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En Paraná restauran y le vuelven a dar vida a las emblemáticas combis VW

Recordadas por su particular estética y su espíritu viajero, las combis VW marcaron una huella en el mundo de los automóviles. Hoy en día, las actuales generaciones se ven atraídas por ellas. Leonardo Wolff es el líder de un taller mecánico que se encarga de reconstruir y reformar estas características naves para devolverle su esencia y renovarlas. ¡Mirá el video! Jerónimo Cuestas

La legendaria “Kombi” Volkswagen fue un ícono de los años 60 y 70 a nivel mundial. Aunque su lanzamiento fue en marzo de 1950, al principio su desarrollo no experimentó un crecimiento masivo y se adquirían para utilizarse mayormente como vehículo comercial para el transporte de todo tipo de de productos. Su auge llegó unos años después. Así fue como la “Kombi vivió sus años de gloria en las décadas de 1960 y 1970 y se convirtió en símbolo del movimiento hippie, pero también favorito de surfistas y familias.

Más de 60 años después estas combis siguen siendo un llamativo vehículo en rutas y calles de nuestro país. Para quienes quieren tenerlo como trasporte de carga o para viajar, se ha vuelto un emblema histórico.

De esta manera, Leonardo Wolff, amante de estas naves, ha encontrado un nicho al reactivar y volver a la vida a estas icónicas máquinas. Desde Colonia Avellaneda, en el departamento Paraná, con mirada bohemia y sustentable, trata de trasmitir su pasión por estas furgonetas, restaurándolas desde cero, es decir, desde que alguien la compra totalmente abandonadas, sin motor, techo, ruedas y hasta en total oxidación.

Así, en entrevista con DOS FLORINES, cuenta cómo ha sido su proceso como restaurador en este ámbito y cómo estas tan particulares camionetas han crecido en el mercado automotor y se han revalorizado para ser hoy una joya dentro del abanico de posibilidades de todo aquel que le guste viajar y disfrutar de las diversidades que ofrecen las Combis.

—¿Cómo fueron los comienzos en el ámbito de la restauración?  

—Yo como propietario de una combi VW, en el uso diario y exigente que tenía, en el que yo me dedicaba a hacer eventos infantiles, allí cargaba la técnica, los equipos las personas para trabajar. Había elegido ese vehículo por una cuestión de estética. Y en el uso y abuso de mi primer pobre combi, tuve que empezar a aprender; de por sí tenía algunos conocimientos por gusto desde la adolescencia y la juventud, me gustaba la mecánica. Entonces fue por necesitar arreglarla y mantenerla en condiciones y la poca oferta que había de ese trabajo. No había quién le dedique el tiempo y el empeño que necesita para que funcione bien. Y así nos pusimos a arreglarla. Y arranca con amigos, un grupo de amigos que después se conformó en una comunidad de usuarios de Combis, en la que colaborábamos bastante y nos ayudábamos mutuamente, para poder conseguir repuestos, comprar alguna que esté tirada para desarmarla y sacarle piezas. De esa manera fue cómo de a poco nos fuimos metiendo en este paño, conociendo todos los pormenores, tanto técnicos como todo lo que tiene que ver con el mundo en sí que gira alrededor y en la Combi VW.

—¿Cuáles fueron sus primeros trabajos en este taller?

—Nosotros empezamos de alguna manera por gusto propio, y con una pequeña demanda de algunos “visionarios”, por ejemplo el primer cliente de Santa Fe, que ya hará cinco o seis años, nos encargó el primer Food Truck de la zona, una palabra que después se instaló mucho. Él tenía una combi que había comprado tirada, sin motor, sin caja, sin luces, sin nada, como llegan siempre o como llegan la mayoría de las veces. Y él dijo que quería hacer algo que había visto afuera, no sé si lo había visto en San Pablo o en Miami, porque él viajaba mucho. Y lo hicimos a la manera que se nos ocurrió a nosotros, más las fotos que nos trajo, que era como cortar el techo y los colores.

Desde ese momento se empezó a instalar de a poco paulatinamente, ese gusto por los Food Truck y después los Beer Truck, que son Combis reformadas de la manera que se te ocurra, para expender bebida o expender comida, esto por la demanda de todo lo que fue patio de comida, eventos que en vez de hacerse en un salón o lugar cerrado eran esporádicos tipo feria. Ahí empezaron a aparecer y la combi es como que ocupó un lugar importante a partir de los que hace por lo general el mercado, alguien inventa algo que le gusta y lo hace por mucha motivación personal y los demás, que están dando vueltas y no saben qué hacer, lo copian. Esa es mi visión.

Revalorización

—¿Esta demanda hizo que las combis tomaran nuevamente importancia en el mercado automotor?     

—En paralelo, la combi se revalorizó un montón y se empezó a buscar y ser deseada también por fenómenos que tiene que ver con el estallido en redes sociales de la búsqueda personal vinculada a viajar, el salir a conocer y abandonar el estatus quo de vivir normal. Es salir en busca de algún proyecto emocionante que cambie la forma de vida. En eso aparecieron los viajes y que hasta el día de hoy tenemos gente cercana al taller, amigos, armando un viaje para recorrer América o Argentina, o algunos desde Ushuaia a la Quiaca o Ushuaia a Alaska en Combi. Entonces eso hizo que la otras que estaban dando vueltas, tiradas o abandonadas, fueran buscadas, tanto por los usuarios que la compraban particularmente para traérnosla a nosotros o a otros talleres especializados, como por gente que vio también un negocio de comprar una Combi en estado de abandono para restaurarlas y vendérselas a personas que querían hacer estos viajes. Y se fue instalando de esa manera, por esos distintos factores, se volvió como mucho más popular, mucho más demandada y por ende el precio o el valor de lo que dice el mercado que valen, fue creciendo exponencialmente.

—¿Cuáles son los principales valores que persiguen en el equipo de trabajo?

—Primero es disfrutar lo que hacemos, y esto tiene que ver con una filosofía y principio de vida que nosotros tratamos de llevar adelante con las personas que me acompañan en esto, de coherencia en todo lo que hacemos. Pero en esto que sería nuestro sustento y labor diaria de estar arreglando restaurando y todas las otras actividades que se desprenden, es amar lo que hacemos, ser felices con lo que hacemos disfrutarlo, tener entusiasmo. Y después viene lo otro, va trayendo aparejado necesariamente y energéticamente lo mismo, es decir personas que quieren, tienen mucho empeño y mucho cariño por la combi, por su vehículo y quieren hacer las cosas bien y con excelencia.  Y en esto de la excelencia voy más allá de la materia que lleva arreglar y la inversión económica en repuestos y mano de obra, si no de esto de darle vida a cosas que no la tenían y levantar la vibración que tienen los objetos que están como inanimados y no tienen ni proyecto.

Así que el propósito es que sea sustentable en todos los sentidos: que sea sustentable económicamente, porque de hecho vivimos de esto y es nuestro ingreso principal; que sea sustentable emocionalmente o emotivamente porque nos hace felices; que no se rompan las camionetas, para nada, porque cuando las terminamos queremos que todo lo que hicimos quede perfecto, pero sí que la gente se anime a invertir tiempo y energía de todos los tipos en la restauración y vuelvan a la vida y se vuelvan a disfrutar.