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La producción metalúrgica repuntó 5,2% en Entre Ríos: “El gran interrogante es si esto se sostendrá”

El dato corresponde a julio, según el informe de Adimra. El presidente de la cámara provincial analizó el efecto de la pandemia y planteó las perspectivas para el futuro. Nahuel Amore

Tras el fuerte golpe que significó la pandemia para muchas empresas productivas de la provincia consideradas no esenciales, que arrastraban de por sí una profunda situación recesiva, comenzó a registrarse por estos meses un repunte en algunas actividades, incluso por encima del escenario previo al coronavirus, que algunos llaman “veranito”. Uno de ellos es el sector metalúrgico de la provincia, que en junio y julio mostró datos positivos luego de mucho tiempo en caída, ante una demanda del mercado que todavía genera sorpresas e incertidumbres.

La Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra) publicó en su reciente informe que durante el séptimo mes del año la producción del sector en Entre Ríos creció 5,2% interanual, por encima incluso del promedio nacional que sigue mostrando una caída del -5,2% pero que a su vez representa un ritmo menor respecto del derrumbe registrado en marzo, abril, mayo y junio.

Al respecto, desde Adimra analizan que “la evolución de la actividad metalúrgica en Entre Ríos mantuvo una tendencia similar a la del promedio metalúrgico general”, aunque explican que “la principal diferencia se observa en los últimos dos meses donde la actividad de la provincia logra recuperarse presentando variaciones interanuales positivas”. De hecho, el gráfico muestra que en junio ya se notó un cambio de tendencia.

En el mismo sentido, de acuerdo a los datos publicados por la entidad que nuclea a todas las empresas metalúrgicas del país, el nivel de empleo de la provincia presentó un aumento de 1,8% en relación a julio de 2019. En esta línea, también destacan que el 17% de las empresas aumentaron su plantilla de personal, en sintonía con el incremento de la producción en términos interanuales.

Ahora bien, para poner blanco sobre negro a la hora de interpretar estas cifras, DOS FLORINES dialogó con Leonardo Schepens, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Entre Ríos (Adimer), quien recordó cuál es el nivel de comparación que permite observar este rebote y también planteó las dudas que se generan en torno a este escenario. Al respecto, el empresario de María Grande marcó cuál es a su criterio el gran interrogante y detalló las dificultades que todavía persisten de cara a la pospandemia.

Reactivación

Los datos confirman que hay una reactivación en el mercado local que estimulan la producción. ¿Qué lectura hace sobre la coyuntura?

—En el mercado local, y en concreto en Entre Ríos, la situación mejoró significativamente. El gran interrogante es si esto se sostendrá durante los próximos meses. Recuperamos los niveles de producción en términos agregados, pero es necesario ver la consolidación de esta senda. No nos tenemos que olvidar que la producción metalúrgica en la provincia está aumentando con respecto a 2019, con lo cual estamos tomando una base de comparación extremadamente baja.

¿Cómo impactó la pandemia en el sector?

—La pandemia tuvo un impacto muy repentino en la producción industrial en general y metalúrgica en particular. Tuvimos un parate total de la producción a fines de marzo y una progresiva reactivación desde abril en adelante. La reapertura no fue progresiva, sino que dependía de las diversas normativas que iba publicando el Gobierno nacional y acordando con los gobiernos provinciales. La ventaja de estar en una provincia como Entre Ríos, a diferencia de lo que sucede en grandes centros urbanos, es que la mayoría de las empresas fueron habilitadas a operar relativamente más rápido. De todas maneras, tenemos empresas que estuvieron 30 días sin operar, lo cual sabemos que esto incrementa los costos de manera exponencial.

 El problema que existe y existió, es que este stop de las empresas no estaba vinculado únicamente a que las empresas no podían funcionar, sino que tampoco podían sus proveedores. Cuando las empresas volvieron a poner sus máquinas en funcionamiento, no necesariamente funcionaba todo como era previamente porque tal vez los proveedores estaban en zonas no habilitadas y no podían operar.

¿Se pudieron sostener los empleos? ¿Cuántos trabajadores hay hoy en el sector en Entre Ríos?

—Desde las empresas se realizó un gran esfuerzo, a pesar de la crítica situación en términos de actividad que hoy se encuentra en el 56,2% de su capacidad instalada, para cuidar al máximo posible los puestos de trabajo. Las empresas en algunos casos tuvieron que tomar decisiones que nadie desea, pero en la mayoría de los casos se lograron mantener los puestos. Jugó un rol muy importante la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) que comprendió la situación y se pudo suscribir tanto el acuerdo de suspensiones como un acuerdo hasta fin de año. En términos de empleo, el nivel de empleo de la provincia de Entre Ríos presentó un aumento de 1,8% en relación a julio de 2019.

Pospandemia

¿Cómo impactan actualmente las restricciones a las importaciones? ¿Hay problemas para conseguir insumos?

—La posición de Adimra es que contamos con uno de los entramados metalúrgicos más profundos de América Latina y que tiene que haber una administración del comercio inteligente que resguarde la producción local de la competencia desleal, pero al mismo tiempo se garantice que las empresas puedan acceder a insumos críticos que no se fabrican localmente. Actualmente con las autoridades hay canales de diálogo abiertos para plantear casos y problemáticas que puedan surgir por el tema.

¿Cómo analizan el futuro de cara a la pospandemia? ¿Qué dificultades persisten?

—El sector tiene dificultades de diferentes índoles: falta de personal de oficio y permanencia de los trabajadores, costos elevados de capacitación  -por la continua rotación de personal-, abastecimiento de materia prima -ya sea de origen nacional o internacional-, falta de un horizonte claro respecto de las políticas de Estado, falta de infraestructura energética, falta de inversión en servicios públicos, y elevada presión impositiva en contraprestación de servicios.

A dichos inconvenientes se incorporan en la agenda con la llegada de la pandemia, el traslado del personal, los costos que implican la implementación de protocolos, entre otros aspectos. Estos son nuevos puntos que antes no estaban presentes en la agenda y que van a continuar. Después, con la pandemia se modifican los modelos de negocios y se aceleran transformaciones que ya estaban presentes.

De igual manera, cabe destacar que son dificultades que venimos transitando desde hace muchos años sin respuesta ni reglas claras que involucran a toda la sociedad.

En este contexto y con esas dificultades, ¿qué demandas realizan a los Estados para consolidar la senda de crecimiento y el potencial del sector?

—Sí, las demandas centrales pasan por contar con instrumentos de financiamiento a tasas competitivas tanto para acceder a capital de trabajo, como de inversiones para mejorar la productividad y fomentar la producción de bienes fabricados localmente. Argentina cuenta con uno de los sistemas financieros más pequeños de América Latina, entonces es un debate pendiente incrementar el tamaño de nuestro crédito para que las empresas cuenten con herramientas de financiamiento a tasas competitivas. También hay que rediscutir el actual esquema de retenciones y reintegros para fomentar las exportaciones que son la llave que necesita el país para tener un proceso de crecimiento sostenido en el tiempo.

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