son las demandas principales que tiene de los empresarios y los trabajadores?

-Demanda de parte de los empresarios en la cartera laboral no hay, prácticamente. Al Estado le están reclamando, especialmente, los sectores más castigados como turismo o gastronomía, y tiene que ver con la apertura rápida para poder trabajar o la ley de turismo que se complicó en el Congreso. Es lo más usual hacia el Estado, por la extensión de la pandemia. De los trabajadores hemos recibido algunas situaciones que tienen que ver la cuestión de respeto a las medidas sanitarias de seguridad que en algunos establecimientos no se cumplían o se cumplían parcialmente y los trabajadores buscaban seguridad. Hay otros reclamos muy puntuales de empleados que reciben menos de su sueldo, con la amenaza que si no aceptan se quedaban sin trabajo. Pero fueron muy, muy puntuales. Cuando han pasado estas cuestiones hemos tratado de hablar con los empresarios, arribar a un acuerdo y generalmente se han llegado a acuerdos. Se contempló la situación de ambas partes. Después hay cosas propias de cada actividad en su propia dinámica de trabajo normal.

-Seguramente conoce que algunos empresarios, ante la inminencia del cierre y con la alternativa del concurso o quiebra ofrecen, a sus empleados arreglar un monto fijo de una indemnización o indemnización y media de contado o en cuotas a cambio de la renuncia; y ante la opción de esperar años para cobrar, éstos aceptan. ¿Usted qué opina de este acuerdo privado?

-Sí, como ciudadano estoy al tanto, como funcionario debo tomarlo  como un rumor. Es que hay un decreto presidencial de necesidad y urgencia que impone otras condiciones para todos los empleados del país. Desde ya que ese tipo de acuerdo en la Secretaría de Trabajo no lo homologamos. Estaríamos como parte del Estado avalando una violación al propio DNU del presidente. En cambio, a los representantes gremiales o a los trabajadores les decimos que ellos son libres de alcanzar el acuerdo que crean más conveniente en este contexto tan especial de la pandemia. La norma no dice que está prohibido despedir personal. Lo que dice que es si lo hiciera, deberá pagar doble indemnización. Si tiene el dinero, lo puede despedir. En el caso que haya un acuerdo privado y nos vienen a ver con las distintas alternativas posibles, le decimos que  lo presenten en la Secretaría de Trabajo y nosotros le asignamos un expediente y lo archivamos para que quede como un antecedente. No podemos hacer más. En estos tipos de acuerdo, incluso, se da el caso que el empresario firma un compromiso de volver a tomarlo prioritariamente en caso de recuperación de la actividad.

-Se advierte una extraña y saludable -perdón por el término- “flexibilidad” de parte del Estado para interpretar el momento….

-Sabes qué pasa; si te ponés duro en este sentido podés llegar cometer un mal mayor para el empleado y el empleador, y por asociación al Estado con todo el problema social que implica. En eso hubo mucha responsabilidad de parte de los dirigentes gremiales y han visto la complejidad del tema. Si van con una posición inflexible pierden todos, perdemos todos. Hubo uno o dos casos en el que vos vas y te encontrás con la empresa cerrada y los trabajadores en la calle sin poder entrar. En general, los empleadortes anticipan, advierten, negocian, piden conversar y eso ha sido muy importante en este momento de crisis. Incluso han venido a hablar con nosotros para llegar a un buen acuerdo. Es mi primera experiencia en un lugar como este y he visto un comportamiento muy responsable. Después hay casos puntuales que son los que aparecen en los medios de comunicación porque son crudos, pero no es la generalidad.

Valoraciones

¿Es optimista?; ¿Cómo ve el futuro en cuanto a la economía, la reacción de las empresas y el cuidado del empleo?

-Por naturaleza soy de mirar el vaso medio lleno. Ha sido así mi vida generalmente. Quiero ser optimista y mostrar proactividad. Sin embargo, no puedo ser necio y debo decir que no la veo fácil. Nos va a ser difícil recuperar otros buenos momentos. Porque al margen de la pandemia, la economía ya venía con muchos problemas antes. La pandemia ha complicado todo. No creo que sea una recuperación rápida, especialmente cuando nos ponemos a mirar el crecimiento del empleo nuevo, aquél vinculado a las nuevas generaciones que llegan al mercado laboral con otras herramientas, otra cabeza, otras expectativas. En ese punto si siento alguna preocupación.

-En cuanto al tema de los trabajadores temporarios o golondrinas para sectores como el arándano o los citrus vemos allí problemas difíciles de resolver. ..

-En principio ahí tuvimos un tema complicado en los primeros días, allá por abril. Con respecto a esos trabajadores tuvimos un problema para repatriar a los  de Concordia que estaban trabajando en sur del país con la manzana. Sabrá que los trabajadores de la zafra son temporarios y van y vienen por todo el país. Ahora viene la cosecha del arándano y deberían venir trabajadores de otras provincias, especialmente de Santiago del Estero o del norte, que no pueden viajar e ingresar a la provincia. En este sector hay mucha informalidad. Para poder viajar y cruzar las fronteras tenés que cumplir un montón de protocolos.

-Por lo pronto una carta del empleador certificando que venís a trabajar a sus campos, lo cual es un reconocimiento de blanqueo…

-Claro. Ese es un punto. Pero también pasan otras cosas. Para venir de Santiago de Estero de Entre Ríos el Ministerio de Salud de Santiago del Estero debe emitir un certificado que sale sin Covid 19, blanqueado, venir en transporte sanitizado con todos los protocolos, aceptar las condiciones de Santa Fe que volvió de fase, luego cruzar a Entre Ríos. Allí tener la revisión médica de Federación y Concordia que son los departamentos donde están los cultivos… y otros trámites. La verdad que es muy complejo. Y cuál es el problema del trabajo del arándano o el citrus. Hay mucha informalidad. En Apama (Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina) vienen trabajando desde hace un buen tiempo muy seriamente en ir formalizando lo que más puedan de sus trabajadores de la zafra. Es que como ellos exportan, hay procedimientos de certificación de calidad que exigen los países, el cuidado y respeto por el personal es parte de ellos. Entonces este sector viene trabajando muy bien.

-Además es el sector fetiche del Gobernador; él apuesta mucho al arándano.

-No lo sabía. Lo cierto es que el trabajador es parte de la cadena de valor, y lo necesitan en blanco y capacitado. Ellos tienen un sistema especial de trabajar. Los productores de arándanos no contratan directamente a los trabajadores, sino que intervienen agencias o empresas de servicios que se encargan de todo el proceso. También pasa con otros cultivos en otras partes del país.

-¿Qué van a hacer entonces?

-Bueno, lo que están tratando de cosechar con trabajadores de Entre Ríos. Se ha involucrado el ministro de Producción, Juan José Bahillo, o la legisladora Mayda Cresto porque hay otro problema: muchos de otros trabajadores están cobrando el IFE, y si el sector los contrata en blanco o registrado, aun cuando son temporarios, automáticamente se le cae el subsidio. Muchos no quieren. Quieren ambas cosas. Estamos hablando con los ministros de Desarrollo Social, Daniel Arroyo y el ministro de Trabajo Claudio Moroni para que no se les caiga el IFE, porque es un punto excepcional. La verdad es que lo importante es que se levante la cosecha con trabajo local, que se pueda exportar, que ingresen dólares genuinos al país, en este momento de tanta necesidad, y que se desarrolle el sector. Las otras cosas me parecen secundarias, y esa es mi posición. Tenemos que entender el contexto de pandemia, de situación especial. Eso es lo que yo transmito a todo mi personal.

-Realmente sorprende una posición de mucho sentido común.

-De lo que se trata es de mantener la economía y generar riquezas gracias a la exportación. Hay un 30 o 40 % de los trabajadores que están en la informalidad, y lo que yo quiero, y seguramente todos, es que salgan de esa situación. Ahora, si yo entro a la fuerza lo más probable es que desbarranque y haga más daño que favores. Tenemos que ir despacio, avanzando con pasos firmes y seguros, con acuerdos con los empresarios y los sindicatos. El trabajo informal es trabajo en negro, y no se vuelve blanco por más fuerte que el Estado grite. En esta circunstancia, donde el trabajador cobra un IFE de 10 mil pesos y además tiene la posibilidad de tener un trabajo temporal… y complete usted la frase y no me haga decir cosas que no puedo.

-¿Denuncia de trabajo infantil no hubo últimamente, no?

-No, afortunadamente no. Por eso le decía que la gente de Apama viene trabajando bien. Firmamos un convenio con la Secretaría de Trabajo para un programa de lucha y erradicación del trabajo infantil.

Lineamientos

-¿Qué dice el Gobernador de su posición?

-Personalmente con Gustavo Bordet no he hablado estos temas puntualmente. Estuve en una reunión de gabinete donde nos bajó la línea conceptual de lo que él quiere y a partir de allí trabajamos. Esto fue al principio de la pandemia y él se mostró muy preocupado por las consecuencias económicas y su impacto en la recaudación,  y nos pidió que hiciéramos todo el esfuerzo posible para mantener el empleo y cuidar las fuentes laborales.  Sí reporto todas las acciones y decisiones a la ministra Rosario Romero, que es de quién dependo y coordinamos las políticas para el sector. Rosario comparte esta posición. Yo hablo todo con ella para que esté al tanto de los aspectos políticos y operativos de la Secretaría. Hablo con los legisladores y los intendentes cuando es necesario, porque también me sirve a mí para aprender y crecer.

-¿Los empresarios de la madera vienen trabajando bien o siguen con algunas resistencias al cambio?

-No, vienen trabajando bien. Al principio tuvimos problemas porque algunos aserraderos no querían aceptar la aplicación de protocolos sanitarios y laborales. Allí hay mucho trabajo informal y quienes trabajan formalmente se enojaban, con razón, ya que ellos debían aplicar todos los protocolos y los que están en la informalidad no. Entonces hicimos un trabajo integral en los aserraderos, formales e informales. Allí te encontrás con situaciones especiales porque hay muchos que trabajan en el monte, en condiciones muy malas y se requiere intervención judicial. Trabajamos con inspectores y la Policía de Entre Ríos porque fue necesario poner un poco de orden, en especial para el cuidado de la salud de las personas.

-¿Y los frigoríficos?

-El frigorífico que se complicó mucho es Alberdi, en Oro Verde.  Pero en general vienen trabajando bien con los protocolos. Desde el comienzo de la gestión venimos coordinando con los frigoríficos -especialmente los de aves- en los que es la actualización y los manuales de buenas prácticas. Viene trabajando mucho y con polenta con la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Se van aprobando las medidas y se aplica la capacitación que es muy buena para los trabajadores. El problema se da no tanto en las empresas donde se respetan los protocolos sino en los integrados, donde es más difícil el control.

-¿Qué aspectos debería trabajar desde la Secretaría cuando pase la pandemia?

-Si la pregunta apunta al trabajo, debo decir que me quedó pendiente recorrer la provincia, tomar contacto con las distintas realidades económicas y los trabajadores. Me gusta mucho recorrer y ver para hacer. Yo trabajé en empresas y estoy parado en los dos lugares y creo que eso enriquece. Ojalá cuando pase esto pueda hacerlo.

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