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En Paraná hay lista de espera para alquilar: cayó fuerte la oferta y la rentabilidad

Los inmuebles en alquiler no alcanzan frente a una demanda constante. María Paula Armándola advirtió que la Ley 27.551 modificó el mercado, con una baja sensible de la renta a un mínimo histórico que no es atractiva para los propietarios. Nahuel Amore

Alquilar se convirtió desde hace varios meses en una odisea para quienes buscan dónde vivir, ante un déficit habitacional creciente en la Argentina y del que Paraná no escapa. Quienes no tienen casa propia no dejan de advertir por esta problemática que les afecta el bolsillo y hasta los desgasta anímicamente. Los inmuebles que quedan en el mercado no alcanzan para cubrir la demanda por diversos motivos y los valores que se manejan, en medio de una acelerada inflación que supera el 100%, reducen las alternativas a las familias más necesitadas.

Ante este fenómeno, cada vez son más las inmobiliarias de la capital entrerriana que completan su registro con personas que aguardan a que se desocupe un departamento, casa o monoambiente, según confirmó a DOS FLORINES María Paula Armándola. La presidenta del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios de Entre Ríos (Ccpier) aseguró que ello se debe fundamentalmente a un problema de oferta, afectada por trabas en la normativa vigente y la nula rentabilidad que, en ocasiones, hizo cambiar el cartel del alquiler por venta.

Varios colegas tienen listas de espera y directamente no publican las propiedades. Hay inmobiliarias que se vienen manejando así siempre, con un sistema de gestión y orden administrativo interno, mientras que hay otras que alquilan rápido las viviendas que tienen y directamente no las llegan a publicar”, señaló, y aclaró que los tiempos de espera son variables, pero sí que se extendió en los últimos meses.

Armándola remarcó que esta problemática se agravó con la Ley 27.551. “La contracción de la oferta en los alquileres habitacionales se da por distintos motivos. Uno de ellos es la Ley de Alquileres, que extendió el plazo mínimo de los contratos de 24 a 36 meses, lo que genera una ralentización de la renovación de esas propiedades en la oferta local. En vez de estar fuera de mercado dos años y entrar cada 24 meses, están afuera tres años y entran cada 36 meses”, explicó.

Caída de la renta

Por otro lado, a la hora de analizar las causas, Armándola reconoció que los propietarios hoy evalúan dos veces si les conviene o no ofrecer su bien para alquilar, con todo lo que eso conlleva. “El alquiler está en uno de sus peores momentos económicos en cuanto a la rentabilidad para quienes compraron el inmueble”, afirmó. En otras palabras, poner una propiedad para alquiler habitacional ya no es negocio.

Históricamente, la renta en este sector garantizaba el 1% mensual. Es decir, el monto por mes que debía pagar el inquilino representaba el 1% de la propiedad, lo cual hoy serían 300 mil pesos para un capital tasado en 30 millones de pesos. Sin embargo, con la caída del salario real y otras variables, durante los últimos años se fue deteriorando progresivamente y llegó a niveles históricamente depreciados. Al respecto, la profesional aseguró que en Paraná “hoy esa renta está en menos de 0,1%”, lo cual resulta para nada atractivo.

Está muy bajo. Y las personas que se resguardan en un bien inmueble, que por nuestra cultura siempre buscamos el dólar o los bienes inmuebles porque el peso no sirve para ahorrar, sus costos le suben al ritmo de la inflación pero los ingresos no. Se ve totalmente perjudicada aquella persona que invierte en este rubro”, analizó.

Del mismo modo, visto desde la vereda de quien necesita un hogar, planteó que “al inquilino, por una cuestión de que el salario no le sube al mismo ritmo del salto que tiene en los valores a los 12 meses (alrededor de un 90% en 2022), entra en un contrato que no tiene idea de cuánto va a pagar y encima es por 36 meses, con un salto a los 12 y 24 meses”. “Son saltos al vacío que también lo perjudican”, remató.

Desregulación

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La Ley de Alquileres provocó una mayor desregulación en el mercado y eso explica una creciente informalidad en los contratos. En Paraná es vox pópuli que tanto dueños de inmuebles como algunas inmobiliarias prefieren cobrar en efectivo las cuotas mensuales de sus inquilinos. Dicho de otro modo, pagar en negro y no dejar registro del movimiento de dinero los excede de afrontar ciertos impuestos y así ganar unos pesos más. Esta problemática se suma a que también hay departamentos o casas cuyos titulares prescinden de la administración tercerizada y lo hacen por su cuenta.

Consultada sobre este tema, Armándola aseguró que “siempre estuvo el propietario que alquila por su cuenta y piensa de que quizá hará una diferencia. Eso depende de la capacidad de la persona para administrarse, para manejar la problemática del día a día, los proveedores y mantener la relación con el inquilino”.

De todos modos, dada su experiencia y los vaivenes de la economía, consideró: “La mayoría vuelve a una inmobiliaria porque se desliga, va y acepta cómo son las cosas. Pero es parte del proceso de aprendizaje. El mismo contexto macroeconómico nos lleva a contar los puchitos porque no se llega a cerrar los números”.

En esa línea, reflexionó que este escenario complejo es otro factor que también deriva en la caída de la oferta. “Esa situación de incertidumbre y de la necesidad básica de vivienda, genera que los actores que pueden dejar de jugar por necesidad, salgan del mercado. La inseguridad te da miedo”, expresó a DOS FLORINES.

Más viviendas

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Además de modificar los plazos de contrato y otra fórmula de actualización de los valores, la presidenta del Colegio planteó que también resulta necesario por parte del Estado avanzar en una política de estímulo a la construcción de bienes inmuebles para que crezca la oferta. “Se tiene que estimular la producción, sobre todo facilitando los trámites burocráticos que hoy son largos. A veces solamente tiene que ver con agilizar la maquinaria burocrática para poder construir”, propuso.

En esa línea, insistió: “El déficit habitacional siempre existió y fue un problema. La tendencia nos dice que va a seguir siendo un problema. Y hoy que hay escasez de oferta, debemos empezamos a producir para el futuro. La macroeconomía te dice que si hay escasez de oferta, lo que tenés que hacer es aumentar la oferta o bajar la demanda. Pero como la demanda no va a bajar porque la gente sigue creciendo y necesitando vivir, tenés que poner el foco en la oferta”.

En relación a ello, reconoció que la necesidad de viviendas para alquilar ya no se da solamente en la zona céntrica, sino que la problemática actual obligó a muchas familias a buscar opciones fuera de los boulevares. “La gente se está empezando a animar por una cuestión de que busca y no encuentra”, sostuvo, y acotó que el centro de la ciudad es más demandado y más caro. “A medida que la gente intenta buscar una primera mejor opción, después busca otras alternativas, va encontrando otros lugares de la ciudad, incluso buscando dónde hay transporte público”, expuso.

Finalmente, sobre este punto, analizó que la pandemia permitió expandir las zonas comerciales hacia los barrios. “Crecieron pequeños lugares comerciales fuera del microcentro, donde uno ya puede satisfacer todas sus necesidades. Todos empezamos a buscar eso y creo que hubo una gran expansión de la ciudad, a pesar de la pandemia. Se busca el espacio verde y otras posibilidades de mercado”, manifestó, y dejó planteado el desafío de cara a las necesidades de habitabilidad futuras.