EMPRESAS PORTADA

“No me gusta que me digan empresario, me siento un emprendedor”

Alejandro Bisi habló sobre el crecimiento de GiveMove en términos productivos y personales. ¿Cómo hizo desde Oro Verde para emprender, crecer y pensar en duplicar la producción y exportar? Nahuel Amore

La innovación y el desarrollo son dos conceptos que van de la mano y que se pueden hacer realidad si hay un grupo de personas dispuestas a poner su tiempo, capacidad y recursos. Es el caso de GiveMove, una empresa entrerriana que empezó en 2018 como un sueño universitario forjado en Oro Verde y que hoy ya logró dar el salto para expandirse hacia México y Estados Unidos, bajo la premisa de “seguir generando sonrisas”.

Alejandro Bisi es el alma máter de la firma que elabora soluciones médicas, quien a pesar del vertiginoso camino ascendente prefiere seguir llamándose emprendedor. Es bioingeniero, formado en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y no le gusta que le digan empresario, sobre todo por la mirada con desdén que –él mismo cuestiona– la sociedad le espeta a quienes invierten, generan valor y crean empleo. Vaya paradoja en el país.

A pesar de que nació en Pergamino, decidió quedarse en la tierra que lo formó y que le sigue brindando las herramientas para desarrollar su producto estrella, un bipedestador motorizado, único en el país y la región. Junto a su equipo de trabajo han logrado un importante reconocimiento que hoy les permite trascender las fronteras de Entre Ríos y también de la Argentina, incluso por encima de toda barrera que el contexto le imprime a su hoja de ruta.

Exportaciones

En un mano a mano con DOS FLORINES, Bisi relató cómo afronta el presente y cuáles son los proyectos a futuro que los impulsa a expandirse. Según contó, actualmente GiveMove produce 10 equipos por mes que llegan fundamentalmente a familias de distintas provincias. De todas maneras, recientemente lograron un acuerdo con un importador en México y Estados Unidos que les abrirá las puertas a mercados gigantes.

La empresa radicada en Oro Verde, que cuenta con cinco profesionales altamente calificados, ya concretó la exportación de los primeros tres bipedestadores; apenas el puntapié para dar el salto hacia una decena por mes. De esta manera, el emprendedor anticipó a este cronista que el próximo paso es duplicar la producción hasta llegar a los 20 equipos, de manera tal de abastecer a la demanda creciente, con un 50% en Argentina y otro 50% fuera del país.

Sin dudas, la mirada se va perdiendo en el horizonte a medida que siguen caminando. Consultado por cómo encararán este nuevo trayecto, expresó: “Primero queremos levantar inversiones en Estados Unidos que nos permitan dar un paso más grande en escalar en producción y abastecer este mercado gigante. Hoy en día, hacer 20 equipos por mes no es nada allá, pero para nosotros es muchísimo. Lo cierto es que podríamos triplicar hoy la cantidad de personal que tenemos”.

Modelo de producción

A través de la aplicación de tecnología, GiveMove ofrece soluciones innovadoras para niños y adolescentes con discapacidades motrices. Recientemente patentó su bipedestador llamado Bipmov, cuyo diseño y desarrollo se realiza en la planta ubicada en Los Canarios 213 de la localidad de Oro Verde.

Al respecto, Bisi puso en valor que “el personal es fundamental” en el trabajo que realizan. “La maquinaria no lo es tanto porque utilizamos un modelo de tercerización. Nunca hicimos una inversión costosa de equipar toda una empresa dedicada a fabricar. Usamos equipamiento ocioso de empresas metalúrgicas. Eso nos da la escalabilidad más rápida”, explicó.

Ante la pregunta de cómo afrontarán el aumento de producción proyectado, dijo que seguirán con ese modelo, lo cual potencia aún más a otras industrias asociadas. “La empresa que nos corta chapa láser le cuesta solamente programar la máquina. Pero para nosotros, si comprábamos una máquina, no hubiéramos podido escalar rápido. En cambio una metalúrgica gigante sí nos lo permite”, argumentó.

Si bien la producción se terceriza, GiveMove también consigue los insumos necesarios, es decir, maneja la estructura de costos y la calidad de lo que se produce. “Nos encargamos del desarrollo de proveedores de todos los insumos, sea goma espuma, tela o lo que sea necesario. No buscamos alguien que resuelva todas las cosas. Es parte del trabajo nuestro”, sostuvo.

El corazón de los insumos son los motores que, en este caso, son importados, con todo lo que ello conlleva ante las regulaciones del Banco Central. “Es parte de la incertidumbre del país. Por ahora tenemos. Pero nunca sabemos qué puede pasar. Hoy usamos motores que no se fabrican en la Argentina. No es que seamos quisquillosos, sino que esos motores tienen una eficiencia energética muy alta comparada con los motores convencionales que se consiguen en el mercado nacional”, señaló.

Ser emprendedor

La historia de Alejandro Bisi podría ser similar a la de muchas otras personas que elaboraron un proyecto y buscaron todas las alternativas posibles para ponerlo en marcha. De todas maneras, en su caso también logró sostenerlo en el tiempo lo necesario para morir en el intento, además de mejorarlo y expandirlo.

Los primeros recursos que le dieron impulso los obtuvo de haberle vendido la notebook a su abuela, hecho que le valió dar un paso clave, a pesar de algunas críticas solapadas que recibió. Lo cierto es que no dejó de seguir empujando y hoy consolidó su producto y su marca, de la mano de un equipo de profesionales que lo acompañan, Facundo Cuestas, Nina Centurión y Daiana Romero, entre otros.

—¿Qué evaluación hacés de tu desarrollo emprendedor tan vertiginoso en poco tiempo?

—Una de las cosas más importantes para quienes quieren emprender es mostrar ejemplos. Todo el mundo sueña con tener algún día algo propio y llevar adelante su idea. Y muchas veces por diferentes decisiones, por el contexto socioeconómico en el que se vive y otros miles de factores, termina resignando esos sueños. Mostrar que una persona se la jugó, pudo salir adelante y crecer en este país tan complejo, donde muchas veces uno dice que es imposible, es necesario. Yo soy del interior, empecé esto sin nada, con muy poquitos recursos y llevé la empresa con un equipo de profesionales al punto donde está hoy, con reconocimiento internacional. En ese sentido trato de mostrarlo, no por una cuestión de ego porque trato de ponerme en la posición más humilde posible, sino para demostrar que si lo pude hacer, ¿por qué otro no podría hacerlo?

¿Cuánto considerás que te dio la formación universitaria y cuánto tuviste que hacer tu propio camino emprendedor?

—Cuánto no sabría decir. Primero hay que decir que hacemos equipos médicos, con todo lo que eso conlleva: saber de normativas, de regulaciones, de la gestión de riesgos, del dispositivo. Son muchas aristas que tienen que ver con una empresa que fabrica y comercializa productos médicos y a eso me lo dio la formación en la Facultad. Después, poder salir a hablar en público y contar el proyecto, lo fui aprendiendo. Antes estaba nervioso y me temblaba la voz. A eso lo fui aprendiendo como emprendedor. En nuestro caso, la Facultad nos enseñó a ser emprendedor, aunque es una materia que no se da en ningún lado. Si bien en los últimos años en mi carrera se empezó a formar una cátedra de emprendedurismo en el que se enseñaban distintas herramientas, recién estaba comenzando cuando era estudiante.

Se dice que en el sector siempre es necesario tener un referente. ¿Quién lo fue en tu caso?

—En ese momento vi a una persona que quiero y admiro mucho que es Santiago Romero Ayala, que es otro emprendedor de Paraná. Siempre decía que quería ser como él. Yo era un estudiante que recién empezaba, lo veía a él a punto de graduarse y era mi ejemplo dentro de la Facultad. Eso fue lo más importante, de encontrar un caso que yo quería imitar cercano. Lo comparo con un nene que quiere jugar al fútbol y quiere ser Messi cuando sea grande; pero Messi hay uno solo y es muy complicado llegar a ser igual o mejor que él. A mí lo que más me parece es poder encontrar un ejemplo cercano y seguir sus pasos, tratar de imitarlo. Eso fue lo que vi en Santiago y me inspiró mucho.

¿Qué hubiera pasado si no lo conocías?

—Si no lo hubiera conocido a Santiago, quizá no se me ocurría por la cabeza emprender porque me parecía imposible. Y él era alguien cercano, que conocí en Oro Verde y hacía cosas.

Empresario vs. Emprendedor

—¿Te considerás un empresario al frente de una empresa?

—No. Creo que por más de que la empresa siga creciendo y tenga muchísimos empleados, que ojalá así sea, siempre cada emprendedor se pone en el rol de emprendedor de una startup. El tema es que socialmente está mal visto el empresario. Hay un mal preconcepto, porque qué mejor que tener muchos empresarios que den trabajo, que traen inversiones y hacen que se mueva la economía. No podemos vivir aumentando el gasto público. No podemos salir de la Facultad y solamente pensar en trabajar para el Estado. Hay un común denominador que siempre lo charlamos, con que no nos gusta que nos digan ‘el empresario’, aunque tal vez sí lo seamos. Me siento más un emprendedor de una pyme. Incluso, se cree que a un empresario muy difícilmente lo puedas contactar. Y yo soy todo lo contrario.

Conceptualmente el emprendedor tiene un lado más humano, mientras que el empresario es visto desde la distancia con las personas.

—Tal cual. Yo sigo visitando familias y es lo que me encanta; por más de que la empresa siga creciendo. En otro caso quizá se cree que el empresario ya no lo hace. Hay que seguir en contacto con las familias que son las que nos nutren.

¿Cuáles son las principales barreras a vencer para los emprendedores locales? ¿Financiamiento, problemas impositivos, los mercados…?

—Son muchas las trabas. No quisiera politizar, pero vivimos en un país con reglas muy cambiantes que no son claras, para nada, y el emprendedor tiene que ir remándola, sorteando esos obstáculos que día a día se van presentando.

De todas maneras, también podríamos decir que uno cuando recién arranca se equivoca mucho y muchas veces la persona no acepta que se equivoca en el tiempo correcto, sino que lo acepta muy tarde. Si tengo una empresa con un potencial gigante y nadie quiere invertir, ahí es donde te tenés que dar cuenta de que el equivocado sos vos. Quizá porque estás enamorado de tu producto y no ves realmente el problema o quizá no era el momento o no era tu mercado. Hay muchos factores que inciden en el período del ‘valle de la muerte’, donde generalmente los emprendedores fracasan. Hay que darse cuenta temprano, tratar de equivocarse rápido y barato, para salir con una nueva propuesta, mejorada y que el mercado esté necesitando.

Inversiones

—¿Qué financiamiento han obtenido desde GiveMove hasta el momento?

—La Provincia de Entre Ríos me apoyó mucho, siendo que nací en Pergamino. Lo que tal vez toda mi familia hubiera querido era que me graduara y volviera a casa. Desde que empecé con este proyecto dije que quería seguirlo. Me apoyó el Gobierno de Entre Ríos y eso hizo que me instalara acá y me quedara. Desde la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la Subsecretaría de Desarrollo Emprendedor, el Ministerio de Desarrollo Social, desde la Vicegobernación, me sentí muy acompañado. Más allá de que a uno le gustaría que los subsidios sean más grandes, estuvieron y me ayudaron.

—¿Hubo apalancamiento privado para el bipedestador?

—Sí, he recibido. Ahora he recibido inversión en Paraná donde fue el primer proyecto co-invertido por el Estado. Este programa de acompañamiento a emprendedores está más desarrollado en Córdoba: si una empresa privada consigue una inversión privada, el Estado iguala esa inversión. En Entre Ríos nuestro caso marcó un precedente, es decir, fuimos el primer emprendimiento co-invertido. A eso lo invertimos en la planta que no teníamos. Toda esa plata fue destinada a tener el lugar de trabajo, cumplir con las certificaciones y montar el lugar.

A pesar de las complejidades del contexto, ¿cuál es la misión que los va impulsando a seguir invirtiendo y expandiendo la marca por el mundo?

—Mientras en más familias podamos impactar y más grande sea nuestro equipo de trabajo, a mí personalmente me deja más que satisfecho. Lo que nos mueve no es una cuestión económica, más allá de que necesitamos vivir de esto y somos una empresa privada que tiene un fin de lucro. Pero no es eso lo que nos mueve. Lo más lindo es ver a una familia súper contenta porque les cambiamos la vida a sus hijos con algo que diseñamos y fabricamos nosotros. Si esa cantidad de familias crece y nuestro equipo crece, me voy a dormir tranquilo.