EMPRESAS

Se frena el 60% de las construcciones privadas en Paraná

Se paralizan obras y otras sufren demoras en los plazos. La actividad y la mano de obra caen fuerte por la falta de créditos, la especulación financiera y la suba de costos. Nahuel Amore

La recesión está pegando fuerte en la construcción, uno de los sectores que hasta principios de año estimulaba la economía. La devaluación, la atracción financiera por las altas tasas y la imposibilidad para financiarse, son letales. En este contexto, el ajuste no sólo llega al Estado, sino que los proyectos privados también atraviesan un momento crítico y Paraná no es la excepción. Seis de cada diez obras en la capital entrerriana sufren los avatares de la crisis. Los empresarios que conocen el pulso de la industria del ladrillo a nivel local advierten por el importante freno que padece el rubro.

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El empresario Miguel Pérez, titular de la subcomisión de Obras Privadas de la Delegación Entre Ríos de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), relevó a DOS FLORINES que aproximadamente el 60% de unas 130 obras en ejecución con capital privado en la ciudad están con problemas para continuar: algunas bajaron el ritmo de actividad y otras directamente se paralizaron. En otras palabras, apenas un 40% sigue, con mucho esfuerzo y previsión mediante, el movimiento de inversión deseado.

“A la actividad privada la veo muy complicada, por la falta de créditos y la desaparición de la capacidad de ahorro”, sintetizó Pérez. Al respecto, señaló que la mayoría de las obras en pie son para el segmento ABC1, de mayores ingresos. Los edificios que se construyen primordialmente son desde planta baja hasta tres pisos, lo que también se observa en zonas por fuera de boulevares.

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“En lo que era la vivienda de inversión para una renta, se han desvirtuado tanto los valores que va a desaparecer. Va a quedar la clase ABC1, de aquellas familias que tienen un hijo para darle un departamento o cambiar una casa por un departamento”, aseguró. Además, acotó que quien invierte es “porque a la plata la tiene y trata de consolidar el ahorro prendario”. Sin embargo, remarcó que les resulta cada vez más difícil sostener el proyecto por la suba de costos.

Costos

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La devaluación impactó de manera significativa en la estructura de costos. De acuerdo a los datos que maneja la entidad, el costo de las obras en ejecución registra ya un incremento general del 45% en 2018, de los cuales los materiales se elevaron en promedio un 48%. Incluso, la dispersión es tal que desorienta. Consideran que en la construcción “no hay precios” y que “lo único seguro es la mano de obra” por los convenios colectivos de trabajo que determinan salarios.

“Esto trae como consecuencia que quien compra, compra mínimamente lo que necesita porque no tiene un valor de referencia”, dijo el titular de la firma Constructora del Paraná. De hecho, este análisis no es menor, porque las familias también lo están replicando en sus hogares: muchas de las ventas de los corralones son para acopio, sin fecha de retiro definida, y de ese modo evitan que la plata se desvalorice en el colchón.

Justamente, desde las familias hasta las empresas constructoras tienen que cubrirse, más aún si saben que esta crisis continuará ya entrado el año próximo. “Los meses que vienen van a ser recesivos. En una ciudad donde uno de cada cuatro trabaja en la administración pública y sufre la devaluación, eso repercute en el comercio, la industria, en todos lados. Los meses de 2019 van a ser muy difíciles”, anticipó Pérez.

Paralización y demoras

Iván Szczech, vicepresidente de la Cámara de la Construcción en Entre Ríos, ratificó que la mayoría de las obras privadas que se construyen en Paraná son unidades de un dormitorio, una alternativa con menos limitaciones para los inversionistas. De todos modos, reconoció que el freno se siente ya que hay una serie de fideicomisos que se han visto en estos meses ante la disyuntiva de decidir qué hacer. Algunos, según confirmó, debieron paralizarse.

“Hay algunas que han tenido que interrumpirse porque el fideicomiso no puede asumir el grado de compromiso de todos los aportantes como para que la obra pueda seguir el mismo ritmo; ni siquiera con un amesetamiento podían lograrlo. Había un grado de incertidumbre de cuánto iba a salir el dólar y algunos insumos que dependen directamente. Eso hizo que se paralizaran”, reconoció Szczech.

En cambio, señaló que “hay otro sector de obra que en realidad lo que hizo fue disminuir el ritmo, acomodando la curva de inversiones al monto mensual que se podía recaudar entre los inversores”, por lo que “alargaron el plazo de la obra”. Asimismo, indicó que hubo obras que tomaron distintas decisiones según la etapa en la que estaban. Las que se estaban por comenzar, no se iniciaron, pero otras que se están finalizando, se tomó la decisión de terminar la inversión.

Seducción financiera

La incertidumbre es un factor que está incidiendo en la ralentización de los proyectos privados en Paraná y la región. Según los empresarios, la caída de la construcción explica en parte que Entre Ríos sea la provincia con mayor contracción de la actividad del país. De acuerdo al estudio de Economía y Regiones, durante el segundo trimestre de 2018 en estas tierras se cayó 17,2%, por encima de la media nacional que fue negativa en 4,8%.

Una de las políticas que desconcierta a los inversores es justamente las altas tasas de interés, que el Gobierno nacional echó manos para intentar frenar la suba del dólar y contener el proceso inflacionario. Sin embargo, la otra cara de la moneda de esta decisión es que las inversiones financieras son más rentables que cualquier emprendimiento productivo.

Szczech advirtió precisamente sobre esto: “Hay otras opciones para los inversores que, sin el riesgo construcción que tiene cualquier obra, logran mayor rédito: el escenario de colocaciones financieras, tanto de Lebac como de otros instrumentos como dólar futuro. Son alternativas mucho más seductoras para el inversor”.

En esta misma línea coincidió Pérez y anticipó que, de seguir así, impedirá a los nuevos proyectos poder despegar: “En gran parte hoy se han retirado al mercado financiero por las tasas que están pagando. El que estaba comprometido con una obra, la va a terminar, pero no va a haber nuevas inversiones porque el sistema financiero es mucho más atractivo”.

Hipotecarios

En este contexto, los créditos UVA finalmente no terminaron de arrancar. “Durante los dos últimos años, la actividad privada estuvo trabajando para el crédito hipotecario, que a raíz de la suba de tasas y lo que pasó en el país, se perdió totalmente”, cuestionó Pérez. El empresario advirtió por una importante suba de las cuotas, que llegan hasta los 22 mil pesos y restringen las posibilidades, debido a que una familia debería acreditar ingresos promedio de 80 mil pesos. “Se hace casi imposible el acceso”, acotó.

En esta línea, puntualizó que “este plan económico ha hecho desaparecer todo lo que hacía la clase media alta, media baja”, por lo cual “va a ser inaccesible” un crédito hipotecario ajustado a inflación. “Aquel que tenía una capacidad de ahorro se le va a hacer muy difícil tenerla. Hoy se está hablando de mantener de los puestos de trabajo, menos se hablará de la capacidad de ahorro”, comparó.

Por su parte, Szczech distinguió que, en definitiva, esta política nacional “hizo fomentar el mercado inmobiliario pero no la construcción”. “Lo único que se construyó con hipotecarios fue el Procrear”, recordó, y agregó: “Lamentablemente, no hay nada que se haya construido para el crédito hipotecario porque nunca alcanzó a ponerse en marcha esa rueda, no sólo en Paraná sino en todo el país”.

En este punto, coincidió con Pérez: “El gran problema para que ello ocurra es que el grupo familiar ha perdido su capacidad de pago ante la inflación. Hoy la cuota cuesta un 50% más que algunos meses y el salario, los ingresos, no acompañó esa situación, con lo cual cada vez alcanza para menos, para un producto de menor valor y tampoco se puede tener el dinero suficiente para hacer frente a lo que va por fuera del crédito hipotecario, que es un 20% del valor de la propiedad, por lo menos”.

Entre Ríos en rojo

Los datos de Entre Ríos publicados por el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ierial), que son claves para el análisis que mes a mes realiza el sector, dan cuenta también de este duro escenario. El número en rojo más relevante es que en septiembre se registró una baja en la demanda de los despachos de cemento pórtland a 31.290 toneladas, lo que significa una caída del 15,3% (36.927 tn.) respecto de agosto y del 4,5% en términos interanuales (32.753 tn.).

Asimismo, si uno observa los datos desagregados de los despachos de cemento en la provincia, se advierte que la mayor contracción se produce en las obras más pequeñas, sostenidas sobre todo por privados. Precisamente, las ventas de bolsas se derrumbaron 16% comparado con el mes anterior y 8,8% en relación a igual mes del año pasado. Por su parte, los despachos a granel -representativo de obras de mayor envergadura- cayeron 13,7% respecto de agosto y 6,5% en comparación con el mismo período de 2017.

Por otro lado, de acuerdo al último informe publicado por el Ieral, la mano de obra en Entre Ríos también se ve afectada en este contexto recesivo. En agosto se registraron 8.108 trabajadores, es decir, un 2,6% menos que el mes anterior y un 14,6% de disminución en términos interanuales. Todo esto, incluso, sin contemplar que el sector no pudo recuperar más las cifras récord de trabajo registrado en septiembre de 2015, que llegó a demandar 11.238 trabajadores.

En relación con este aspecto, Szczech planteó que “son tres mil empleos menos en la industria de la construcción, es decir, casi un 25% menos, lo cual es un dato duro muy negativo que tiene que ver tanto con los sectores públicos como privados”.

Incertidumbre judicial

En medio de esta crisis, el vicepresidente de la Cámara de la Construcción en Entre Ríos advirtió por la incertidumbre que sigue existiendo en Paraná a la hora de poner en marcha un proyecto debido a la judicialización. “No se ha resuelto en un 100% la situación que dio origen a todo esto, que fue la del edificio de calle Catamarca”, recordó.

En este sentido, admitió que entre los inversores –muchos de los cuales han elegido Santa Fe para refugiarse en los últimos años–, “todavía existe una incertidumbre que, a pesar de tener un proyecto aprobado, tienen la duda de si se pone en peligro su inversión”.

“Es un tema que debemos solucionar como sociedad para que puedan haber inversiones sin ese riesgo”, reclamó, y aportó: “Ya de hecho el riesgo construcción es grande como para agregarle más riesgo porque tenés un amparo o una decisión de la Justicia que por diferentes motivos, un proyecto que tiene factibilidad aprobada y proyecto aprobado, se interrumpa”.

Foto: Gustavo Cabral

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