Por Sociedad Rural de Gualeguay.
Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Y en la Argentina, últimamente, parece que ya no aplica más. Nos pasamos días enteros discutiendo temas puntuales, corriendo detrás de la vorágine de información que circula. Y como si fuera poco el Gobierno alimenta todo esto día tras día con una seguidilla de malas decisiones que parecen seguir un hilo conductor.
Crisis económica, disparada del dólar libre, cepo cambiario, idas y vueltas con el monotributo y el impuesto a las ganancias, impuesto a las grandes fortunas, recesión, emisión, impacto de la pandemia, intervención del mercado de trigo e intervención del mercado de carnes por nombrar algunos.
No tiene sentido perder el tiempo discutiendo cada uno su problema, estamos todos dentro del mismo barco y acá el problema central es la falta de libertad. La libertad es un bien impagable. Seamos conscientes de su valor.
No se trata sólo de discutir el daño que provoca cerrar las exportaciones de trigo o de carne, o el arreglo al que llegaron los grandes exportadores de carne con el Gobierno, donde los productores terminarán pagando la carne barata que quiere el Gobierno para intentar ganar las elecciones o el cierre implícito de las exportaciones de trigo creyendo que con eso van a bajar el precio del pan. Se trata de que nos están coartando la libertad de acción, la libertad de decidir.
La libertad es la capacidad que tenemos de actuar bajo nuestros propios criterios, valores y voluntad, sin más limitaciones que el respeto a la libertad de otros.
Es un bien que debe ser permanentemente defendido y construido.
Claramente el único proyecto del oficialismo es ir a un gobierno autocrático (régimen político en el que una sola persona gobierna sin someterse a ningún tipo de limitación y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad). La falta de libertad como eje común debe ser claramente el factor que nos una como argentinos.
Como dijo el filósofo Santiago Kovadloff, el gran desafío de la Argentina es tener porvenir porque le sobra pasado.
