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A pesar del “dólar atrasado”, Marcos Schmukler SA apuesta a exportar con valor agregado

La segunda y tercera generación de la empresa entrerriana intenta fortalecer el mercado externo con productos derivados del arroz. Roxana Schmukler argumentó que es necesario hacerlo, independientemente de que el mercado interno sea hoy más rentable debido al atraso cambiario. Nahuel Amore

Marcos Schmukler SA es una de las empresas agroindustriales más grandes de la provincia que elabora alimentos a partir del arroz como materia prima. Radicada en San Salvador desde 1965, históricamente su fuerte fue la producción y exportación de variedades del cereal, pero en los últimos años vio la necesidad de diversificar sus productos a través del agregado de valor con inversión en tecnología.

A partir de esa premisa, esta semana confirmó que retoma las ventas al Uruguay de snacks, tostadas y antojitos -una versión dulce de productos libres de gluten-, con su marca Don Marcos. El desafío, en ese sentido, es volver a ganar confianza en los mercados internacionales, a pesar de que advierten que las condiciones macro no son las óptimas, sobre todo por un “dólar atrasado” que no les resulta atractivo.

“Ya habíamos exportado a Uruguay estos productos con otro importador. Hace un año y medio que no teníamos esas exportaciones. Ahora lo haremos con otro distribuidor y retomamos nuevamente este mercado. Además, en Uruguay hacemos el fasón a una de las empresas de arroz más grandes, que son tostaditas. Eso es desde hace cinco o seis años que les producimos”, destacó a DOS FLORINES Roxana Schmukler, presidenta de la firma.

Según resaltó, el mercado externo es un camino necesario que vienen experimentando hace tres décadas y que les implica el mayor volumen de su producción. “La empresa hace más de treinta años que exporta. La gran fortaleza es la exportación de arroz. Hacemos casi un 65% de ventas con marca propia a Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Turquía, que van en bolsas de 50 kilos”, valoró.

En ese sentido, reconoció que el desafío es apostar por llegar a otros países con aquellos productos que tienen valor agregado. “En lo que se refiere a extrusados, nosotros estamos concentrados en el mercado interno. Vamos lentamente creciendo y en exportaciones hemos hecho a Chile, Paraguay y estamos reanudando Uruguay. Estamos buscando distribuidores en cada país”, sostuvo la mujer que está al frente de Marcos Schmukler SA.

Exportaciones

—¿Con cuántos productos llegan al exterior?

—En 2015 y 2016, de pronto de tener cuatro presentaciones de arroz, salimos con cuatro más con la marca Don Marcos, con la cual luego salimos con 17 productos más que son de harina de arroz y extrusado, con productos dulces y salados. Estamos de a poco creciendo en el mercado interno y en la exportación con agregado de valor. Es un nuevo desafío.

—¿Cuánto representa el volumen de ventas de arroz en relación a los productos con agregado de valor?

—Son dos nichos diferentes. Recibimos el arroz cáscara de nuestra producción y de otros productores que hacemos negocios todo el año. De ahí entre el 65 y 67% lo exportamos como arroz y el resto es mercado interno. El extrusado, que son los 17 productos, sale del derivado que es el medio grano de arroz, que antes lo vendíamos a granel; es decir, no sale del arroz entero. La evolución que fue teniendo en los últimos tres años, por todo concepto, pasamos en 2020 unas 350 mil cajas, en 2021 unas 415 mil cajas y en 2022 unas 400 mil cajas.

—¿Cómo evalúan hoy el mercado internacional para vender productos con valor agregado, tras lo que fue la pandemia y en este contexto nacional?

—La exportación hoy no es un mercado atractivo porque tenemos un dólar totalmente atrasado. Si hoy tendríamos que elegir, el mercado interno te da la mayor rentabilidad. Pero no vamos a perder todo lo que hicimos en estos últimos 30 años. Tratamos de compensar y hacer un mix, sabiendo que hay países como Bolivia al que vendemos con marca propia, Perseguido. Hay que encontrar un equilibrio entre la exportación y el mercado interno. Hace muchos años que no nos pasaba de tener un dólar atrasado, que está en 202 pesos.

—¿Consideran que el mercado externo es un camino que deben sostener, independientemente de las condiciones, a sabiendas de que no es fácil ganar esa confianza?

—Sí. Al tener tantos años en este mercado uno lo fue aprendiendo. En exportación hablamos de grandes volúmenes. Cuesta mucho conocer el cliente y que el cliente nos conozca. Una vez que lo tomaste, son negocios de largo plazo. Por un valor de dólar no podés dejar de abastecerlos. Lo importante es poder sostenerse, pasar estos momentos de dólar bajo. Esto que pasa hoy nos ha pasado en otras oportunidades. Sabemos y aprendimos que hay que sostenerlo, pasar, compensar y hacer un promedio porque la exportación es muy importante.

Arroz, insumo indispensable

El Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (Siber) elaboró a mediados de febrero un informe en el que advierte por una caída de la superficie sembrada con arroz en el ciclo 2022/23 en la provincia. Según precisó, se experimentó una caída interanual del 16%: se sembraron 54.850 hectáreas, unas 10.150 hectáreas menos. En consecuencia, este ciclo se posicionó en el cuarto lugar de menor superficie de los últimos 23 años, que incluso se combinó con un menor rinde en medio de la histórica sequía.

Con este escenario, el nivel de producción de arroz puede significar un problema para los establecimientos industriales que procesan y comercializan al país y al exterior. De todas maneras, en Marcos Schmukler SA señalaron que hacer previsiones es fundamental para que el agua no llegue al cuello.

—¿Cómo es la provisión del insumo básico para la empresa? ¿Cómo están hoy los precios?

—El arroz cáscara tenía que subir de precios y, como no cotiza en pizarra, es una cuestión de oferta y demanda. Pensamos que durante el año va a seguir subiendo. Eso nos ha afectado. En cuanto provisión, hicimos una previsión porque conocíamos los efectos climáticos, ya que este es el tercer año de Niña. Empezamos el año teniendo en cuenta que se esperaban lluvias casi nulas, haciendo una proyección para tener arroz los 12 meses. Desde al año pasado y durante estos primeros meses de 2023 nos fuimos abasteciendo de arroz para tener hasta la próxima campaña.

—Se stockearon para prevenir cualquier eventualidad.

—Sí, nos stockeamos porque tenemos que tener arroz para todo el año. Lo importante de esto es ocuparse en su momento y no alarmarse ante la sequía y falta de agua.

—¿Ustedes también producen con insumo propio?

—Hacemos arroz en dos provincias: en Entre Ríos producimos casi 3.000 hectáreas y en Corrientes, 2.000. Donde sufrimos, siempre compensamos. Este es el sexto año en ambas. Acá regamos con pozo a gasoil y eléctrico y allá por represa. Este año nos vimos fuertemente afectados porque no llovió y las represas no se abastecieron; hizo mucho calor y hubo evaporación. Por eso, compensamos calidad y cantidad con la cosecha de Entre Ríos. Esa es la ventaja de tener puesta la producción en dos provincias.

Un informe del sector arrocero advertía que los productores entrerrianos durante los últimos años comenzaron a mudarse a Corrientes por los costos energéticos. ¿Cómo lo evalúan hoy desde la empresa?

—Hoy conviene en Entre Ríos porque trasladamos arroz húmedo desde la chacra hasta la planta; todo se hace centralizado en nuestra planta de San Salvador. El costo sale derecho. Lo bueno de Corrientes es que tenés arroz antes. Pero comparado Entre Ríos el combustible y la electricidad, lo eléctrico actualmente es el riego más económico y por eso le pedimos a la Provincia mayores líneas de electricidad porque realmente un equipo de combustible es muchísimo dinero. En tres meses de verano, tenemos que abastecer un equipo por día. Es buena la estrategia de ambas provincias.

Tercera generación

Marcos Schmukler SA está a dos años de cumplir seis décadas de historia. Desde 1965 agrega valor en el corazón productivo de San Salvador, donde se constituyó como la primera industria arrocera privada de la zona por aquel entonces. Hoy cuenta con casi 200 empleados y se convirtió en uno de los establecimientos de referencia del sector en la Argentina, con su tercera generación en la toma de decisiones.

“La empresa ha crecido y está en el año 58 de vida por los equipos de trabajo que se han armado. Los que dirigimos podemos tener las mejores ideas, pero uno las traslada y hay grandes equipos de profesionales en todas las áreas. Hoy somos 192 personas trabajando con relación de dependencia, más profesionales en forma directa e indirecta. Es una gran responsabilidad”, reflexiona la heredera.

En ese sentido, remarcó que la empresa “es el fruto no sólo de quienes dirigimos, sino de quienes nos acompañan desde la primera generación, que fue mi padre, hasta la segunda generación y ahora la tercera que tienen el legado y la misma impronta”. De hecho, hoy trabajan sus hijos Adriel y Amiela Hoffman. “Es un gran desafío porque son muchas familias las que trabajamos acá, que dependen de la empresa”, agregó.

Finalmente, Roxana Schmukler puso en valor que el objetivo sigue siendo crecer con inversiones, a partir del apalancamiento con capital propio y de entidades financieras. “La empresa desde el año uno fue creciendo con gran apoyo crediticio. De hacer cuatro productos a tener una planta de extrusado, es un gran desafío. Y la tercera generación va encaminada con los mismos principios que se sostienen”, cerró.