EMPRESAS PORTADA

Heredero Gin se relanza con nuevo envase y todo listo para exportar

En medio de un escenario mundial complejo para la producción de botellas, la destilería entrerriana dio el salto con un desarrollo propio que renovó su imagen. Tomás Jaime, el alma de la marca, describe los desafíos y asegura que la clave es reinvertir. Nahuel Amore

A pesar de los problemas históricos que vive la industria del vidrio en el mundo, una empresa de Paraná salió al mercado a renovar su imagen con un nuevo envase. Se trata de Heredero Gin, la destilería que irrumpió en todo el país con un producto que concentra las bondades de la Mesopotamia. El objetivo de cara a 2022 es pegar el salto de una vez hacia el exterior de la manera más sofisticada y a tono con las exigencias internacionales.

El proceso no fue fácil y demandó prácticamente dos años intensos de trabajo y dilaciones en medio de un contexto signado por el faltante de insumos, aumento de costos en dólares y restricciones comerciales por el Covid-19. A ello se sumaron, claro está, las complejidades que de por sí atraviesa la economía argentina, particularmente la burocracia administrativa y aduanera que afecta a las empresas que importan.

Contra toda adversidad, ello no fue impedimento para que Tomás Jaime y su equipo de trabajo pudieran concretar lo que hace cuatro años era apenas un sueño. El joven paceño, creador del gin de notas cítricas, resaltó el empuje que le dieron a la iniciativa para salir a competir con una botella Premium, pensada y diseñada en Entre Ríos pero fabricada en China. El primer lote ya salió a la venta en el país y buscará estar exhibido próximamente en suelo extranjero.

En un mano a mano con DOS FLORINES, Tomás destacó que el relanzamiento de Heredero llega en un momento oportuno, en el que además apuestan a duplicar la capacidad de producción para garantizar las exportaciones. Según las premisas que sostienen, la primera clave pasa por la “la gente con la que uno se rodea”. La segunda, por supuesto, es la reinversión de ganancias, que les está permitiendo continuar por la senda de crecimiento.

“Mucha gente hace emprendimientos pensando en el corto plazo, en tener un rédito económico rápido. Pero si algo he aprendido como enseñanza de crear una marca de cero, es que si no reinvertís en tu proyecto y lo tomás como algo serio pensando en el largo plazo, es difícil que funcione”, reflexiona hoy, con sus 27 años de vida y un teléfono que le demanda cada vez más tiempo de gestión y trabajo.

Proyecto y desafíos

—¿Cómo se gestó la necesidad de desarrollar un envase propio?

—El sueño de toda marca es tener una botella propia y crear su propia imagen al ciento por ciento. Todos soñamos con llegar a esto porque hace al packaging de tu producto. Venimos trabajando con este desarrollo hace dos años y llevó mucho tiempo. Así como lo tienen grandes marcas a nivel internacional, este era el salto que necesitábamos para focalizarnos el año que viene en las exportaciones. Esta nueva imagen nos permite posicionarnos a nivel internacional y poder competir en una góndola del exterior, en aeropuertos y otros mercados.

—¿Quiénes estuvieron detrás de esta creación? ¿Es trabajo local?

—Esto lo desarrollamos entre nosotros. El diseñador, mi socio y yo lo comenzamos a pensar desde cero. Pensamos desde el peso de la botella hasta la forma, la escritura y el tipo de vidrio. Es una línea tan Premium que le llaman de perfumería. Es de mejor calidad que cualquier botella de marcas de gines internacionales. Hasta la base de la botella, los relieves, lo cristalino del vidrio, fue pensado. No existe una botella así en el mercado. Llevó tiempo y es un envase caro, pero hicimos un buen contrato con una cristalería de China.

—¿Cómo se enfrentaron ante los problemas para producir botellas de vidrio que hay en el mundo?

—Decidimos ir a China porque hoy en día es una de las pocas opciones que tenés para desarrollar un envase así en el corto plazo. Si corto plazo son dos años, imaginate cuánto tiempo sería en Sudamérica. Hoy en día hay escasez de vidrio a nivel mundial y en Sudamérica se refleja en las bodegas argentinas, que tienen problemas importantes para envasar productos. Por eso, salir hoy en día al mercado con una botella nueva en un momento donde no hay vidrio, es complejo. Pero si no lo hacíamos ahora a fin de año, nos iba a pasar lo mismo que en noviembre del año pasado cuando nos quedamos sin botellas y recurrimos a una alternativa nacional que nos obligó a realizar una edición Summer. Pudimos zafar y anduvimos bien, pero nos resultó difícil vender un producto distinto. Y este año, si nosotros no nos adelantábamos y nos enfocábamos en un envase nuevo, nos iba a suceder lo mismo porque no hay botellas.

Exportaciones

—Heredero siempre fue pensado para exportar. ¿Cuánto han avanzado desde la marca para concretarlo?

—Tenemos bastante desarrollado el proyecto para exportar porque sabemos que es un producto muy atractivo en el exterior. Es un producto que representa a la Masopotamia, con agua dulce del Acuífero Guaraní y del río Paraná y la mandarina de la provincia. Lo identificamos mucho con la región donde se elabora. Eso hace que llame la atención en otros países y nos busquen. Ya tenemos desarrollado el mercado, con importadores de bebidas hablados y avanzados. Este año nuestra meta era empezar a exportar pero no pudimos porque no dábamos abasto con el abastecimiento del mercado nacional.

—¿La demanda interna en Argentina sobrepasa su capacidad de producción?

—Sí, hoy en día nos está sobrepasando la demanda. Nos llaman distribuidores de todo el país y nos piden gran cantidad de packs para distintas provincias. Por eso, estamos en un proceso en el que cuesta abastecer el mercado nacional y no nos pudimos enfocar este año en exportar.

—¿Para cuándo lo proyectan y cómo lo van a abastecer?

—Creo que el año que viene, con la ampliación de la sala de producción, con la ampliación de la capacidad productiva y teniendo el nuevo envase, vamos a poder hacerlo. Además, tenemos la obligación de empezar a exportar porque estamos importando contenedores de botellas y otros insumos.

—En el cálculo de costos, es lógico pensar que deben mirar hacia afuera.

—Sí, debemos equilibrar la balanza y empezar a exportar para que nos dejen seguir importando, sabiendo que estamos en un país que no es fácil. Si bien esto no se desarrolla en Sudamérica y en Argentina tampoco hay, lo cual hace que nos autoricen las importaciones, llega un punto en el que también tenés que vender al exterior.

Producción

—¿Cuántos litros producen hoy y cuáles son las metas proyectadas para abastecer el país y el exterior?

—Es muy difícil decir números exactos por mes porque cada vez se produce más. Desde hace dos años, todos los meses la producción y las ventas crecen, por lo cual se hace difícil hablar de litros. Tenemos proyectado para marzo de 2022 ampliar un 100% la capacidad productiva. Una vez que pase la temporada fuerte en Argentina, nos va a permitir enfocarnos en las exportaciones. Es decir, duplicamos la capacidad productiva en un par de meses y, tras la temporada fuerte en el país con la realización de distintos eventos, nos vamos a focalizar en el mercado internacional.

—¿Tienen habilitaciones para lanzarlo cuanto antes?

—Ya tenemos habilitado el producto para exportar el producto cuando queramos. Es cuestión de estar alineado con la capacidad productiva.

—No saltarán hacia fuera hasta que tengan garantizada la respectiva provisión, no sólo del gin en sí mismo sino del resto de los insumos.

—Hoy en día estamos en un momento muy crítico de abastecimiento de insumos. Las marcas grandes subsidiadas no pueden mantener una línea de imagen, de estética y tapón. Si nosotros salimos al mercado con este nuevo envase, no podemos no tenerla. Hasta el tapón es nuevo, con una medalla de cobre y madera importada. 

—¿Qué dificultades tienen para realizar importaciones?

—Estuvimos casi dos años desarrollando la botella. Las tuvimos en el puerto de China esperando casi dos meses y medio porque no había buques. Estuvieron otro mes y medio en el barco. Los costos de flete a nivel mundial crecen cada vez más. Están muy caros y suben en dólares. Pagamos el primer flete a 13.000 dólares y el nuevo que está viniendo en aguas sale 16.000, mientras que el tercero lo van a cotizar a 17.000 dólares. Eso es el flete nomás. Después tenés que producir, si AFIP te deja girás los dólares al exterior, después pagar todos los impuestos en Argentina cuando nacionalizás el contenedor, etcétera. Los insumos son difíciles de conseguir y caros. Pero hoy en día tengo la tranquilidad de que estamos bien con los insumos, a diferencia de otros gines de Sudamérica.

—Al inicio de la pandemia había dificultades para conseguir alcohol. ¿Se normalizó la situación?

—Hoy la provisión de alcohol se normalizó. Por lo menos nosotros no tenemos problemas con nuestro proveedor que nos abastece. Estamos tranquilos con eso.

Crecimiento

A Tomás Jaime le cuesta autorretratarse a la hora de pensarse a sí mismo. Propio de su edad y el empuje que lo caracteriza, avanza casilleros sin vueltas y mirando hacia delante. Es un empresario que emprende en constante movimiento y, según dice, busca rodearse de los mejores para encarar proyectos y hacerlo con la mayor de las exigencias. A partir de ese vertiginoso recorrido, va forjando un modo de hacer que, reconoce, no lo piensa demasiado hasta que se lo pregunta DOS FLORINES.

“A mí el producto y la empresa me sorprenden todos los días. Hace dos años y medio que estamos instalados en Paraná y la marca tuvo una explosión increíble en el corto plazo. Me cuesta a mí centrarme y ponerme a pensar todo esto que, la verdad, me ha pasado por arriba muchas veces. Arranqué con una idea hace cuatro o cinco años y no sabía para dónde ir. Hace dos años y medio pusimos la planta de producción y el proyecto se hizo más profesional. A partir de ahí el producto no para de crecer”, describe desde su oficina, donde lo acompañan todas las ediciones de su creación.

Aunque no lo exprese, en la entrevista deja en claro que quien se queda quieto, pierde. La misma vorágine los impulsa a crecer y los motiva a seguir innovando. “El producto hoy en día crece solo. Yo soy uno más dentro de un equipo de trabajo. Somos muchos los que estamos detrás. Incluso, hay mucha gente que trabaja en otras provincias siendo embajadores de la marca. Si bien tomo las decisiones más importantes dentro de la empresa, por la gente que trabaja y quienes nos consumen, Heredero es lo que es y crece como crece. No sé cuántas empresas crecen a este ritmo”, reflexiona.

Reinversión

El joven paceño no descuida los detalles y pivota en distintos roles: habla con proveedores, acarrea botellas, ayuda en el envasado, organiza eventos, proyecta la marca para el verano y busca todo el tiempo poner en práctica sus ideas. En ese trayecto, que los catapulta a un proceso de expansión constante, considera que la clave pasa por la filosofía de reinvertir a cada paso.

“Estoy un poco atrás de todo y le meto todos los días. Creo que no hay secreto para que una empresa crezca de esta manera. Empezamos este proyecto sin pedirle un peso a nadie. Vendí la primera botella y, con lo que gané, al otro día hice dos; vendí dos botellas y al otro día hice cuatro. Fui a un bar y lo presenté en Buenos Aires. Y todo lo hicimos arrancando desde cero”, señala.

En ese sentido, ante la consulta de este cronista, asegura que “la empresa se financia sola”. “Nos va tan bien por suerte que nos permite crecer y arrancar nuevos proyectos, como el de la botella, que fue una inversión muy grande. Desarrollar el producto, pagar un molde, la matriz de un envase, es algo carísimo que debimos afrontar. Incluso, fue muy complejo por el idioma para hablar con los ingenieros de China. Lleva tiempo y mucho dinero”, cuenta, sin dar precisiones respecto de los montos.

Según remarca, este modo de trabajo se forjó desde sus inicios en su pueblo natal. “Nacimos desde La Paz con una idea con financiamiento propio, mientras que muchas marcas de gin que salen al mercado lo hacen porque son financiadas por multinacionales. Así y todo, muchos no han podido posicionarse porque es muy complejo y hay mucha competencia. Tuvimos la suerte de salir en un momento oportuno; de hecho, si hoy tuviera que volver a hacerlo, creo que sería imposible porque necesitás mucho capital”, considera.

Finalmente, Tomás pone en valor que en todo este proceso apuntan a sostener dos conceptos fundamentales: estética y calidad. Para el joven, la imagen y el contenido son todo; ello les permite, a su entender, “ser de los mejores en Sudamérica”. Y hacia allí van por nuevos objetivos, con la fortaleza de la experiencia ganada, pero sin mirar por el espejo retrovisor.