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Se encendió Al Fuego, la franquicia local de tienda de carnes y grill house que amenaza con invadir el país

El Grupo Familia Lequio realizó una presentación en modo Covid para lanzar un producto que espera multiplicarse por cien en los primeros años. Gustavo Sánchez Romero

Con la presencia de su padre -factótum en la tradición del trabajo y construcción de los negocios de la familia-, su hermano que llegó desde Rosario y su familia que ahora reside en Paraná, Leonardo Lequio presentó en sociedad su nueva unidad de negocio en la que tiene depositadas grandes expectativas: Al Fuego, en sus versiones de tienda de carnes y grill house.

Se trata de una cuidada unidad que funcionará como piloto para que disfruten los paranaenses y poder mostrar como sistema de franquiciado. El modelo de negocio fue creado por él mismo junto a una empresa que lo asesora y un importante grupo de trabajo que estuvo presente en el mediodía del sábado en el predio que la empresa adquirió en el Acceso Norte de Paraná, junto a la estación de servicios YPF y donde funcionó hasta el verano pasado el restaurante Nicassia Campo. 

Tras la primera inauguración del local en avenida Ramírez casi Maciá, la marca se expande en una zona revalorizada de la ciudad. Aprovechando el gran espacio al aire libre que posee y la contigüidad del comedor, la tienda retail y la grill house de Al Fuego se impone con excelencia en el diseño, la disposición de los productos, la atención de jóvenes ataviados con la marca y la disposición que un concepto de este tipo exige. 

Por lo pronto, los precios son un diferencial para un mercado inestable donde la carne vacuna y porcina se mueven desbocados. Del mismo modo, se lanza como una parrilla para degustar en un espacio cuidado del sabor de un buen asado.

Es que la Familia Lequio parece haber entendido con precisión euclidiana cuán favorable puede ser establecer negocios integrando la propia cadena, desde la tierra donde crece el pasto o se cultiva el maíz, los animales en corral o feed lot, el Frigorífico Alberdi y una participación mayoritaria en Frigorífico Carnes del interior y, ahora, el propio modelo de proximidad en la venta al público que le permite manejar casi todas las variables del proceso. Debió realizar una buena inversión en el desarrollo de la marca, el concepto para reproducirlo en todo el país y tecnología para el envasado al vacío que importó de Alemania. 

El resto es capacidad de interpretar la demanda y apostar fuerte, en tiempos de pandemia y cuando muchos se muestran aletargados. 

De este modo, aunque parezca extemporáneo, desde Paraná nace el concepto de “tienda de carnes” y “grill house” con un innovador modelo de negocios sobre el que firma no duda un tranco de pollo en su éxito.

Esquema. 

¿Cuál es costo de ingreso a la franquicia para el inversor?, preguntó Dos Florines. 

El empresario no tiene problemas de hablar de números y el proyecto. Cada inversor requerirá contar con 4 millones de pesos aproximadamente y contar con un local acorde con las exigencias estéticas y operativas que la franquicia exige. 

Cuando esto suceda, se desplegará entonces la estrategia de marketing de Al Fuego, que no sólo le brindará la marca, sino que lo completa con el asesoramiento del negocio, la capacitación de personal, la provisión de la carne envasada en todos sus formatos y el know how general que le permitirá desarrollar la unidad en cualquier punto del país. 

Leonardo Lequio asegura que la expectativa de la familia es lograr colocar 100 unidades de la franquicia en todo el país en los primeros meses, y ya está trabajando en eso y cuenta con avanzadas negociaciones en Entre Ríos, Santa Fe, Rosario y Córdoba, entre otros lugares. 

Y entonces se impone la otra pregunta, a la que también le hace frente con convicción.

—¿Cuál es el retorno, o mejor dicho cuál es el lapso que estiman el recupera la inversión?

—Nuestra estimación es que el inversor necesitará 24 meses para recuperar el capital, aunque todo dependerá de cómo cada franquiciante articule su negocio. El tiempo dependerá del ojo del amo. Si trabaja la familia, el tiempo será menor; si constituye un equipo donde los gastos fijos sean mayores el tiempo se dilatará, pero consideramos que en dos años, promedio, el negocio le permitirá recuperar su inversión- responde el empresario.

A los Lequio no parece habérsele escapado ningún detalle y tiene el mapa del negocio en su cabeza; tanto que al preguntársele acerca de cuáles son los condicionantes espaciales que tiene la venta de franquicia asegura que la empresa que contrataron le realizó un estudio de impacto demográfico y asegura que en las principales ciudades la densidad le permitirá poner un local de Al Fuego cada 500 metros a la redonda. “Si es bien manejado y se cuida al cliente, la franquicia está pensada para que el inversor se sienta parte de un gran equipo al que se le proveerán productos de calidad garantizada, una marca bien posicionada y una cadena de proveedores de productos y servicios que le brindarán tranquilidad para ingresar al mercado de las carnes envasadas”, destaca.

Los números que promete el negocio exigen un simple ejercicio de multiplicación. Si el recorrido que el plan de negocios de Leonardo Lequio se cumple, girarán unos 400 millones de pesos que dependerán de cuán rápido se difunda el concepto, cuántos decidan sumarse a la cadena y las señales de reactivación que brinde la deprimida economía nacional. 

Sin embargo, este particular empresario que tuvo negocios en Entre Ríos desde siempre vinculado al ganado vacuno que inició su abuelo y continuó su padre, decidió invertir fuerte en la provincia e integra sus negocios de manera explícita. Se considera parte de “una familia de trabajo que no tiene ningún problema en trabajar en cualquier lugar que le toque”. Pues sabe que más temprano que tarde y más allá de la pandemia, la idea comenzará a jugar en primera. 

Lo que él llama “un costo acorde”, no es otra cosa que un diferencial que su esquema le permite ofrecer como valor competitivo, y eso no debe parecer poco.

Rara avis.

Leonardo Lequio habla de cómo el fuego fue un hecho disruptivo en la cultura humana y que eso implicó un punto de inflexión en la civilización, y no se equivoca cuando se explaya sobre la materia brindando un abanico de conocimientos. 

Quizá haya leído la obra de Claude Lévi-Strauss, el antropólogo francés que en su reconocido trabajo “Lo crudo y lo cocido”, dio marco teórico a estas palabras. Sin embargo, Leonardo cuenta que cuando terminó la secundaria se sintió atraído por los negocios familiares vinculados al ganado vacuno y a agregarle valor a las vísceras animales. Y por allí fue y no parece estar disconforme con su destino.

Con esa plataforma, ayudó a construir un abanico de negocios con oficinas centrales en zona norte de Rosario. En Entre Ríos sumó también la jabonería Mocarbel, en Aldea Brasilera, que hoy lleva por nombre Diamond Protein. Y como al pasar deja caer una primicia: cuenta que en breve lanzará al mercado una línea de jabones perfumados, para los nichos de la cosmética, con esta empresa de jabones y cebos que tiene entre sus principales insumos a los desechos que se generan en Frigorífico Alberdi. 

En la provincia ya generan unos 700 empleos directos y asegura estar abierto a nuevas iniciativas comerciales, pero aunque no lo diga abiertamente parece sentirse más cómodo en ampliar en forma concéntrica, “como una gota en el agua” en los sectores vinculados a la carne, donde nació, creció y se desarrolló en el mundo de los negocios.

—¿Están abiertos porque están líquidos y tienen una cuota de osadía?- preguntó este cronista.

—No, estamos abiertos porque estamos ilíquidos ya que siempre estamos haciendo cosas y no tenemos disponibilidad permanente, pero como casi no retiramos excedentes, se vuelca todo en inversiones y en negocios en el país y para seguir produciendo en la agroindustria- responde como un estiletazo.

Este hombre de apenas 41 años se viste en jeans y camisa, habla sin estridencias y mira a los ojos como escudriñando. 

Habla poco de los gobiernos y prefiere enfocarse en sí mismo. Sin embargo dijo que tiene buena relación con todos y cuando se presentaron varios casos de Covid-19 juntos en el Frigorífico Alberdi pudo encontrar respaldo en Juan José Bahillo para revisar y ajustar los protocolos que le permitieron seguir trabajando. Es, sin dudas, un rara avis que se encariñó con Paraná y parece disfrutar de la ciudad. Ante la consulta, muestra preocupación cuando se le pregunta por la situación del país pero se muestra optimista acerca del futuro de sus negocios. 

Sobre la inversión general en estas tierras entrerrianas, dice que prefiere mantener los números en reserva y prefiere que quien esté interesado en el tema descubra la cifra, porque todas las operaciones se hicieron públicas. 

—Cuando llegaron al Frigorífico Alberdi, en el sector se dijo que venían con la intención de lograr algunos beneficios y subsidios del Estado…

—No, nunca pasó por nuestra cabeza la idea. Vinimos porque la familia Rodríguez, con quien teníamos relación histórica, nos propuso sumarnos a la empresa y vimos una buena oportunidad. Hoy estamos con una parte reducida de la Cuota Hilton, estamos esperando la aprobación final para exportar a China, estamos mejorando y creciendo muchísimo en Carnes del Interior y seguimos con proyectos como Al Fuego. De eso vivimos. Somos gente de trabajo que vivimos del ejemplo y el esfuerzo de nuestro abuelo y nuestro padre. Nosotros preferimos tener baja exposición, pero siempre estaremos dispuestos a crecer y mejorar. 

Termina la entrevista porque Lequio está muy requerido y su agente de prensa ataja los penales de los medios y las visitas. Muchos colegas, ex socios, el intendente de Oro Verde, algunos funcionarios de la ciudad y muchos amigos se sumaron al soleado mediodía del sábado, pletórico en carne asada, humo, tragos y el demandando social encuentro con distanciamiento. El fuego dominó el lanzamiento. 

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