Dos especialistas estuvieron en Paraná y alertan sobre el crecimiento del delito y la crisis de las compañías. Patricio Viscegli y Emilio Riestra disertaron este jueves en la Vieja Usina sobre las profundidades y mutaciones de los delitos de fraudes tanto en seguros patrimoniales como en ART y los avatares por los que atraviesan las empresas del sector. Fueron convocados por el Instituto del Seguro y describieron una compleja trama que incluye a la Policía, médicos, camilleros, bomberos, abogados, empleados infieles y la propia desidia del sector privado en detrimento de personas vulnerables que son utilizadas para un delito que crece. Dos Florines conversó con ellos y entendieron que “en Entre Ríos llegará en algún momento por su cercanía con Santa Fe y Buenos Aires”. Gustavo Sánchez Romero / sanchezromero@arnet.com.ar
Patricio Viscegli es un reconocido especialista en el tema del fraude en el sector seguros, y como presidente de la consultora Sabentis y socio del estudio Riestra Lamanna Sechi es muy consultado por las compañías y los medios de comunicación, y su iniciativa literaria ha sido llevada al cine con un reconocido film de industria nacional. Emilio Riestra, socio del estudio de abogados que lleva su nombre, por su parte, ha ganado prestigio y reconocimiento con una investigación que obtuvo reconocimiento de Cesvi y ha logrado premios internacionales por un trabajo sobre médicos y abogados “rompehuesos” que pusieron en jaque a un frigorífico de la ciudad de Refino, en Santa Fe, y donde el 25 % de los empleados habían iniciado demandas por accidentes laborales truchos.
Llegaron a la ciudad para brindar una conferencia –convocada por el Iapser- y acompañaron a Cora Patricia Smolianski, titular de la Coordinación Antifraude de Seguros, de la Superintendencia de Seguros de la Nación y la cdra. del área, Jacqueline Muller, y ante un nutrido auditorio que llegó hasta la Vieja Usina para acercarse a una temática in crescendo, que muta permanentemente y que abarca a todos los productos de las empresas. La connivencia de distintos profesionales y las fuerzas de seguridad, la propia desidia de las empresas y la poca reacción de las autoridades nacionales coadyuvan para el encarecimiento del sistema que, estiman, pagan justos por pecadores y lleva las primas cerca de un 20 % arriba de su valor real.
-¿Qué relación existe entre el estado complejo de las compañías de ART y el nivel de fraude en la Argentina?
– Patricio Visceglie: No existe una relación tan directa. Si cuando lo dije en la conferencia se entendió así me disculpo. Son dos cosas distintas. Esto se convirtió en un gran negocio para los estudios jurídicos bolseros. Cuestiones que se podrían solucionar respetando la ley y cumpliendo con las prestaciones médicas, los estudios los llevan a un plano de judicialización. Eso se ve agravado por los fraudes. Hay muchos estudios bolseros que arman siniestros yendo a una fábrica y consiguiendo que se fracturen un dedo, una mano o lo que fuese. Lo que yo intento decir es que si la siniestralidad sigue en ascenso como hasta ahora el sistema quiebra. No hay posibilidad que el sistema dure si siguen creciendo los siniestros. Lo que el otro día intentó decir el presidente Macri sobre el tema de la industria del juicio -y quizá no se lo entendió bien- es que hay muchos fraudes donde los trabajadores no terminan cobrando ese juicio que le hacen a la empresa, sino que el 50 %, por convenio de honorarios, se lo llevan los estudios. Hay una industria del juicio, hay mucho fraude, pero lo que hay que parar es el número. Hay que tener un sistema de prestaciones acordadas, en especie y prestaciones dinerarias. Una persona tiene problemas producto de alguna cuestión laboral tiene que ser atendida en la mejor clínica posible, reinsertada en su familia y en su trabajo y si hay alguna discapacidad sobreviniente de ese siniestro hay que pagarlo. Pero no es a través de un juicio, sino de lo que marca la ley a través de la ART. Hoy no se está dando eso. Hay compañías que tienen más de 75 mil juicios. Esas compañías van a quebrar, y el Gobierno lo sabe. No tiene que poner paños fríos. Lo que tiene que hacer es implementar una ley de prevención -que no está implementada porque el Congreso le dio seis meses a las ART para que ayuden a armar una ley de prevención y no está hecho como está en España donde es terrible el control y bajó la accidentabilidad- y evitar la industria del juicio. Cuando haya un siniestro que se lleve la plata sea el trabajador y no el estudio jurídico.
-¿Cuál es el porcentaje de fraude que existe hoy en la siniestralidad?
-P.V. En el sistema general, mezclando todo ART y patrimoniales- se estima que el 5 % del total corresponde a algún tipo de fraude.
-¿En millones cuánto es?
-P.V. Es una suma millonaria. Hay que calcular más de mil millones de pesos al año.
-El sistema por si mismo parece no poder resolver el tema: ¿Cuál es el problema?
-P.V. La dificultad es un tema judicial. Las compañías tienen que ponerse los pantalones y salir a hacer capacitaciones y comunicaciones a todo el sistema judicial. En vez de haber hecho la ley que hicieron y los fallos que hicieron acordados con la Corte Suprema de la Nación, previamente habría que haber recorrido todo el país, hablar con todas las Cámaras, todas las Cortes provinciales y entre todos buscar la solución.
JUSTICIA.
-Desde las compañías ponen el foco en la Justicia…
-P.V. Sin duda que el problema está en la Justicia. El problema no es que hay una intención dolosa de parte de los miembros del Poder Judicial para perjudicar a las compañías de seguro sino lo que hay es un desconocimiento. Qué ve un juez y nos pasaría a todos lo mismo: ve una compañía de seguros poderosa, ve a un pobre trabajador damnificado, sin adentrarse en la razón, falla a favor al menor. Como cuando choca una moto con un auto; todo parece indicar que el más pequeño se lleva la peor parte. Entonces, en ese caso, lo que hay que hacer es invertir en comunicación, hablar con los jueces, capacitarlos, explicarle la realidad de la situación. Y si un trabajador se deja romper un dedo o se deja cortar un tendón para cobrar una indemnización o tener una discapacidad determinada, por más que sea un pobre hombre es el responsable, y no la compañía de seguros. Esto es lo que creo que está fallando en el sistema de seguros. Lo más importante hoy es comunicar lo que se está haciendo.
-¿Las compañías no advierten esto?
-P.V. Es un error. Hay que estar en los medios, hay que tener la posibilidad de tomar de las redes sociales comentarios para poder rebatirlos y discutirlos.
-Un militante de los medios…
-P.V. Totalmente, pero con una honestidad brutal. Porque es la realidad. También te digo lo contrario, porque hay fraudes de compañías de seguros contra el sistema. Aquellas compañías que no tienen las reservas necesarias para bancar los siniestros con muchos juicios pendientes, están cometiendo fraudes con sus asegurados. Hoy están cayendo compañías que no tienen respaldo, terminan rematando la casa del asegurado que tuvo el siniestro. El tercero va a cobrar o cobrar, porque hay un contrato y debería cobrárselo a la compañía, pero si quebró va a ir contra el asegurado. Yo he visto taxistas llorando porque le remataron la casa.
¿Tiene conocimiento de esquemas colectivos o individuales de fraude en Entre Ríos?
-Emilio Riestra. Claro. No sé si en el concepto de mafias organizadas como pasa en Buenos Aires o Rosario, pero ustedes están muy cerca de Santa Fe y Buenos Aires. Y allí están. Este es un tema de tiempo en que lleguen o nosotros nos demos cuenta. Lo que te digo es cuando te das cuenta lo tenés adentro, porque ya se judicializó y no lograste detectarlo a tiempo. Las empresas deben tener un departamento de Fraude que debe estar separado de Siniestros y de Legales. Tiene que trabajar en forma autónoma y responder directamente al directorio de las empresas. De esa manera se trabaja fraude.
EXPERIENCIA.
-¿Porqué las empresas no pueden tener un check list propio y necesitan consultores?
-E. R. Porque es muy común el fraude interno y está bueno tercerizarlas. Porque el tercero, si trabaja como corresponde, tiene la obligación de mostrarte cuál es el error que están cometiendo. Muchas veces las compañías, tristemente y a pesar que hay muchos que trabajan bien y se juegan el pellejo todo el tiempo, tiene sectores que responden internamente a distintos intereses. A veces vas a hablar con una compañía y parece que estás en varias compañías a la vez: Siniestros lo ve de una manera, Legales de otra, la Gerencia de otra. Entonces se terceriza para tener la objetividad y lograr herramientas para actuar eficientemente. También es muy difícil trabajar sin terceros y centralizar todo. Se vio que no es negocio. Hay una ART que tiene todo centralizado con 100 abogados juniors, y no sirve. Tenés que tener abogados con experiencia y fidelidad. La capacitación y la experiencia te la da el tiempo, y las decisiones correctas la toma un director con experiencia.
-¿El fraude se da de todo el portfolio de productos de las compañías?
-E.R. En el mercado, en la calle, no vale lo mismo un seguro de Paraná que un seguro de Zurich o de Mapfre. Está tarifado. Y las mafias lo que si tienen claro es cuáles son las que se investigan y cuáles no. Con Patricio armamos departamentos de Fraude en compañías y advertimos que hay toda una cultura que se da a través del tiempo. No se puede mensurar en seis meses, pero lo que si podés ponderar es que vos están lanzando al mercado un mensaje firme: con esta compañía no se jode, que esta compañía investiga y que esta compañía va para adelante y si encuentra un resquicio de un delito lo va a denunciar penalmente. Ese es el mensaje: “Te mete en cana”.
P.V. Déjame agregar un aporte sobre esto. El delito y el fraude se da en todos los productos de la industria del seguro, en Vida, en ART, en Patrimoniales…. Pero cuando vos tenés autos que es masivo, es más fácil pescar. Pescás en la bañera. Ahora, cuando vos tenés que salir a pescar algún fraude de Vida es más complejo. Ahora, si hubiera un siniestro de Vida importantísimo, por ejemplo una persona que sabe que tiene una enfermedad incurable y se va a morir, y tiene la posibilidad de hacer un seguro de Vida en fraude a la compañía –que terminará pagándolo porque el desenlace es irremediable- ahí vas a agarrar un caso grande porque puede llegar al millón de dólares. El caso del tipo que se explotó en Atocha (atentando en la terminal de trenes en España con 192 muertos y más de 1400 heridos) y logró financiar el atentado porque hizo un seguro en Francia por 800 mil dólares, simula tener un siniestro en un país árabe y desaparece, y se cobra el seguro con el que se financia el atentado. Esto pasa en los seguros de Vida a este nivel. El fraude común se da generalmente en el auto, desde aquel que se roba a sí mismo una cubierta hasta el que se tira debajo de un auto para que lo pise.
-En relación al resto del mundo; ¿Cómo es culturalmente el fraude en la Argentina?
-P.V. El concepto de fraude en la Argentina va ligado exactamente a los niveles mayores de pobreza. El fraude está ligado a la pobreza. Cuando vos tenés gente que no come, o que sus hijos no comen, es capaz de cualquier cosa. Si a esta persona le ofrecés 10 mil pesos para que se deje fracturar un codo o una rodilla, se lo deja fracturar porque tiene un hijo que no come. Si vas a Barrio Norte no vas encontrar a ninguno que lo acepte. Cuanto más te alejás de las zonas ricas más crece el fraude.
POBREZA.
-¿No es un tema cultural, entonces?
-P.V. No, es un tema de necesidad. Es que buscan los más necesitados para inducirlos a este tipo de delitos. Esto no significa que el fraude esté vehiculizado por un abogado que sea multimillonario. El que se presta es un señor con muy necesidades.
-Pero, hemos escuchado muchas veces a señores de clase media y alta que se complotan para hacer pasar un choque contra el portón de su casa por un siniestro…
-P.V. Sí, es cierto. Pero es solucionar un problema de 4 mil pesos, y te doy la razón. Pero el mismo tipo que tiene una 4×4, si te puede pasar que le robaron dos ruedas, te lo va a hacer porque es nuestra cultura. Pero hablando de cuestiones donde hace se deja flagelar en pos de un siniestro. A eso voy, y es lo peor que hay porque la víctima es el tipo que se deja fracturar.
-E.R. Claro que siempre hablando de la criminalidad que tiene todo esto, el delito de sangre que se produce. El delito perverso que lo hemos exportado. Este delito de rompehuesos no existía en ningún lugar del mundo. Cuando nosotros hablábamos de estos casos en congresos 20 años atrás, en el mundo se espantaban. Tenían un 2 % de siniestralidad interna y le esto le parecía apelar a lo más bajo de la conducta humana. Y hoy está en varios países, inclusive del primero mundo. Yo apunto también a que esa mafia, con vocación de investigar, se investiga. Es un trabajo muy arduo de campo.
-¿En los departamentos de Fraude de las compañías es donde se inician estas investigaciones o contratan sabuesos?
-E.R. Comienza en Siniestros, pasa a Fraude y generalmente se contratan investigadores. No vas ver un gerente de Fraude que vaya a los barrios a hacer la investigación. El trabajo de campo lo hace un estudio externo como nosotros. Hay sabuesos y trabajás con distintos colaboradores.
-¿Esto termina siendo pagado por los buenos asegurados porque el fraude se divide en toda la prima?
-P.V. Claro, pero salgamos un segundo del fraude para ver cómo funciona. Un reclamo administrativo a una compañía de un choque común, no hay lesionados ni nada y sólo es un reclamo administrativo para arreglar chapas que sigue el siguiente camino: Esto vale supongamos 10 pesos. En etapa administrativa se arregla por 10 pesos. Pero si no lo arreglás en esta etapa en algunas jurisdicciones, como en Entre Ríos, pasa a la Mediación. Del reclamo administrativo a la mediación aparecen lesiones, porque todos tenemos problemas cervicales a partir de determinada edad y es muy fácil demostrar que esos problemas tuvieron que ver con el accidente, y cualquier perito te da 3 a 5 puntos de incapacidad. Y cada punto de incapacidad hace que algo que valía 10 pesos ahora vale 200 pesos porque agregaron algo que no estaba en el primer reclamo. Por eso hay que tratar de arreglar en el inicio. Si hay un empleado infiel que no te deja esa opción porque inmediatamente lo pasó a un abogado se multiplicó por 20 y financieramente ya es un costo importante para la compañía. Y si no lo arreglaste en Mediación, va a juicio. En el juicio tenés que arreglar las costas de los abogados y honorarios de peritos. Y como hay un error garrafal en la legislación argentina: los peritos cobran su porcentaje por el monto de las sentencias. Esto quiere decir que si el perito dice que no fueron 5 puntos de incapacidad y 10 pesos la chapa, si no que dice que fueron 10 puntos de incapacidad y que la chapa vale 40. Cuando se fije la sentencia va a cobrar más, por lo cual siempre la va a querer patear para arriba. Por lo tanto, lo que valía 10, en el juicio se fue a 150. En algunos casos, dependiendo la jurisdicción se ha llegado a pagar 1.000 % más en juicio de lo que fue el reclamo inicial. Es clave que el dato no pase a un estudio desde un empleado infiel o desde el camillero de la ambulancia.
-¿Se debe colegir entonces que tenemos hoy un 10 % de sobre prima producto del fraude?
-P.V. En mi opinión, hoy la prima debe estar un 20 % más cara porque si suponte que sale una ley donde se obliga a todo ciudadano debe arreglarle el auto en vez de indemnizar al asegurado, y tabula cada hecho secundario del accidente. Si esto sucede –es utópico, no va a ocurrir nunca- el sistema bajaría los precios mínimo un 20 %. Ahora no se puede porque un 40 % se está arreglando en reclamo administrativo, el 30 % se arregla en Mediación y el otro 30 % se está arreglando en juicio. Y no te hablo de los casos que llegan a Cámara, porque allí hay más honorarios y más costas. El sistema podría reducirse y todo el mundo pagar menos prima.
FUTURO.
¿La Superintendencia balconea esto sin intervenir demasiado y está más preocupada por el patrimonio de las compañías?
-E.R. Los actores no están mancomunados. No se sientan en una mesa a arreglarlo. Está compartimentado. No la veo a la Superintendencia de Seguros jugando este juego. Entre los diferentes riesgos debe haber unos 10 millones de asegurados. La Superintendencia debe tener 200 empleados. No tiene forma. En cambio, las compañías juntas deben tener 80 mil empleados. Éstos, bien utilizados y bien pagos son los que tienen que darle la información para que la Superintendencia actúe. Tampoco hay cruces entre las empresas porque yo he visto cosas como que una compañía le comparte un dato a otra compañía sobre un asegurado trucho que hace fraude, y lo termina utilizando para venderle para hacer volumen desde el área comercial para cobrar su comisión y se desvirtúa el intercambio de datos. Nosotros logramos que en el ambiente que se diga: “Mirá, no te metas con Galeno porque ahí está el Gordo Riestra que te persigue hasta que te va a meter en cana”, y los estudios jurídicos bolseros se van a compañías más vulnerables.
Una amplia red que atrapa al más pequeño
Donde hay mafias, sin duda, la vida hace malabarismos sin red. Emilio Riestra y Patricio Viscegli confiesan que han sido amenazados de muerte en más de una oportunidad. Ambos coinciden en que se trata de un mundo muy pesado y donde está la Policía metida, especialmente en las grandes urbes. Debe inferirse, pues, que se trata de un gran red donde están involucradas las distintas esferas de la fuerza de seguridad, médicos, enfermeros y abogados, cuando no miembros del Poder Judicial. Patricio Viscegli aporta algo más. “Hay que sumar a los propios empleados de las compañías de seguros. Estos empleados que no cobran un sueldo adecuado o no están comprometidos con la compañía toma un siniestro y en vez de dárselo a los gerentes para que lo resuelve se lo vende como caso a los estudios de abogados para que inicie juicio. Esto es infidelidad. Pero vos te vas a encontrar con un relación directamente proporcional en cuanto a que cuánto más disconforme esté un empleado más casos de juicios habrá porque más se filtra información”, expresa el profesional que escribió el libro en que se basó el film de Pablo Trapero y donde actuaron Ricardo Darín y Martina Gusmán.
En este sentido, Riestra asegura que el tema policial es complejo en Buenos Aires al entender que “está enquistado”. Y describe que, anteriormente, los sumarios por lesiones 94 se vendían a unos 2000 pesos cada uno o tenían los datos de los terceros para sobredimensionar los siniestros o contar y evitar que la compañía pueda negociar extrajudicialmente en forma rápida sin intervención de abogados. Ahora, lo que se llama “dentro del sumario” se ponen en una caja que en la jerga policial se llama “panera”. “Entonces, hoy por hoy, cobran 2000 pesos para ver la panera pero sin exclusividad y entonces van distintos estudios de abogados a la semana, toman los datos, y al damnificado le llegan 7 u 8 ofertas de distintos estudios. Además, lo que te hace el camillero de la ambulancia cuando ingresás al hospital”, prescribe.
-¿Es decir que el abogado carancho cuenta con una red de soporte?
– Tenés el médico y el camillero, que son los primeros que llegan al lugar, tenés los bomberos, cuando el siniestro es muy grande, tenés el que lo recibe en hospital, que se pelean por los datos para vendérselo a un carancho- reseña Viscegli.
Cuánto vale un dato hoy
-R.V. Dependiendo el nivel, porque hasta se vende el nivel de complejidad del caso. Si es una muerte que vale plata se vende en 15 a 20 mil pesos el dato.
-E.R. Y te digo más. Cuando llegan los familiares a la comisaría o a buscar el cuerpo los obligan a tomar ese abogado. Son mafias que están enquistadas en lo más alto de la fuerza policial en las grandes ciudades. Droga y prostitución lo manejaban comisarios y subcomisarios. Juego lo manejaba el jefe de calle y la brigada, y para lo demás se lo repartían. Ahora esto ha crecido tanto y se ha convertido en un negocio que hoy está tomado por el jefe de calle. El tráfico de información se ha convertido en una unidad de negocios propia desde hace unos diez años. Es una gran red.