ENFOQUE PORTADA

El trabajo interinstitucional e interdisciplinario, la clave central para cuidar la casa común

Por Jorge Gvozdenovich, ingeniero agrónomo, doctor en Ingeniería con Mención en Ciencias Agropecuarias de la UNER.

Estamos a unos días de conmemorar nuevamente el 7 de julio, el Día Mundial de la Conservación del Suelo, y quién más que Entre Ríos para dar fe de una provincia pionera en el cuidado del suelo y el agua.

Con más de 601.000 hectáreas sistematizadas y otras tantas con prácticas de conservación, Entre Ríos lidera el ranking nacional, que apenas llega al millón de hectáreas con terrazas. Esto fue el producto de instituciones que se unieron hace más de 50 años para estudiar los fenómenos erosivos y dar respuestas concretas al problema.

En 1969 el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida por la sigla FAO) comenzaron la investigación; en la década del 80 la Estación Experimental Agropecuaria Paraná, junto a las Agencias de Extensión Rural de Crespo y Diamante, empezaron la extensión en campos de productores; seguidamente el Gobierno provincial promulgó la Ley de Conservación de Suelos, en 1989, única en el mundo por su espíritu conservacionista; y en 1993 se sumó un actor fundamental, la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos, con la cátedra de Conservación de Suelos, con el objetivo de capacitar a los futuros ingenieros en el cuidado del Bien Natural Suelo y Agua.

Con el paso de los años hemos perdido el “protagonismo” regional en liderar el cuidado de la casa común, es por eso que el desafío de hoy es el trabajo coordinado, interinstitucional e interdisciplinario, que será la clave para enfocarnos en el cuidado del ambiente y la producción.

Los nuevos escenarios agropecuarios cambian muy aceleradamente, y los organismos de Ciencia y Técnica deben estar a la vanguardia del desarrollo, tanto para el pequeño productor familiar como para la gran empresa, siendo conscientes de que el trabajo en equipo es el camino para lograr los objetivos de la sustentabilidad.

Este trabajo en equipo es fundamental e imprescindible para frenar los procesos erosivos en Entre Ríos, dado que más del 65% de la superficie agrícola tiene erosión actual y peligro de erosión. En este sentido, los técnicos de INTA conocemos el territorio, estamos en contacto con los productores y disponemos de las herramientas para dar respuestas en el trabajo en equipo, tanto con las universidades, el Estado y los actores vinculados a la producción.

En suelo no puede esperar.

En una nota titulada “El suelo no puede esperar”, publicada hace un tiempo en DOS FLORINES, destacábamos algunos conceptos absolutamente vigentes en la actualidad que nos pareció conveniente recordar:

  • La erosión hídrica continúa siendo el principal problema de degradación de suelos en Entre Ríos y, en consecuencia, la causa de la caída de los rendimientos porque existe una correlación negativa entre suelo perdido y rendimiento de cultivos.
  • Entre Ríos, desde fines de los años ’60 y hasta bien entrados los ’90, fue una provincia de vanguardia en esta materia, aunque en los últimos años, lamentablemente, ha perdido mucho terreno y hoy está atrasada en el diseño de estrategias para detener la erosión.
  •  Entre los desafíos hay dos cuestiones básicas: por un lado, aplicar las nuevas tecnologías para investigar por qué si hicieron mal algunas cosas en el pasado, y, por el otro, articular acciones entre el INTA, la Facultad, los productores y el Gobierno provincial.
  • De las más 601 mil hectáreas sistematizadas en Entre Ríos, casi 100 mil están en un estado de malo a regular. Debemos investigar qué pasó ahí que hicimos un sistema malo. Las terrazas no funcionaron, se erosionaron, tenemos cárcavas. Obviamente hay más de 500 mil hectáreas en donde el sistema está en un estado de bueno a muy bueno. Con las nuevas tecnologías –mejores que las de hace siete años, nada más– podemos empezar a pensar a nivel de cuencas para ver qué paso en esa superficie que está mal sistematiza.
  • El tercer gran desafío es articular entre el Gobierno provincial, el INTA, la Facultad y los productores. El INTA y la Facultad, concretamente, deben estar al lado de los técnicos que trabajan junto al productor para analizar los problemas concretos en su lote, y el Gobierno tiene que implementar alguna estrategia para que el productor cuide el suelo. Por suerte nos hemos podido sentar a hablar con Recursos Naturales, con la Facultad y con los productores para recomenzar este trabajo –pusimos primera de nuevo, por decirlo de alguna manera– y ahora debemos lograr una simbiosis entre todos, porque en Entre Ríos fuimos los primeros en conservación de suelos y ahora estamos últimos.

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