Industria automotriz: en alerta por caída de ventas y problemas en Brasil

28/06/2018

La devaluación y la suba de precios impactó en la demanda. Hay incertidumbre en el país y por el enfriamiento en Brasil

 

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Mientras que en los bares y en las calles argentinas se debate y muy fuerte sobre los jugadores de la Selección que deben salir del equipo y los que tienen que ser titulares en cada partido del Mundial, en la industria automotriz hay consenso pleno por la decisión que tomó el “DT” Mauricio Macri.

Sucede que en todos los despachos se recibió con un gesto de aprobación el cambio de Francisco Cabrera por Dante Sica en el Ministerio de Producción.

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Básicamente porque es uno de los que más a fondo conoce este sector. No sólo por su pasado como secretario de Industria, sino porque estando al frente de Abeceb, la consultora que fundó, trabajó muchos años asesorando a ADEFA, la cámara que nuclea a las terminales argentinas.

“Sica conoce muy bien el paño. Nos parece una muy buena designación”, plantea off the record un alto directivo de una automotriz, quien afirmó que está al caer una cumbre entre el ministro y ADEFA.

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Claro que el partido que enfrenta el nuevo funcionario no es simple: el “súper dólar”, más allá de su efecto positivo en la competitividad cambiaria, está generando efectos colaterales en el mercado interno. Y la industria automotriz no es inmune.

“Luego de un primer cuatrimestre de crecimiento, aparecen señales de alarma en este sector”, indican desde la consultora Radar.

El análisis que trazan es que esta rama de actividad ahora se ve amenazada por dos variables:

-El salto del dólar, que provocó un fuerte avance de los precios en el mercado interno y generó una mayor desaceleración en los patentamientos.

Según los datos acumulados hasta la tercera semana de junio, hay una caída interanual del 10%.

-La desmejora de los pronósticos para la economía brasileña, de la mano de consultoras que vienen recortando la meta de crecimiento del PIB.

Todo esto, según Radar, no hizo más que “empeorar las perspectivas de la industria automotriz”.

Números en la mira

En cuanto al ritmo de producción, los datos de mayo muestran que hubo una preocupante desaceleración, atribuida a una caída de la demanda de vehículos por parte de la red de concesionarios, en un contexto en el que la corrida cambiaria y la devaluación pegaron con fuerza en las expectativas.

En mayo se fabricaron poco más de 46.800 unidades, lo que implicó un incremento de apenas 3,5% respecto del mismo mes del año anterior.

Se trata de una tasa muy baja teniendo en cuenta que en febrero se había registrado un salto del 52% y que en marzo y abril el crecimiento había sido de entre el 21% y el 25%.

Otro dato que encendió algunas luces amarillas está vinculado con las ventas mayoristas, es decir, las que terminales hacen a la red de concesionarios.

Las mismas alcanzaron las 75.750 unidades el mes pasado, lo que implicó una caída de casi 5% respecto de mayo del año pasado. No es un tema menor: es la primera baja luego de 22 meses consecutivos de crecimiento.

Al analizar los datos de ADEFA se observa que la peor parte se la llevaron los vehículos de producción nacional: las automotrices despacharon a las agencias unas 21.084 unidades, marcando así una contracción interanual del 7%, 2 puntos por encima del promedio, contribuyendo así a la caída de la producción local.

Si bien influyó notablemente el paro de camioneros que durante diez días paralizó al país vecino y limitó la provisión de partes y piezas a las terminales locales, expertos señalan los riesgos que enfrenta al sector en un contexto de volatilidad cambiaria.

A esto se suma otro dato que preocupa: las ventas minoristas. Según reportes con números acumulados hasta la tercera semana de junio, se estaría registrando una caída interanual cercana al 10%. Los más pesimistas prevén una caída incluso mayor, del 15% para este mes.

“La incidencia del dólar sobre los precios de los vehículos es inevitable. Más de la mitad de las unidades que se venden en el país son importadas. Ahí el impacto es directo. En el caso de los nacionales, también hay un alto contenido de partes traídas de afuera. En estos modelos puede demorar un poco más, pero el traslado siempre termina ocurriendo”, planteó un alto directivo de una de las principales cámaras autopartistas de la Argentina.

Cabe destacar que, hasta mediaddos de junio, los modelos nacionales y brasileños acumularon subas de entre el 15% y casi 30%. Es un cambio abrupto considerando que hasta comienzos de año las subas eran de a cuentagotas.

Lo que más preocupa ahora es el impacto que esto puede tener sobre la cadena fabril, dado que el 55% de los vehículos que se producen en la Argentina se comercializan en el mercado doméstico.

Luis Peláez Gamboa, presidente de ADEFA, reconoció que “nuestros costos están muy atados a la evolución del dólar” y que “un peso devaluado nos pone en una situación compleja” por el impacto en el frente interno.

Frente a este cuadro, desde la consultora Radar indicaron que “la suba del dólar ya afectó directamente a la industria: se registraron varios ajustes en la lista de precios por el traslado de la suba del tipo de cambio”.

“La ralentización de los patentamientos del mercado local, que crecieron 6,6% en mayo, lejos de los registros de 27% del año pasado, dan cuenta de ello”, agregaron.

En este escenario, también están sufriendo problemas los autopartistas. Desde una de las entidades advirtieron que hay Pymes que están en una situación muy complicada, porque hay casos en los que las terminales no están reconociendo a los proveedores las subas de precios que sufrieron en los insumos dolarizados.

“En general, son órdenes de compra abiertas con condiciones de entrega que obligan a mantener la provisión de piezas. Hay autopartistas que cobran con precios viejos y tienen que pagar la materia prima con el dólar ahora arriba de los $28. Es insostenible”, se quejó el directivo.

El malestar también se siente en el sector gremial. SMATA decretó el estado de alerta y movilización nacional frente a suspensiones de personal y paradas que se dieron en algunas plantas y que se prolongarían durante el segundo semestre.

“Sin su intervención en el control de las importaciones, sin la protección a la manufactura nacional, sin respeto a la Ley de Autopartes y a los acuerdos comerciales, la industria automotriz está en peligro y el futuro de los mecánicos es incierto”, afirmó el secretario general de la entidad, Ricardo Pignanelli.

¿Impulsará las exportaciones?

“En la medida en que hay una devaluación, la exportación se hace más competitiva. Y a la inversa sucede con las importaciones si se revalúa el peso. Pero cuando se fabrica para el mercado interno y para exportar, se necesita un balance”, afirmaron desde ADEFA.
En este contexto, lo que suceda con Brasil es clave, dado que las exportaciones hacia ese destino explicaron, en lo que va del año, el 76% del aumento de la producción acumulada, según Radar.

Pero el mes de mayo ya dejó un sabor amargo. Desde la consultora indicaron que las exportaciones registraron una suba de apenas 7,4% con respecto al mismo mes de 2017, un avance muy tibio, considerando que se encuentra lejos de los aumentos del 50% que se registraron en febrero y marzo.

Ahora la expectativa está en ver cómo evolucionarán los despachos hacia el mayor comprador de autos argentinos.

En los manuales, al bajar los costos locales medidos en dólares, una devaluación debería funcionar como un impulsor de la industria nacional, siempre y cuando dichos costos no terminen, con el pasar de los meses, creciendo a tal punto de anular la mejora de la competitividad cambiaria.

Y lo cierto es que el “súper dólar” dejó en una situación más ventajosa a las terminales locales.

Sin embargo, esto no disipa la incertidumbre vinculada con las perspectivas de crecimiento para el país vecino, afectado por una economía que no levanta y el temor que genera en inversores las elecciones de octubre próximo.

“El problema político genera mucho ruido. No está siendo el buen año que esperábamos para nuestro socio comercial”, plantea el directivo de la terminal que viene revisando a la baja los embarques programados.

Según el reporte que publica el Banco Central de Brasil, en base a las proyecciones de analistas y consultoras, se espera que el PIB crezca 1,94%. Se trata de una revisión a la baja respecto del alza del 2,18% prevista hace apenas una semana.

El dato no menor es que esta es la sexta reducción consecutiva de las proyecciones de crecimiento. Hace un mes y medio, de hecho, la previsión para el PIB era de una expansión del 2,7%.

De hecho, desde SMATA afirmaron que la desaceleración del país vecino ya impactó en la planta de GM, que pasó de armar 27 autos por hora a unos 16.

“Brasil había pedido 50.000 autos y ahora solicitó 30.000”, reveló Pignanelli, dejando en claro que el “milagro brasileño” tiende a demorarse.

Revisando números

A partir del impulso dado por los mercados externos, las terminales radicadas en el país iniciaron el 2018 con una proyección de suba de la producción del 20%.

Dado que en 2017 habían salido de las líneas de montaje poco más de 472.000 unidades, esto implica que las compañías apuntan a cerrar el año con más de 566.000 vehículos producidos.

Por ahora, el acumulado durante los cinco primeros meses arroja una tasa de variación del 16%.

Pero las perspectivas para Brasil y la incógnita del mercado local, ahora generan dudas sobre la performance de la industria.

“Es posible que en los próximos meses la producción crezca a menor ritmo y se complique cumplir las perspectivas de crecimiento iniciales de la industria”, advirtieron desde Radar.

En paralelo, también se están revisando las proyecciones de ventas: al arrancar el año, el objetivo era acercarse lo más posible al techo de 1 millón de unidades patentadas frente a las 901.000 del año pasado.

Ahora, los directivos más pesimistas hablan de una nueva meta de 880.000 vehículos comercializados para este 2018, lo que implicaría una baja del 2%, algo impensado cuando se iniciaba un año que apuntaba a ser récord.

Fuente: iProfesional

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