ENFOQUE PORTADA

La presión impositiva: abierto el debate

Por Ubaldo Roberto Domingo – CPN – Asesor económico, financiero y Pymes locales – Especialista en Sindicatura Concursal //

A propósito del informe del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER, donde concluye que “la provincia de Entre Ríos no parece tener un nivel de presión tributaria mayor al resto de las jurisdicciones”, y del cual el periodista Gustavo Sánchez Romero redactó y publicó un análisis muy esclarecedor: https://dosflorines.com.ar/presion-impositiva-cuando-la-cucaracha-vuela/, entiendo que aquellas conclusiones del informe de la UNER merecen otra opinión además de las ya vertidas, que aporten y amplíen  este debate.

Creo, que se están haciendo las preguntas equivocadas.

De todas formas, si aquellas preguntas me las hicieran a mí, no evadiría su respuesta.  Estoy convencido que la presión tributaria es alevosa, es una de las razones de que los inversores no se radiquen en nuestra provincia, que no es menor con respecto a otras regiones, y que nuevamente los índices estadísticos han sido manipulados. Todo este esquema debe modificarse, tema siempre inconcluso por las sucesivas administraciones.

Expresado esto sobre aquel desafortunado informe del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER, diré porque, desde mi humilde punto de vista, se están haciendo las preguntas equivocadas:

Cuáles deberían ser los fundamentos que deben regir las políticas y la técnica fiscal y presupuestaria de una provincia que necesita desarrollar rápida y eficientemente sus fuerzas productivas?

Propuesta.

Y aquí propongo el primer cambio, tanto la estimación de los recursos como de los gastos en la ley de presupuesto provincial deben determinarse “en función económica” y no solamente fiscal. Tanto los recursos como los gastos deben estar al servicio del crecimiento y desarrollo económico de la provincia.

Y para esto hay que proceder de una forma totalmente distinta a lo que se viene llevando a cabo a través de décadas. Esto es, desechar la ley de  presupuesto solamente fiscalista, (y con ella la teoría monetarista del equilibrio fiscal, como objetivo fundamental, que dicho sea de paso, nunca se logra).

La teoría fiscalista de los últimos 50 años calcula los gastos y busca los recursos para financiarlos.   

Entonces ocurre que el cálculo de los recursos y gastos del presupuesto pasa a ser una verdadera isla divorciada de lo que ocurre en la realidad de la economía de nuestra provincia. Se gasta esto entonces debemos recaudar aquello, y si no alcanza aumentamos los impuestos o pedimos prestado a alguien.

Aumento de impuestos, es decir mayor presión tributaria, endeudamiento o emisión son instrumentos igualmente gravosos y atentan directamente contra la inversión. Además la provincia no cuenta con la herramienta de la emisión monetaria, si la Nación.

Objetivos.

Un cálculo diferente y moderno seria: “¿Cómo puede el Estado estimular y traccionar el crecimiento de la economía?”, “¿Cuáles son las metas, los objetivos a alcanzar para que la economía crezca y así recaudar más?”.

Si quienes manejan el Estado tienen un plan orgánico de crecimiento y desarrollo de la economía (obviamente los actuales y los anteriores carecen de dicho plan, por ese motivo deambulan en los indicadores indiciarios sin importancia como comparar la presión con otras provincias donde las realidades y el grado de desarrollo es muy diferente a la nuestra), canalizarían un orden de prioridades en inversiones reproductivas que desenvuelva la economía y desate el nudo que ahoga el proceso económico. Y entonces sí, sobre este plan construir el sistema impositivo y presupuestario del Estado.

Es la única manera de que el instrumento del presupuesto se transforme en un elemento de transformación, en un factor dinámico que acompañe la economía.

Si se modifica así esta herramienta, entonces la carga impositiva no sería solamente un recurso para el Estado, sino un elemento estímulo para la producción, desgravando a quienes reinviertan parte de sus utilidades, y aumentando la carga para quienes mantienen factores de producción en la ociosidad o la especulación, empujándolos a que ingresen al sistema y se pongan en marcha, generando recursos para todos los participantes.

Es verdad, este sistema propuesto, puede sustraer en el cortísimo plazo recursos del Estado porque se traducen en la práctica en la desgravación, en exenciones y reducciones impositivas. Pero en el corto, mediano y largo plazo se traducirá en mayores recursos para el fisco, trabajo genuino para los entrerrianos y más salario.

Indicadores decrecientes.

Uno de los principales índices que demuestra nuestra crisis, es la comparación de la capacidad de compra en el exterior, en 1938 con casi 14 millones de habitantes, se exportaba por valores de 80 dólares por cada argentino. En 1960 el país exportaba valores de 47 dólares por habitante, ya en 2021 la estimación nos da un resultado de 1,54 dólares por cada argentino. En este contexto, donde casi todos los bienes de consumo industrializados son importados, el índice expresa la crisis estructural en que se encuentra la economía argentina, y la provincia no escapa a esta realidad. Somos año a año cada vez más pobres. Y esta tendencia, no se detiene, siempre podremos estar un poco peor.

Entonces, antes de comparar cual el la presión tributaria entrerriana frente a otras provincias deberíamos plantearnos como escapar de esta realidad donde nos seguimos empobreciendo por carecer de un plan de desarrollo.

La salida es productiva, la salida es el mercado interno primero para luego con la escala adecuada expandirnos al mercado mundial.

A esta altura del debate, cabría también preguntarnos como ponemos la política impositiva, su carga, al servicio de la producción.

El funcionariado de las últimas décadas se ha ocupado de administrar la crisis, la recesión, en vez de agrandar la torta para que haya más para todo el mundo. Planes de ajuste tras planes de ajuste. El ultimo y más abrumador ha sido el del gobernador Gustavo Bordet vía inflación, se estima que los salarios perdieron frente al aumento de precios un 20%.

El primer paso es encauzar los gastos fiscales hacia la inversión en obras reproductivas y de infraestructura (hidráulicas, caminos, energía, comunicaciones y conectividad), y reducir para financiar estos fines los gastos improductivos y burocráticos. El mecanismo burocrático (y entiéndase bien, no estamos refiriéndonos a la recortar servicios de salud, educación y seguridad los cuales deben ser substancialmente mejorados), debe dejar de ser el refugio de la clientela de alguna agrupación política, ni debe tampoco disfrazar desocupación.    

Finalmente el plan nos exige canalizar los recursos disponibles hacia las inversiones de base, exige fomentar y recrear el mercado interno con una creciente capacidad adquisitiva, exige integrar geográficamente, políticamente y socialmente todo el territorio de la provincia.