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Los millones que movilizará la Fiesta de Disfraces post-Covid

El movimiento económico estimado para la ciudad superará ampliamente los 200 millones de pesos. Los organizadores deben enfrentar una “inversión millonaria” para esta edición, tras dos años de parate. Nahuel Amore

La edición 2022 de la Fiesta de Disfraces de Paraná promete ser histórica. La particularidad estará dada no sólo en términos económicos por el movimiento comercial y turístico que generará una vez más para la ciudad y por las millonarias inversiones que se requieren para montar actualmente un evento de semejante magnitud. Al mismo tiempo, tomará otro color ante una mayor afluencia de personas prevista en esta oportunidad respecto de años anteriores y por los ánimos multiplicados tras dos años de Covid-19.

Las condiciones climáticas también darán otro marco, en contraste con el tradicional frío de agosto al que debían enfrentarse monjas, superhéroes, mimos, minions y payasos. Este año se realizará el sábado 12 de marzo, a pocos días de que finalice la temporada de verano. Así pues, de no mediar ninguna contingencia meteorológica, habrán pasado 846 días –y una pandemia de por medio– desde que se realizó la última edición en 2019.

Con el avance de la vacunación y el debilitamiento de la letalidad del virus, la situación sanitaria es otra y ello habilita a que los eventos de este tipo vuelvan a cobrar protagonismo. Atrás quedaron las horas, días, semanas y meses de encierro; también parecieran haber quedado en la memoria las severas restricciones y su estigmatización que enfrentaron estas actividades sociales y los negocios que de allí se desprenden.

Esta misma lectura hace la organización, que apuesta ahora por el Yin y el Yang como temática. “La Fiesta de Disfraces 2022 empieza a sentirse y trae consigo la propuesta de observar el tiempo que nos tocó vivir desde una perspectiva atravesada por la dualidad, buscando lo bueno que hay en lo malo y siendo conscientes de que en lo malo siempre hay algo bueno. Hay luz en la oscuridad; hay un punto oscuro en la claridad”, reflexionaron.

Sobre la base de estas condiciones intangibles y en un contexto signado por el rebote de muchos sectores que tocaron fondo en 2020, el regreso del megaevento se perfila para ser un bálsamo para propios y extraños a la fiesta, incluido el Estado. Claro está que el bolsillo siempre será el límite a todo, pero lo cierto es que, en ocasiones, los hombres y mujeres, jóvenes y adultos, suelen dar rienda suelta a sus emociones por encima de la racionalidad de sus finanzas.

Movimiento

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De acuerdo a las declaraciones públicas de Ioy Uranga, uno de los organizadores, a una semana del megaevento ya se superaron las 50.000 entradas vendidas. Con tickets aún disponibles –a un precio mínimo de 6.000 pesos, es decir, el doble del valor de preventa–, se prevé que continúen sumándose asistentes, conforme el apuro que suele darse en la cuenta regresiva. Asimismo, hasta es una oportunidad para quienes se hacen de unos pesos mediante la reventa.

Sin dudas, la Fiesta de Disfraces trasciende el evento en sí mismo y este año será especial tras el duro golpe de la pandemia al sector. Para la capital entrerriana es un acontecimiento que alimenta diversos rubros comerciales, desde hoteles y locales gastronómicos, hasta cotillones, drugstores, vendedores ambulantes y cuidacoches. De hecho, la historia indica que el derrame alcanza a las localidades más próximas a Paraná, incluida Santa Fe que también aloja a turistas.

Según el Departamento de Estadísticas de la Secretaría de Turismo de la Municipalidad de Paraná, el fin de semana largo de la última edición llegaron a la ciudad unas 36.802 personas, clasificadas en tres categorías: alojados en hoteles, alojados extrahoteleros y visitantes del día o excursionistas. Entonces, el movimiento económico generado por el arribo de turistas durante el fin de semana largo se estimó en 100.449.420 pesos, lo que representó un salto del 42,4% respecto de la edición 2018 que había movilizado 70.520.530 pesos.

A partir de estos datos relevados por DOS FLORINES, y teniendo en cuenta la inflación acumulada durante poco más de dos años en la Argentina –36,1% en 2020 y 50,9% en 2021, según Indec–, es lógico pensar que los 100 millones se multiplicarán por dos y superarán ampliamente los 205 millones de pesos de movimiento económico y turístico. Incluso, esta cifra podría quedar corta si en términos reales arriba un mayor flujo de visitantes, a sabiendas de que más del 50% de los asistentes a la fiesta llegan mayormente desde diversas localidades entrerrianas y otras provincias.

Inversión millonaria

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La Fiesta de Disfraces pertenece a LBP Sociedad Anónima. Y como la mayoría de los empresarios, suelen ser esquivos a la hora de hablar de números. Quizá espantados por la connotación negativa que la sociedad argentina le da a quienes invierten, generan trabajo y ganan dinero, prefieren guardar bajo siete llaves los montos que deben afrontar para desplegar un megaevento de este tipo.

“Inversión millonaria”, se limitó a describir uno de los integrantes del grupo ante la consulta de este cronista. De todas maneras, destacó que los números se multiplicaron considerablemente respecto de hace dos años, tanto por los elevados costos de montaje de los escenarios, sonido y puesta técnica, como por el nivel de artistas musicales que cada año se proponen como desafío renovar.

Duki, Bizarrap, Fer Palacio, La Konga, Hernán y La Champions Liga y el DJ británico Steve Lawler son los principales artistas que llegarán hasta el predio ubicado en el Acceso Norte de Paraná, cuyo alquiler se realiza al empresario Jorge Basa, dueño de las 33 hectáreas comprendidas entre la estación YPF y calle Pedro Londero que conduce hacia el Mariápolis.

Como cada edición, la puesta en marcha del evento requiere de la coordinación y contratación de diversas empresas locales y de otras partes del país debido a la magnitud de las estructuras. De hecho, la principal empresa proveedora del servicio es de Rosario. Y ante la realidad económica argentina, cada detalle “vale millones”, más aún cuando hay elementos importados.

“Es un evento que requiere una inversión enorme, millonaria, desde lo estructural hasta la puesta en escena. Lo que salen hoy los artistas de renombre nacional e internacional, significan una apuesta muy fuerte”, sintetizó uno de los jóvenes empresarios, quien valora la sinergia público-privada que lo hace posible; de hecho, este año incluso se sumó el descuento del 50% de la entrada con el programa PreViaje del Gobierno nacional.

No hay dudas de que la Fiesta de Disfraces es una marca registrada y tendrá garantizada su continuidad por varios años más, de no ocurrir otro imponderable. Tras dos años y tres meses de parate, la edición 22° promete hacerla resurgir como el ave fénix. La postal del día después dirá si esta impronta festiva, que se sigue arrastrando como pulsión hacia la vida post-Covid, llega para potenciarse o si todo volverá a su normal equilibrio con el paso del tiempo.