El economista escuchado por Milei alertó que “sin reformas estructurales en tres años vamos a estar igual”
27/10/2024
Ricardo Arriazu disertó en Paraná y enumeró cinco reformas de largo plazo que el Gobierno debe avanzar para ser competitivos. Anticipó 20% de inflación para 2025, aseguró que el déficit fiscal es “la madre de todos los problemas” y advirtió que el país debe “resolver el problema de la pobreza” con más empleo. Por Nahuel Amore
“No soy asesor de Milei, no lo conozco y no he hablado nunca con él”, se atajó Ricardo Arriazu al comenzar su disertación en Paraná, aunque se sabe que es uno de los economistas más escuchados por el Presidente. Dicha esa aclaración, durante su conferencia en el XVII Foro Anual del Consejo Empresario de Entre Ríos (CEER), se explayó sobre los problemas económicos del país y remarcó: “Si no hacemos las reformas estructurales, en tres años vamos a estar igual”.
Consultado por cuáles son esas reformas, planteó que “Argentina tiene que volverse competitiva y no basta con mirar un precio relativo, sino todo el costo de una empresa que compite con el exterior”, para lo cual propuso cinco ejes: bajar el costo laboral unitario; bajar los impuestos y para eso el gasto improductivo; bajar el Riesgo País para bajar el costo financiero; bajar los costos asociados a las regulaciones; y bajar el costo de la falta de infraestructura, como los caminos.
“Son reformas que Argentina tiene que hacer. Si las hace, se vuelve inmensamente competitivo y, por lo tanto, el esquema se hace sostenible. Ahí es donde vienen las peleas políticas: cada prebendario se va a defender a muerte”, anticipó, al cierre de su discurso.
Al inicio de su presentación, disparó que “la inflación es una enfermedad” y que es “mucho más que la suba de precios y la baja del poder de la moneda”. “Es una estafa”, expresó, y explicó que, frente a este problema estructural, acompañado por el control de cambios, los argentinos han optado históricamente por protegerse mediante la compra de unos 450.000 millones de dólares.
Frente a esta problemática, Arriazu advirtió por la consecuente destrucción del tejido social. “Lo que comienza como una simple estafa se convierte en una destrucción de un país. Con la inflación no se convive, se la mata, porque si no nos mata a nosotros“, advirtió, y planteó que odia el control de cambios “pero odio mucho más el colapso social de no tomar las medidas en el momento que hay que tomarlas”.
“Llevamos 120 años de decadencia”, sostuvo, tras presentar una línea de tiempo del proceso inflacionario. En ese sentido, instó a revisar lo hecho en siglo XIX, promoviendo la defensa de la propiedad privada, los derechos y obligaciones civiles, una justicia independiente, además de leyes estables e inserción en el mundo. “El mundo necesita alimentos, energía, minerales y nosotros tenemos todo eso. Lo que tenemos que hacer es repetir exactamente lo mismo”, afirmó.
Cómo resolver la inflación
Arriazu también planteó que “la inflación es el mecanismo de ajuste del mercado de la unidad de cuenta”. De allí que advirtió que la Argentina tiene una economía bimonetaria, en tanto se usan pesos para pequeñas transacciones, pagar sueldos, impuestos y “todo el resto lo hacemos con dólares”. Desde esa perspectiva, propuso “estabilizar las dos unidades de cuenta” y “terminar con la ‘calesita’ de los precios relativos”.
“Para parar la inflación, primero hay que estabilizar las dos unidades de cuenta: el peso dejando de emitir y el dólar, interviniendo. No hay otra alternativa. La madre de todos los problemas es que para dejar de emitir no tengo que tener déficit fiscal; y para que fijar el tipo de cambio no me produzca una explosión en el sector externo, tengo que eliminar el déficit fiscal”, sostuvo.
En esa línea, agregó que también hay que eliminar la indexación, hacer fondos anticíclicos y, finalmente, lo más importante es “hacer las reformas estructurales que corrijan la verdad de por qué no soy competitivo que no corrige el tipo de cambio”. “Todo programa económico tiene reformas de corto plazo y reformas estructurales. Si no hacemos las reformas estructurales, en tres años vamos a estar exactamente iguales”, subrayó.
El economista dijo que prevé que el país cierra con 120% de inflación a fin de año y, de cara a 2025, se preguntó cómo se hace para bajar del 2%. “Bajando la tasa de devaluación, porque todo está convergiendo”, señaló, y acotó que esa es la variable clave del programa económico. Al respecto, anticipó 20% para 2025, con un mensual de 0,9% al cierre de año. “Supone que a partir de febrero comienza el 1,9%, segundo que se mantiene el equilibrio fiscal y tercero que no hay colapso político”, anunció, y aclaró: “Me puedo equivocar rotundamente”.
Los dólares y la clave del Gobierno
Con gráficos, mostró que la Argentina mantiene actualmente un tipo de cambio real a niveles promedio históricos. “Cuando hay crisis política, los argentinos compran dólares y el tipo de cambio se deprecia. Cuando se normaliza, se aprecia. El tipo de cambio real no lo maneja el Gobierno, lo maneja el mercado. La única manera de subirlo sería con una crisis política, con caos”, reflexionó.
Acto seguido, problematizó el dilema de si el país es caro en dólares y apuntó a la estructura de costos que encarece ciertos bienes y servicios. “A eso lo corrigen las reformas estructurales”, insistió, y concluyó: “Somos más caros en ciertos productos, pero en conjunto somos más baratos. Pero no nos alcanza porque somos pobres. Y una devaluación nos vuelve más pobres. Lo que tenemos que resolver es el problema de la pobreza”, resaltó.
Por otro lado, analizó la balanza de pagos, destacó las políticas de ajuste fiscal y anticipó una mejora de la cuenta corriente en 30.000 millones de dólares para este año. Además, lamentó que la baja de retorno de inversión es muy baja y advirtió por los constantes riesgos. “El resultado es que todos los años los argentinos sacan de 20.000 a 30.000 millones de dólares afuera. Para cambiar eso, hay que ser responsables”, manifestó.
Arriazu analizó luego la variación de reservas y aseguró que “es un fenómeno monetario”. “Es la diferencia entre los pesos que la gente quiere y los pesos que emito de origen interno. Si la gente quiere diez y emito cero, la gente tiene que venderme dólares para emitir. Si la gente quiere cero y emito diez, la gente va a comprar dólares. Ahí entra la política”, sostuvo, y se explayó luego por los pagos de deuda pendientes y su relación con la cuenta corriente.
Sobre este punto, destacó el empuje del agro para el ingreso de dólares y valoró especialmente a la energía como “el sector más dinámico”. No obstante, advirtió que todavía hay 7.000 millones de reservas del Banco Central negativas. “Por eso no podemos salir del cepo. Hay que ir sacando el cepo de a poco, al menos que alguien me preste la plata”, indicó.
En esa línea, Arriazu describió los errores del Gobierno en la materia y planteó supuestos en relación a la compra de reservas, con un crecimiento estimado para 2025. “Pueden venir del colchón, de un crédito, renovación, exportación; no tiene importancia. Acá está la política”, aseguró, y agregó: “Si tengo confianza, quiero pesos; y si tengo desconfianza, no quiero pesos. Si me obligan a financiar y pagar, me obligan a emitir y pierdo divisas. Si pierdo divisas, este programa se terminó”.
El economista consideró que esta variable es central en el Gobierno de Milei: “La oposición no sabe esto técnicamente, pero sabe que si hace mucho ruido y hay desconfianza, juega a favor. Acá está la clave política”, afirmó.
Qué pasará con la actividad y los impuestos
Finalmente, se refirió a la caída de la actividad este año y consideró que “es una mezcla del 2002 y 2010”. Tras los meses más duros, dijo que “es la reactivación más heterogénea que se recuerde”. Destacó el crecimiento importante de las exportaciones agropecuarias y el cambio de tendencia en energía, aunque aclaró: “Hay sectores que todavía no se están recuperando”.
Arriazu anticipó que 2024 finaliza con un 3% de caída del PBI y a partir del último mes comenzará a dar positivo. En tanto, para 2025, anunció un repunte del 5,2%, en coincidencia con el FMI. Aclaró que ello estará sujeto a que no surja ningún problema político o un “cisne negro” en el mundo.
Asimismo, destacó las políticas de ajuste fiscal y la necesidad de comenzar a bajar impuestos, como el impuesto PAÍS. “Mi cálculo es que sobra un poco y mi olfato me dice que van a bajar un poco de retenciones”, estimó.
Para cerrar, advirtió que subió fuerte la pobreza en la Argentina y ello se debió, fundamentalmente, a la devaluación. Como contrapartida, valoró que está subiendo el salario mes a mes y se prevé una baja relativa del indicador durante los próximos meses. “De todas maneras, es una vergüenza que un país tenga estos niveles de pobreza. Sube o baja marginalmente”, reconoció.
Para resolverlo, consideró que “una de las claves es la creación del empleo” y lamentó que desde hace más de 10 años no se generan puestos de trabajo. “Hoy no toman empleados por miedo a la industria del juicio y los impuestos. Pequeñas reformas harían que el empleo comience a crecer y es la única forma de que empiece a bajar la pobreza”, opinó.