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Tres claves para aprovechar el boom del sorgo

Densidad de plantas, control de malezas y fertilización son los tres puntos en los que el productor debe poner mayor atención para mejorar los rendimientos. Danilo Lima

En una campaña de granos gruesos que estará signada por lluvias escasas, consecuencia del evento Niña anticipado por los meteorólogos, el sorgo aparece con el cultivo estrella del ciclo agrícola 2020/21, por una serie de razones, entre ellas, las muy buenas cotizaciones debido a la demanda de China.

En nuestra provincia, según las últimas estimaciones de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, el área implantada con sorgo podría incrementarse entre el 40 y el 50%, y trepar a las 100.000 hectáreas. Otros, más optimistas, sostienen que el aumento de la superficie podría llegar al 100% con relación al ciclo precedente.

El panorama para el cultivo, como se ve, es óptimo, y, ante este escenario, la pregunta central es qué hacer para mejorar los rendimientos.

Densidad de plantas, control de malezas y fertilización son las tres claves de manejo para que el sorgo exprese su potencial de rendimiento y así obtener el mejor resultado posible en un cultivo que dejó de ser, al menos en esta campaña, el patito feo de la agricultura argentina.

La ingeniera agrónoma María Gabriela Díaz, técnica de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA y una de las especialistas en sorgo más destacadas del país, en diálogo con DOS FLORINES, compartió algunas pautas de manejo para que el cultivo desarrolle todo su potencial en los campos entrerrianos.

La ingeniera María Gabriela Díaz dio recomendaciones de manejo del cultivo de sorgo.

“Este año, con la sequía, es ideal pensar en el sorgo”, dijo Díaz, al tiempo que recordó algunas de sus ventajas: se trata de un cultivo que se adapta a zonas marginales, tiene mayor tolerancia al estrés hídrico y al estrés térmico, comparado con el maíz; aporta materia orgánica; posee estabilidad; y colabora para que el sistema sea sustentable y rentable.

La elección del híbrido.

Lo primero a tener en cuenta es qué híbrido sembrar y para una buena elección es conveniente consultar la Red de Evaluación de Cultivares de Sorgo. En Entres Ríos, concretamente, hay dos sitios donde se evalúan en forma permanente todos los materiales disponibles en el mercado: Paraná y Concepción del Uruguay, una zona con suelos vertisoles y más relacionada a la ganadería. También se realizan ensayos en Mercedes y El Sombrerito, en la provincia Corrientes.

El objetivo de los ensayos que lleva adelante el INTA “es caracterizar nuestro ambiente, ver el comportamiento de los materiales en ambientes contrastantes, tener información local, detectar cuáles son los híbridos que tienen mayor potencial en buenos ambientes y, lo más importante, que ya es nato del sorgo, la estabilidad de rendimiento de esos materiales en el tiempo, un dato central para los productores”, remarcó Díaz.

A propósito: el sorgo tiene un potencial de rendimiento, en nuestra zona, de entre 10.000 y 12.000 kg/ha siguiendo buenas prácticas de manejo. En los sistemas reales de producción, sin embargo, el rendimiento promedio en Entre Ríos no pasa los 50 quintales por hectáreas. “Recién en la última campaña llegamos a los 5.000 que es el rendimiento más alto de los últimos 10 años”, apuntó la profesional del INTA Paraná.

Esto obedece, básicamente, a dos razones: en primer lugar, el precio del sorgo, históricamente, no ha sido muy tentador para invertir mucho en el cultivo, una situación que ahora, con la demanda de China, parece haber cambiado; y, en segundo término, porque el productor considera al sorgo como una tercera alternativa, después de la soja y el maíz, y lo piensa, además, para ambientes totalmente marginales.

Manejo.

“Con los actuales precios del sorgo hay que romper ese esquema, hay que dejar de pensar que el sorgo se aguanta todo, que no hay que invertir mucho en insumos, que con 4.000 kilos está bien”, reflexionó Díaz, y consideró que “hoy, con esta demanda y estos valores, hay que aumentar la producción”.

Para alcanzar ese objetivo es fundamental un buen manejo del cultivo, sobre la base de aquellos tres ejes: densidad de plantas, control de malezas y fertilización.

“Hay que fertilizar más, dado que se trata de un cultivo que responde muy bien a la fertilización nitrogenada; controlar las malezas, una limitante muy importante en el sorgo; y, también, dar en la tecla con la densidad de siembra”, explicó Díaz.

Densidad y malezas.

La densidad no es una receta sino que está atada al ambiente. Si el sorgo se siembra en un ambiente que le permite manifestar su potencial, la densidad que recomienda el INTA es de 180.000 plantas logradas. “Todos sabemos bien que el sorgo tiene un problema de implantación –lo que se siembra no es lo que se logra– y siempre hay que ponerle un poco más de semillas. Para lograr 180.000 plantas hay que poner 12 o 13 semillas en el metro lineal, siempre y cuando estemos con un distanciamiento de 0,52 m”, precisó la especialista.

Esa sería la densidad óptima. Ahora bien: en una campaña como la actual, que será seca, la densidad en zonas marginales debe ser menor, y habrá que tener un mayor control de malezas, porque una técnica para combatir las malezas es acercar los surcos, trabajar con surcos más juntos, y respetar la distribución de plantas en el metro cuadrado. Es decir, la densidad está ligada al rendimiento que el productor pretende alcanzar, al ambiente y al manejo del cultivo en cuanto a la nutrición y el control de malezas.

Fertilización.

Con relación a la fertilización, Díaz sugirió una fertilización fosforada (80/90 kilos de fosfato diamónico) a la siembra y, después, el aporte de nitrógeno, en estado vegetativo, con 100/150 kilos de urea, como mínimo, para lograr rendimientos medios. “Si queremos rendimientos más altos tenemos que hablar de 300 kilos de urea porque para el sorgo es fundamental aportarle el nutriente que necesita para expresar el potencial”, añadió.

Todo esto, obviamente, dependerá de la disponibilidad de recursos del productor y de los rendimientos que pretenda alcanzar.

Faltan políticas.

Por otra parte, más allá de las excelentes perspectivas para el sorgo en la actual campaña, debido a la gran demanda china que elevó las cotizaciones, Díaz hizo referencia a la necesidad de que se instrumenten políticas para que este buen momento del cultivo sea sustentable y no dependa exclusivamente de un mercado.

En la Argentina, a diferencia de Estados Unidos y Australia, el sorgo se produce mayormente para la ganadería, como grano o silaje planta entera, y sólo un 20% se destina a la exportación.

“Nos falta el fomento de la producción industrial del sorgo y destinarlo, por ejemplo, a la elaboración de alimentos para celíacos, a la producción de alimento balanceado para mascotas, a la elaboración de cosméticos y cervezas”, opinó Díaz, e insistió: “Nos faltan políticas para que al sorgo que queda en el país se le agregue valor”.

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