Varisco hace un guiño a los industriales y al final asumió Mouliá
29/11/2018
“La Pulga” es el flamante secretario de Producción municipal. El asesor y empresario vuelve a la política de la mano de Varisco. Gustavo Sánchez Romero
Del dicho al hecho pasaron exactamente 86 días. Sergio Varisco, en lo que es una constante de su gestión, según algunos de sus propios colaboradores, dejó macerar casi tres meses la decisión de sustituir a Francisco Mathieu al frente de la Secretaría de Producción Municipal y este jueves, a las 15.30, en el Centro de Formación, Innovación y Servicios del Parque Industrial Gral. Belgrano tomó juramento simbólico a José Mouliá.

De este modo, “La Pulga”, se hará cargo el año que resta de la gestión con un solo objetivo: intentar reconstituir el deshilachado tejido de relaciones con los empresarios del Parque Industrial y morigerar los enojos que poseen con la Comuna los fabriles paranaenses.
Habrá que consignar que la relación entre el Parque Industrial y el titular del Ejecutivo Municipal reconoce una larga saga de desencuentros, como una constante en los más de 30 años desde la recuperación de la democracia.

Es que los empresarios consideran que aportan empleo, generan valor a la economía local, innovan y cumplen con sus obligaciones fiscales y desde la Comuna sólo reciben desamparo e indolencia.
Sin embargo, con Sergio Varisco hubo un especial encono, no tanto por diferencias filosóficas o políticas como con otros intendentes, sino más bien por la desidia a la hora de atender las necesidades de infraestructuras mínimas, altas tasas y costos ocultos sin contraprestaciones públicas.

Cambios.
El posicionamiento del ahora confirmado ex secretario Francisco Mathieu –que aseguran que nunca miró para el Parque- los empujó a poner el grito en el cielo y de viva voz reclamaron un cambio en la política de Estado hacia el Parque Industrial, el principal polo de empleo y producción de la ciudad.
De allí que la asunción del hiperkinético y locuaz nuevo secretario haya sido en un lugar especial y ante una pléyade de interlocutores que esperan acciones y decisiones en un nuevo sentido.
“En media hora me pongo a trabajar”, dijo Mouliá en un acto, aunque descontracturado, cargado de simbolismos, tan luego un día después de la reunión del Consejo Barrial que también expresó su malestar.
Si bien el diálogo no está cortado con Sergio Varisco, las dudas sobre las promesas y acciones posibles –especialmente la disminución de la abultada tasa que se cobra colgada de la factura de la luz y las carencias en infraestructura- serán los principales desafíos del concordiense que vive en Paraná desde 1983 e hijo del recordado periodista que tuvo EL DIARIO de Paraná en las últimas décadas.
La llegada de Mouliá abre expectativas en el ámbito público y colaboradores descuentan que “será un cambio importante para el Parque”, aunque es posible que bajo su órbita caiga también la posibilidad que la Municipalidad cuente con una agencia de atracción de inversiones y empleo.
DOS FLORINES se comunicó con el funcionari para conocer si tenía in pectore algunos lineamientos de su política, y sólo dejó caer tres aspectos de su trabajo futuro: a) recuperar la relación con los industriales; b) vamos por el mercado (hortícola) y c) laburar por nuestra ciudad con la gente honesta y trabajadora que tenemos en el Municipio.
De aquel 31 de julio en que desde este medio se hizo correr la especie de su asunción, aún conjugado en tiempo potencial, a hoy el tema había caído en cierta desazón.
Si la personalidad histriónica y eléctrica que posee el ungido funcionario se traslada a las políticas, algo habrá cambiado en la ciudad. Sólo queda un año. Demasiado poco para tanta carencia.
Perfil.
A los 66 años, cuando para él mismo la participación en la vida política activa parecía un estertor impulsivo anclado en sus décadas anteriores de hiperactividad que lo llevó a ser un actor clave en la vida pública entrerriana, José Eduardo Mouliá vuelve a ocupar un lugar institucional de la mano de Sergio Varisco.
El intendente paranaense lo nominó para ocupar un lugar sensible. El desalojado secretario de Producción –que se enteró por DOS FLORINES de la decisión del Ejecutivo Municipal- que llegó al Cambiemos municipal como un outsider del peronismo, nunca pudo anclar del todo en la estructura de gestión aunque sus colaboradores valoran su trabajo en el área.
Mouliá asumió primero como asesor del Municipio y formó parte pendular de un gobierno local muy especial –más bien autista en la figura de un intendente que pareció siempre exigido y hasta desbordado por la gestión atendiendo en su oficina en horas cercanas a las que canta el gallo- y donde la Secretaría de Producción terminó enfrentado con los principales empresarios del Parque Industrial que le terminaron facturando carpetas de promoción industrial que nunca fueron firmadas.
Si bien en el amplio abanico de funciones y roles que el área tiene en la producción local –comercio, parque hortícola, microempresas, etc.-no tuvo mayores cuestionamientos, Mathieu termina su participación en la gestión local solo, aunque sus pares funcionarios piden que no se le atribuya a él los cortocircuitos con los grandes empresarios y que se mire hacia arriba.
Ahora le tocará a José Mouliá reconstituir un paralelograma de fuerzas no concurrentes y de donde nace un rosario de reclamos hacia el Municipio, que el propio Varisco desmenuza por estos días, luego de varias reuniones no tan lejanas con los industriales en el Parque –especialmente la que estuvo acompañado por el diputado nacional Jorge Lacoste- y donde, dicen que dicen, dejó un par de promesas que los empresarios esperan con la fruición de un niño frente a un chocolate.
Antecedentes.
En los últimos años La Pulga Mouliá se dedicó a la actividad privada, con éxito, según él mismo relata, generando una plataforma de negocios en comercio exterior para los productos de las economías regionales del noreste entrerriano, especialmente a algunas empresas de citricultura a las que estuvo desde siempre vinculado.
Pero decidió volver al ruedo al llamado de Sergio Varisco, y en una nota radial concedida a Daniel Enz, el empresario reconoció que el por entonces candidato a intendente por el macrismo lo llamó para que se sume a su equipo de trabajo.
“Varisco vino y me dijo que valoraba mi actividad. Me pidió colaborar y le dije que sí porque tuvo el gesto y la grandeza, y porque es el único chico que puede mejorar las cosas”, dijo allá por septiembre de 2015.
En rigor, Mouliá venía algo desencantado de Jorge Busti por su acuerdo político con Gustavo Bordet, que debilitada su interés por lograr una candidatura a diputado provincial, pero especialmente porque lo ubica en el mismo escenario que Sergio Urribarri a quien considera un personaje político, al menos, refractario a su sensibilidad; para encontrar un eufemismo diplomático.
Si bien algunos lo ubican coqueteando con algunos sectores del montielismo en la década del ’80, José Mouliá llega a la función púbica provincial de la mano de su amigo Busti, a quién conoció en su adolescencia y con quien eslabonó una relación que aún hoy mantiene y saca lustre cada tanto.
Su temperamento sociable e inquieto le fue dando un perfil técnico respetable, y su conocimiento sobre los sectores productivos provinciales fue de mucha utilidad para vincular a un gobernador con perfil más administrativo y burocrático, con incidencias en los sectores sociales, pero lejano a los empresarios, y juntos formaron un tándem que trascendió dos gestiones de gobierno provincial.
Ahora vuelve al centro de la escena y quizá apuesta a una nueva gestión de Varisco que le permita aplicar a nivel local un esquema de trabajo que saque a la ciudad de su mediocre monotonía productiva.
Varisco fracasó en estos tres años en su relación con los empresarios, y tampoco hubo un desarrollo descollante con las otras actividades vinculadas a la producción local.
Mouliá conoce los códigos de los hombres de negocios y habla su idioma. La pregunta es si le alcanzará en un contexto recesivo y en una crisis social con cierto dramatismo en todos los niveles.
Quizá dos oídos y alguna idea arriesgada, le alcancen para marcar la diferencia.