EMPRESAS

Los eventos en Paraná resisten ante la crisis, sin precios ni rentabilidad

Con un costo de $400.000, las fiestas se achican o postergan. La actividad cayó 50%, se fijan precios en dólares y algunos piensan en dejar el rubro. Nahuel Amore

Los eventos gastronómicos en Paraná y la región atraviesan un duro momento. La actividad cae hasta un 50% y se ve sumergida en una crisis que los obliga a mutar para no desaparecer. El último golpe lo dio la reciente devaluación tras las PASO, que motivó una nueva estampida inflacionaria. Redefinir precios es una decisión mesurada que exige, en la mayoría de los empresarios y emprendedores, resignar rentabilidad para resistir y continuar trabajando. En el peor de los casos, hay quienes confirman a DOS FLORINES que evalúan seriamente abandonar el rubro. “Hoy no sé si cumplir con los eventos, cerrar y dar de baja todo”, expresó un histórico empresario, en reserva de su nombre.

Organizar una fiesta, sea un cumpleaños de 15, un aniversario o un casamiento, con los servicios tradicionales y sin demasiados aditamentos, puede llegar a costar en promedio 400 mil pesos en la capital provincial, de acuerdo al relevamiento realizado por este cronista. Ello incluye salón y comida para 150 personas, DJ, decoración, vestimenta, fotógrafo, impuestos y otros ítems que se suman. Está claro que el techo es infinito si se añade calidad y nuevos atractivos; no obstante, hay una base de gastos ineludible de la cual queda poco margen de ajuste.

No todas las familias están en condiciones hoy en día de afrontar semejante inversión y deben buscar alternativas para abaratar costos, incluso para aquellas que vienen ahorrando y planificando desde hace uno, dos o más años. De un día para otro, el gasto previsto puede resultar insuficiente. De hecho, las últimas subas de precios -que rondan el 10, 15 y 20% en el sector-, obligaron a la mayoría de los servicios de lunch a modificar valores de tarjetas, situación que puso en jaque a paranaenses que tenían todo prácticamente cerrado. En efecto, en el sector lamentan que creció significativamente la cantidad de cancelaciones y que ven la actividad “planchada” durante los últimos meses.

Sin precios: dolarizar

Los pequeños y medianos empresarios y emprendedores pusieron en palabras la difícil situación que viven, con costos cada vez más altos y rentabilidades pequeñas o nulas, sin decir que también afrontan pérdidas debido a que no pueden trasladar los incrementos a sus tarifas. En este contexto, congelar precios es una odisea: o se pactan reajustes más cerca del evento –con un margen de error cercano al 10%–, o se van agregando intereses del 2 y 3% por mes –hasta 5% para casos particulares–, o se llega al punto de fijar un valor en dólares.

Sobre esto último, Adrián Aguilar, de Servicios de Lunch Alejandra, confirmó a DOS FLORINES que desde marzo congelan tarjetas solamente si es en moneda estadounidense. “Para poder brindar un servicio, tenés que congelar precios y hoy por hoy no podés. Los precios varían mucho. Por eso, tomamos como base 25 dólares la tarjeta. Para mediados de 2020 o 2021 ya cotizamos en dólares porque no sabemos qué va a pasar. Aparte, se complica mucho porque hay fiestas que se caen, incluso habiendo pedido una seña que después te reclaman”, explicó, y aclaró que se suele pedir el 10 o 15% anticipado.

Por su parte, Romina Lafauci, socia de Lola Eventos, reconoció que la divisa norteamericana es una referencia. “Si ofrezco un salón para el año que viene, pienso en cuánto va a valer el dólar el año que viene para poder hacer frente a los costos y brindar el servicio”, expresó. Consultada por las tarifas del alquiler, indicó que actualmente cobran 500 pesos por persona, tarifa que incluye el salón, mesas y sillas vestidas, vajillas, DJ y portero.

Por otra parte, Gustavo “Pako” Redondo, DJ con más de 20 años de experiencia, aseguró que surgen nuevas formas de pago: “Hay gente que se pregunta si aceptás otra divisa. Algunos te dan dólares, otros te preguntan si aceptás cheques o euros. Hoy por hoy son mecanismos que sirven para poder cerrar un contrato. Si decís que no, capaz que perdés el cliente. Uno tiene que escuchar qué ofrecen; hoy todo te sirve”.

Alternativas

Quienes están organizando en estos momentos un evento y quieren hacerlo sin demasiados lujos, se encuentran con una tarjeta promedio de 1.500 pesos por persona, salones que cuestan entre 30 y 45 mil pesos y DJs que pasan música por 25, 30 o 35 mil pesos. Con estos costos y dificultades para financiar montos totales que superan los 400 mil pesos, en el sector ven una clara merma de la actividad y es por ello que deben reacomodarse para poder seguir trabajando.

Respecto del alquiler de salón, Lafauci contó que tuvieron que “cambiar modalidades, como por ejemplo implementar nueva financiación para que puedan acceder a realizar el evento”. “Hay clientes que hemos tenido contemplaciones u ofrecer otras alternativas. La idea no es matar el cliente, sino seguir trabajando. Tenés que buscarle la vuelta”, afirmó. De todos modos, remarcó que si se fija un precio o una forma de pago con determinados intereses, se respeta.

En esta línea, Redondo reflexionó: “Si bien uno sabe que hay momentos económicos que no son los mejores, se trata de buscarle la alternativa. Hay que lograr el convencimiento”. No obstante, con este escenario, confirmó que cada uno “se tiene que adaptar a la realidad, al bolsillo del cliente. Y uno, al actualizar los costos, tiene que ser consciente que no podés excederte. La idea principal es tener la permanencia, la constancia de eventos y no perder la oportunidad de trabajar. Tenés que hilar fino”.

Con una economía recesiva, la competencia se recrudece. Por ello, algunos buscan diferenciarse. “Estamos continuamente agregando cosas para poder tener alguna diferencia con la competencia. Por ejemplo, fuimos los primeros en introducir shawarma en una fiesta”, destacó Aguilar, y analizó: “Tenemos más eventos que el año pasado por méritos propios, pero no porque la economía haya ayudado”.

En tanto, Alejandro Noble señaló que “el tema de los eventos está parado”, por lo cual se sostienen con venta de lunch para 50 o 60 personas. “Como fabricamos mercadería, vendemos y ellos se encargan de buscar gente para trabajar o lo hacen entre familiares”, acotó.

Los costos de estar en blanco

Un tema que salta a viva voz son las dificultades para sostener la formalidad de los emprendimientos. Las obligaciones impositivas agobian y la competencia desleal sin controles, los enfurece. Según relevó DOS FLORINES, es vox pópuli que muchos analizan dejar de estar en blanco para reducir costos. “He hablado con colegas que tenemos ganas de dar de baja todo y trabajar trucho”, confió una fuente. Efectivamente, ya se ofrecen precios diferenciados si se contrata sin factura o, en todo caso, si se blanquea impositivamente una parte de las tarifas para evitar que la carga tributaria termine de quitar la ganancia.

“El problema que afronta hoy la gastronomía, al igual que la hotelería, es el alto costo de los servicios, sea la luz, el gas y los impuestos. En los últimos tiempos son más caras las tarifas de luz que lo que se paga de alquiler un establecimiento”, planteó Marcelo Barsuglia, vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelera y Gastronómica de Paraná. Sobre ello, lamentó las promesas que se hicieron en campaña desde el Gobierno de dar un alivio a las pymes y que nunca se concretaron.

“Estoy asumiendo aumentos de todas las cosas. Hace dos meses atrás subí 20% la tarjeta. Ahora tuve que subirla un 15% más y se me bajaron 17 fiestas señadas. Lo nuestro es caótico. A mí se me vence la luz, el gas y a fin de mes tengo que tener 70 mil pesos. Ya no sabés qué hacer, es terrorífico. Estoy trabajando a pérdida”, alertó Juan Carlos Ortega, dueño de uno de los servicios más reconocidos de la ciudad.

Precisamente, con este panorama, el desafío para la familia Noble –como muchas otras– es llegar a fin de mes, sin acumular deudas que los terminan liquidando. “Hay laburo, tranquilo, pero para no enloquecerse; es para mantenerse. Hoy pagás a empleados, los aportes y llegamos a fin de mes derecho, pero se puede complicar. Ya es un logro llegar a fin de mes”, planteó Alejandro.

Riesgos

En sintonía con los altos costos y las complejidades de la crisis, entre los empresarios y emprendedores advierten por los “servicios truchos” que irrumpieron en el mercado y generan riesgos a clientes y el mismo rubro que se desprestigia. Apuntan no sólo a nuevos actores de Paraná, sino también de San Benito, Colonia Avellaneda y hasta Viale. Los más experimentados alertan sobre todo por los “fiascos” que han padecido muchas familias en el afán de abaratar costos, debido a que contratan a personas que no están en regla, ofrecen precios irrisorios y no terminan de cumplir.

“Todo esto va de la mano con que nadie tiene 400 mil pesos, que es lo que puede salir una fiesta”, cuestionó Roberto Giusti, fotógrafo que también padece la competencia desleal de las camaritas o de aquellos que se atreven a realizar fotografías y videos sin conocimientos técnicos ni herramientas, casi similar a lo que ocurre con algunos DJs. “La necesidad económica hace que cada uno, como se dice, se baje los pantalones y trabaje por cualquier importe”, piensa.

En este sentido, Ortega pone el foco en el Estado, sea municipal, provincial y nacional, para que haya mayores controles y políticas. Pero además, para garantizar que se pueda formalizar el trabajo, como lo ha sostenido en sus 25 años de trayectoria. Por ello, hizo hincapié en la necesidad de medidas urgentes para el sector, que frenen el cierre de muchas pymes que generan mano de obra. De lo contrario, anticipa, muchos seguirán desapareciendo silenciosamente. Y que el último apague la luz.

Datos

– 1.500 pesos vale una tarjeta promedio por persona para un evento, lo que equivale a 25 dólares aproximadamente.

– Entre 30.000 y 45.000 pesos se alquilan los salones más conocidos de la ciudad, la mayoría con disponibilidad de fechas.

– Entre 25.000 y 35.000 pesos cobra un DJ. Los precios varías si se añaden pantallas led y otros atractivos lumínicos.

– 20.000 pesos vale el servicio de fotografía y filmación básico, pero llega hasta 80.000 pesos el más sofisticado.

– 60 pesos por persona cobra AADI CAPIF para autorizar la musicalización de un evento.

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