“Volvimos todo para atrás”, dijo Claudio Francou, presidente de la Federación de Cooperativas Arroceras. Hay “incertidumbre y desazón” entre los productores. Danilo Lima
La economía argentina continúa a los tumbos, con rumbo incierto y anuncios gubernamentales que, pareciera, no logran calmar a los mercados. La fortísima devaluación y las siderales tasas de interés no hacen otra cosa que generar más inflación y más recesión. El panorama, en consecuencia, es cada vez más complicado.
Ante este escenario, la administración del presidente Mauricio Macri decidió adoptar una medida “kirchnerista”: la reinstauración de las retenciones, con el objetivo de incrementar la recaudación para equilibrar las cuentas públicas.
La decisión del Presidente echó por tierra toda su prédica en contra de ese gravamen, al que hace algunas semanas definió como “un impuesto poco inteligentes” y el lunes de “impuesto malísimo”, pero está claro que lo hizo por las necesidades de caja.
La medida, como era de esperar, no cayó para nada bien entre los productores agropecuarios en general y menos aún en las economías regionales que enfrentan no pocos problemas de competitividad que no se solucionan sólo con una devaluación.
En el sector arrocero, una economía regional clave para Entre Ríos, por ejemplo, calificaron como “un cachetazo” la vuelta de las retenciones.
Claudio Francou, el presidente de la Federación de Cooperativas Arroceras (Fecoar), le dijo a DOS FLORINES que la decisión de la Casa Rosada “es un cachetazo importante” y más, remarcó, si se tiene en cuenta que “hace 15 días tuvimos una reunión de la Mesa Arrocera y ninguna de estas cosas iban a suceder, ni las retenciones ni la reducción de los reintegros” a las exportaciones.
Francou admitió que la situación económica que atraviesa el país se complicó en las últimas semanas. “Las cosas han cambiado drásticamente, es cierto, lo entendemos, pero con esto volvimos todo para atrás”, criticó, justo “cuando estábamos trabajando con el Gobierno para resolver algunas cuestiones relacionadas con la actividad”.
El dirigente arrocero, sabedor de que buena parte de la sociedad considera que la devaluación del peso favorece a la producción primaria, sostuvo que “la opinión pública puede creer que la suba del dólar soluciona los problemas del campo y corrige todo, pero en realidad no es así porque las tarifas eléctricas y los combustibles están aumentado e impactan en los costos de producción”.
Esta situación, enfatizó, provoca, por un lado, gran incertidumbre, y, por el otro, decepción entre los productores que están con el ánimo caído. “La verdad es que hoy no sabemos dónde estamos parados, vamos a tratar de calmarnos y esperar unos días para qué pasa con la economía porque hoy está todo bien difícil”, concluyó Francou.
Mientras, el titular de la Cámara de Industriales Arroceros (Ciaer), también se mostró molesto y hasta desconcertado por la vuelta de las retenciones dado que, señaló, “hace un mes veníamos discutiendo cómo mejorar la competitividad del arroz argentino” y ahora no sólo reducen los reintegros a las exportaciones sino que además reinstalan las retenciones. “Es como transportarnos en el tiempo, volver atrás”, graficó.
La realidad del sector, enfatizó Gadea, “es que seguimos mal porque la devaluación no significa que los arroceros pasamos a estar rebien, como algunos pueden pensar, sino que se trata de una rentabilidad aparente dado que la producción de nuestro cereal tiene costos en dólares”, explicó. Las retenciones, en este contexto, “generan más disparidad porque “el dólar de compra (de insumos) es del 100% y el de venta (del arroz) es del 90%”.
En la cadena arrocera, tras la medida de Macri, están haciendo números y, según pronosticó Gadea, “esos números nos van a dar una importante disminución de la competitividad porque estos cuatro pesos por dólar, que muchos quieren minimizar, para el sector arrocero es mucha plata. Antes, con el 5% de retenciones, estábamos a las puteadas y ahora ese porcentaje es del 10%, imaginate cómo estamos”, cerró Gadea.
