EMPRESAS PORTADA

“Hay que tener un esquema claro de contratación y eventual desvinculación”

Diego Leal, presidente del Departamento Pymi de UIA, estuvo en Paraná y argumentó por qué es necesario cambiar el marco jurídico para crear más empleo. No lo llamó reforma laboral, pero aseguró que debe haber “certezas” en las reglas de juego. Nahuel Amore

La reforma laboral es un tema recurrente en el mundo capitalista. En nuestro país, despertó históricamente una fuerte puja de intereses, a la luz de modificaciones en las leyes que terminaron en una mayor flexibilización y precarización de los trabajadores, sobre todo en los noventa. En este contexto eleccionario, y tras una serie de 10 años con el empleo registrado prácticamente estancado, la iniciativa resurge con distintos matices y en otros términos.

Visto desde el lado de las pequeñas y medianas industrias, Diego Leal, presidente del Departamento Pymi de la Unión Industrial Argentina (UIA), defendió la idea de que se genere “un esquema claro de contratación y eventual desvinculación”. Según aclaró, el objetivo es que haya herramientas para estimular el empleo en blanco y que haya reglas de juego que no dejen margen para que el trabajador despedido exija una suma de dinero que ponga en jaque la vida de la pyme.

Durante su visita a Paraná, convocado por la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), el empresario habló con DOS FLORINES sobre la problemática que es común a la mayoría de los empresarios y emprendedores, quienes advierten por los riesgos de contratar más personal, sobre todo para quienes no tienen la misma espalda que una compañía grande. Es vox pópuli entre los hombres y mujeres de negocios de que hay limitaciones, para lo cual Leal propone un cambio en el marco jurídico que vaya acompañado de una serie de políticas industriales que brinden estabilidad y previsibilidad.

—Un tema recurrente de muchos empresarios es que quisieran contratar más personal, pero no se animan. ¿Cuáles cree que son las dificultades propias que afrontan hoy las pymis?

—No es que las pymis tienen dificultades en todos los casos, pero en general a la industria pequeña y mediana le cuesta más contratar que a una grande, porque ésta tiene todo un prestigio social, que está muy bien que así sea, pero a la pymi le cuesta competir contra eso. La gran dificultad que tienen las pymis es el acceso a servicios profesionales muy calificados. Muchas veces no pueden tener una estructura de gerentes, de contadores y ni hablar de abogados internos. Estos grises que tiene la parte jurídica en Argentina y, en particular, la parte laboral, termina perjudicando mucho más a las pymes. Una pyme de cuatro o cinco empleados que quizá tiene que afrontar un juicio laboral, puede terminar con su destrucción. Eso, a una empresa con más espalda, no le va a pasar porque es más grande, tiene más giro y posibilidades económicas.

—¿Quiere decir que las reglas de juego terminan limitando a las pymis a generar más empleo?

—En Argentina tenemos que promover el espíritu empresarial, que los jóvenes formados tengan la voluntad de emprender, que quieran ser empresarios. Es un cambio muy de fondo que tenemos que ir logrando, al igual que las pymes quieran crecer, exportar, abrir nuevos mercados, contratar nuevo personal, que no se queden con una cosa más chica. Ese espíritu es del sector privado. Lo que tiene que hacer el Estado es crear un marco jurídico en el cual haya estabilidad económica y seguridad jurídica.

—Por lo que expresa, las pymis tienen el doble desafío de encontrar recursos calificados y, a la vez, enfrentarse ante un marco jurídico adverso. ¿Eso frena su crecimiento?

—En Argentina hay 600.000 empresas pymes, de las cuales 90.000 son industrias. Las decisiones son personales, pero obviamente si el empresario encuentra mucho riesgo económico, no ve un marco claro de crecimiento y, por el otro lado, la parte laboral no le da certezas a la hora de incrementar un turno de producción o tomar más personal, algunos lo harán igual y otros serán más reticentes. Nosotros lo que pedimos a las autoridades es que haya marcos claros, porque habrá más gente que no tenga dudas. El riesgo del negocio es inherente al empresario, lo tenemos claro. El tema es crear un marco para que haya más inversiones pyme.

—¿Qué políticas consideran necesarias para fomentar las inversiones en este escenario?

—Hay muchas herramientas técnicas que proponemos desde la Unión Industrial Argentina, desde una nueva política de reinversión de utilidades, la amortización acelerada, la deducción del costo financiero por capital propio. Son muchas herramientas que en el fondo deben constituir una política industrial, que esté orientada al mayor desarrollo y la valorización de nuestras exportaciones. La Argentina necesita exportar más y, para hacerlo, no solamente debe exportar recursos primarios, que está bien, sino que tenés que exportar más productos con valor agregado, industrializados, que generan a su vez mano de obra más capacitada y, por ende, mejor paga. La industria es el sector de la economía que mejor paga. La industria tiene que fomentar eso.

Reforma laboral

—¿Plantean los industriales una reforma laboral en esos términos? ¿Lo consideran una propuesta para este año de elecciones?

—La entidad elaboró un Libro Blanco, que se lo presentó a todos los gobernadores y a las autoridades nacionales, no a los candidatos porque todavía no están definidos. Ahí no se plantea una reforma laboral, porque da a entender bajar los costos de empleo. Lo que nosotros planteamos es que haya certezas en la relación laboral. Si un empresario lamentablemente no le va bien o un trabajador no tiene el desempeño esperado y tiene que terminar un vínculo, que sea bien claro lo que se debe pagar, que no existan distorsiones a nivel legal o normativo que hagan que se pueda pedir cualquier cosa y termine con una empresa pyme en su destrucción o, lo que es peor aún, el desaliento empresario. Lo peor que puede pasar es que el empresario diga que no quiere abrir otro local, que no quiere tomar otro turno, porque no quiere tomar más gente. Eso es muy negativo.

—Las propuestas de reformas laborales suelen surgir en momentos de caída de la actividad, mientras que cuando la economía va bien se sigue contratando personal independientemente de las reglas. ¿Creen que este es el momento de reflotar el tema porque anticipan un enfriamiento o recesión?

—Tenemos que pensar para adelante. En los momentos de enfriamiento de la economía por desequilibrios macro, no lo va a resolver una reforma laboral. Pensar que es una oportunidad para esas cosas, es un error. Estamos a favor del trabajo registrado, del trabajo en blanco, del trabajo socialmente protegido. Eso está fuera de discusión. Ahora bien, el problema es que hacemos análisis de la coyuntura. Si miramos la serie, Argentina crea poco empleo. Tenemos un problema de creación de empleo y de creación de empresas, hace muchos años. Argentina tiene mucho más potencial para crecer. Una de las herramientas es tener un esquema claro de contratación y eventual desvinculación, sobre todo para las empresas más chicas. Eso va a regir para las épocas de más o menos crecimiento.

—¿Podría explayarse sobre este marco de contratación y desvinculación?

—Para las épocas de más crecimiento, va a incentivar a la contratación de más personal porque le va a permitir a la pyme tener más producción, mejor servicio o más disponibilidad de stock. Lógicamente que cuando crece la economía, crece el empleo. Pero si tuviéramos un marco claro de contratación y eventual desvinculación, como lo fue en su momento la Ley de ART para evitar abusos, seguramente hubiéramos contratado mucho más empleo porque hay gente que tiene esa resistencia. Hay que tratar de que el empresario, cuando tiene las condiciones de crecimiento, cree en su producto, en su servicio y le está yendo bien, contrate cada vez más gente. El país necesita generar empleo privado y ese es un problema estructural. Hay que salir de la coyuntura política de los gobiernos. Tenemos que poner sobre la mesa los problemas estructurales, con metas claras para alcanzar.

—¿Qué otros planteos defienden los industriales y ponen sobre la mesa este año?

—Lo que planteamos son ajustes técnicos puntuales para que sea muy claro el régimen laboral y los costos de ingreso y salida. Después, en la política industrial, tenemos que tener un esquema para lograr la máxima competitividad pyme. Eso se logra a través de una política fiscal que sea clara, de beneficios e incentivos a la inversión, de políticas de créditos apalancados por el sector público, de una política para aprovechar los recursos humanos que Argentina tiene en el exterior para promover las exportaciones, una política para la defensa del mercado interno. El mercado interno no tiene que ser un lugar donde se desagoten saldos de países que tienen costos laborales hasta diez veces más chicos que los nuestros. Eso no lo ayuda, sino que destruye trabajo. La política industrial es un conjunto de medidas.