ENFOQUE PORTADA

La impostergable racionalización

Por Ubaldo Roberto Domingo / CPN

El problema del sobredimensionamiento del Estado es tan evidente que se encuentra a la vista de todos los comprovincianos. Incluso quienes laboran, hacen su carrera en el propio Estado, reconocen este problema. 

Ante una evidente situación de crisis económica general, los altos emolumentos que algunos funcionarios perciben, sumados a privilegios intolerables, hacen que el asunto alcance niveles explosivos. 

La elefantiasis pública es en realidad una característica de las regiones subdesarrolladas, porque ante la incapacidad del sector privado de invertir y acumular capital y provocar crecimiento y productividad que absorba mano de obra, es el Estado el que disfraza y termina dando trabajo innecesario y burocrático.

Debe comprenderse un concepto fundamental, de no hacerlo se puede caer en errores substanciales: la racionalización, el equilibrio fiscal, acotar el gasto público, no se trata de un fin en sí mismo, se trata de un medio indispensable que permite lograr un objetivo de mayor y de más importante alcance, el desarrollo provincial. 

Insisto, el objetivo final es lograr que las fuerzas productivas alcancen su máximo potencial, y esto no es posible si el Estado le absorbe recursos vía impuestos y le trasfiere sus ineficiencias. 

Es oportuno al entender que el Estado se financia, vía impuestos, con recursos sustraídos al sector privado, contarles la experiencia del fabricante de almohadas y sus gansos, cuyas plumas son indispensables para su fabricación y la calidad de las mismas. Ahora bien, debe tenerse especial cuidado de no abusar y arrancarle demasiadas plumas a los animales, porque de no hacerlo se comienzan a enfermar y no producir la suficiente cantidad. Los gansos deben permanecer vivos y sanos, para que cumplan su rol. El ejemplo es válido, pero también debe advertirse que el fin último del ganso no es proporcionar plumas, es decir se debe respirar para vivir y no vivir para respirar. 

Entonces, que la administración pública ha crecido más de lo que debe ya no es un tema de debate ni de discusión, sino que el asunto pasa en cómo hacer la racionalización. El tejido adiposo debe quitarse, pero racionalmente.   

Y aquí va la propuesta: el sector público y la estructura productiva son realidades inseparables, pretender influir sobre una, sin manipular la otra es perder el tiempo. Quien desconoce o ignora los vasos comunicantes que ambas tienen surfea sobre la ola. 

Por lo tanto, el plan debe ser simultáneo. Solo mediante una racionalización de un Estado pesado es posible la modificación de nuestra subdesarrollada estructura productiva provincial, que se dedica básica y fundamentalmente a producir materias primas con bajo valor agregado. 

Simultáneamente, solo mediante un plan agresivo de inversiones y crecimiento es posible que el sector privado absorba personas y actividades que hoy realiza el Estado provincial, de manera que deje de ser un estorbo para la actividad productiva. 

Lo segundo es lo que se encuentra pendiente, que no existe la mínima posibilidad de un plan de racionalización administrativa exitosa sin un plan expansivo de la economía provincial. En la recesión se recaudan menos impuestos, hay menos actividad y esa situación se traslada a las cuentas públicas.

Por lo tanto, es indispensable convocar a las fuerzas productivas provinciales en esta tarea. 

Y un plan expansivo implica la recomposición del salario y del mercado interno. Hoy el brutal plan de ajuste llevado adelante por el gobierno nacional llevó los salarios al más bajo nivel de subsistencia de nuestra historia reciente, lo cual en el corto plazo lo hace socialmente peligroso, intolerable, caldo de cultivo de conflicto.

Esta situación tiene consecuencias económicas gravísimas, y hace mucho más difícil la impostergable tarea de la racionalización de un Estado voraz. 

Racionalización y activación del sector productivo y la actividad económica toda, uno sin el otro no funcionan. Sobran los ejemplos de la historia reciente que prueban el resultado.