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Etchemendy: “Llegó la hora de que la política exprese la voz de la economía social”

El presidente del Ipcymer considera que cooperativas, mutuales y emprendedores deben exigir a los partidos políticos un proyecto que contenga y le de visibilidad a los hombres y mujeres de “la economía de rostro humano”. Gustavo Sánchez Romero / Especial para Análisis

Ricardo Etchemendy es una rara avis de la política entrerriana. Con 64 años, hace 16 que se mantiene en el mismo cargo, cuando Jorge Busti lo nombró en su tercera gestión. Fue a pedido de los actores del sector que su área administrativa debe atender institucionalmente. Los distintos gobernadores han escuchado la demanda de cooperativistas y mutualistas entrerrianos que pidieron su continuidad consecutiva al frente del Instituto de Cooperativas y Mutuales de Entre Ríos (Ipcymer). Entrerriano de nacimiento, fue funcionario en la provincia de Santa Fe, a cargo de la Lotería, justo cuando la provincia lanzó el Quini 6.

Con Carlos Reutemann fue funcionario en el Ministerio de Educación, y luego como abogado en el Ente Hídrico de la Reconstrucción con la catástrofe del 29 de abril de 2003, cuando se inundó la ciudad capital con el desborde del río Salado.

Ya en Entre Ríos, fue presidente del Iafas durante el Gobierno de Mario Moine. Se define como peronista “hasta el tuétano”, y su historia de militancia lo vincula con los años difíciles y con cercanía a afectiva con Juan Carlos Stratta, el padre de la actual vicegobernadora, a quien conoce desde niña.

Cuando se le pregunta por el secreto de su continuidad habla con un soldado incondicional de la causa y dice que “si bien el sector puede pedir que siga en el cargo, es el gobernador quien define”, y agrega que “Gustavo bordet es uno de los que más ha entendido esta temática porque fue contador de varias cooperativas en Concordia cuando ejercía la profesión. Son necesarias políticas de Estado para el sector, y habrá tenido en cuentas muchas cosas para darme la continuidad. No lo sé”, describe.

Verborrágico, ansioso, espontáneo y sin filtro acepta un diálogo con Análisis para precisar debilidades y fortalezas de un sector que tiene una representatividad política inversamente proporcional a su incidencia en pueblos y el campo.

-¿Qué incluye usted en el sector de la economía social de Entre Ríos cuando lo define?

-En la economía social, que es la del tercer sector, la del rostro humano, incluimos a las Pymes, los emprendedores, las microempresas, pero también a ese núcleo fuerte en la provincia –al igual que en Córdoba y Santa Fe- que son las cooperativas y las mutuales. Nosotros tenemos una historia del cooperativismo y el mutualismo y allí incluimos este sector donde la prioridad es la persona y no el capital. A veces se dice que la cooperativa es una entidad fundada en el esfuerzo propio, la ayuda mutua, la solidaridad, etc, etc, sin fines de lucro. Y quizá, por esto, muchos entienden que significa que este sector no genera riquezas ni puestos de trabajo. El sector es virtuoso y productivo.

-¿Cuál es la diferencia entre el tercer sector de las grandes urbes al que se da en la Región Pampeana?; ¿Existe una cultura entrerriana?

-La particularidad principal de Entre Ríos pasa por la historia. Nosotros tuvimos la suerte que cuando gobernaba esta bendita provincia don Justo José de Urquiza le dio cabida al exiliado francés Alejo Peyret que trajo no sólo la idea del cooperativismo, sino también del mutualismo. Eso lo descubrimos hace poco tiempo cuando Carlos Cánepa, que es personal del Ipcymer, investigó con sus propios recursos, y escribió sobre la mutual cosmopolita de Concepción del Uruguay que fue una novedad en ese momento. Antes, las sociedades de socorros mutuos eran por nacionalidad.

-Contención de los propios en tierras ajenas…

-Sí, eso. Contener a los que llegaban, proteger sus tradiciones, proteger su idioma, sus bienes. Cuando se crea esta entidad, don Alejo Peyret crea la mutual cosmopolita, la primera de su condición que nuclea a españoles, italianos, franceses, etc. Eso, a los entrerrianos nos da este mojón en la historia que tiene unos 160 años. Es decir que los movimientos cooperativos y mutualistas que llegaron con las corrientes migratorias, con ideas de Europa después de la Revolución Industrial fueron prendiendo acá. En la costa del Uruguay, con Alejo Peyret, que recorría las ciudades, se fueron fundando conceptos nuevos como el Fondo Comunal de Villa Domínguez, que fue una potencia. Se fueron cultivando estas ideas y nace la primera cooperativa agropecuaria en Basavilbaso, La Lucienville, donde se asistía a colonos judíos que no tenían herramientas, no tenían semillas, estaban con hambre y hablaban el Idish. Hoy esa cooperativa sigue vigente con 120 años. Estos movimientos han satisfechos necesidades de trabajo, económicas, y cuando había que plantarse ante un acopiador que hacía negocios a costilla de su trabajo y para eso había que aprender a agruparse. Y eso es asociativismo, que es una práctica atávica, que viene de los albores de los tiempos y las primeras organizaciones que encontró el hombre para satisfacer necesidades de todo tipo.

FUNDACIONAL.

-¿En definitiva, lo que usted dice es que este concepto de asociativismo es constitutivo de la provincia?

-Sí, claramente. El mutualismo y el cooperativismo están desde la constitución de la provincia. Han sido pilares. Y, además, tuvimos la suerte que Peyret fue nombrado por Urquiza como director de la primera Colonia San José, donde el hombre que era historiador, político, educador y fue haciendo prender sus ideas en la costa del Uruguay. Hubo localidades como la que formaron los alemanes del Volga en la ciudad de Crespo, las aldeas protestantes de Aldea Spazenkutter o Brasilera que habían sido perseguidos y expulsados de esa Rusia recalaron en Entre Ríos y fundaron cooperativas. La Agrícola Regional de Crespo comenzó con un puñado de 120 alemanes del Volga buscando huevos en carretas…

-Y hoy es una de las cooperativas que más factura en el país.

-Es una potencia. 5500 socios, 504 empleados en blanco. Dejemos los números de lado. ¿A usted no le parece que es importante para la provincia de Entre Ríos’.

-Sí, me parece tan importante como que la economía social pueda difundir sus números como cualquier empresa de la provincia, y no evitar hablar, que los iguala a la mayoría de los empresarios…

-Sí, pero no es mi función. Yo quiero plantear que es muy importante en términos económicos para la provincia, como lo es la Cooperativa La Ganadera de Ramírez, la de Aranguren que ha protegido a sus productores frente a un montón de avatares en tantos años con todas las crisis que ha tenido este bendito país, sobre todo económica.

-En 2001 con la crisis, cuando las multinacionales del campo salían del mercado las cooperativas sostuvieron la producción nacional.

-Es bueno que usted lo diga tan claro. Esas empresas multinacionales, cuando hay crisis profundas, son las primeras que abandonan el país. Los bancos se llevaron el dinero afuera. Las cooperativas y las mutuales estuvieron presentes, y no nos olvidemos de la crisis que tuvimos los entrerrianos que fueron esos papelitos verdes (Bonos Federales en el año 2002) que hicieron desastres perdiendo cotización inmediatamente, pero las cooperativas le cambiaron uno a uno esos bonos a sus productores. Entonces, el sector no es visibilizado y no tenemos poder de lobby…

-¿Esto que se advierte como la incapacidad del sector de advertir su poder es la principal debilidad o hay otra vinculada a su representatividad?

-Una de las dificultades es su visibilidad. Pero hay culpas propias muy marcadas. Y una de ellas es no integrarnos para negocios comunes. Hay un ejemplo para ponderar es que la Cooperativa de Aranguren, con la Cooperativa San Martín, de Seguí, que se asociaron a una S.A. para conformar el frigorífico Pondesur, que es un modelo de trabajo y eficiencia. Esto fue gracias a Daniel Kindebaluc que ha dejado enseñanzas y nos llena de orgullo; pero debe servirnos de modelo para vencer las debilidades como la falta de visibilidad, falta de integración, a veces la falta de representatividad. Muchas veces descansamos en los otros como una particularidad de los argentinos. Estamos en la cómoda y descansamos en los gerentes. Son importantes, pero los dueños de las cooperativas son los socios, y para participar de una empresa hay que estar informados, porque como todos sabemos, la información es poder.

HERRAMIENTAS VALIOSAS.

-¿Otra debilidad del sector es la pasividad ante personas que usan la herramienta prostituyéndola?

-De esa debilidad tenemos que hacernos cargo nosotros. Porque muchas veces a las puertas se las abrimos nosotros. Personajes que se visten de saco y corbata y se dicen mutualistas pero transforman una mutual en una cueva financiera. No digo que esto se ha cortado de cuajo pero hay muchas inspecciones desde la UIF (Unidad de Investigación Financiera). Hoy las usuras que hacían tres o cuatro mutuales ya casi no existen.

-¿Hay un Estado que lo permite?

-Hay muchas que el Estado avaló.

-Hemos visto conflictos con medios de comunicación, entre otros, que usaron esa herramienta y los Estados no dijeron nada…

-En todas estas cuestiones el Estado tiene que ejercer la fiscalización pública que se le otorga por ley. Nosotros con el Inaes (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) tenemos un convenio Nación-Provincia y tenemos que cumplir con la fiscalización, observar los libros, Etc. La gente confunde cuando nos exige al órgano administrativo provincial que actúe cuando es un acto que le corresponde a la Justicia. Si vos denunciás a un cooperativista por peculado o por violencia de género, tenés que ir a la Justicia. Al Ipcymer o al Inaes tenés que ir porque no se convocaron las asambleas en tiempo y forma, porque no le dieron la palabra o no expusieron los padrones en una elección. Nunca un gobernador me pidió o me ordenó hacer una cooperativa de arriba hacia abajo. Esto es fundamental en Entre Ríos, porque ese espíritu está bien. En otras provincias sucede que hay funcionarios que no vienen del palo y son más susceptibles a estas presiones. Pero en Entre Ríos no sucede.

SIN VOZ.

-Hay legisladores que hablan en nombre del campo, otros por los trabajadores; ¿Por qué no hay quienes hablen en nombre de la economía social?

-Es la pregunta más difícil. Ese es el gran problema. Nosotros no tenemos que hablar de proyectos antes de cargos. En esta elección no tuvimos tiempo, pero para la próxima seguramente lo haremos. Primero nos sentaremos a la mesa de todos los candidatos a gobernador, de Cambiemos, del Peronismo, de la izquierda, con todos.

-Cuando dice nosotros; ¿A quién se refiere?

-Al grupo de personas que trabajamos por la economía social.

-Pero usted es funcionario. ¿Se reunirá con Cresto, Bahl o el que fuere para pedirle por la economía social?

-Soy funcionario pero represento a la economía social. Voy a vivir y morir con ellos. Le hice un juramento al sector que con cargo o sin él voy a seguir trabajando por la economía social de la provincia.

-Pero es ilógico que vaya hoy a reclamarle algo al gobernador cuando es funcionario…

-Nooo. Aclaremos eso. Reclamarle al gobernador no. Vamos a reunirnos con los candidatos a gobernador de todos los partidos para preguntarle antes de las elecciones dónde está la economía social en sus plataformas y qué piensan y qué van a hacer con las cooperativas y las mutuales. Estamos haciendo un proyecto con emprendedores, cooperativistas, mutualistas y algunos funcionarios, aprovechando la experiencia que tenemos.

-¿Usted me está diciendo que llegó la hora que seriamente la política le dé un lugar a la economía social en Entre Ríos?

-Sí, necesitamos que nos convoquen para definir políticas de Estado. Hoy no sucede esto. Nos atienden mejor o peor, pero desde el voluntarismo.

-Me dirá que no, seguramente, pero si el sector y la política lo vienen avalando hace tantos años; ¿Por qué esa voz no podría ser la suya?

-No, porque no pasa por ahí. Me queda grande ese saco. Un preso que conocí alguna vez en Santa Fe cuando estudiaba derecho penal escribió en su celda una frase que me quedó grabada: “La humildad es sabiduría, la soberbia es ignorancia”. Hay mucha gente valiosa que sabe más. Le doy un nombre, por ejemplo: Soledad Casal. Hija de ladrilleros, ya fue reconocida a nivel internacional por su trabajo, y aquí no se conoce cuando el trabajo que hizo en pandemia fue admirable. Volvemos al déficit que tiene el sector.

-Bueno, quizá también haya llegado la hora de invertir en profesionalizar las herramientas del sector, entre ellas la comunicación.

-Algunas cosas han mejorado. Creemos que el lobby lo vamos a hacer con el poder del proyecto, recorrer la provincia, sentarnos con todos a hablar.

-Otra falencia es que no tienen estadísticas. ¿No deberían crear un observatorio de la economía social de Entre Ríos?; ¿No deberían abrir más la billetera?

-Es cierto. Lo estamos haciendo con las universidades. Lo hicimos con la UNER. Ahora con la Uader. Tenemos que abrir la billetera y la cabeza para que entren los jóvenes a tomar las decisiones. Las mujeres merecen tener otro lugar en la participación. Estamos en eso por estos días, pero también hay cooperativas que están compuestas sólo por mujeres. 

Las debilidades propias y los impuestos

Ricardo Etchemendy pone el ojo en la falta de participación y la excesiva delegación de los socios en los gerente, aunque dice que “el gerentismo no es malo” en sí mismo, y que hay muchos gerentes muy eficientes y honestos en el sector. “Nadie está en contra de los gerentes, sino a favor de la participación de los socios en todos los aspectos que hacen al funcionamiento de la cooperativa. Deben tomar las decisiones con conocimientos, y si no tenemos estos conocimientos hay que tener la humildad necesaria para consultar con los que saben. En estos temas, y entre nuestras debilidades, deben avanzar en profesionalizar a los socios de las cooperativas y las mutuales”, prescribe el funcionario.

Asegura que este “gerentismo” es más común de lo que se advierte y eso tiene un costado más oneroso que es que “se hace jugar una suerte de individualismo y fragmentación entre las cooperativas que nos hace olvidar la esencia. Así como tenemos ejemplos que hablan muy bien por la integración realizada, como una cooperativa de La Paz que estaba a punto de desaparecer y la Agropecuaria, con buen tino del presidente don Enzo Cardozo, con la gente de la Federación Agraria y nuestro Instituto, salvamos una cooperativa en una integración que fue más allá y logró hacer un negocio común”, expresa.

En este sentido, considera que otro problema abierto y meridiano es que los multimedios que responden a la economía de mercado atacan todo el tiempo a estos movimientos. “Martínez de Hoz destruyó en la dictadura cívico-militar-eclesiástica las cajas de crédito con la ley de entidades financieras del 2 de abril de 1976. Había 900 cajas en el país que apalancaban a los productores argentinos y a las cooperativas.”, expresa.

-La que quedó tampoco es muy cooperativa que digamos y funciona como un banco cualquiera.

-Eso corre por su cuenta. Es la banca cooperativa y si quiere lo podemos discutir, pero lo cierto es que se fusionaron 44 cajas de crédito y crearon el banco Credicoop. Después vino Cavallo (Domingo Felipe) que también atacó mucho al sector con medidas mucho más dura queriéndole hacer tributar el Impuesto a las Ganancias, que exime a las cooperativas desde hace tantos años, y tributan otra cosa. Los enemigos dicen que las cooperativas no tributan nada, y eso no es cierto. Aportamos a una ley nacional y muchas cosas.

-Pero no deja de ser una prerrogativa con respecto a las otras empresas del mercado…

-Es una ventaja impositiva con respecto a otras empresas, pero funciona de otra manera. Es una economía que funciona de otra manera, donde la prioridad es la persona.

-Pero compiten en el mismo mercado…

-No siempre. A veces no. La economía tiene tres patas. Nosotros no estamos en contra del capital. A mí me encantan los empresarios que vienen a invertir.  Estamos en contra de los especuladores, de los usureros, de la patria financiera. Estamos en contra de los que sacan la plata del país.

Un socio, un voto

-¿Sigue siendo un socio un voto en Entre Ríos o eso es una formalidad?

-Sí, con la posibilidad de otorgar poderes. Hay que ser muy claro en que la igualdad en las cooperativas es en los derechos políticos, sobre todo en las de trabajo. Si no te involucrás en una empresa de pelotudos. Supongamos que tenemos una cooperativa de pescadores y yo llevo15 kilos de surubí y vos llevás 10 kilos, y otro lleva dos kilos. Como me pasó el otro día en una cooperativa de Villa Urquiza. Me embalé en un discurso con el tema de la igualdad y un gringo se paró y me interrumpió y me dijo: “Doctor; ¿y cómo es el tema de la repartija? Claro, tenía razón. Una cosa es la igualdad y otra la equidad. Hizo el cálculo desde el sentido común. La igualdad es política. Desde el trabajo vos recibís lo proporcional a tu aporte.

-“Cada cual su capacidad, según su necesidad”, decía Karl Marx.

-Claro, y ahí nos confundimos todos. Otra cosa que vemos en la provincia de Entre Ríos es la conjunción que tuvimos con la economía popular que es más politizado pero que lo instalamos, en especial la Unión Obrera de Ladrilleros de la República Argentina, donde tenemos 600 ladrilleros artesanales que nunca habían sido visibilizados y hoy podemos decir con orgullo que tenemos cinco cooperativas de ladrilleros que funcionan muy bien en toda la provincia que venden en blanco, tienen su Monotributo…

-Pero viven peor que en el medioevo…

-Bueno, esa parte tenemos que trabajar ahora y hay otros problemas. Primero, el acopiador que hace el negocio, y luego los problemas de escala y regularidad para las grandes ventas a los Estados.

PARA DESTACAR

Actualmente existen unas 600 cooperativas activas

-Sobreviven unas 348 mutuales activas

-En el país se registran 17 mil entidades

-El sector emplea a unos 2 millones de personas en blanco.

-Unos 14 millones de miembros integran cooperativas y mutuales.

-En Entre Ríos se normalizaron unas 10 cooperativas en los últimos años.