AL DÍA

Tres años de Cambiemos y la inflación

La Fundación Germán Abdala hizo su balance de los tres años de Macri: “dos ministros y dos pizzas, pasaron cosas y cambiar para que nada cambie”.

2016: dos ministros y dos pizzas

Tres años atrás, Cambiemos asumió la gestión pública prometiendo una abrupta reducción de la inflación. El Poder Ejecutivo calculó para 2016 una suba de precios de 25% y el Banco Central de la República Argentina estableció un objetivo inflacionario decreciente hasta alcanzar un dígito en 2019.

A tan solo un año de finalizar su mandato, no hay lugar a dudas del estrepitoso fracaso de la política antiinflacionaria de Cambiemos. La inflación no solo no disminuyó, sino que se ubicó por encima de la registrada durante el gobierno anterior.

Las causas del descalabro inflacionario son variadas, aunque todas se explican por daños “autoinfligidos”.

A comienzos de 2016, el Ministro de Hacienda Prat Gay auguraba que no habría traspaso a los precios por la devaluación del tipo de cambio, ya que ellos ya se habían ajustado al tipo de cambio paralelo o blue. “La devaluación está mucho más asumida que si hubiera un solo tipo de cambio atrasado. No se compara con ninguna otra experiencia del pasado” confiaba el entonces Ministro, quién autorizó en paralelo una eliminación de las retenciones a la exportación y una suba de tarifas de servicios públicos de entre 300% y 500% según el tipo de servicio.

Estas medidas de política, claramente desfavorables para el bolsillo de los trabajadores, jubilados y sectores más vulnerables, fue defendida con absurdos argumentos tales como “la suba de la factura de luz equivale a dos pizzas” o “los aumentos de precios no los promueve el gobierno, sino que son decisiones que adopta el sector privado a la luz de la política de la gestión anterior”.

El resultado de estas políticas fue una inflación que se acercó al 40% anual, una fuerte recesión, la caída del poder adquisitivo de los salarios y, finalmente, la salida del ministro Prat Gay hacia diciembre de 2016.

El nuevo Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al igual que su predecesor, se mostró confiado en que la inflación tomaría un rumbo descendente y que se cumplirían las metas de inflación. Los precios en 2017 subieron, efectivamente, por debajo del año anterior, aunque la inflación permaneció por encima del promedio del segundo mandato de Cristina Fernández (26,6% anual promedio según nuestro IRP).

2017: “pasaron cosas”

La “calma” inflacionaria fue, sin embargo, efímera y a lo largo del año la gestión de Cambiemos llevó a cabo numerosas políticas quenservirían como caldo de cultivo para la corrida cambiaria 2018.

Apenas asumido en el cargo, el Ministro Dujovne continuó liberando el mercado de cambios y desmantelando los controles de capitales. En efecto, en enero de 2017 se eliminó el plazo mínimo obligatorio para que los capitales extranjeros permanezcan en el país, el cual permanecía vigente desde 2005 y ya había sido reducido a 120 días en 2016.

En simultáneo, y bajo una supuesta estrategia de “gradualidad” fiscal, el Estado Nacional realizó masivas colocaciones de deuda. Según nuestro Observatorio de la Deuda, las emisiones ascendieron a un total de USD 86.225 millones durante 2017, un 31% por encima de las registradas el año previo. Tal como mencionamos acá, ambas condiciones dejaban al país en una situación de extrema fragilidad frente a shocks externos, y por ende, en el nivel de precios.

Por su parte, de manera sorpresiva, el Ministerio de Energía liberó a comienzos de octubre el mercado interno de combustibles, dando de baja el acuerdo firmado por el propio Ministro unos días antes y atando el valor de la nafta al mercado internacional.

En paralelo, se procedió a debilitar el esquema regulatorio de precios minoristas desarrollado en la gestión previa, lo que se manifestó en el despido de numerosos empleados de la Secretaría de Comercio y el desmembramiento del programa Precios Cuidados, el cual no renovaría la lista de productos hasta comienzos de 2019.

La resistencia a la baja de la inflación a fines de 2017, llevó al Gobierno Nacional a modificar las metas inflacionarias para 2018 y a postergar la suba de un dígito para 2020. Irónicamente, y a pesar de las declaraciones del ministro Dujovne de que “el esfuerzo por bajar la inflación no está dando los resultados esperados”, se continuó fogoneando la inflación por medio de subas de bienes regulados. El 2018 comenzó así con anuncios de suba de transporte público de pasajeros de un 66%, a lo que luego se le sumarían las alzas en tarifas de luz y gas y cinco subas consecutivas en prepagas.

Efectivamente, “pasaron cosas”: se liberó el mercado cambiario, se eliminaron los derechos de exportación de bienes alimenticios, se endeudó al país en moneda extranjera a un nivel sin precedentes, se desactivaron los mecanismos de regulación de precios internos, el Estado se retiró del mercado de combustibles y promovió subas exorbitantes de bienes y servicios regulados.

En tan solo dos años y de manera completamente descoordinada, “el mejor equipo en 50 años” creó las condiciones óptimas para un verdadero descalabro inflacionario en 2018.

2018 -2019: cambiar para que nada cambie

Ante las elevadas necesidades de financiamiento que enfrenta la Argentina, el flujo de capitales comenzó a revertirse en el primer trimestre de 2018. La autoridad monetaria se vio desbordada y recurrió infructuosamente a una abrupta suba de tasas de interés y venta masiva de reservas para evitar una devaluación del tipo de cambio. Tal como mencionamos acá, la devaluación del peso dio por tierra con el régimen de metas de inflación y el mandato de Sturzenegger en el BCRA, al mismo tiempo que Cambiemos solicitó asistencia al FMI.

El alza del dólar, mayor al 100%, impactó rápidamente en el nivel de precios, en especial en los productos alimenticios, medicamentos y con componentes importados. Esta abrupta suba de precios llevó al Ministro Dujovne a rever sistemáticamente sus estimaciones de inflación, las cuales pasaron desde un 15% anual en mayo (ratificación de meta), hasta un 27% en junio y a un 42% en septiembre.

Las dos pizzas de Prat Gay: un resumen de la inflación de Cambiemos

Finalmente, al mes de diciembre, la inflación alcanzó un 45,5% anual según nuestro IRP, la más alta desde la hiperinflación a comienzos de la década del 90’ y acumuló un 154% desde diciembre 2015. La cifra estuvo por encima del alza de las pizzas, que en promedio subieron un 99% de acuerdo a nuestros relevamientos, pero muy por debajo de las tarifas de luz, que registraron un crecimiento de cuatro cifras para el AMBA.

Durante los tres años de gestión, la dinámica de precios fue similar. La suba de servicios fue superior a la de los bienes debido a aumentos en tarifas de transporte y servicios públicos, entre otros. Esto contrasta con otros episodios devaluatorios, durante los cuales se decidió no autorizar incrementos de servicios regulados en pos de moderar el impacto inflacionario en los ingresos.

Al considerar el promedio anual, el alza de 2018 llega a 33,4% anual, por debajo de la observada en 2016, debido a que la inflación se disparó cerca de mitad de año. Así como este efecto redujo la inflación promedio en 2018, impactará de forma contraria en 2019, asegurando un piso elevado (35% anual) y un promedio que podría ubicarse en torno al 40% anual.

Si bien el derrumbe del consumo limita parcialmente la suba de precios, Cambiemos no cambiará de política y el alza de bienes y servicios regulados continuará a lo largo de 2019. Ya se anunciaron subas de transporte público para pasajeros en AMBA (+20% en el primer trimestre para colectivos), cerca de 50% para agua corriente y cloacas, 55% de electricidad, 35% de gas en red a lo largo del año y 5% para prepagas (para mes de febrero).

inflacion de macri 2

Deja un comentario