Una empresa entrerriana se reconvierte y produce envases para oxígeno medicinal
09/04/2020
Gonzalo Benvenuto, de Inprocil, contó cómo adaptaron la planta de Gualeguay para generar soluciones en medio de la pandemia. Nahuel Amore
La cuarentena obligatoria tomó por sorpresa a las empresas y las puso en jaque, en medio de un proceso recesivo que acarrea severos problemas económicos y financieros. Por ello, la reconversión inmediata fue la salida más oportuna que encontraron algunos establecimientos que quedaron por fuera de las excepciones, para dar sustentabilidad al negocio y garantizar las fuentes de trabajo.

Un ejemplo en Entre Ríos de esta adaptación es Inprocil (Industria Productora de Cilindros), que desde 2003 se dedica a fabricar equipos de GNC para automóviles y transportes pesados. Ante la paralización del mercado automotor, los dueños tomaron la decisión de comenzar a producir envases para oxígeno medicinal, que además de salvar la empresa, salvan vidas. Incluso, 15 de ellos ya fueron donados a la Cooperadora del Hospital San Antonio de Gualeguay, donde la firma está radicada.
Gonzalo Benvenuto, presidente de la industria que emplea a unas 80 personas con mano de obra calificada, explicó a DOS FLORINES que producen cilindros de alta presión para oxígeno con fines medicinales, de distintas medidas, que posibilitan a los pacientes transportarlos. Según indicó, estos tubos pueden ser utilizados en sanatorios o domicilios, para que aquellas personas que ya pasaron por el famoso respirador puedan continuar con el tratamiento ambulatorio adecuado.

De todos modos, reconoció que los orígenes del emprendimiento permitieron encarar la nueva meta con menos sobresaltos. “Desde que nacimos, siempre nos dedicamos a hacer cualquier tipo de recipiente para alta presión. Un 80% se produce en línea en forma masiva todo lo que sea GNC vehicular, que es el mercado nacional e internacional al cual nos dedicamos; y el otro 20% son licitaciones para exportar envases de gases de aire”, distinguió.
Decisión

Consultado respecto de cómo afrontaron la noticia del decreto presidencial, destacó que desde el primer momento la prioridad fue la salud, con la convicción de que sólo así se achata la curva de contagios. Por ello, el 20 de marzo la planta cerró sus puertas.
“El día que comenzó la cuarentena, el mercado de GNC se cerró. De hecho, como la gente iba a tener el auto guardado, pedían la devolución de las tarjetas de crédito con las que habían pagado el equipo para instalarlo. Es decir, no solamente que se paró, sino que empezó a volver para atrás el tema de los cobros”, analizó sobre las primeras adversidades.
Por otro lado, al ser Gualeguay la primera ciudad entrerriana que confirmó un caso positivo de coronavirus, el empresario reconoció que las exigencias fueron mayores, fundamentalmente por la mirada atenta y los miedos de los ciudadanos ante los riesgos de la pandemia. De allí que hasta la primera etapa del aislamiento, que finalizó el 31 de marzo, se dispuso no abrir la planta ni los canales de distribución en Buenos Aires.
Luego, ante la extensión del decreto presidencial, el directorio de Inprocil se encontró ante el interrogante de qué hacer si el aislamiento se continuaba prorrogando. Por ello, se optó por encarar un relevamiento general de los insumos que había para empezar a fabricar estos tubos especiales. Fue así que dieron el primer paso, con la mente puesta en que la empresa subsista, al igual que el trabajo de sus empleados.
Donación de 15 tubos de oxígeno para la Cooperadora del Hospital San Antonio de Gualeguay
Mercado
El objetivo de Inprocil es llegar a producir cerca de 3.500 cilindros por mes, aunque ello dependerá de la provisión de insumos. “A medida que se va produciendo, dependemos de determinadas materias primas que, como sabemos, no están declaradas esenciales”, recordó Benvenuto, y acotó que se irán adaptando conforme se vayan liberando otras actividades a través de las medidas oficiales. “Vamos a ver cómo se desata todo y se mueve la rueda despacito”, graficó.
Consultado por las ventas de los productos sanitarios, aseguró que primordialmente van destinados a las “recargadoras grandes”, que sintetizan el mercado mayorista. “Lo masivo va a través de recargadoras o directamente a clínicas y hospitales”, explicó. No obstante, en este escenario, no descarta que también haya otros interesados, como pueden ser las ferreterías o comercios industriales con llegada al consumo particular de familias que quieran contar con el aparato en el domicilio.
Adaptación
Según explicó el empresario, el proceso de adaptación durante estas semanas se dio en el aspecto del personal y productivo. Respecto del primer punto, indicó que desde el 1 de marzo comenzaron a implementar normas de seguridad e higiene –mientras el coronavirus ya amenazaba al mundo– lo que obligó a disminuir la producción y el plantel, de manera controlada.
A partir del 20 de marzo, fecha en que comenzó a regir el aislamiento obligatorio y al quedar por fuera de las actividades exceptuadas, la planta se cerró. Recién se reabrió dos semanas después, para comenzar a habilitar determinados procesos vinculados a la nueva línea productiva de envases.
Según señaló, el plantel se redujo al 50%, no sólo “para tener el lugar necesario para mantener la distancia”, sino elementalmente de modo preventivo. “Hay en reserva gente por si se produce algún tipo de contagio interno, para por lo menos tener la posibilidad de cambiar el plantel de gente y no parar”, acotó.
Por otro lado, respecto de la producción, aclaró que la misma no estaba estandarizada, por lo cual “para producir continuo hubo que adaptar todos los sistemas -hasta en forma fija-, como si fuese una producción en línea normal; eso nos llevó tiempo y nos va a llevando tiempo, a medida que la producción te lo exija”.
Coyuntura
—¿Qué significa poder reconvertir la empresa en esta coyuntura?
—Se hace muy difícil, porque la cadena de pagos se cortó. Al cortarse, no tenés un sprend financiero de la empresa que pueda soportar este cambio. Por otro lado, uno al ser siempre emprendedor y buscarle la luz al final del túnel, buscás la forma de poder implementar las modificaciones y ponerte a la altura de las circunstancias como futuro pequeño negocio para mantener la estructura, ni siquiera para ganar plata. Lo que uno busca hoy es mantenerse, reconvertirte en algo que puedas y buscarle la veta para tener la posibilidad posterior de comercializarlo. Porque en la comercialización tampoco podés dar financiamiento y necesitás buscar una entidad que pueda con qué señarte la compra y pagártela para armar una vuelta financiera nueva. Después viene el otro problema: una vez que tengas los productos, ver de qué manera podés darle una viabilidad a que eso funcione, no es inmediato
—¿Evalúan sostener a futuro este tipo de producción?
—A futuro creo que el mercado, saliendo del mercado internacional, es limitado. Por eso, uno nunca se aggiornó a ese producto. De todos modos, quizá por tenerlo implementado, quizá uno busca otra alternativa como para incorporarlo y tener algo más en la carta de productos.
—Imagino que es parte de las decisiones que se toman a medida que se adaptan al contexto.
—Claro, creo que sí. Igualmente, el pico alto de necesidad del producto nuestro creo que va a ser posterior al pico de la curva de necesidad los sanatorios y el contagio. Por un tiempo, va a ser demandado y podrá ser a lo mejor lo que nos ayude en nuestro caso salir del parate y la coyuntura financiera que está bloqueada. Después, se trata de contar con el apoyo de la gente que, con sus miedos, también llevan a que esto empiece a caminar.