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Los cítricos esperan por EEUU: “Hace más de cuatro años que no se abren mercados”

Santiago Caprarulo, de la cámara de exportadores, marcó la necesidad de abrir cuanto antes el mercado estadounidense para los cítricos dulces. Analizó el comercio internacional, las trabas que dilataron los tiempos y los desafíos para ser más competitivos. Destacó el apoyo de Bordet. Nahuel Amore

La citricultura es una de las economías regionales más importantes de la provincia, con la naranja y la mandarina dulce como las dos frutas por excelencia que abastecen la demanda interna y que también cruzan las fronteras argentinas. Sin embargo, desde hace más de una década pujan por lograr una mejor inserción internacional que les permita volver a trazar un camino de desarrollo productivo y laboral, más aún ante las urgencias del presente.

Del abanico de países en carpeta, los Estados Unidos han sido siempre la prioridad, por lo que ello significa en cuanto a volumen, precios y alcance. No obstante, la reapertura viene siendo hasta ahora una política que se sigue dilatando en el tiempo, a pesar de las buenas intenciones del Gobierno provincial y de las administraciones nacionales que lo pusieron en agenda. Reabrir estas puertas no es tarea sencilla y por ahora ninguno tiene las llaves.

La Cámara de Exportadores de Citrus del Noreste Argentino (Cecnea) está detrás de la reapertura del mercado estadounidense y por ello participaron este jueves de la visita especial del embajador argentino Jorge Argüello y del jefe de Gabinete Juan Manzur –quien siendo gobernador de Tucumán logró destrabar el ingreso de limones–. El gobernador Gustavo Bordet los recibió en el Centro Provincial de Convenciones de Paraná, donde pusieron sobre la mesa este tema.

Hasta allí llegó Santiago Caprarulo, quien asumió la Dirección Ejecutiva de la entidad y está teniendo un rol activo en las misiones comerciales y demás gestiones en pos de aumentar los volúmenes exportables de cítricos dulces. En diálogo con DOS FLORINES, destacó el significado que tuvo la presencia del embajador argentino en Estados Unidos, especialmente por su experiencia en política comercial, pero al mismo tiempo no dejó de advertir por las trabas que permanecen y los desafíos que los interpelan.

“La visita forma parte de la llamada agenda federal en las provincias. En esta oportunidad llegó a Entre Ríos y es muy importante, porque nosotros venimos conversando con él y su equipo en la apertura del mercado que, para los cítricos, es clave”, consideró Caprarulo durante la entrevista, en la que también cuestionó que “hace más de cuatro años que la Argentina no abre ningún mercado relevante” para el sector.

Expectativas

—¿Cuán cerca o cuán lejos creen estar de poder concretar de una vez la apertura de ese mercado?

—Yo siento que con las cosas que hemos implementado este año, estamos un poco más cerca. El equipo público es buenísimo y ya lo venía haciendo desde antes, a través de Jorge Argüello como embajador y José Molina como consejero Agrícola en Estados Unidos que tiene mucha experiencia también, además de los directores de Cancillería. Estamos en contacto con todos los actores relevantes en este proceso de negociación de apertura de mercados, tan importante para nosotros.

—¿Cómo traduce en número esa importancia?

—Estados Unidos es un mercado de 500 millones de dólares, de los cuales nosotros pretendemos participar con 10 millones de dólares. Con ese poquito, generaría un cambio importante para nuestra zona.

—¿Cómo analizan los factores económicos y políticos actuales para destrabar la negociación?

—Queremos poder entrar a un mercado que tiene muchísima demanda de frutas, con un viaje relativamente corto, a través de la zona de la Florida por el Atlántico, aunque es una zona de productores muy beligerantes. Al limón le costó muchísimos años entrar también. Sucede que son temas muy complejos donde también tiene mucho que ver la relación política entre los Estados, que ya no depende de uno. Estados Unidos tiene una balanza superavitaria con Argentina y ese sólo hecho debería habilitar a que si científicamente no hay ninguna objeción para impedir el acceso de los cítricos, deberían abrirlo automáticamente.

—¿Y cuál es la principal traba hoy? Mientras tanto, las negociaciones se siguen extendiendo en el tiempo.

—Por el lado norteamericano, las trabas y demoras que se produjeron fueron la pandemia, cambios de gobiernos y funcionarios no nombrados en áreas importantes. Por el lado argentino, destacamos que hubo una continuidad entre el gobierno de Macri al de Fernández porque hay personal de carrera. La gente de relaciones multilaterales de Senasa o Cancillería es la misma y conoce el tema. Inclusive hemos estado reunidos con el canciller, quien tomó el tema y se lo pidió a dos personas muy importantes de la política americana. Es decir, las demoras van por ese lado y el proteccionismo de los americanos.

Imagino que debe influir también el lobby de los productores estadounidenses.

—Sí, es constante. Ellos se enteran antes de nuestras intenciones de abrir el mercado porque los importadores ya nos preguntan cuándo les vamos a mandar frutas; nuestra fruta les interesa.

Proyecciones

—¿Qué tan competitiva están las naranjas y mandarinas de Entre Ríos frente a otros países exportadores?

—En variedades siempre se puede aggioarnar. En volúmenes no tenemos la producción de nuestro principal competidor que es Sudáfrica, que carga el cuádruple que nosotros. Sudáfrica tiene pensado exportar 50.000 toneladas más, que es aproximadamente lo que hace todo Entre Ríos en exportación. Sudáfrica crece todo lo que nosotros exportamos por año. Se van produciendo brechas muy grandes con los competidores porque tienen mejores acuerdos comerciales, pueden ingresar con menores costos, sobre todo laborales, y tienen un Estado más volcado de lleno a la producción y comercialización de frutas.

—¿Y cuánto significaría para Entre Ríos en volumen poder llegar a Estados Unidos?

—El sector produce aproximadamente unas 100.000 toneladas para exportar y queremos sacar entre 5.000 y 10.000 toneladas para Estados Unidos para comenzar y ver cómo tracciona el mercado. Hay que desarrollar los clientes, ver cómo es la relación, cómo se comporta la fruta en el viaje, cómo la tratan en los puertos. Tenemos la experiencia del limón que es muy positiva en términos de que han sido justos, sin acciones paraarancelarias, más allá de que ahora están con medidas antidumping que son habituales del proteccionismo norteamericano.

El comercio internacional sigue alzando barreras proteccionistas, aunque digan lo contrario.

—Lo hacen para protegerse. Los países quieren abastecer a su país con su producción durante todo el año. Argentina está preparada para hacerlo y lo hace. Estamos preparados para guardar la fruta o mantenerla en planta. Igual, hablamos de un producto perecedero.

—¿A qué costo arancelario se daría la apertura de Estados Unidos?

—Para nosotros es cero por ciento de aranceles en Estados Unidos, versus un 16% que te plantea la Unión Europea, lo cual es demencial y deberían bajarlo. En algún momento lo bajaron, pero lo volvieron a subir. Siempre hay aranceles que te encarecen tu producto, aunque ellos son coherentes con que no ofrecen ventajas arancelarias a países terceros. No debiera ser así porque exportamos frutas contra estación.

Mercados

—¿Cómo quedaron parados los cítricos dulces ante el conflicto de Rusia que era un gran comprador?

—En mercados estamos mal porque estamos con pocos mercados y hace más de cuatro años que la Argentina no abre ningún mercado relevante.


—¿Cuatro años sin un mercado nuevo? ¿Cuál es la estrategia para compensarlo?

—Sí, hace más de cuatro años. Venimos pidiendo por México, por Vietnam, por la India y ahora que hubo un viaje a Israel no tenemos ningún tipo de negociación abierta y deberíamos tenerla. Es decir, todos los mercados que se puedan abrir, ayudan, pero Estados Unidos es mucho más importante por muchas cuestiones. En menor medida también buscamos eliminar aranceles en Reino Unido y en la Unión Europea. Eso nos haría más competitivos donde ya estamos mandando.

—¿Se interrumpieron todos los envíos a Rusia o queda algún remanente?

—Algo estamos mandando, pero son los buques tipo verdulería, donde va de todo un poco: peras, manzanas, limones, mandarinas, etcétera. La mayoría salieron porque son negocios de altísimo riesgo. Hay una sola firma que mandó mucho y le fue bien. Pudo colocar gran cantidad en Rusia, pero nadie estaba dispuesto a mandar tanta cantidad por la incertidumbre de pagos. Evidentemente, el que arriesga, gana.

Al gobernador se lo ha visto movilizado por estos temas. ¿Cómo es el apoyo que reciben?

—Bordet está muy comprometido con el tema. Hablamos de hacer un viaje pronto en alguna de las ferias importantes que hay en Estados Unidos y es conveniente ir. Este año hemos tenido muchísimo apoyo. Cuando se produjo el conflicto con Rusia, Bordet reaccionó con mucho reflejo y nos llamó para hablar y organizar un viaje a Reino Unido que es un mercado importante. Nos acompañó también a Berlín. Está muy presente el gobernador. Con Estados Unidos nos venía ayudando y este año volvió a estar a la altura de las necesidades del sector.

—¿Cuán urgente es encontrar un acuerdo para evitar nuevas dilaciones en 2023 ante las elecciones?

—Creo que el gobernador lo quiere materializar antes de irse. Y eso es bueno para nosotros.

Competitividad

—El sector frutícola demanda al Gobierno nacional una serie de medidas para ser más competitivos. ¿Cuáles son a su criterio las prioritarias para Entre Ríos?

—Mayor acceso al crédito para capital de trabajo; bajar el costo laboral que es elevadísimo, dado que representa entre el 60 y 70% del costo; legislación laboral más moderna que se adecue a la zafra de hoy en día y al trabajo temporario golondrina del trabajador de la fruta, entendiendo que se producen altas y bajas de manera dinámica; corregir el atraso cambiario porque son negocios en dólares; que los reintegros de exportación se lleven a cabo con más rapidez para que el negocio financiero no se complique. Pero desde ya que Argentina necesita mejores acuerdos comerciales con otros países para poder competir de manera más pareja.