Un minucioso informe de Julio Calzada y Blas Rosadilla –de la Bolsa de Comercio de Rosario- describe el escenario que se abre para las commodities con la tensión entre China y EE.UU.
El conflicto comercial que existe entre las dos principales economías del mundo, que a su vez son dos de los principales jugadores en lo que respecta al mercado internacional de la soja, ha generado un fuerte impacto no sólo en los precios, ésta ya comienza a reflejarse en los flujos comerciales. En el siguiente informe se detallan los cambios generados por la guerra comercial y se analiza el panorama de cara al futuro.
El pasado 6 de julio se hicieron efectivos los aranceles recíprocos entre Estados Unidos y China, acrecentando el clima de guerra comercial. Este conflicto tiene gran impacto en el mercado de la soja, del cual el gigante asiático es el mayor importador a nivel global y el país norteamericano, el segundo mayor exportador. A su vez, Estados Unidos es el segundo abastecedor de soja de China, detrás de Brasil, mientras que los chinos son el principal consumidor de la oleaginosa producida en aquel país.
China es ampliamente el principal demandante de la soja estadounidense, seguidos por México, Indonesia, Japón, Holanda, Taiwán, Alemania, para luego continuar con decenas de naciones que importan menos de un millón de toneladas anuales desde los Estados Unidos. Las importaciones de China son cubiertas en alrededor de un 90/95% por envíos desde Brasil, Estados Unidos y Argentina; que se complementan con compras a Canadá, Uruguay, Rusia y Ucrania.
La discrepancia observada en las cifras del flujo entre China y Estados Unidos tiene que ver con que las campañas se encuentran desfasadas en un mes. La campaña estadounidense comienza en septiembre, mientras que la china lo hace en octubre.
En el transcurso del siguiente informe se pretende mostrar los cambios que ya se hacen sentir en lo que respecta al comercio internacional de la oleaginosa, y los que se espera que puedan darse en un futuro inmediato de mantenerse la situación actual.
Evolución.
Estados Unidos se viene perjudicando con esta guerra comercial. Analizando lo que viene sucediendo con el ritmo de exportaciones estadounidenses, vale la pena observar a partir de la información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) sobre las exportaciones acumuladas de soja a China y se advierte un fuerte retraso respecto del año pasado. El registro la tercera semana de julio muestra que las mismas se encuentran un 21% por debajo del dato para el año pasado.
Si se analizan a partir del gráfico siguiente la evolución de las exportaciones semanales totales de EE.UU. y su contraste con las de la campaña pasada, se observa que el ritmo de ventas externas estuvo por debajo del mostrado en la campaña pasada y que la participación de China como destino de esas ventas fue menor.
Otro dato que vale la pena destacar es que en las últimas semanas, a partir de mediados del mes de mayo, las exportaciones semanales de Estados Unidos empezaron a aumentar de manera considerable superando los niveles para el mismo período de la temporada pasada. Esto tiene que ver principalmente por el aumento en las ventas a otros destinos, muchas veces a partir del re direccionamiento de los compromisos cancelados por compradores chinos y ante la caída en los precios de la soja estadounidense que generó la guerra comercial.
China redujo los compromisos de compra en Estados Unidos. Los redujo en 366 mil toneladas para la campaña actual que termina el 31 de agosto, y en 66 mil toneladas para la campaña siguiente. Eso es según los datos del Departamento de Agricultura de los EE.UU. para la semana que finalizó el 28 de junio. Aproximadamente 60.000 toneladas originalmente programadas para descargar en China esta campaña irán a Bangladesh y otras 60 mil toneladas a Pakistán. En lo que va de julio se confirmaron cancelaciones de compras realizadas por empresas chinas por 186 mil toneladas adicionales, 126 correspondientes a la actual campaña y 60 de la cosecha nueva.
El gigante asiático todavía tiene compromisos pendientes por aproximadamente 514.600 toneladas de soja de EE.UU. para la 2017/2018 y de 1,33 millones de toneladas para la siguiente, según muestran los registros del USDA. Es por esto que cabe esperar que se incremente el número de cancelaciones o de modificaciones en el destino de las exportaciones.
Otros de los países, además de Pakistán y Bangladesh, que han incrementado sus compras de soja estadounidense en relación a campañas previas son Vietnam, Tailandia, Taiwán y, principalmente, Egipto. Este país del norte de África acumuló hasta junio compras a EE.UU. por más de 2,2 millones de toneladas, casi cuadriplicando las 691 mil toneladas importadas en la 2016/17.
La caída en los precios de la soja estadounidense ha provocado una ola de compras por parte de los importadores de otros países que se abastecen con los suministros baratos provenientes de los EE.UU. Según un análisis publicado por la agencia Reuters, los compradores chinos en lo que va de año representaron apenas el 17% de todas las compras avanzadas de la soja que será cosechada en el próximo otoño norteamericano, frente a un promedio del 60% en la última década.
El fuerte avance en las compras de soja de Estados Unidos por parte de otros importadores puede verse en este dato: aun cuando China se retiró del mercado estadounidense, las ventas externas totales de la próxima cosecha de Estados Unidos se dispararon un 127% en el acumulado hasta junio en comparación con el mismo período del año pasado, con 8 millones de toneladas.
La semana pasada el mercado de la soja mostró una reacción ante expectativas de mayores exportaciones a Europa que puedan compensar los negocios perdidos por la guerra comercial con China, tras las conversaciones comerciales entre las autoridades estadounidenses y las de la Unión Europea. El presidente Donald Trump expresó que Europa acordó importar más soja estadounidense, ayudando a los agricultores mientras las dos partes inician conversaciones para eliminar otras barreras comerciales, aliviando la amenaza de una guerra comercial a una escala aún mayor. A pesar de esto, muchos analistas en el viejo continente consideraron estos movimientos como simbólicos ya que la Unión Europea no impone aranceles a las importaciones de soja, lo que lleva a pensar que el impacto de este hecho no tenga un impacto importante.
Agricultores norteamericanos.
El martes 24 de julio la administración Trump anunció un paquete de medidas que buscan atenuar los perjuicios económicos que sufran los agricultores a causa de la guerra comercial. Este constituye el mayor paquete de ayuda agrícola de emergencia desde 1998 que ofrecerá a los agricultores estadounidenses hasta U$S 12 mil millones a través de tres mecanismos diferentes administrados por el Departamento de Agricultura de los EE. UU.
Los agricultores estadounidenses han perdido millones de dólares en los últimos meses cuando China y otros socios comerciales estadounidenses han apuntado a la agricultura estadounidense como objetivo de su represalia mediante aranceles comerciales luego de que el gobierno norteamericano se los impusiera a los productos chinos y al acero y aluminio de la Unión Europea, Canadá y México.
El paquete de ayuda incluirá pagos directos a los productores agrícolas más afectados por la guerra comercial utilizando la Commodity Credit Corporation, una división del USDA establecida en 1933 como una red financiera para los agricultores. Esos productos son soja, sorgo, maíz, trigo, algodón, productos lácteos y cerdos. Los programas, que incluyen pagos directos a los agricultores, promoción comercial y compras directas, ya están autorizados y no necesitan la aprobación del Congreso.
El paquete pretende ser una solución única a corto plazo para las consecuencias de la guerra comercial, según el USDA. La agencia reconoce que la soja ha sido la más afectada, y esto probablemente se tendrá en cuenta cuando se determinen los montos de los pagos a los agricultores en las próximas semanas.
¿Y Brasil como juega?
Por su parte, Brasil, el mayor exportador de soja del mundo, está preparando grandes compras de soja de Estados Unidos para alimentar a sus procesadores nacionales, ya que en el actual contexto optaría por destinar sus propios cultivos a China a precios mayores, según la asociación de exportadores Anec. El principal productor sudamericano podría importar hasta 1 millón de toneladas de soja estadounidense, y es probable que las compras aumenten en octubre, dijo el representante de Anec, Lucas Trindade a la agencia Reuters. La industria brasileña del crushing, normalmente no necesita soja de los EE.UU., pero, a partir de los movimientos que se dieron en los precios de exportación de diferentes orígenes, puede ser más barato importar la materia prima producida a miles de kilómetros en el Medio Oeste de Estados Unidos que comprar cultivos locales. Esto se ve favorecido por los bajos niveles de fletes marítimos.
Profundizando en la situación del país asiático, según datos de la Aduana de China, las importaciones de soja estadounidense en la primera mitad de la campaña comercial 17/18 (que va de octubre a septiembre) cayeron un 22,6% respecto a la primera mitad de la campaña pasada (24,4 Mt contra 31,6 Mt de la 16/17). Esto se da en el marco de un aumento en las importaciones totales chinas para la mitad de la campaña; las mismas fueron de 41,5 Mt entre octubre y marzo de la campaña pasada, y aumentaron un 5% a 43,65 Mt en la actual.
Esto tiene que ver con el fuerte crecimiento de las compras a Brasil, que si bien es el principal vendedor de soja a China, la mayor parte de la oleaginosa es adquirida por los chinos en la segunda mitad de su campaña comercial, cuando comienza la cosecha en Sudamérica; en promedio más del 80% de la soja brasileña arriba entre abril y septiembre. Entre octubre y marzo (último mes para el que se cuentan con datos desagregados) Brasil exportó 14,2 Mt a China, 175% más que las 5,2 Mt de igual período de la campaña previa. En los tres meses siguientes, según datos oficiales de Brasil, este país exportó 25,5 Mt a China, un 10% más que lo exportado en los mismos tres meses del año previo.
En el último mes, las importaciones de soja de China crecieron un 13,1% respecto al año pasado, ya que los compradores buscaron asegurarse los suministros desde Brasil para evitar costos potencialmente más altos en la soja de Estados Unidos que están sujetos a los aranceles. China importó 8,7 millones de toneladas en junio, frente a los 7,6 millones de toneladas de hace un año, según datos de la Administración General de Aduanas. De esas 8,7 millones de toneladas, 8,2 millones corresponden a compras a Brasil. Esto representa un aumento del 25% en las ventas de soja brasileña a China para el mes de junio, respecto al mismo mes del año pasado, en el que el país sudamericano exportó 6,6 millones de toneladas.
La ola de compras de porotos de origen brasileño, elevó los precios de las semillas oleaginosas del país sudamericano y de las existencias de soja en China. El diferencial entre los precios de la soja brasileña y estadounidense ofrecidos en China aumentó a un máximo de cinco años en junio debido a que la disputa comercial se profundizó y los compradores chinos se abalanzaron sobre la soja proveniente del país Sudamericano. Hasta ahora, loa buenos márgenes de procesamiento que está percibiendo la industria china están ayudando a sostener la robusta demanda sobre los suministros brasileños a pesar de las alzas en las primas FOB.
Las principales empresas chinas dedicadas al procesamiento poseen inventarios de soja que se encuentran actualmente en su nivel más alto en años, según el Centro Nacional de Información sobre Granos y Aceites de China (CNGOIC). Pero es probable que la situación cambie más adelante. Si los crushers no adquieren soja desde los EE.UU. cabe prever un déficit de materia prima durante el último trimestre del año. Los suministros brasileños caen a mínimos estacionales en el primer y cuarto trimestre, un período en el que las importaciones de China están dominadas normalmente por los EE.UU. El CNGOIC espera que las compañías chinas necesiten importar al menos 10 millones de toneladas desde los EE.UU. cuando la oferta proveniente del país sudamericano escasee.
Ya se puede percibir que hay una mayor demanda por los envíos de soja brasileña para las entregas en agosto, septiembre e incluso octubre, plantearon comerciales brasileños a Bloomberg. Esto es significativo porque los compradores internacionales generalmente hacen la mayoría de sus compras sudamericanas en la primera mitad del año, cuando se realiza la cosecha. Brasil puede enviar más de 5 millones de toneladas métricas a China mensualmente hasta octubre, aunque ese ritmo será más lento que el máximo alcanzado en mayo de alrededor de 9 millones.
El posible impacto.
El principal y más obvio cambio va a ser el incremento en la participación de Brasil en las importaciones chinas. Algunos analistas plantean que esto podría dar lugar a mayores inversiones de empresas chinas en infraestructura de transporte en Brasil. La mejora en la infraestructura brasileña permitiría acelerar los flujos de commodities hacia los puertos y mejorar la competitividad de los mismos.
Además, según la consultora Safras & Mercado, a partir del incentivo generado por el alza de los precios se espera que los agricultores brasileños amplíen el área sembrada con soja respecto a la campaña 2017/18, que marcó un record de producción al alcanzar las 118,9 millones de toneladas según CONAB. Se espera que la superficie destinada al cultivo de la oleaginosa en la campaña 2018/19 crezca en un 2,3% desde las 35,82 millones de hectáreas previas, hasta el record de 36 millones de hectáreas.
Se espera también que puedan aparecer nuevas oportunidades para otros proveedores, como es el caso del grupo de países que conforman Rusia, Ucrania y Kazajstán. De hecho, en el período comprendido entre julio de 2017 y mayo de 2018 se más que duplicaron las exportaciones rusas a China (de 340 a 850 mil toneladas) con relación a igual período de la campaña precedente. Sin embargo, un mayor crecimiento en las exportaciones se ve limitado por cuestiones de infraestructura de transporte y logística, como incompatibilidades entre los sistemas ferroviarios, falta de conexiones viales y la ausencia de terminales marítimas para el despacho de granos.
Habrá que ver si esta guerra comercial persiste en el tiempo, el impacto que tendrá sobre las decisiones de producción de esos agricultores. De mantenerse el contexto actual, es posible que China evalúe como una alternativa de creciente atractivo la diversificación de fuentes de suministro, estrechando vínculos comerciales con las anteriores repúblicas soviéticas.
En este sentido, y para consolidar esa vinculación, habría intereses en China y en los demás países mencionados de desarrollar más decididamente la iniciativa china “One Belt, One Road”, la que se traduce estratégicamente en una importantísima integración asiática con elevadas inversiones en infraestructura de transporte y logística, un esfuerzo para vincular las economías en una red comercial centrada en China.
El plan contempla crear -o recrear en muchos casos- corredores económicos a lo largo de las antiguas rutas comerciales. Así, los fondos se destinarían a construir, ampliar o modernizar la red de conexiones a lo largo de la vía comercial que unía Asia, África y Europa por mar y tierra. En ese contexto se destacan puertos, rutas, líneas ferroviarias y oleoductos.
La guerra comercial con EE.UU. ha ejercido una repercusión positiva en lo que refiere al desarrollo de la estrategia de inversión agrícola en el marco de la iniciativa “One Belt, One Road”, que busca aludir a la antigua Ruta de la Seda. El conflicto comercial ha generado que se tome a la idea de la diversificación de socios de importación de una manera mucho más concreta.
Las inversiones ya han comenzado a realizarse y continúan creciendo. A lo largo de la frontera de China con Rusia, en la provincia de Heilongjiang, se inició durante el mes de abril la construcción de un puerto para los envíos de granos, en gran parte de soja, cultivados por empresas chinas en tierras agrícolas rusas.
Además, una cantidad pequeña pero creciente de soja proviene de Ucrania, lo que se espera que siga a un ritmo mayor. China ha invertido fuertemente en infraestructura en Ucrania, desde el dragado para aumentar la capacidad en puertos marítimos, hasta la construcción de silos para granos y carreteras.
Otra de las medidas que ya tomó el gobierno chino es la eliminación de los aranceles a las importaciones de productos para la alimentación animal (entre ellos la soja y sus derivados) de cinco países asiáticos: Bangladesh, Laos, India, Corea del Sur y Sri Lanka. Si bien no hay comercio de soja entre China y estos países, el gobierno del gigante asiático está buscando nuevas alternativas ante el conflicto comercial.
A pesar de esto y como consecuencia de la imposibilidad de sustituir completamente los suministros de soja provenientes de los Estados Unidos, China redujo a comienzos de este mes su previsión respecto de las importaciones de soja para la cosecha de 2018/19, advirtiendo que los precios más altos debido al conflicto comercial con Estados Unidos frenarían la demanda a medida que el sector ganadero incorpore ingredientes alternativos para la alimentación animal. Las importaciones proyectadas para el año de comercialización agrícola que comienza en octubre próximo serán de 93,85 millones de toneladas, lo que implica una reducción de 1,8 millones de toneladas (2%) en relación a las estimaciones dadas el mes anterior. Esto se contrasta con la estimación de 95,97 millones para la campaña agrícola 2017/18. Según lo planteado desde el gobierno chino, cabría esperar un crecimiento en la demanda de otros cultivos oleaginosos, como el maní, la colza o el girasol.
Respecto a esta posible sustitución de las importaciones de soja mediante la adquisición de otros productos, el presidente de la comercializadora de granos estatal COFCO dijo que su país podría comprar más colza, semillas de girasol y traer más harina de soja, harina de colza, harina de girasol y harina de pescado para cubrir los faltantes de suministro; considerando, además, que aumentar las importaciones de carne también es una opción.
Esto podría implicar un gran beneficio para nuestro país. Argentina es el principal exportador mundial de harina de soja, con una participación del 43% en la comercialización internacional. Si China vuelve a comprarle harina a Argentina, esto generaría un importante impulso a la balanza comercial argentina, ya que es el producto que más divisas genera en materia de exportaciones: cerca de 10.000 millones de dólares anuales. El beneficio también se daría por el lado de las exportaciones de carne, teniendo en cuenta el acuerdo firmado recientemente entre el gobierno de nuestro país y su par chino para la apertura del mercado asiático a la carne vacuna argentina.
Autoabastecimiento.
El gobierno de China también está impulsando su producción nacional de soja, la superficie cultivada con la oleaginosa está aumentando en un esfuerzo por cumplir el objetivo oficial de conseguir el autoabastecimiento de soja. En base a una expansión del área de siembra de 0,6 millones de hectáreas en relación a la campaña 2017/2018, el GAIN Report del USDA ha pronosticado la producción de soja para el próximo ciclo en 15,2 millones de toneladas. El aumento de la producción es impulsado por el aumento en los pagos de subsidios del gobierno chino para la siembra de soja en 2018. El aumento previsto en la producción es de 0,8 millones de toneladas, un 5,6%, en relación a las 14,4 Mt estimadas para la cosecha actual.
En el mismo reporte, se estima que como consecuencia del impulso generado por el crecimiento constante de la industria ganadera, que está en transición hacia modelos de producción a gran escala, el consumo total de semillas oleaginosas continúa en aumento. Pero a pesar de esto, el crecimiento previsto en el uso para alimentación animal (harina de soja equivalente) para la 2018/19 disminuirá en comparación a la previa, con un aumento previsto de 3,3 Mt para el próximo ciclo contra un crecimiento estimado de 4,4 Mt en 2017/18. Esto es causado por un exceso en la oferta de carne de cerdo y una caída en los precios del cerdo durante la primavera de 2018.
Debido a la combinación del aumento moderado de la producción nacional de soja, junto con la desaceleración en el crecimiento del uso de harina de soja, los analistas del USDA esperan que un crecimiento neto de 3,5 Mt en las importaciones de soja satisfaga el crecimiento de la demanda china de harinas proteínicas. En su informe destacan que el crecimiento anual neto en las importaciones de soja de China promedió 6,8 Mt entre las campañas 2011/2012 y 2016/17. Fuentes de la industria indicaron que el alto crecimiento de las importaciones netas de soja parece estar estrechamente relacionado con el aumento en los precios de la carne de cerdo. Los precios récord de la carne de cerdo a mediados de 2016 jugaron un papel clave al impulsar un crecimiento neto de 10,2 Mt en las importaciones de la campaña 2016/17 respecto del año anterior.
La industria porcina china experimentó una rápida reestructuración en el ciclo comercial 2016/17, lo que resultó en un crecimiento significativo de la producción de cerdos que superó la demanda en 2018. Mientras que la industria porcina de gran escala continua impulsando el uso de harina de soja, se espera que la tasa de crecimiento del uso de la harina de soja para la alimentación animal se vea restringido por un exceso de oferta de carne de cerdo, lo que se atribuye a las pérdidas que ha tenido el sector.
Cabe aclarar que este informe realizado por el USDA a fines de junio antes de la entrada en vigencia de los aranceles, no toma en plena consideración el impacto de los mismos, sin embargo es un gran aporte para comprender la evolución de la estructura del mercado de la oleaginosa en el gigante asiático.
Harina de soja.
Otro de los aspectos a tener en cuenta en la reconfiguración de la estructura global de la comercialización de la soja y sus derivados es que, dado que la medida china se impone solamente sobre el poroto de soja y no el aceite y la harina, la caída en el precio interno del poroto en los Estados Unidos resulta en una mejora en los márgenes de industrialización en ese país, de manera que es factible que se dé un incremento en la producción y en las exportaciones de subproductos de soja por parte del país norteamericano.
Estados Unidos está atravesando su mejor año en lo relativo a los volúmenes procesados. Los datos publicados por la National Oilseed Processors Association (NOPA) muestran que los seis primeros meses de este año marcaron los mayores registros históricos para cada uno de esos períodos. Además, los 4,68 millones de toneladas (Mt) crusheadas por las fábricas estadounidenses en marzo pasado significaron el mayor volumen histórico procesado durante un solo mes.
En el primer semestre de 2018, en Estados Unidos se industrializaron 26,47 Mt de soja, lo que representa un incremento del 10,5% en relación al primer cuatrimestre del año pasado y del 12,5% respecto al promedio de los últimos 5 años. El presente se encamina a ser el mejor año para la producción del complejo oleaginoso norteamericano, que buscará superar los 49 millones de toneladas que se procesaron el año pasado.
Esto podría generar una mayor competencia para Argentina en el mercado internacional de subproductos. Si se sostienen los diferenciales entre las primas FOB de exportación del poroto, es decir, si la soja de nuestro país continua registrando valores mayores a la que pueden adquirir internamente las industrias estadounidenses y se sostienen los precios de los subproductos, los márgenes brutos de procesamiento para las empresas locales se verían reducidos en relación a los de sus pares norteamericanas. La caída en los márgenes podría disminuir los incentivos para aumentar la producción y realizar nuevas inversiones.