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Llega el FMI para consolidar los “brotes verdes” que entusiasman al Gobierno

En el marco de la tregua cambiaria se debatirá con el organismo el plan fiscal y monetaria. El Gobierno calmó las expectativas.

El Gobierno encarará esta semana con el desafío de consolidar la pax cambiaria que tanto esfuerzo les costó. Los dólares financieros cayeron 20% en los últimos 15 días, aparecen indicadores económicos más favorables, y el ministro Martín Guzmán se pone la camiseta de la ortodoxia para bajar (un poco) el déficit fiscal en $150.000 millones para los últimos dos meses del año y cerrar con la nueva misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que llegará este martes, un rápido acuerdo que otorgue más certidumbre. Finalmente, aparecieron los primeros “brotes verdes” y el Gobierno no quiere dejar pasar la oportunidad para enderezar el rumbo.

A la baja de los dólares en los mercados paralelos (exacerbado por la venta de bonos contra pesos que realiza la Anses y el BCRA), se le sumó una buena nueva. El Central volvió a quedar comprador en el mercado de cambios después de mucho tiempo y recuperó u$s78 millones para las reservas. Claro que el megacepo se profundizó las restricciones al mercado de cambios no sólo para particulares sino para importadores y pago de deudas.

Dos semanas de tregua.

“Con un cambio en el clima internacional y dos semanas de calma financiera, el Gobierno debería aprovechar el momentum para ordenar un poco el barco. Un acuerdo con el FMI y más señales de orden fiscal son bienvenidas. No podrá dejarse estar. El BCRA seguirá presionado porque el dólar oficial sigue atrasado (aunque el BCRA piensa que esté en equilibrio), el Central no tiene reservas, el desempleo y la pobreza siguen altos y las demandas sociales y fiscales no cesarán”, dice Fernando Marull, director de la consultora FM&A.

Guzmán buscó -en la última semana- dar señales para llevar más calma al mundo empresario e inversor que tanto le desconfía:

-Bajar el gasto, para terminar en 2020 con un déficit primario más cercano de 7%, que de 8% del PIB, que presentó en el Presupuesto 2021.

-No usar financiamiento monetario del BCRA vía adelantos transitorios en noviembre y diciembre, pero si usaría financiamiento monetario vía utilidades para cubrir el fuerte déficit fiscal de diciembre. Es decir, los $400 mil millones de utilidades que aún tiene disponible el Tesoro (de $1,6 billones, ya usó $1,2 billones).

-Canje de deuda para tenedores de bonos en pesos offshore (Pimco y Templeton, otros), por bonos en dólares. Esta semana el Tesoro subastará (vía precio) casi u$s750 millones en Bonares 2030 y 2035. “Dado que los bonos cotizan al 35% de paridad, implica que el Gobierno ‘les ofrece una salida’ por un monto menor a los u$s300 millones. Un monto menor dada la tenencia de los fondos, pero es ‘de una vez´. Y a un dólar CCL de salida que a los precios de hoy, es más cercano de $145 que de $150”, explica Marull.

El giro de Guzmán también contempla un mayor endeudamiento. En pesos y atado a la variación del dólar oficial, que sigue en pugna con el mercado ante las presiones a que haya una devaluación. Desde Analytica, la consultora de Ricardo Delgado y Rodrigo Alvarez, proyectan que vía mercado el Gobierno tiene posibilidades de tomar cerca de $835.000 millones hasta fin de año, en línea con el resultado de octubre ($420.000 millones).

Más deuda y muchas dudas

Eso implica que va a duplicar el endeudamiento durante el último trimestre respecto del anterior. En septiembre el Tesoro apenas colocó deuda para cubrir sus vencimientos, $250.000 millones, mientras que en octubre consiguió emitir el equivalente a 250% de los vencimientos que afrontaba.

“Es evidente que el Tesoro dio un salto discreto en el nivel de endeudamiento y por la nueva composición, se obliga a reducir el gasto primario para evitar un escenario de stress financiero que desequilibre la consistencia macroeconómica. En concreto, la emisión de nueva deuda supone un porcentaje no licuable que pasó del 20% al 80%. Por lo tanto, si el BCRA devalúa aumenta en forma proporcional los pasivos del Tesoro, ya que las principales emisiones de octubre y probablemente las que vengan ajustan por tipo de cambio (dollar-linked) o inflación (CER). Eso fuerza una consolidación fiscal más agresiva porque, incluso si se acelerara la depreciación del peso en línea con la inflación, las amortizaciones no reducirían su peso para el fisco”, explica Analytica.

¿Hay un incipiente giro hacia la ortodoxia? Los analistas de Consultatio Asset Management, José Echagüe y Francisco Mattig, identificaron siete realidades que les lleva a dudar de la profundidad y alcance de este supuesto cambio en la estrategia económica, lo que sumergiría al Gobierno en una “trampa de credibilidad”: (i) el riesgo de reeditar la decepción fiscal del primer bimestre del año; (ii) incógnitas respecto del apoyo político a este giro; (iii) “trampas” en los anuncios oficiales; (iv) la falta de signos de una renovada responsabilidad fiscal; (v) una reticencia a utilizar plenamente la política monetaria; (vi) rechazo del Tesoro a convalidar tasas más altas; y (vii) la insistencia con algunas medidas heterodoxas.

“El acuerdo con el FMI es el puente que podría transformar esta trampa de credibilidad en un punto de inflexión o verdadero cambio de rumbo que encauce la economía hacia un sendero más sostenible. Pero resulta imperioso que el diálogo con el FMI pase la fase actual de mero intercambio de información a una más de negociación de cara a los parámetros del plan económico”, advierte Consultatio.

Fuente: Leandro Gabin / Iprofesional

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