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Tres amigos se asociaron en Paraná y crearon un gin con toque artístico y proyección internacional

Archi Gin nació en la inspiración de un club de arte y propone ser una experiencia sensorial. Hoy se fabrica en Oro Verde y llega a distintos puntos de Entre Ríos y el país. Nahuel Amore

No vendemos gin; vendemos una experiencia artística”. Así lo define Maximiliano Hernández, quien junto a Ignacio Ghiggi y Hernán Arrúa crearon Archi Gin, cuya nota distintiva no está tanto en el enebro, la lavanda o los cítricos, sino en la musa inspiradora: los artistas locales. Tras lanzar el producto a fines de 2022 y montar la fábrica en la localidad de Oro Verde, hoy buscan consolidarse en un mercado cada vez más competitivo, con proyección internacional.

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Una noche dionisíaca fue suficiente para empezar a tejer la historia. La idea nació entre amigos en Archicofradía, un club de arte ubicado en peatonal San Martín de la capital entrerriana, a mediados del año pasado. El “maestro alquimia”, como llaman a uno de los integrantes del grupo, fue quien, copa de gin de por medio, irrumpió con la frase: “Yo lo puedo hacer mejor”. Desde ese momento se embarcaron en el proyecto y le dieron toda la seriedad que exige emprender.

La etiqueta que hoy luce Archi Gin lo sintetiza todo. La cabeza, los ojos y los tentáculos de una entidad fantástica y mitológica, creada por Francisco Daniel Aguilar, abrazan la botella e invitan a pasar un momento diferente y en compañía. “Desde que surgió la idea, pensamos que era buen proyecto para financiar a los artistas”, describe Hernández, quien anticipa que el packaging cambiará por temporadas y, la próxima, saldrá a la luz en agosto.

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Entre pinturas, dibujos, esculturas y variadas piezas artísticas, el joven productor de seguros nacido en Feliciano no duda en afirmar que los artistas se constituyen en “el mayor valor” del proyecto. “En la galería de arte trabajamos en conjunto y creo que revalorizan el gin en esta experiencia. Es una de las patas fundamentales. Ellos nos acompañan en este crecimiento. Y queremos que sea recíproco, para llevarlos a otros lugares donde los conozcan”, asegura, en entrevista con DOS FLORINES.

Este último punto no es menor. El producto aceleró su proceso de distribución y en menos de un año ya se consigue en bares y otros locales comerciales de Entre Ríos, Santa Fe, Jujuy y Santa Cruz. Todavía queda un largo camino por recorrer para llegar a Buenos Aires y otros puntos neurálgicos del consumo de bebidas y hacia allí avanzan. Incluso, el sueño los impulsa a más: sus mentores no descartan la posibilidad de que en un mediano plazo comiencen a exportar. Uruguay y Paraguay serían los primeros países en los que el arte y gin harían conjunción.

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Nacimiento

Maximiliano “Machi” Hernández.

—¿Por qué es Archi Gin?

—El club se llama Archicofradía. Archi significa muchos y cofradía son diferentes sectores y grupos, como la galería de arte, el arte gastronómico de los chicos de La Q Cocina de Auto, músicos que vienen. Son varias cofradías que convivimos y de allí surgió un Archi más, la cofradía del gin.

—¿Cómo fue el proceso de creación de la bebida?

—Arrancamos entre junio y julio del año pasado. Fueron seis meses de un proceso intenso de probar la receta, donde venía gente y decía si gustaba o no. En su receta original tenía un color rosado que no pudimos mantener a la hora de inscribirlo porque no podía tener colorantes que no fueran naturales. Los colorantes naturales que se consiguen con el enebro decantaban, no eran estables. Además, más allá de que no tenían ningún sabor artificial, nos decían que se tenía que llamar bebida espirituosa. En ese proceso, nos preguntamos que si queríamos lanzar una empresa para producir gin y no le podíamos poner ese nombre, iba a ser confuso para la gente. Decidimos sacarle el color hasta más adelante cuando podamos producir diferentes tipos de gin con colores.

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—¿Cómo es que lo conjugan con el arte?

—La presentación oficial fue el 12 de noviembre con un evento cultural. En este proceso nos vamos presentando en distintos bares con la impronta de fomentar a los artistas. Llevamos un artista que quiera comercializar, pinta en vivo y ese cuadro queda en el bar, con las botellas para vender.

—¿Se podría decir que ofrecen una experiencia?

—Exacto. Nosotros no vendemos gin; vendemos una experiencia artística, desde los sabores, lo visual y los distintos sentidos.

—¿Todas las etiquetas cambian?

—Por temporadas. Cada botella lleva un logo lacrado y una tarjetita que explica quién hace el diseño de la etiqueta con el cuadro original. En agosto saldrá una etiqueta para la edición verano. La idea es largar ediciones especiales con otros artistas, potenciando los artistas locales.

Producción y ventas

La cultura de destilados cambió en los últimos años y se potenció en pandemia. El gin comenzó a ser una opción y los paladares se pusieron más exigentes. En este mercado de fuerte competencia, Archi Gin propone ser una alternativa de notas cítricas, con once botánicos y un realce de lavanda. De todas maneras, sus creadores confían que el toque final lo pone el consumidor, dependiendo del tipo de preparación que realice.

—¿Cuánto producen?

—Estamos produciendo dependiendo de la demanda. Vamos generando stocks con una producción de 1.000 litros por mes.

—¿Dónde está la fábrica y cómo es el proceso de industrialización?

—Es importante aclarar que no es un producto artesanal. Está industrializado. Tenemos la fábrica con una capacidad de 10.000 litros mensuales en Oro Verde, por lo cual nos preparamos para salir al mercado. Fueron seis meses de conseguir las habilitaciones, que esté todo en orden y autorizado. En el mercado hay muchos gin ilegales que no tienen autorizaciones. Nosotros hicimos el camino industrial, para salir y competir, pensando no sólo en vender en Argentina, sino también afuera del país.

—¿Exportar es una meta? ¿Tiene plazo?

—Plazo no hemos puesto, peor sí es una meta. Hay muchas marcas de gin a nivel local y la idea no es chocar con nadie, sino darle esta impronta, esta vuelta diferente de vender la experiencia y la queremos llevar afuera porque es innovadora. En los lugares que hemos llegado la recepción es muy buena. Nos preparamos para exportar, pero falta para abastecer el mercado interno. Por ahí Paraná no es donde mayor desarrollo tenemos como el norte entrerriano o varios bares de Santa Fe.

—¿Tiene algún propósito también exportar?

—Por ahí trabajar afuera del país nos permite hacer un colchón para estabilizar el precio de acá y no ir corriendo atrás de la inflación Eso también te desordena en los números. Hay que adaptarse. Empezar a vender afuera nos va a dar mayor estabilidad.

—¿Dónde venden actualmente?

—En la provincia estamos instalados en casi todos lados, tanto norte, centro y costa del Paraná. Faltan algunas ciudades de la costa del Uruguay. En Santa Fe estamos instalados. Tenemos lugares de venta en Tilcara, Jujuy; y Río Gallegos, Santa Cruz.

Inversión y expansión

Archi Gin tuvo como primeros inversores a Maximiliano Hernández, productor de seguros, e Ignacio Ghiggi, vinculado a la gestión cultural como administrador del Club Archicofradía. Luego, atentos a la necesidad del negocio, incorporaron a Hernán Arrúa, quien tiene una distribuidora y trabaja con bares en Santa Fe. A partir de esa sinergia, avanzaron en la expansión de la marca desde una mirada empresaria, con todos los registros que exige establecer una sociedad.

—¿Qué inversión realizaron y de dónde es el capital?

—Por ahora es todo capital propio por partes iguales. Lo venimos solventando de esa manera. Es una inversión a futuro. Tampoco podemos acceder a líneas crediticias hasta que se dé la formalización de la SAS. Eso nos tiene frenados. La financiación a través de los bancos nos puede potenciar el trabajo.

—¿Hasta dónde creen que puede llegar el Archi Gin?

—No nos ponemos techos. No sabemos si ser muy ambiciosos o no. Pero es una herramienta que nos puede permitir llegar a cualquier lugar del mundo. Cuesta conseguir los contactos, las ganas, el tiempo, pero no nos limitamos. Tenemos pensados algunos lugares para trabajar como Punta del Este, Asunción del Paraguay en bares, por la proximidad y los contactos. Pero eso no quita que podamos vender en España, en China, en cualquier lugar.