SAD en Entre Ríos: “Las problemáticas de los clubes no se solucionan de manera mágica con una figura jurídica”
27/08/2024
Así lo expresó Diego Cerrudo, abogado en Derecho Deportivo y Gestión Deportiva, quien coordina una diplomatura en UNER. El especialista propone ampliar el debate y pensar que “una determinada figura jurídica no garantiza el éxito de una institución”. Por Nahuel Amore
El debate por las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) se abrió en Entre Ríos y no sólo en el ámbito legislativo a partir de un proyecto de Juan José Bahillo que busca prohibir su implementación. En la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) también se generó el espacio de discusión sobre la temática desde una mirada jurídica, precisamente en el marco de la Diplomatura en Gestión de Instituciones Deportivas que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas.
Diego Cerrudo, a cargo de la coordinación de esta instancia formativa, planteó que es necesario que el diálogo sea “lo más amplio y objetivo posible para contrarrestar el debate simplificado y dualista que se viene dando sobre la forma jurídica de los clubes en nuestro país, donde una posición será negativa y la otra positiva según de qué lado uno se encuentre ubicado”.
Según expresó a DOS FLORINES, “la realidad es que una determinada figura jurídica -Asociación Civil o Sociedad Anónima Deportiva- no garantiza el éxito de una institución, ya sea este deportivo o financiero“. “Tenemos sobrados casos de clubes que son asociaciones civiles con una mala gestión y administración, y otros que por el contrario son un ejemplo por cómo se manejan”, agregó.
Desde esa perspectiva, Cerrudo señaló que este mismo planteo le cabe a las SAD, donde el foco debe estar puesto fundamentalmente en el modo de la gestión que las personas realizan en las instituciones, desde una mirada sustentable que, al mismo tiempo, no pierda de vida el contexto social y cultural.
“El reducido debate entre el aparente antagonismo entre la finalidad social y el fin de lucro no permite ahondar sobre cuestiones importantes para la vida institucional de un club como sustentabilidad, fair play financiero, toma de decisiones y sobre todo la responsabilidad por estas, las cuales deberían darse independientemente de si se trata de una Asociación Civil o una SAD”.
Del mismo modo, consideró que el debate debe contemplar “las problemáticas de nuestros clubes”, que deben ser afrontados de manera previa antes que la discusión jurídica. “Los problemas no se van a solucionar de manera mágica con la adopción de una figura u otra“, remarcó.
Experiencias, riesgos y contextos
El abogado paranaense recordó que hoy no existe reglamentación para las Sociedades Anónimas Deportivas en la Argentina y señaló que los decretos del Gobierno nacional “básicamente remiten a la figura de la Sociedad Anónima, pero sin establecer la nueva figura de la SAD”.
Sobre esa base jurídica, indicó que no hay experiencias concretas en el país que permitan realizan un análisis particular de caso. “Tal vez lo más parecido podrían ser las experiencias de Gerenciamiento, donde también hay casos que han sido buenos como también malos, siendo estos últimos ya sea por deficiencia en la gestión o por contratos con reglas poco favorables a los clubes”, argumentó.
¿Qué puede pasar cuando no cierren los números de una SAD?, consultó DOS FLORINES sobre los riesgos latentes para los clubes que decidan dar ese paso. Al respecto, sostuvo que ese punto debería ser considerado en el análisis. “Deben tenerse en cuenta aspectos cruciales; si hay obligación de la SAD en respetar el patrimonio cultural e histórico del club o no, si habrá mayoría accionaria de la institución, las responsabilidades y obligaciones, etcétera“, planteó
“Eso genera que no haya una discusión clara. La realidad es que en la mayoría de las veces, la discusión de las SAD se da como reacción a los problemas económicos de los clubes profesionales, por ello hay reglamentaciones específicas que contemplan la figura. En esta ocasión, el argumento utilizado por el gobierno para su implementación es atraer inversiones, no como solución a problemas reales de las instituciones. Por eso el precario debate y reglamentación que se viene dando”, reflexionó.
Finalmente, respecto de la posible convivencia de entre los clubes tradicionales con las SAD e contextos sociales y deportivos como los nuestros, opinó: “Podría darse, siempre y cuando la reglamentación sea específica y teniendo en consideración la idiosincrasia de nuestros clubes y sobre todo la protección de ellos y su patrimonio, no solo el económico sino también el histórico y cultural“.