Vaporeso, la librería y café que rompe formatos en Paraná: “Invita a detenerse y demorarse”

06/07/2025

Ana Bustamante y Joaquín Díaz invirtieron todo su dinero y tiempo en encarar su propio proyecto, innovador y jugado para el mercado monótono de la ciudad. A pesar de las dudas, el comienzo fue un éxito y ya proyectan multiplicar la producción y trazar nuevas metas con este formato de negocio gastronómico y cultural. Por Nahuel Amore

A contramano de lo que muchos pensaban y decían, pero con la convicción de que podía funcionar y que incluso era posible convertirlo en un éxito, Ana Bustamante y Joaquín Díaz, una joven familia de Paraná, decidió emprender en un nuevo formato de negocio para la ciudad. Se trata de Vaporeso, la librería que ahora se mixtura con una cafetería en una particular arquitectura reacondicionada a partir de una vieja casona de calle Nogoyá, frente a la tradicional feria.

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La iniciativa, que nació bajo la premisa de ofrecer algo diferente para el mercado local, se convirtió de inmediato en un ambiente distendido que se autodefine como “una pausa” a la vorágine diaria. Entre tonos verdes y pasteles, aromas a libros nuevos, café caliente y panadería casera, la propuesta apuesta a brindar una nueva experiencia gastronómica y cultural, sobre la base de la librería Vaporeso, creada por Díaz hace ya 14 años.

Es el disfrute de algo rico y de la conversación. Esto también se da en la librería. Se conversa, no es solamente venir a comprar un libro. Invita a venir a detenerse, un poco a demorarse y que no te apure el tiempo. Nadie viene rápido a tomar un café. Además, por la música, el olor, el ambiente y las sillas cómodas, la gente se distiende y se encuentra”, destaca la joven emprendedora, que además reflexiona sobre la importancia de dejar un poco de lado la sobreestimulación de las pantallas y volver al cara a cara.

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Por ello, frente a este desafío que enfrentan fundamentalmente las nuevas generaciones, planifican incorporar actividades lúdicas y literarias a través de talleres para grandes y chicos que permitan generar otro tipo de relaciones sociales. “No es solamente venir a tomar café, sino que sirva de agenda de actividades para estimular el encuentro y el aprendizaje de otras habilidades”, anticipó.

Por su parte, Joaquín, un entusiasta por naturaleza, que llegó a vender libros en las plazas en su juventud, asegura que el primer mes sobrepasó sus expectativas. “Es una apuesta por la ciudad”, expresa, reflexivo y con un mar de ideas en mente. De hecho, ya proyectaron nuevas inversiones para poder triplicar la producción, que permita atender mesas, ofrecer take away e incluso tomar pedidos para realizar envíos vía delivery.

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Gestación del proyecto

Ana y Joaquín cranearon el proyecto durante mucho tiempo, sobre todo desde que se radicaron a vivir en la cuadra y formaron una familia. El inmueble donde actualmente atienden al público, llegó a ser un depósito abandonado que, por un poco de suerte y con los ahorros suficientes, lograron adquirir y transformar, primero, en una pintoresca librería. Luego, con ideas en mente y albañiles en marcha, lo reacondicionaron para lanzar el café a mediados de mayo, con producción propia.

No somos cafeteros y no venimos de la gastronomía. Preferimos el mate. Pero nos gusta el turismo de ciudad y siempre frecuentamos lugares que los combinan, como en Buenos Aires o Montevideo. Cuando se dio la oportunidad de trabajar en esta casa, desde el momento uno la pensamos con el café”, recuerda Ana, quien decidió apostar por su proyecto personal y familiar y darle un fuerte abrazo a su padre, el reconocido periodista y productor televisivo Sergio Martín Bustamante.  

Muchos nos decían que estábamos locos y que Paraná no tenía mercado para esto, incluso dentro de nuestra familia. Al mismo tiempo, hubo mucha gente que sí dijo que iba a andar. Temblamos un poco, pero siempre le tuvimos mucha fe y fuimos para adelante”, recuerda la joven profesional, quien dejó de lado las cámaras y ahora sirve cafés calientes y conversa con sus clientes.

En ese sentido, Joaquín destaca que la esencia de Vaporeso radica en contrariar los prejuicios instalados por los propios paranaenses, de que acá “no hay nada para hacer”. Por el contrario, consideran que “es una ciudad que alberga un montón de propuestas” y creció porque hubo quienes dejaron de quejarse y se animaron a hacer. De hecho, por estadísticas que consultaron, este particular formato llegó a ser “un boom” en otras grandes urbes.

Aprender sobre gastronomía

Ana y Joaquín prefirieron rodearse de personas más optimistas y empezaron a escuchar sobre todo a quienes tienen experiencia en el negocio de la gastronomía, un rubro totalmente desconocido para ellos. Este aprendizaje les llevó más de un año, ya que la librería se inauguró en esta dirección a mediados de 2024, mientras que la cafetería recién despachó su primera comanda en mayo pasado.

Vaporeso cuenta con un equipo de tres libreros, una pastelera, un panadero, un barista, mozos y los dos socios que trabajan full time. La materia prima es local y fresca, ya que los proveedores están apenas cruzando la calle. Los puesteros de la Feria de Salta y Nogoyá les garantizan el abastecimiento constante, incluso a mejores costos que los circuitos más tradicionales que proveen de insumos a otros locales de la ciudad.

Desembarcar en la gastronomía implicó también aprender un sinfín de tareas, trucos y tips del oficio, como el tiempo de espera y la temperatura del café, la cantidad de medialunas o chipás que salen por día, la ubicación y recambio de mesas o la preferencia de la gente por las cartas de papel. Este desafío, de hecho, los obliga a cerrar solamente los martes para dedicarse a la elaboración de productos.

Según remarcaron, la mayor retribución son las devoluciones positivas, tanto por lo degustado como por el servicio. “La gente busca mucho que los traten bien, que te reciban con calidez y cariño. Nos interesa mucho el buen trato y la gente lo entiende, por eso vuelve. La pastelería es muy buena y la experiencia es completa”, acotó Ana.

Revalorización de la zona

La ubicación de Vaporeso resultó ser estratégica. No sólo por estar frente a la histórica feria, sino porque toda la zona se revalorizó en los últimos años, con inversiones inmobiliarias y comerciales que transformaron positivamente el barrio. La vedette terminó siendo el shopping Paso del Paraná, que terminó de modificar la dinámica de los propios paranaenses y visitantes de la ciudad.

Fue más intuitivo y además es lo que teníamos”, responden sobre la consulta de si realizaron un estudio de mercado. “Cuando Joaquín compró la casa, este lugar no era lo que es. No estaba el shopping y la feria no estaba tan linda como ahora. Tampoco había tantos locales gastronómicos. Era una zona barata”, recordó Ana sobre el valor de las propiedades que se terminó potenciando.

Entre risas, admiten que quizá fue un golpe de suerte, pero no dejaron de remarcar que se tomaron con seriedad el proyecto para ponerlo en marcha. “Somos intuitivos porque tenemos sensibilidad de analizar ciertos datos que quizá no estén en estadísticas rigurosas”, acota Joaquín, quien confiesa que llegó a consultarle a la inteligencia artificial cómo continuará el negocio tras el auge inicial. Y la respuesta que obtuvo en base a la historia argentina lo animó: “El primer consumo que se restablece tras las crisis es el consumo del café, porque es barato, te das un gusto y podés socializar”.

Proyectos y sueños a futuro

Los creadores de la librería café ya piensan a futuro en nuevos proyectos. La necesidad está a la vista. “Cuando arrancamos pensamos en generar un lindo espacio y tercerizar los alimentos. Después empezamos a ver que teníamos que producir. Hoy ya nos está quedando chico y no nos da la capacidad”, cuenta Ana.

Frente a ello, anticipa el próximo paso en el corto plazo. “Estamos pensando en ampliar y generar un centro de producción, además de comprar más equipamiento. Además, el delivery es otro mercado importante que queremos buscarle el lugar y la fluidez para que también funcione”, señaló.

Incluso, pensando más a futuro, especulan con la posibilidad de abrir un nuevo local, más innovador, pero no franquiciado. “Nosotros lo vamos a manejar. No sabemos tener socios. Somos muy buenos socios en el amor y en la vida y no podemos sumar terceros. Siempre nos pasó. Cuando se meten terceros, solos se van. Por lo tanto, si abrimos, sería una sucursal”, afirma la joven que esta vez sostiene entre sus manos ya no un micrófono, sino una bandeja.