Un manual reseña las principales prácticas de manejo del suelo y del agua

30/11/2019

Fue editado por Roberto de Casas y Francisco Damiano e incluye trabajos de 208 profesionales. Un capítulo refiere a Entre Ríos. Danilo Lima

La sede de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos fue el escenario elegido para la presentación del Manual de Buenas Prácticas del Suelo y del Agua en Áreas de Secano, un trabajo del que participaron 208 profesionales de prácticamente todo el país, editado por Roberto de Casas y Francisco Damiano.

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El objetivo del manual, según explicó el ingeniero agrónomo De Casas –Doctor Honoris Causa UNER– fue describir las principales prácticas de manejo del suelo y el agua probadas exitosamente en sistemas bajo producción agrícola y ganadera en secano.

Para ello se convocó a investigadores y técnicos referentes de instituciones oficiales y privadas, tomando como base la red de especialistas que participaron en la elaboración del libro El deterioro del suelo y el ambiente en la Argentina, publicado por Prosa (Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y el Agua) – Fecic (Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 2015.

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De Casas explicó que los equipos técnicos usaron como base el mapa de regionalización ecológica-productiva de cada provincia, mientras que las prácticas fueron referidas a los tipos de suelos más representativos y a las climosecuencias existentes en el ámbito analizado.

En el libro se describen un total de 214 buenas prácticas para las distintas ecorregiones.

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Ejemplos.

En el manual están descriptas buenas prácticas relacionadas con el control de la erosión hídrica, entre ellas la construcción de terrazas, los cultivos en franjas, la estabilización del piuso de cárcava mediante implantación de álamos –utilizada en San Luis–, fijación de médanos mediante forestación con álamos y pasto llorón –en Córdoba–, franja de cultivos de maní y maíz –también en Córdoba–, cortinas forestales –en Formosa–, y remediación de suelos contaminados por derivados de hidrocarburos –en Santa Cruz–, entre otras.

Con relación a la cosecha de agua se describen prácticas tales como la construcción de represas, por ejemplo.

El capítulo Entre Ríos.

La ingeniera agrónoma María Carolina Sasal, profesional de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA, por su parte, fue la encargada de la presentación del Capítulo Entre Ríos del Manual de Buenas Prácticas del Suelo y del Agua en Áreas de Secano.

Alrededor de 20 autores de autores –entre técnicos del INTA, la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER y el Conicet–, resumen ocho prácticas para conservación de suelos y aguas, entre ellas la sistematización de tierras, la conservación del pastizal natural, la protección de elementos lineales de vegetación en el paisaje, la siembra directa, los cultivos de cobertura, la fertilización y las rotaciones de cultivos. Se trata de “distintas prácticas que durante los últimos años hemos llevado adelante para obtener información que está volcada en la estructura del manual”, explicó Sasal.

La profesional, asimismo, remarcó que “el principal problema de degradación que aborda este capítulo sobre Entre Ríos es la erosión hídrica” y, en este sentido, el trabajo resume “cuáles son las principales prácticas para conservar el recurso suelo y también la calidad de nuestras aguas superficiales”.

Sasal, sobre la base de una actualización hecha en 2015, precisó que la provincia en un 57% de su superficie tiene una alta susceptibilidad a la erosión hídrica. “Esto nos pone en alerta con relación a la modificación que tenemos que hacer en las prácticas y también, por supuesto, en cuanto a la legislación, dado que tenemos que promover las prácticas de sistematización de tierras que nos permiten conservar el suelo y la calidad las aguas superficiales”, subrayó.

En Entre Ríos, añadió Sasal, “tenemos una buena cantidad de hectáreas sistematizadas, pero falta mucho más. Falta también el mantenimiento de los lotes sistematizados”.

Enfatizó que al tema de la instrumentación de prácticas conservacionistas “hay que darle un nuevo empuje” en la provincia y, para ello, es necesario una decisión política porque “los elementos técnicos están, hace falta ese empuje y la ayuda a los productores para que puedan llevar adelante esas prácticas”.

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