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Tierra Greda invierte en la idea de convertir los desechos de sus animales en fertilizantes orgánicos

Una especial apuesta por la bioeconomía. El proyecto de la familia Benedetti consiste en darle valor económico y ambiental a la gran cantidad de efluentes que dispone de sus granjas de aves y cerdos, para cuidar y fertilizar los suelos donde cultiva los granos para sus animales. Trabaja con cinco laboratorios de la provincia para encontrar dosajes y aplicaciones adecuadas y no descarta iniciar un proceso de industrialización. Invertirá en una etapa exploratoria unos 250 mil dólares y considera que sería una solución sustentable para la provincia. Gustavo Sánchez Romero / Dos Florines

A la hora de ponderar los motivos por los que Atilio Benedetti y su familia decidieron avanzar con la idea de transformar y darle un uso productivo a los cuantiosos desechos que se generan a diario en sus granjas, seguramente aparecerán varios en el análisis. Convergentes y quizá urgentes. Los hay operativos, logísticos, ambientales y para concretar el mentado “ciclo virtuoso de la bioeconomía”.

Sin embargo, para él y para todos los productores primarios de la Pampa Húmeda, la invasión de Rusia a Ucrania modificó el escenario de provisión de insumos agropecuarios, y alteró los precios generando un desfasaje en los costos por estos arrabales del fin del mundo.

El costo dolarizado de los fertilizantes químicos se incrementó exponencialmente a más de 1.200 dólares por toneladas, y nada indica que los valores se reacomodarán a la brevedad.

Antecedentes.

El empresario advirtió hace 17 años, cuando inició la actividad de transformación de proteínas vegetales, que el proceso generaba un sub producto “cama de pollo” que era demandado por la actividad vitivinícola mendocina, resolviendo de esta manera su destino.

Ahora, cuando comenzó la producción porcina, se amplificó considerablemente la producción de efluentes.

Hoy Tierra Greda S.A. dispone de residuos o enmiendas como resultado de producir anualmente más de 3.500.000 Kg. de pollo  y más de 8.500.000 kg. de carne de cerdo.

Si bien ya se venía trabajando desde hace un par de años, las condiciones del contexto internacional y las dificultades domésticas de importación le dieron a los Benedetti los argumentos necesarios para darle un impulso al proyecto de convertir los efluentes orgánicos de sus granjas, en fertilizantes naturales que además, ya han demostrado que impactansustantivamente en un incremento de la productividad de los suelos.

El lunes pasado, el ex diputado nacional, ex intendente de Larroque y ex presidente del Consejo Empresario de Entre Ríos, entre algunos otros lugres que ocupó, convocó a cinco laboratorios públicos y privados para que le brinden las precisiones científicas necesarias para dar el primer y quizá, más importante paso del proceso: ponderar el impacto de la enmienda animal en el suelo que ya fertilizó, qué tipo de nutrientes suministra y qué cantidades debe aplicar en tiempo y forma para que sea un proceso sustentable.

Aporte científico.

Hasta su campo “El Ombú”, a unos kilómetros de su ciudad, llegaron especialistas de cátedra de Edafología de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos; del Laboratorio de la Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos; del Laboratorio Agronómico Gualeguay (LAG) de María Silvina Vaccaro; del Laboratorio de Análisis Agropecuarios(LaborAgro) de Milagros Tommasi y del Instituto de Bromatología (Ibro) de Gualeguaychú.

Fue una charla técnica, donde el docente de la UNER César Quinteros explicó cómo se realizan estas mediciones y qué factores pueden intervenir en la eventual diversidad de resultados que pueden arrojar los estudios. Luego se realizó una visita al proceso de tratamiento de efluentes, es decir cómo se trata lo que se conoce como purines de cerdo.

-¿Lo considera un problema, una externalidad o una consecuencia no deseada la generación de efluentes de sus granjas?

– No sé si hablar de un problema, pero es una consecuencia de la actividad de agregar valor, la obtención de residuos o efluentes y la necesidad de darle una utilidad y un tratamiento paraque no afecte al ambiente. La lamparita se encendió naturalmente con el descomunal aumento de precios de los fertilizantes químicos a raíz de la guerra en Rusia y Ucrania, iniciada en febrero de este año. Entonces, esto, me despertó la inquietud de prestarle mucha atención a los fertilizantes orgánicos que estamos produciendo en la provincia de Entre Ríos.

-¿Considera a esto un tópico ambiental a resolver, como impacto colateral?

-Es un tema al que hay que darle un tratamiento correspondiente. Senasa tiene algunas disposiciones al efecto, sobre el tratamiento para morigerar la carga bacteriana que naturalmente tiene el estiércol de pollo. Pero el valor económico y la restitución de nutrientes que significa para nuestros suelos, cobra singular importancia con esta desproporción de precios que se da con los fertilizantes químicos.

-¿Qué destino le asignaban a estos efluentes hasta hoy?

En cuanto al desecho generado por los cerdos, estuvimos embarcados en la apuesta de reutilizar parte de ello para la generación de biogás, que lamentablemente no funcionó hasta ahora; por lo que a partir de un sistema riego, más un camión estiércol, veníamos regando los suelos sin prestar especial atención a los nutrientes aportados y al gran potencial de este desecho como sustituto orgánico de los fertilizantes químicos.

Respecto al desecho generado por las aves, teníamos un acuerdo con una empresa, que a un costo cero llevaban la cama de pollos para la citricultura entrerriana o  para los viñateros mendocinos, a cambio de la limpieza de nuestros galpones.

-¿Lo utiliza hoy en la producción de granos para sus granjas que se vuelven a convertir en proteínas para los animales?

-Nosotros comprobamos el enorme poder fertilizante del purín o enmienda de cerdo. Logramos aumentar el rendimiento promedio de maíz de 7 u 8 mil kilos por hectárea a 12 mil kilos por hectárea, igualando la producción entrerriana con la producción de las zonas núcleos como  por ejemplo Pergamino. Este es un dato muy importante.

-¿Cuánto cree que podrían optimizar?; ¿Cuál sería el rendimiento económico si lograr sustituir químico por orgánico?

– Como dije anteriormente, si consolidamos el aumento de rendimientos de 8 mil a 12 mil Kg. por hectárea, hay 4 toneladas de maíz por hectárea que lograríamos de más con la utilización del efluente animal. A un valor de 250 dólares la tonelada, se obtendría un plus de mil dólares más por hectárea. Con lo cual, no sólo estaríamos aportando al cuidado del medioambiente, sino que también logrando una mayor rentabilidad, y ahorrando el valor del fertilizante químico. Los costos de este producto natural (del purín y de la cama de pollos) serían únicamente de logística y aplicación.

-Cuánto gastaba en fertilizantes antes de aplicar el purín?

Lo que uno, habitualmente, agrega en una agricultura tradicional ronda el rango entre los 150 y 300 dólares de fertilizantes por hectárea. Esto hablando de los químicos que se necesitan para abonar una hectárea de maíz.

Convicción.

El proyecto cerdos llegó hace más de una década a Tierra Greda de la mano de inversión privada y programas de financiamiento a largo plazo. Atilio decidió apostar a la última tecnología como lo hizo desde 2005, cuando plantó el primer galpón para aves parrillera.

Hoy quiere ir por más y ya aplicó enmienda orgánica a algunos de sus suelos y se los envío a cinco laboratorios, y espera de ellos precisiones para tomar la decisión de invertir en su sistematización.

También envío las muestras de lotes sin aplicar purín orgánico. En el encuentro en Larroque, los titulares de los laboratorios decidieron unificar criterios técnicos y nomenclatura científica para facilitar la interpretación de resultados.

Pero él, Atilio Benedetti, tiene una convicción que le otorga un dato que bien puede descifrar: los campos en que fue aplicado el guano de cerdo y camas de pollo la productividad se incrementó un 50 % de una campaña a otra.

Es con este impulso que decide sistematizar el proceso y ahí convoca a los laboratorios. “Empezamos a aplicar en las tierras sobre las que hacemos agricultura este efluente de cerdo, y enviamos muestras de los suelos abonados con este purín a distintos laboratorios de la provincia. Nosotros desde que dejamos de hacer agricultura en escala toda nuestra producción está destinada al consumo de nuestros animales”, prescribe el empresario. 

Formato.

Si bien Benedetti, en algún momento se dedicó a la producción primaria en escala, que lo llevó a comprar y arrendar campos en distintos puntos del país, hoy se ha concentrado en cultivar las tierras necesarias para lograr maíz y soja como insumo básico para alimento de sus animales, que él mismo procesa en su planta ubicada sobre la ruta, a pocos metros del acceso a Larroque.  

Pero hoy tiene un problema de proporcionalidades. Posee más huano (o guano) y cama de pollo que tierra disponible para verter –de allí la necesidad, entre otras de saber cuánto debe aplicar de enmienda orgánica por cada hectárea- y posee un excedente de efluentes animales a los que debe darle un destino sustentable.

La pregunta de rigor es si piensa comercializarlo y cuál sería el formato elegido.

“Este es un proceso a desarrollar. Hoy estamos tratando de importar un equipamiento de Europa que nos permite un mejor manejo práctico del efluente del cerdo. Es un separador que permite concentrar los sólidos por un lado, donde están la mayor cantidad de nutrientes, a través de un proceso mecánico. Ahí queda un producto sólido y más manipulable”, responde el empresario.

Si esto sucede, deberá encontrar el formato ideal para comercializarlo.Sin embargo, para él, su preocupación no está ahí en este momento, sino en la fórmula mágica de aplicación. Ese parece ser su abracadabra deseado.

-¿Lo podría embolsar, por ejemplo?-, le preguntó Dos Florines.

“Sí –responde él- o bien transportar a granel y algún otro formato que se disponga. Ahora, la cuantificación nutricional o de valores químicos y económicos de esto es lo que nos ocupa en este momento y nos motivó a llevar adelante un encuentro a campo con los laboratorios, tanto privado como oficiales y semi oficiales, que tuvieron la gentileza de participar y la voluntad de encontrar caminos para unificar criterios acerca de los resultados.

-¿La experiencia de Tierra Greda puede ser trasladada al millón de toneladas de efluentes que generan las granjas entrerrianas?

-Yo creo que pueden ser trasladas a muchas experiencias productivas. Utilizar fertilizantes orgánicospara restablecer el valor nutricional de la tierra es clave. Es un fertilizante, un subproducto de un proceso de agregado de valor que a su vez regenera la fertilidad de los suelos, y Entre Ríos es un gran productor de enmiendas.

-Aun cuando los fertilizantes bajen, ¿.Tiene la convicción económica y ambiental?

-Sí, claro. Yo estoy convencido que esto es sustentable desde lo ambiental, y desde lo económico.

Forma parte del nuevo concepto de la bioeconomía, y de este ciclo virtuoso, donde la producción vegetal se transforma en proteína animal, generando valor agregado y trabajo, y finalmente se obtiene como sub producto un derivado que queremos utilizar para la regeneración del suelo.

-¿Está dispuesto a invertir si dan los costos y construir una industria que genere un producto para uso propio y para terceros?

-Sí, así es.

-¿Cuánto puede ser una inversión probable en etapas?

-No se…estamos por invertir unos 250 mil dólares para empezar. Haremos una prueba piloto, y después veremos cuánto requiere la total puesta en marcha.