ENFOQUE

Un largo camino de regreso a casa

Por Domingo Ubaldo / CPN – Asesor económico, financiero y Pymes locales – Especialista en Sindicatura Concursal – Integrante del equipo Entre Todos – militante del desarrollo //

El tema petróleo significa para el desarrollismo nacional un asunto crucial. Pero esto no es caprichoso, la política energética es considerada prioritaria por todo lo que representa, por lo que trae aparejado, sin el combustible y la energía barata, abundante y disponible es imposible que las actividades económicas se desenvuelvan adecuadamente.

Hace unos días atrás, una Jueza de Manhattan, Loreta Preska, falló en contra del Estado Argentino, se estima una suma de 20.000 millones de dólares, a favor del fondo Burford, quienes adquirieron el derecho a litigar a Petersen Energía y Petersen Inversora-hoy quebradas- (propiedad del grupo Esquenazi dueños a su vez del Banco de Santa Cruz).

Los Esquenazi adquirieron acciones de YPF aportando muy poco capital, lo hicieron con dividendos de la propia empresa petrolera, negocios multimillonarios aprovechando la época del “capitalismo de amigos”.

Hace años hemos extraviado el mapa correcto por dónde ir.

Un poco de historia

Argentina no es un país petrolero, es un país “con petróleo”, 40 años antes del descubrimiento del primer yacimiento, en 1907, ya se conocía la existencia del recurso.

Hasta la promulgación de la Ley 14.773 del presidente Arturo Frondizi, que nacionalizó el petróleo y le dio el absoluto monopolio a YPF, el recurso era provincial. Así, cada gobernador utilizaba el mismo como señor feudal, como ocurre actualmente, sin una política articulada y coherente a nivel nacional.

Primero Yrigoyen intentó su nacionalización, bloqueada por los entonces conservadores que copaban el senado de la Nación, y luego en 1949 el presidente Perón lo hizo, siendo derogado por la Revolución Libertadora.

El gobierno desarrollista rompe aquel esquema y logra en 3 años y medio el autoabastecimiento y le da a YPF un apoyo inédito, termina con décadas de importación de combustibles que insumía más de 1/3 de las divisas.

Con la reforma de la Ley 17.319 del gobierno de facto del Gral. Onganía, se elimina el monopolio de YPF, participan del sector entonces empresas trasnacionales, pero el esquema general continuo hasta 1992.

En este punto, se quiebra definitivamente el esquema donde el petróleo respondía a una política de signo nacional, cuando se promulga la Ley 24.145 se desnacionaliza el recurso, se trasforma YPF en una sociedad anónima, se rematan sus acciones a precio vil, (se tasa la empresa en 6.000 millones de dólares, cuando todos los estudios indicaban que valía por lo menos 30.000), luego Repsol compró el paquete en 16.000 millones adquiriendo el total de las acciones a fines de 1999.

A partir de ese momento Repsol, una empresa que se dedicaba a la refinería y a producir solventes, explota petróleo y lo exporta, yacimientos explorados y puestos en funcionamiento por YPF, sin invertir, sin explorar, sin riesgos son exprimidos por la Repsol española.

En 20 años (1992-2012) Repsol paso de ser una empresa pequeña a ser una petrolera a nivel mundial con inversiones en países como Brasil, Bolivia, Venezuela, Colombia, Libia, Trinidad y Tobago, etc.

Con los recursos del petróleo nacional se catapultó a estar considerada 10ma. empresa a nivel mundial del sector.

Repsol liquidó, un monto muy superior en dividendos de las ganancias líquidas y realizadas que expresaban sus balances (giro a sus accionistas 47.000 millones de dólares), cuando lo normal para este tipo de Cías. es destinar solo el 40% para ese fin. Esta colosal transferencia de recursos nacionales se dio con la complicidad de los gobiernos de turno de todo este período, sin control, sin reproches. Eran tiempos del Dios Mercado.

Desde 1992 se exportaron más de 230 millones de toneladas de petróleo, mientras los argentinos pagamos tarifas a precios internacionales, reservas acumuladas, exploradas y cubitadas por YPF, todo con imperceptibles inversiones por parte de Repsol, solo este hecho, hace que pueda caer el contrato y el Estado nacional terminar con una relación nefasta.

Se perdió entonces en 1992 toda capacidad de decisión por parte de nuestro país en política energética.

Un largo camino de regreso a casa

La patriada de expropiación del 51% de las acciones a Repsol, fue otro error estratégico de una administración atrapada en su propio relato, a quienes los números acusan de haber desguazado la matriz energética argentina. Porque, la política energética no cambio el rumbo, YPF continúa siendo una S.A., se continúan importando combustibles, que para el país no solo significan mas de 10.000 millones de dólares por año, sino que debemos adicionarle los fletes, seguros y costos por un insumo que tenemos bajo nuestros pies.

Vale recordar aquí, que no hace falta nacionalizar empresas para poder aplicar una política económica correcta. El Estado tiene todas las herramientas e instrumentos para llevar adelante el gran objetivo nacional, el desarrollo e integración de su economía que otorgue las bases materiales necesarias para que cada argentino realice sus anhelos.

El cambio de dirección, significa para nuestro país algo muy importante. Significa acceder a la energía para nuestras industrias, para nuestro comercio, y significa el ahorro de divisas que cuestan sangre, sudor y lágrimas obtener.

Para lograr esto, sin demoras, debe recuperar sus recursos naturales y explotarlos en beneficio propio, recurriendo, en caso de que haga falta, a la inversión extrajera directa, pero siempre y cuando esa aplicación de recursos coincidan con los más altos fines nacionales.

Esos fines han estado ausentes, se ha privilegiado los negocios, se ha privilegiado el corto plazo, y la empresa más importante de la Argentina –YPF- ha sido un lugar donde se han enriquecido muchos menos nuestro país y sus habitantes.