Últimos cartuchos de Economía para calmar al mercado: prueba nuevas fuentes de financiamiento
26/10/2020
El ministro envía señales en el sentido de limitar la asistencia monetaria del Banco Central al Tesoro. Y prepara medidas para bajar el “contado con liqui”.
El viernes, hacia el final de la tarde, Martín Guzmán se relajó por primera vez en 40 días. Se le notaba en la cara, confía alguien de su equipo. El ministro vivió como un pequeño triunfo personal la baja en las cotizaciones de los dólares “alternativos”, el último día de la semana. Fue la primera vez desde que el Banco Central endureció el súper cepo que el “contado con liqui” y el “MEP” terminaron hacia abajo, algo que en el “mercado” adjudicaban a los llamados desde despachos oficiales a algunas “alyc” (sociedades de Bolsa) para que se tomaran el viernes como un feriado cambiario de hecho.
Lo cierto es que, desde la imposición de nuevas restricciones en el “dólar ahorro” -el 15 de septiembre-, la cotización del “contado con liqui” se encareció nada menos que $41 ($128 a $169), equivalente a un salto del 32%. El viernes, la baja resultó de $9.
En el Palacio de Hacienda creen que esta semana será clave para la estabilización del mercado financiero.
Guzmán dedicó una parte del viernes para asistir a un programa de radio y a otro de televisión para “bajar” el mensaje de que en la Argentina “habrá una devaluación” abrupta. El ministro sabe que la “City” no le cree y que en una parte cada vez más extendida de la población existe una gran incertidumbre.
Aumentos.
Los aumentos de precios que ya se empezaron a evidenciar en algunos rubros -sobre todo los más dependientes de las importaciones- y los incipientes faltantes de mercadería, decidido por empresarios que prefieren cuidar el stock antes que mal venderlos ante la posibilidad de un shock cambiario, generan temor en los consumidores de la clase media y en empresarios pyme, que se suma al inevitable desgaste pandémico.
En una sociedad con mucha gimnasia en crisis cambiarias, que el ministro haga un raid por los medios para desmentir una inminente devaluación provoca, a veces, el efecto contrario. Más aún en medio de una crisis de confianza.
En el centro de versiones sobre cambios de nombres, Guzmán trata de enviar señales tranquilizadoras
Por eso mismo, Guzmán dedicó una porción de su presencia mediática a enviar algunos mensajes a los financistas. Deslizó algunas medidas que podrían tomarse en las próximas horas. De hecho, maduró iniciativas que, como él mismo denominó, forman parte de las “herramientas” para pulsear con el descrédito del “mercado” financiero.
La primera señal concreta refiere a las reservas disponibles en el Banco Central. Guzmán habló de que “quedan -a pesar de lo que se dice- u$s41.000 millones (menos u$s12.000 millones de encajes bancarios)”.
Esa mención deja entrever que el Gobierno utilizará -de ser necesario- parte del swap de monedas con China, que hasta ahora sólo fue utilizado para pagar importaciones desde ese país. Habría una decisión de transformar una parte de los yuanes a dólares, una opción que hasta ahora se evitó. En total, en el BCRA hay unos u$s19.000 millones que están en yuanes por el acuerdo con el gobierno de Beijing.
Carencias.
De la “caja de herramientas” también se utilizarán diversas opciones financieras, algunas de las cuales ya fueron usadas de forma incipiente, pero que ahora se intensificarán.
La primera refiere a la emisión de títulos “dolar linked”. Una especie de “seguro de cambio” que se les ofrece a los inversores que dudan sobre el escenario cambiario. “Habrá una gran licitación de pesos para la semana que viene que ayude a secar la plaza, con un menú muy variado de instrumentos que incluirán un nuevo bono linked”, indicaron desde el Palacio de Hacienda.
“Tenemos las condiciones y los instrumentos para continuar con las políticas cambiarias que venimos llevando adelante y no hacer una devaluación”, insistió Guzmán en las últimas horas.
A principios de mes, Economía lanzó un título atado al tipo de cambio por $136.000 millones, pero esa operación no logró enfriar las expectativas devaluatorias.
Recién para el 9 y 10 de noviembre próximos, el ministro pautó el lanzamiento de bonos en dólares para darles salida a una porción de los fondos que entraron a la Argentina durante el gobierno anterior, invirtieron en pesos, y ahora quedaron atrapados en el cepo. Esa emisión será por u$s750 millones.
Guzmán está convencido de que el corazón para lograr la estabilización de corto plazo será un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
La última semana, desde Washington, se enviaron señales de acercamiento con los funcionarios, luego de que tras el paso de la misión del FMI por Buenos Aires dejara la sensación de algo parecido al fracaso.
“Argentina no tiene el plan que necesita”, había definido el venezolano Luis Cubeddu a inversores de Wall Street, pocas horas después de su visita a la Argentina. Kristalina Georgieva también reclamó “una hoja de ruta”.
Los últimos días, las partes aceleraron las conversaciones rumbo a un acuerdo de corto plazo.
Al respecto, Guzmán anunció que el Gobierno elabora “un programa fiscal plurianual” que tendrá “como mínimo tres años” de duración, en el marco del programa sobre el que se trabaja con el FMI, y que será enviado para su tratamiento al Congreso de la Nación.
En ese camino, el ministro parece haber dejado de lado uno de los instrumentos más a mano: esto es, la posibilidad de llegar a un acuerdo con las cerealeras que se comprometan a un volumen de liquidaciones de soja.
En cambio, Guzmán eligió el camino del ordenamiento fiscal porque piensa que así será más conveniente en su objetivo de llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario.
“Valoramos muchísimo al campo, es muy importante. Venimos trabajando con el Consejo Agroindustrial para definir reglas del juego que generen más producción, más inversión y más trabajo”, fue todo lo que dijo cuando le consultaron al respecto.
Hasta ahora, el ministro rechazó cualquier posibilidad de acuerdo con los “dueños de los dólares”, que lógicamente le reclaman una baja de las retenciones para acelerar las ventas de lo que queda pendiente en los silobolsas.
“No quiere dar una mala señal fiscal”, dice a iProfesional un miembro de su equipo. A pesar de que, hoy en día, la señal de la escasez de divisas hace más ruido que la cuestión de las cuentas públicas.
La gran duda es si, a esta altura de la crisis cambiaria, logrará Guzmán atravesar las aguas turbulentas y seguir construyendo el puente hasta la próxima cosecha, sin devaluar.
“¿Se viene una semana decisiva?”, pregunta iProfesional a un colaborador cercano del ministro.
– Sí, será otra semana decisiva. Pero nos va a ir bien.
Sobra fé. Faltan dólares.
Fuente: Claudio Zlotink / El Profesional