Desde la entidad, además, sostienen que la AC es un paso más en la evolución natural de la siembra directa y, a su vez, una invitación a que cada empresa agropecuaria transite por un camino de mejora continua, alineando objetivos productivos y ambientales, en el corto y largo plazo.
La implementación de un sistema de gestión de calidad ambiental y productivo, remarcan en Aapresid, implica no sólo realizar una agricultura precisa, rentable y sustentable como muchos productores ya vienen implementando sino también describir y monitorear las acciones y conductas productivas de manera de poder demostrar que se transita por un buen camino. La meta final es alinear los objetivos, muchas veces contrapuestos, de producir más y simultáneamente conservar e incluso mejorar el ambiente, subrayan.
La AC fue uno de los temas centrales de la Jornada Aapresid realizada el último viernes en el predio que la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) posee en Colonia Ensayo. Allí, en una de las estaciones en que se dividió la jornada, Rocío Belda, coordinadora de Implementadores del Programa de Agricultura Certificada de Aapresid, explicó en detalle de que se trata la AC, mientras Gerónimo Cerini, gerente de Producción de El Hinojo –establecimiento que hace unos años adhirió a la AC– comentó la experiencia de la empresa familiar en esta materia.
Detalles.
En sí misma, la AC consta de dos elementos constitutivos básicos: un manual de Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs); y un protocolo de uso, medición y registro de indicadores de gestión ambiental, con foco en el recurso suelo, explicó Belda.
Aapresid es el actor que mantiene vigente y actualizado el protocolo de certificación y la medición de indicadores, tomando de la ciencia y la experiencia los avances que ocurran en este sentido. La entidad, sin embargo, no es quien se ocupa de certificar que tal o cual productor cumple con los requisitos de AC; esa tarea es desarrollada por una tercera parte, una entidad certificadora, de modo de asegurar la credibilidad y transparencia del sistema.
El objetivo central de la AS “es llevar a nuestros sistemas de producción al máximo nivel, tanto en eficiencia como en beneficios”, sintetizó Belda.
Cerini, por su parte, contó que El Hinojo es una empresa familiar, dedicada a la agricultura, en la que se conjugan la tradición, la tecnología y el conocimiento para producir granos y alimentos en forma eficiente y sustentable, cumpliendo con las buenas prácticas agrícolas y poniendo énfasis en el cuidado del medio ambiente. “Estamos orgullosos de que nuestro establecimiento se encuentre bajo las normas de Agricultura Certificada”, subrayó.
La AC, agregó, es un sistema para gestionar la calidad de todas las actividades y su repercusión en el medio en el que están inmersas. “Consiste en gestionar los procedimientos que llevamos a cabo todos los días para hacerlos de la mejor manera posible y dentro del marco de las normativas vigentes”, precisó.
Los procesos involucrados en la certificación, añadió Cerini, son siembra, fertilización, pulverización, cosecha, control de la erosión de los suelos, y gestión de recursos humanos, desde la descripción de perfiles de puesto, definición de escalafones, designación de remuneraciones y políticas horarias, hasta la determinación de cantidad de mudas de ropa por año y manejo de elementos de protección personal y de los lugares de trabajo.
“Básicamente lo que se exige es trabajar dentro del marco de la normativa vigente, estableciendo procedimientos y generando reportes que permitan controlar anualmente si se está yendo por buen camino o si hace falta ajustar algún parámetro”, resumió el gerente de Producción de El Hinojo, al tiempo que destacó que uno de los mayores aportes de esta certificación se relacionó con la confianza que generaron en los ciudadanos de Aranguren, la localidad vecina al establecimiento.
A modo de sugerencia para aquellos que aún no están convencidos de adherir al protocolo de AC, Cerini señaló que sólo se trata de seguir trabajando como lo vienen haciendo hasta ahora, con el agregado de algunas tareas administrativas relacionadas a los procesos y registros que deben realizarse. “Pero termina redundando en un mayor orden, en una mayor capacidad de rendir cuentas y en una mejor manera de comunicar lo que el campo está haciendo bien”, enfatizó.
Pasos del proceso de certificación
A. Documentar
El productor analiza y describe los procesos que implica su actividad productiva.
– Con ello, las acciones se vuelven más transparentes, se establecen responsabilidades y límites sobre ellas y esto habilita un análisis profundo de cada proceso involucrado.
– La elección de la forma de documentar depende de los responsables de dicha tarea.
– Todos los procedimientos que aseguren la eficaz planificación, desarrollo, implementación, control y actualización del SGC-AC, deben estar documentados, incluyendo aquellos que aseguren que los terceros contratados cumplan con las exigencias.
– Se deben documentar los desvíos, las causas de los mismos, las acciones tomadas y sus resultados, incluyendo la eficacia de la acción.
B. Medir y registrar
El productor debe establecer, implementar y mantener registros sistemáticos que permitan evaluar el seguimiento de los planes de gestión de la AC. Esto es:
– Medir y evaluar el nivel de satisfacción y las expectativas de sus clientes internos.
– Medir y evaluar la variación de los indicadores y el impacto del manejo sobre los mismos.
– Tomar todos los registros obligatorios. ->Documentos Obligatorios
C. Auditar y certificar
El ente certificador debe obtener evidencias y evaluar el cumplimiento de los planes de gestión y requisitos del protocolo de AC para poder emitir el certificado. Esto involucra dos acciones concretas: auditar y certificar.
– La auditoría es un proceso sistemático, independiente y documentado para obtener evidencias y evaluarlas de manera objetiva con el fin de determinar el cumplimiento con los requisitos del SGC-AC. Estas auditorías pueden ser internas (realizadas por personal idóneo del establecimiento), o externas (realizadas por el ente certificador). El auditor es la persona con la competencia necesaria para llevar a cabo una auditoría.
– La certificación sirve para evaluar la implementación del Protocolo y detectar las oportunidades de mejora que sirvan para afianzarlo. La realiza una entidad “independiente” de la organización que diseñó el sistema (Aapresid). Es la manera más objetiva de demostrar que la gestión de un establecimiento cumple con las pautas enumeradas en el Protocolo de Agricultura Certificada.
EL DATO
100.000
hectáreas, aproximadamente, están certificadas en la actualidad, que corresponden a unos 125 establecimientos.