ENFOQUE

El mundo no está preparado

Por Julio Panceri – CPN – docente – investigador

Es cierto que este mundo interconectado parece cada vez más pequeño, pero no debemos olvidar que este mundo que habitamos “es finito” y es el único que tenemos. El comercio mundial es el gran vínculo económico y de evolución de la economía, tanto para países desarrollados como en vías de desarrollo, con distintas alternativas que van desde productos primarios, industrias transformadoras o servicios de toda índole, destaquemos que el comercio mundial y los servicios comerciales (incluido el turismo) explican aproximadamente el 20% del PBI mundial.

Cuando el mundo estaba tratando de salir de una fase económica de escaso crecimiento, nos encontramos con una nueva crisis en este siglo XXI. Esta vez el origen de esta crisis, para la humanidad y también para la economía, es una enfermedad y esto marca un nuevo escenario en la sociedad y la economía moderna que debe desplegar acciones para la prevención de estos hechos en el futuro.

En diciembre de 2019 se detecta una enfermedad infecciosa causada por el Virus SARS-Cov-2 detectado originalmente en la ciudad China de Wuhan, su propagación en el mundo hizo que la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020 la declarara como pandemia.

La proliferación de esta enfermedad, ha dejado de manifiesto que el mundo no está preparado para este tipo de fenómenos y que existe una crisis de gobernanza mundial con falta de liderazgos que pone a la comunidad internacional en un evidente y probado estado de vulnerabilidad. Las cuarentenas impuestas en los distintos países han paralizado de alguna manera la economía mundial, pero los efectos más severos de esta crisis sanitaria han encontrado factores de amplificación y propagación que son difíciles de controlar como el crecimiento demográfico, densa urbanización en ciudades, cambio climático, migraciones, viajes internacionales, la falta de servicios de salud básicos, el acceso al agua limpia y saneamiento. Es fácil de entender que los brotes y la propagación, son mayores en sociedades o comunidades con menores recursos.

Déficits.

Otro de los aspectos curiosos que esta pandemia ha mostrado, es el déficit sanitario incluso en países desarrollados, donde sus sistemas han colapsado y no están preparados para este tipo de contingencias

En el año 2018, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud dan origen a la “Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación”, con el objeto de evaluar la capacidad del mundo para protegerse de las emergencias sanitarias y determinar las deficiencias críticas en la preparación desde múltiples perspectivas. En Septiembre de 2019, esta Junta de Vigilancia publica el primer informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias que se denomina “Un mundo en peligro”, donde indica: “Si bien la enfermedad siempre ha formado parte de la experiencia humana, una combinación de tendencias mundiales, que incluye en la ecuación la inseguridad y fenómenos meteorológicos extremos, ha incrementado el riesgo. La enfermedad se encuentra a sus anchas en el desorden y aprovecha la situación: los brotes han ido en aumento en las últimas décadas y el espectro de una emergencia sanitaria mundial se vislumbra peligrosamente en el horizonte. Si es cierto el dicho de “el pasado es el prólogo del futuro”, nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizada. El mundo no está preparado”.

Presunciones.

Al momento y aunque el mundo está mirando al segundo semestre del 2020 como el de la recuperación de la economía, solo podemos hablar de estimaciones y el   Banco Mundial pudo estimar que una pandemia de gripe mundial de una escala y virulencia semejante a la que ocurrió en 1918 implicaría un costo de U$S 3 billones para la economía actual del planeta o el equivalente al 4,8% del PBI mundial, asimismo una pandemia de gripe de virulencia menor o moderada tendría para la economía internacional un costo equivalente al 2,2 % del PBI total. Los modelos de simulación del Banco Mundial estiman que el costo anual de una pandemia en el mundo equivaldría a una disminución del 2% del PBI de Asia Meridional o el equivalente al 1,7% del PBI de África Subsahariana.

Mientras tanto The Economist Intelligence Unit (E.I.U), es la división de pronósticos y análisis de la revista The Economist, realizó una estimación de la contracción de la economía mundial en 2020 por efecto de la pandemia que rondaría el 2% del PBI mundial (este año se preveía un aumento del PBI mundial cercano al 2,3%), además las previsiones incluyen caída del PBI de Alemania (-6,8%), Italia (-7%), Argentina (-6,7%), Brasil (-5,5%), Gran Bretaña (-5%) y un crecimiento de China de sólo el 1%.

A todo esto, se suma una pelea por la producción y comercialización de petróleo que enfrenta a los países de la OPEP, Rusia y los productores de no convencionales, además el miedo hace que los capitales se muevan a activos más seguros y abandonen activos de emergentes, activos de empresas con altos valores de endeudamiento y commoditties.

Esta suma de factores, ha hecho que los Estados Nacionales tengan mayor participación en la economía vía inyección de liquidez con el objeto de incentivar tanto la oferta como la demanda para salir del estado recesivo lo más rápido posible, aunque los más pobres solo lo podrán hacer vía endeudamiento.

Esta crisis presenta un aspecto curioso y es el de apelar a la “solidaridad” de la humanidad para sobrellevar sus efecto, esto quiere decir que el  mundo necesita urgente de un sistema internacional e interconectado, que pueda otorgar respuestas ante estos problemas de pandemias y que además disminuya la tensión entra las distintas potencias mundiales, tomando conciencia de que las amenazas ya no son solamente los conflictos bélicos o comerciales, sino que existen otro tipo de amenazas para la aparición de nuevas crisis económicas y sanitarias.

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