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“La novedad de las últimas décadas es que se advierte un intento real de articulación público-privado”

. Graciela Mingo, licenciada en ciencias políticas, y Mariela Rothman, socióloga, son dos mujeres que han surcado el derrotero de los hechos sociales, políticos y económicos de últimos 40 años en Entre Ríos con una fuerte brisa en la cara, y lo han hecho con éxito y solvencia. Ambas coinciden que la crisis de 1995 modificó la estructura laboral en el país y que Entre Ríos no le fue en saga. Aún sufrimos esas consecuencias que cambió la gestión política de la Provincia y los municipios. Planes sociales, desempleo, precariedad laboral, nuevas tecnologías, exclusión y otras variables clave que, en sus bocas, se convierten en granadas que explotan en la mano de una sociedad que fluctúa y debe reconvertirse todo el tiempo para interpretar su propio sentido social. Gustavo Sánchez Romero / Especial para AnálisisHacia los 40 años de democracia en Entre Ríos

Ambas se encuentran en el umbral de su madurez profesional e intelectual. Ajenas hoy a la alta exposición que tuvieron en segmentos de tiempo, siguen, sin embargo, con incidencia en sus propios espacios, los que se han ganado a fuerza de trabajo, compromiso y codeándose sin declinar autoestima, en tiempos donde no era sencillo pensar y definir ejes de debates públicos para las mujeres.

Ambas se han ganado el peso propio que ostentan, que se desglosa en experiencia, curriculum y lucidez en el camino que está transitando Entre Ríos hacia los 40 años de la recuperación de la democracia.

Graciela Mingo, quien fuera titular de la Dirección de Estadística de la provincia y Mariela Rothman, ex gerente de ex la delegación Entre Ríos del Ministerio de Empleo y Seguridad social –de ellas se trata- accedieron a mirar con ojos en las espaldas las últimas cuatro décadas, que vivieron ubicadas en la gestión pública y la academia, e intentar abordar los problemas que debemos sobrellevar en estos arrabales de esta tercera década del siglo XXI.

Con acertados criterios, se meten con categorías complejas como pobreza, exclusión, desarrollo, barreras culturales, gestión política y feminismo, entre otros.

Ellas encuentran en la crisis del Tequila, de 1995, el punto de inflexión donde se generan cambios sustanciales en el contexto de globalización y Consenso de Washington, y que modificaría para siempre las relaciones laborares, especialmente en la Argentina y en Entre Ríos.

En algún momento de la vida sus carreras se intersectaron, y hoy mantienen una buena relación personal. Juntas potencian la exquisita mirada sociológica de la provincia –de allí el pedido para una entrevista periodística con ambas simultáneamente- y exploran la relación Estado- Sociedad desde los perfiles políticos en que se periodiza el tiempo político. Sin embargo, entienden que la novedad de este tiempo, sobre todo en la gestión Bordet es el intento real de integración público-privado, y eso les genera expectativas para el desarrollo y la integración de los sectores excluidos.  

“La provincia no ha sido ajena a los vaivenes y crisis económicas que vivió el país. Entre Ríos ha tenido períodos florecientes y ha vivido períodos más restringidos. Estos 40 años empiezan con una buena performance en el mercado de trabajo que se ven tocadas, a partir de 1995, como el resto de las provincias, que es cuando empieza a aparecer el tema de la desocupación, y Entre Ríos no fue ajena a esto”, sentencia Graciela, mientras Mariela brinda su anuencia con un leve gesto afirmativo de su cabeza. Dos mujeres que hoy parecen mirar la vida social y política como antropólogas, pero no creamos tanto. No pueden escindirse en cuerpo y alma de la historia provincial, como tampoco de las tendencias como las que marca el feminismo.

Quiebre.

-¿Por qué asocian lo que vive hoy la provincia en materia social a la crisis del Tequila?

Graciela Mingo: En mayo de 1995 se da la tasa de desocupación más sensible, que pasó a ser de dos dígitos y que nunca habíamos tenido. Creo que era del 11%. A partir de allí, Entre Ríos como el resto de las provincias, tienen que empezar a ver de qué manera se contiene este grupo social y esto fue lo que generó, a partir del Ministerio de Trabajo, el tema de los planes Trabajar.

Mariela Rothman: Nosotros nos conocimos con Graciela en un postgrado en gerencia social, que lo hizo el Banco Mundial en la Universidad Nacional de Córdoba. Y yo vine a la provincia en medio de un proceso que se empezó a dar en transferencia de las competencias centrales por medio del ajuste, donde la propia situación que narra Graciela de crisis en el mercado de trabajo y las privatizaciones, y con un crecimiento demográfico que incorporaba al mercado del trabajo, donde, a diferencia de años anteriores, había más personas que el propio sistema no alcanzaba a cubrir. Todo eso se da en el cambio de la descentralización del Estado, donde nuestra provincia, especialmente, los municipios por su propia normativa, eran municipios ABL (Alumbrado, Barrido y Limpieza) y no había competencias vinculadas a la cuestión laboral.

GM: La Ley de Municipios le otorgaba un espacio de no autonomía, entonces eso llevaba a que se mirase al municipio como un mero prestador de servicio.

MR: No esperabas del municipio la gestión del desarrollo, no esperabas la cultura, no esperabas la asistencia social y de golpe la situación hizo que por la propia descentralización de las funciones la gente empieza a ir al lugar más cercano que tiene, y este es el municipio. Y el municipio no estaba capacitado para poder atender. En esos años se ha visto un cambio trascendente en la materia.

-¿Comienza entonces una reconfiguración del rol de los municipios en Entre Ríos que nos alcanza hasta hoy?.

-GM: La demanda social crece y la cercanía del municipio le exige dar respuestas de algunas políticas públicas, ya sea algunas que vienen transferidas de Provincia, otras de Nación o las propias para empezar a dar respuestas. Y empieza entonces otro tema importante: el desarrollo de sus áreas industriales en cada uno de estos municipios. De alguna manera, la necesidad de trabajo llevaba a una reestructuración de sus sistemas de desarrollo.

-Hasta ese momento sólo había presencia industrial en Paraná, Gualeguaychú y algo de Concordia.

GM: Y Crespo. Crespo ha sido siempre como una especie de anomia dentro de lo común. Hasta el día hoy, si mirás Crespo verás que no tiene altas tasas de desocupación. Tiene una estructura organizativa distinta. En la ciudad casi no hay villas. Como tampoco lo tienen Villa Libertador o Chajarí. Son ciudades que tienen otras estrategias específicas.

-Les propongo una digresión para preguntar si, como dicen muchos, no tienen estas ciudades que mencionan un componente cultural referido a su origen inmigrante…

-MR: Hay algo de eso. Hay referencias a que ciudades como Crespo o Rafaela, en Santa Fe, han sido vista como áreas más virtuosas para el desarrollo local porque hay una cuestión que tiene que ver con la composición cultural, pero más que nada con el acervo que hace que al capital social y a la estructura institucional que se refleja en sus organizaciones. Las instituciones funcionan, el trabajo es más articulado y logran realizarse a través de la cultura del trabajo, etc.

-¿Desde entonces vemos una curva creciente en materia de empleo?

-GM: Exacto. Y quizá en 2001/2002, con altas tasas de desocupación que llegó a 21 % a nivel nacional y en Paraná y Concordia con tasas de dos dígitos.

Pobreza.

Cómo fue que Paraná y Concordia se fueron convirtiendo en dos enclaves dominados por cordones de pobreza y ciudades que aparecieron en las estadísticas nacionales con fuerza, quizá sea una buena pregunta para que estas dos profesionales la desmenucen y aborden con sentido histórico.

En este punto, Graciela Mingo dirá que Concordia tiene una distribución geográfica mucho más desigual que podemos ver a lo mejor en Paraná. Sin embargo –reforzará al respecto- en el noreste entrerriano se da una “distribución de la pobreza que está muy ligada a la cuestión forestal. Entonces existe una precariedad que tiene utilización de determinados elementos como la madera que le permite tener una condición mucho más clara que el papel y el nylon, las bolsas de nylon negra que se utilizan en Paraná, como forma de exhibir la desigualdad”.

A su turno, la socióloga Mariela Rothman subrayará que Concordia es el resultado, también, de la estructura productiva donde se da la construcción de la represa que es una actividad que demanda mucha mano de obra y alta calificación. “Esta población termina afincada en una estructura productiva que absorbe en otros lugares la citricultura, entre otras y muchos van a trabajar en forma inestable en estos sectores”, prescribe.

Esta informalidad laboral tuvo una alta visibilidad en Concordia, y fue construyendo un sector que va variando y hoy lo vemos en la recolección de arándano que es mucho más acotado. “La mujer que tenía que tener una mano chiquita o el trabajo infantil. Hay parte de esa población que se asentó en La Bianca, que es un barrio muy populoso con un alto nivel de precarización y muy notorio. Pero, además, Concordia tiene una profusa vegetación muy interesante que abre una posibilidad turística que junto con el río Uruguay, que no es tan así en el río Paraná. Concordia hoy ofrece posibilidades que no es tan utilizada por los entrerrianos sino por los uruguayos”, describe Graciela Mingo.

En un intercambio muy rico y agradable, moderado por un café hogareño un sábado de agosto en el umbral del mediodía, las profesionales se prestaron para intentar interpretar los procesos de un provincia que busca su destino machete en mano, haciendo camino al andar. En este marco, Mariela Rothman fue más allá y apuntó que “también vemos otro proceso que es la migración campo-ciudad y que se veía al principio se daba en las grandes metrópolis pero después con sus problemas más acentuados se empezó a ver que en las ciudades intermedias del interior también había migración. Por ejemplo, el caso de Santa Elena, que cuando cierra el frigorífico termina en la periferia de Paraná y otras ciudades”.

-¿Eso es lo que termina empujando a los municipios a reaccionar de un modo hasta entonces desconocido?

-GM: Claro. En el 2202 y2003, como decíamos hoy, las políticas se fueron concentrando a nivel de los municipios, entonces en esa antinomia campo- ciudad, la gente se trasladaba para poder recibir mejor servicio de salud, aunque sea el hospital público o mejor situación para mandar un chico a la escuela. Hay una migración interna que se da hacia donde está concentrada la política pública.

-MR: Entre Ríos sigue teniendo una tasa de ruralidad muy alta porque es una de las cuatro provincias que permanece una cantidad muy equitativa en su distribución territorial.

-Volviendo atrás vemos que la crisis de la citricultura llevó al gobernador Busti a estimular la forestación con la idea de generar una industria papelera. ¿Era posible esa opción en aquellos años o fue un error?

-GM: Nunca se sabrá. Porque la idea era clara, pero después vino el movimiento ambiental que llevó a la ley que se da allá por el ´98 o ‘99 cuando se emite la ley antirepresas por el Chapetón, pero llega la tensión Gualeguaychú – Fray Bentos por la papelera en Uruguay y generó que todo esto no pueda procesarse en la provincia. Y justo estos días en que se hablaba que iba a haber escasez de rollos de cocina y papel higiénico decían que la celulosa transformada venía del Uruguay a la Argentina, y con el cierre de las importaciones se hacía imposible. Y sucede que Entre Ríos manda los rollizos al Uruguay pero no puede traer la pasta celulosa ni producirla en el país. Una paradoja.

-MR: Y al revés se dio el proceso termal. Porque cuando yo llego a la provincia había fracasado una perforación en Uruguay y rápidamente se impone la de Federación, y nosotros habíamos financiado el primer chorro, con un cerco. Eso lo hicimos con los programas sociales y había un caño que emanaba agua. Me acuerdo que enfrente había un convento de monjitas que se mudaban porque eso iba a explotar turísticamente en breve, y fue así. La verdad que parecía la fiebre del oro en Federación.

-Comienza entonces un proceso inédito que combinaba crecimiento demográfico con exclusión.

-GM: El tema de la exclusión no es sólo de entre Ríos. La vulnerabilidad y la desigualdad se dio en todo el país, con sus variantes.

-MR: Fue parte del proceso de globalización y racionalización de los Estados, que se presentó casi como una moda y una tendencia mundial.

GM: Y ahí comienza, allá por 2002-2003, este proceso de pensar en políticas públicas de controlar y reactivar a los grupos de desocupados, y llevó a que cada gobernador peleara por conseguir más programas para tener más instrumentos para contener a la gente. El otro grave problema que teníamos era el nivel de endeudamiento, tanto las provincias como la Nación. Eso se fue modificando y cuando uno lee los discursos en las asambleas legislativas lo advierte muy claro. Yo recuerdo que Busti siempre hacía una relación entre el saneamiento de la deuda y el inicio de nuevos proyectos para Entre Ríos. En esto vemos que el tema de los arándanos, la llegada de las termas, el desarrollo gasífero, los puentes, etc.

-Explota un nuevo esquema de exclusión, pero también la Argentina se involucra con la soja. ¿Qué implica para este proceso en el país?

-GM: Básicamente la soja implica sumar a los productos mineros un commoditie para volver a traer fondos genuinos para el crecimiento económico, y esto se da acá, en Brasil, en Uruguay y otros países. El tema sojero no es un tema que sólo nos compete a nosotros, sino que la demanda de China para alimentar a su población de clase media que empezaba a surgir por entonces empuja a su propio Estado y otros países.

-Ya en la segunda década del siglo se dan algunos cambios: ¿Qué pasa con la relación política-sociedad?

-GM: Yo a eso lo ubico en la gestión de Sergio Urribarri. Allí se da una buena relación con el Gobierno nacional por el cual se utilizó estas vías para ir promocionándolas en el exterior. Apunta más a ver las cadenas de valor agroalimenticias para poder exportar al mundo. Se buscan nuevos mercados y se quiere perfil otra provincia.

-MR: Yo no lo recuerdo bien, tendría que precisarlo, pero me acuerdo que en la Uader armamos una diplomatura financiada por el Ministerio porque veíamos que era un problema, pero una gran oportunidad la capacitación de los equipos técnicos, los municipios para poder acompañar. Las políticas de desarrollo local en Europa fueron las que se masificaron como salida luego de la segunda guerra mundial y en el proceso de globalización hubo como o un “revaival” de ese pensamiento que decía que vos no podías actuar sobre lo macro si antes no intervenías sobre lo micro. Entonces se comienza a hablar de otras cosas, porque se arrastraba la idea de los ’90 de que todo se resolvía con el desarrollo económico, y en realidad se necesita pensar la política situadamente en el territorio. Armamos la red y yo seguí trabajando en la Red 127, que no es otra cosa que desarrollo local. Los procesos llevan tiempo, y parece inconsciente, pero en el fondo se determinan por distintos factores.

-¿Qué pasa con la relación entre la velocidad de respuesta del Estado provincial ante la demanda creciente que ustedes describen?; ¿Qué tipo de reacción tuvo?

-GM: Yo diría que hay que diferenciar los procesos políticos. Cuando analizo los discursos de Busti veo que busca dar respuestas al colectivo. Cuando leo los discursos de Urribarri veo una cuestión que habla de un sueño, pero los transforma en un juego de revalorización personal. De consigna y de su propia expresión política. En tanto a Bordet lo veo que está intentando entender algo que a algunos sectores les molesta: la relación Estado-sociedad-sector privado. No como un antagonismo sino como un vínculo necesario para poder salir. Las críticas siempre vienen en cuanto a que el Estado genera empleo, y es cierto.

-El problema no es el empleo público, sino el déficit y cómo afecta…

-MR: Lo cierto es que el Estado, para quién sea, genera trabajo cuando no se genera otra posibilidad de crearlo. Pero, claro, después vienen las grandes políticas que por ahí desalientan las posibilidades de inversión.

Eso, por un lado, pero por otro también están las expectativas de la gente. Argentina es una sociedad que a partir de todos esos cambios generó la permanente volatilidad e incertidumbre, y terminás prefiriendo el plan social a una promesa o un trabajo en una empresa que no sabés cómo será y cuántas horas vas a trabajar. La gente prefiere, lamentablemente, el ingreso más tranquilo. Hay una cuestión de supervivencia de la gente.

GM: También hay una cuestión que hoy no necesariamente perdés algunos programas. No sé si eso es lo que no se internaliza, y pasa con el personal doméstico o de casas particulares, de las cosechas, podés seguir teniendo la Asignación Universal por Hijo, la Tarjeta Alimentar, el IFE te lo dieron, y algún otro como los de los 18 mil pesos. El tema está en que el salario de la clase media se deteriora y dentro de las familias muchas veces lo trabajos eventuales de jardinería o de ese tipo los vas recortando porque tu salario va perdiendo ante este proceso inflacionario.

Pobreza, inseguridad y drogas en una sociedad compleja.

Mariela Rothman no se amilana a la hora del análisis, pero no puede evitar tomar distancia anteponiendo que estos procesos son complejos e intrincados, muchas veces. Y en este marco hace foco en la globalización, que lo modifica todo y afecta los parámetros con que la sociedad se venía manejando.Nosotros veníamos con un patrón de estructura productiva, a nivel mundial, con transición de la producción en masa a las nuevas formas que tienen que ver con el just in time, la cadena de proveedores, la logística y con la globalización, pero eso ya está y ahora te dan una patada en el tujes y listo. Nuevamente. Lo que nos empuja a nueva oportunidad otra vez y la adaptación al cambio. Lo que quiero decir es que la tecnología cambia tan rápido que no sabemos cuál es la dirección de este cambio. Hay un cambio tecnológico que produce un cambio social y todo pasa por ver cómo vos adecuas los sistemas sociales y la educación para eso”, expresa la socióloga.

-Hablaron que a la sociedad le molesta el crecimiento del Estado, pero por otra parte en la provincia no hay crecimiento privado. ¿A que le atribuyen en este proceso?

GM: Genera trabajo privado, pero no lo hace en relación al crecimiento de la demanda del mismo. Pero además hay un problema de quién puede estar capacitado para hacerlo. ¿Las empresas se preparan para este cambio tecnológico?; ¿La capacitación con que llega la gente es la adecuada o debe recapacitarse para dar respuesta? Pero por otro lado hay una gran deserción de jóvenes del sistema educativo. Cuanto más vulnerabilidad se advierte, más te alejás del secundario, y con la pandemia se vio perderse mucha gente que no tenía conectividad. Otros quedaron afuera. Así como gente que, en esa dicotomía, retomó su carrera de postgrado y completó sus estudios que estaban incompletos.

MR: Además, yo creo que la pandemia aceleró la inclusión a través del teléfono celular, cosa que antes que la exclusión era todavía mayor. Ahora, de alguna manera, todo el mundo participa.

GM: Sí, es cierto, pero los chicos de la escuela primaria, en tercer grado, recién están empezando a leer o escribir, porque el trabajo que se hacía era con el celular compartido con el resto de la familia. Y estoy hablando de un chico de la escuela pública, no aquel que tiene un Iphone. El chico que no tiene posibilidad de conexión hoy tiene su destino escrito. Hay voluntades especiales, pero no es la generalidad.

-¿Quedó muy fragmentada en Entre Ríos en las expectativas de los jóvenes en sus proyectos de vida?

GM: No lo sé. Lo único que yo hice un relevamiento de capital tecnológico con los alumnos ingresantes en la Facultad de Económicas y lo que veías es que el joven que va a la universidad tiene más posibilidad de conectividad que los que están haciendo una diplomatura y tienen un poco más de edad que le costaba horrores engancharse. Creo que sin educación están con muchas limitantes.

MR: No me animo a dar una sentencia sobre el tema porque estoy alejada de esas situaciones. Me parece que daría una mirada muy de clase media.  A mí me pone loca cuando mis amigos hablan de la “falta de la cultura del trabajo”. En realidad, la gente tiene estrategias familiares de sobrevivencia y pensar que alguien no quiere trabajar para estar mejor es subestimar y creerse superior.

-También se abrió una profunda grieta en los subsuelos de la sociedad entre aquellos que están integrados y los que no pueden hacerlo, el que tiene trabajo y el que no, el que fue a la escuela y el que no lo hizo…

-GM:  Sí.  Pero esta brecha no es nueva, siempre existió, pero hoy toma otros matices. Nosotros venimos de una sociedad muy conservadora. Entonces no tener educación nunca fue bien visto. Y hoy tenés otras disociaciones. Porque por ahí hay gente que tiene estudios universitarios que quizá no encuentra los canales para poder insertarse. Lo veo en el comercio y en un estudio que hicimos recientemente donde recién recibidos de distintas materias se iban al comercio porque le significaba un trabajo en blanco y beneficios. Aun cuando su aspiración era cambiar, no encontraban cómo hacerlo. El capital social y cultural entran a jugar en esto.

MR: Hoy estamos en una era de la generación de competencias, donde los títulos formales no son tan importantes. Hoy los chicos se forman en el mercado y hacen cursos on line o similares porque no están satisfechos y van por otro lado. Son sobrevivientes en el sentido de generar sus propias competencias. Ya no estamos en las épocas de “mi hijo el doctor”, y si no desplegás esas competencias vas a tener problemas.

-¿Entre Ríos está frustrada?

GM: Yo no creo que esté frustrada. Creo que está buscando salir adelante y hay un trabajo que hoy lo podemos ver tanto a nivel del gobernador que intenta apostar a la obra pública y llegar a acuerdos con el sector privado y, si bien no sé del desarrollo de los municipios, creo que en el caso de Paraná hay un trabajo que se está haciendo en la cultura del conocimiento, de dar participación al industrial, mejorando la ciudad en el cuidado y la gestión de la cultura. Hay otras ciudades como Concordia donde uno ve que la gestión de la basura no está resuelta y ni siquiera se ven contenedores.

-¿Para no frustrarte alcanza con estar integrado al futuro?; ¿Alcanza con llegar al conocimiento con promover esa cultura del conocimiento?

GM: Hoy veo empresas que están en competencia, eso no significa que derrame que todos estén, pero hay dos o tres industrias del software que compiten a nivel internacional.

MR: Creo que son procesos donde el Estado también se vio avasallado y con poca competencia para esta tarea. Es un proceso de cambio largo que te agarra débil. Uno pide más de lo que uno puede hacer a nivel personal y un Estado muy competitivo.

-¿Cómo ven el destino de la provincia?; ¿La competencia nacional, la integración al mundo, el conocimiento, la cultura, etc?

GM: Yo creo que, como toda cuestión, hay sectores que van hacia adelante y otros que están rezagados. Habrá industrias que van a salir para adelante y hay otras que empezar a mirar sus estrategias. No todo el mundo piensa de la misma manera, ni sale ni tiene el capital para hacerlo. Hay empresarios que son reacios a las inversiones por la incertidumbre. No puedo hablar de uniformidad. Hay un espíritu de apostar a un vínculo entre lo privado y lo público. Más me parece que Entre Ríos no hay una visión en este sentido. Uno debe ser optimista, y esto no significa apostar a políticas neoliberales, sino a pensar en que el sistema se ha complejizado de tal manera que juegan en el tema del desarrollo. Cómo se da esa interrelación.

MR: Además, hay algunas cuestiones que tienen que ver con la guerra entre Ucrania y Rusia que ha modificado algunas cuestiones en términos de la competencia internacional, la demanda de alimentos y commodities que la Argentina produce….

-¿Eso le brinda buenas expectativas?

MR: Sí, en ese sentido sí. Expectativas con empresas de energía y otros sectores. El tema de pensar potencialidades de la provincia como lo que genera la Facultad de Bioingeniería de la UNER y la calidad de la formación que se pudo lograr.

Si titulo esta nota que a ambas les genera expectativas la integración público-privada que se ha dado en Entre Ríos en las últimas décadas no estaría errado.

– Sí, eso nos genera expectativas a ambas.

-¿Qué ha pasado en Entre Ríos con el recorrido del discurso de género con una mujer conservadora que transita hacia una que pelea por sus derechos?

-GM: Yo creo que hubo una diversidad en Entre Ríos. Hay grupos y hay espacios. El respeto y la valoración, pensar en la no violencia de género, pensar en las relaciones laborales porque el tema del ingreso sigue siendo complicado y desigual, son cuestiones objetivas. Pero está también qué grupo lo toma y cómo lo toma. La lucha tiene hoy derechos logrados y derechos por lograr. Porque cuando ganaste un derecho aparece la demanda por otros nuevos. La mujer ha ganado terreno en el ámbito laboral, pero no tanto en los espacios políticos. En mi trayectoria no he necesitado ser favorecida en mis espacios, pero realmente creo que el sistema exige mirar otras cuestiones, porque el sistema de explotación sigue estando. El Estado debe seguir teniendo ese poder de policía para garantizar que no se de esa explotación. No hablo desde una mirada feminista porque no participo de grupos, simplemente digo que hay otros derechos para conquistar.

MR: Nunca me vi limitada en mi desarrollo profesional. No participo, pero quizá por mi personalidad. Pero creo sí que es importante y creo que, al menos desde lo discursivo, nadie se anima a plantear determinadas cuestiones porque son políticamente incorrectas. Antes, la mirada más machista era aceptada y hoy hay cuestiones que ya no se discuten. Con respecto a las agendas políticas, si bien no participo, no veo que hay un colectivo claro, pero si un discurso que ha avanzado.

Antecedentes.

Mariela Rothman: Socióloga – especialista en gerencia social – especialista en desarrollo local – ex gerente del Ministerio de Empleo y Seguridad social.

Graciela Mingo: Licenciada en ciencias políticas – magister en investigación, ex decana de la Facultad de Ciencias de la Gestión de la Uader y ex rectora de la Uader- ex directora de la Dirección de Estadísticas y Censos – docente – investigadora