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Melconian, al Gobierno: “Tienen que volver al camino del deterioro sin explosión”

En Paraná, el economista consideró que las medidas que toma el “triunvirato” son de “ajuste clásico”. De todos modos, advirtió que “ya este desajuste ajusta a la gente”. Nahuel Amore

Carlos Melconian fue el orador más esperado del XV Foro Anual del Consejo Empresario de Entre Ríos (CEER), quien alteró el cronograma y se presentó al mediodía del viernes en el Centro Provincial de Convenciones de Paraná. Ante un auditorio prácticamente repleto, que volvió a participar de estos eventos masivos luego de más de dos años de pandemia, el economista expuso su mirada crítica sobre la “situación delicada” que atraviesa el país.

Para el consultor, que incluso intercambió ideas con Gustavo Bordet en la previa de su disertación, las recientes medidas anunciadas por el “triunvirato”, con Sergio Massa como nuevo interlocutor en el Gobierno, no son otra cosa que un “ajuste clásico”. De todos modos, consideró que no resultan suficientes y, por lo tanto, “van a venir más cosas” si la intención es evitar una crisis económica y política mayor. Por ello, sugirió retomar el rumbo hacia el camino del “deterioro no explosivo”.

Repleto de analogías futboleras, dio cuenta de que el principal desafío de Massa es evitar el descenso del peronismo a la B. En esa línea, lo comparó con “el Cavallo de 2001 que tenía mucho de alquimia” y disparó que “este es un ministro muy proclive al cotillón”. “El riesgo de convertirse en alquimista está”, sostuvo.

En otro orden, planteó la falta de precisiones respecto del alcance de las medidas anunciadas, lo cual hace más difícil realizar cualquier análisis. “No está la numerología ni la metodología”, indicó, y señaló que el riesgo cambiario y fiscal están abiertos, además de advertir que el dólar y el proceso inflacionario son consecuencia de los desajustes de la política económica. “Si no hacés algo, la inflación coquetea con los tres dígitos a fin de año”, anticipó.

Mano a mano

De manera previa a su disertación, el presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea mantuvo un mano a mano con DOS FLORINES, en el que desgajó algunos de sus conceptos centrales sobre esta coyuntura. En el diálogo, profundizó sobre el ajuste que están pagando los argentinos y marcó la necesidad de encarar un plan integral más allá del corto plazo e independientemente de actual gobierno.

—¿Cuánto corrige el rumbo del Gobierno y del país la llegada de Sergio Massa como ministro?

—No lo sé. El Gobierno se estaba apartando del deterioro sin explosión que es un rumbo posible y la llegada de Massa tendrá que volverlo a la ruta del deterioro sin explosión.

—¿Cree que con Massa esto no explota?

—No digo que no explota, sino que tienen que volver al camino del deterioro sin explosión. La pregunta es que si no explota, ¿por qué deterioro? Porque no va a haber inversión en la Argentina hasta que no haya un cambio organizacional, nuevas reglas de juego… Es muy bueno desde el punto de vista del cambio del cultural que se avecina en la Argentina de que esta situación le ocurra a un gobierno que dice ser popular, populista y entró en esta instancia. En la Argentina pareciera que el populista viene a trabajar por la gente y después cuando viene alguien a corregir los desvíos trabaja contra la gente y eso no es cierto.

—¿Cuánto sirven estas medidas fiscales para los mercados?

—Los mercados están mirando y dicen que no alcanza. Hay que hacer los números, porque todavía no son precisos.

—¿Pero cree que habrá un ajuste?

—El ajuste se hizo en los últimos 15 años en la Argentina. Ajuste es que llegamos a 7 millones de personas informales, 40% de pobreza, 80% de inflación. ¿Ahora empieza el ajuste? El ajuste a la gente ha sido por todo esto. Este desajuste ajusta a la gente. ¿De qué estamos hablando? El desajuste en el que hemos caído lo pagó la gente. Ese es el ajuste. Abatir la inflación no es ajuste.

—¿Y qué sugiere hacer para bajar la inflación?

—Para eso tiene que estar un Presidente de la Nación y un gran equipo desparramado por todos lados, con una causa nacional que es abatir la inflación, destinados a eso. No es que vienen tres alquimistas y bajan la inflación. No es una cuestión fácil. Hace 80 años el promedio anual de la inflación da 67% en la Argentina.

—En este escenario, ¿es una cuestión de condiciones reales o de expectativas?

—Las expectativas juegan un rol por un tiempo, pero después está la realidad.

—¿Y qué va a ocurrir con dólar? Algunos de sus colegas vaticinan que llegará a 400 pesos a fin de año.

—Yo no vaticino. El dólar es una variable consecuencia. Si vos comés, engordás. Si te cuidás, adelgazás. Es una consecuencia de una determinada política. Es una variable que depende de la política económica que tengas.

—¿Las medidas anunciadas alcanzan a corregir el desarme masivo de bonos en pesos?

—El Gobierno tiene un desafío ahí. No es corregir. Va a tener que dar algunas zanahorias a quienes quieran invertir a los efectos de que vengan a recolocar sus bonos, como ocurrió en junio. Como en junio fracasó, el Banco Central tuvo que emitir adicionalmente. Eso es lo que hay que evitar.

—¿Qué otras políticas alternativas considera que hacen falta, no sólo para este gobierno sino también para el que viene?

—El que viene es otra cosa. Falta un año y medio. El que venga debe tener en claro que no podemos seguir emparchando. Este gobierno se ha acordado tarde de estas cosas. Como la historia argentina muestra pases mágicos como fue el Plan Austral o Plan Primavera que transitoriamente aquietan las aguas, se cree que un plan se hace de la noche a la mañana. Pero esas cosas no son así.

—¿Cuánto tiempo lleva y cómo hacerlo ante tanto cortoplacismo?

—Vayan sacándose las ideas de cortoplacismo de la cabeza porque las cosas hay que hacerlas. No hay que impacientarse y no hablo sólo por este Gobierno. Estoy hablando en términos de futuro. Tengo 65 años y cuando tenía 15 preguntaba cuánto tiempo lleva. Las cosas hay que arreglarlas. No pongamos el carro delante de los caballos.

—¿Cuánto cree que puede ayudar el campo hoy con los incentivos que comunicó Nación?

—De nuevo, son paliativos. Hace falta una política integral, consistente, de cambio de organización económica, de régimen. Si no, corremos detrás de los acontecimientos. Está terminado todo eso.

—¿Cuánto impulso cree que pueden dar las provincias productivas frente a centros urbanos más críticos?

—Siempre hubo provincias mejores que otras. El mejor ejemplo de todo eso fue 2001 porque había una situación muy crítica en Capital Federal y el interior resurgía en la Argentina, teniendo en cuenta que hubo un choque previo. Hay que tratar de homogeneizar las cosas. El interior productivo y federal es extraordinariamente reactivo y muy positivo y también hay que cuidar un poco más las cuentas públicas porque ha recibido mucho dinero y esa heterogeneidad se manifiesta también a nivel de cuentas provinciales.

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