ENFOQUE

El irrefrenable temor que sobrevuela Paraná

Por Nahuel Amore – Editor de Dos Florines*

Los nuevos casos de coronavirus que se detectaron en Paraná encendieron las alarmas de los comerciantes de la ciudad. Las guardias que estaban más bajas con la “nueva normalidad” volvieron a levantarse y el camino por recorrer se torna otra vez tan confuso e incierto como lo es adentrarse en la densa niebla que tiñe las calles estas mañanas que dan cierre al otoño.

El miedo por dar marcha atrás con las habilitaciones es real y cada vez más palpable entre los hombres y mujeres que llevan el día a día de sus negocios. El murmullo por lo que pueda pasar ya se escucha con mayor claridad y más de uno consulta con su almohada cómo seguir si la cosa se vuelve a complicar. Sin embargo, las preguntas se acumulan y las respuestas se hacen esperar.

En la zona céntrica es vox pópuli la incertidumbre por las disposiciones que eventualmente evalúen las autoridades sanitarias si el brote de contagios se descontrola. Según pudo relevar este cronista de DOS FLORINES, entre comerciantes el tema ya se puso en agenda esta semana, tras la confirmación de una mujer positiva de Covid-19 y luego dos más de sus contactos estrechos, a los que se sumaron este sábado otros nueve. “No sé qué vamos a hacer”, coinciden.

Puntualmente, el caso de la empleada de una cooperativa farmacéutica se sigue de cerca, tanto por la cantidad de personas que contraen el virus como por el protocolo de aislamiento que se implementó. Si por una sola persona hubo al menos 15 que debieron resguardarse, ¿qué pasará si en otras empresas también se detectan contagios de más trabajadores? ¿Cuántos serán los aislados? Seguidamente, el interrogante apunta a saber con qué nivel de actividad se podrán sostener, en tiempos en los que la crisis apremia con fuerza.

Temor

El miedo por volver a la cuarentena estricta, con cierre de locales y el permiso de circulación únicamente para los que forman parte de los rubros esenciales, genera desconcierto y desazón, incluso para otros sectores como los profesionales, industrias y trabajadores informales. Las experiencias cercanas de otras ciudades entrerrianas, como Colón o Ibicuy, son las imágenes más representativas por lo que pueda ocurrir, al igual que sucede por estas horas en provincias donde la situación sanitaria parecía controlada.

Y aunque a muchos les cueste encontrar las palabras exactas para ponerlo en discurso, la mayoría no está dispuesto a afrontar otro sacudón de la misma proporción que lo fue a partir del histórico 20 de marzo. Pues el verdadero temor ya no pasa por poner otro paréntesis en sus negocios, sino directamente por asumir el costo de no arrancar nunca más.

Según ratificó una conocida comerciante del centro paranaense, son varios los que confiesan su zozobra y lamentan su interés por dar el cierre definitivo a sus persianas debido a los persistentes números en rojo. De hecho, sólo basta con recorrer la peatonal San Martín y sus calles adyacentes para sacar cuentas de los locales vacíos con sus respectivos carteles de inmobiliarias.

El efecto colateral también se percibe en el humor social. El posible regreso a la fase 1 comienza a pesar en el imaginario colectivo y así se pone poco a poco de manifiesto con los clientes que consultan por lo que pueda ocurrir, los que ya adelantan compras previstas para julio y hasta prefieren quedarse en casa en ciertas franjas horarias, lo cual también afecta a otros rubros como la gastronomía, que siente de inmediato la merma de circulación.

Cuentas

Las ventas siguen en franca caída, las cuentas no cierran y no hay flexibilización que termine de dar el impulso necesario para revertir la profunda recesión que atraviesan las micro, pequeñas y medianas empresas. Si bien fechas como el Día del Padre permiten dar oxígeno en momentos de sequía, el evento sigue siendo extraordinario y no tiene modo de comparación siquiera en términos interanuales. La evaluación es permanente y el margen de maniobra se acota aún más.

En este sentido, el miedo por volver a la cuarentena estricta se basa en la floja experiencia que tuvieron con las ventas online, que cuanto mucho permitió a más de un comerciante poder amigarse con las nuevas tecnologías o potenciar ese canal de comercialización. Sin embargo, el volumen en promedio fue insignificante para el sostenimiento de una estructura comercial completa, que ya veía menguar su rentabilidad en la previa de la pandemia.

Del mismo modo, sea la semana próxima o el mes que viene, los comercios no soportarían otra marcha atrás sin el reaseguro de contar con la ayuda del Estado. En abril y mayo, fue clave el acceso al programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), porque permitió garantizar el pago de salarios y sostener las fuentes laborales. Sin embargo, a medida que se avanza en las nuevas fases de la cuarentena, el Gobierno nacional comienza a cerrar el grifo y todo apunta a que se acotará el aporte a través de mecanismos crediticios.

Incluso, dentro del abanico de gastos que deben afrontar los comerciantes también están los tributos nacionales, provinciales y municipales, que se siguen acumulando como deuda. Hasta el momento, sólo llegaron algunas postergaciones de vencimientos de impuestos de la Provincia y se está a la espera de que se apruebe la moratoria universal lanzada por la Nación. En el mientras tanto, tampoco hay muestras claras de qué hará tranqueras adentro el municipio, con tasas comerciales para nada competitivas.

Definiciones

El aumento de casos de coronavirus en la provincia, con mayor incidencia en el corredor de la Autovía 14, motivó la semana pasada al propio gobernador Gustavo Bordet a suspender transitoriamente las nuevas habilitaciones previstas, por recomendación del COES. Incluso, fue allí cuando dejó entrever como advertencia la posibilidad de dar marcha atrás con actividades ya autorizadas en caso de que los brotes se acentúen.

Estas declaraciones quedaron resonando en el éter y fueron las que se activaron en el imaginario ni bien se confirmó un nuevo test positivo en la capital provincial. De todos modos, para poner paños fríos en instancias de creciente sensibilidad, las autoridades dependientes del Ministerio de Salud salieron rápidamente a aclarar que el sólo hecho de detectar uno o dos casos no es razón suficiente como para determinar la vuelta a la fase 1. Hay otros factores que se tienen en cuenta a la hora de tomar una decisión de esta naturaleza, aunque la regla no pareciera ser del todo clara, excepto el aislamiento obligatorio por sus resultados efectivos.

A su turno, el intendente Adán Bahl también expresó ante la prensa que “ni siquiera se está evaluando” una medida de este tipo y reconoció que “en algún momento los casos iban a aparecer y por eso se trabajó en el fortalecimiento del sistema de salud”. Sin embargo, los tiempos de pandemia son extremadamente vertiginosos. 

A esta altura del partido, los informes epidemiológicos se siguen día a día como quien espera que le cuenten la temperatura y el pronóstico del tiempo por la radio. Este sábado se sumaron nueve más, de los cuales uno se desconoce su origen de contagio. Es la capital de la provincia y el tema no deja de preocupar, tanto a los vecinos como a los comerciantes, de quien dependen miles de puestos de trabajo. El temor es irrefrenable y la incertidumbre se retroalimenta más que nunca, aunque sería oportuno y conveniente para todos que Paraná no protagonice la profecía de Gabriel García Márquez que anticipaba que “algo muy grave va a suceder en este pueblo”.

 

*El artículo fue escrito de manera previa a la decisión del Gobierno municipal y provincial de suspender por siete días las actividades deportivas, recreativas, de bares y restaurantes, a partir de las 18 de este sábado. 

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