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Sólo una parte de Victoria pudo salir de la situación de sequía en Entre Ríos

Las últimas lluvias fueron abundantes solamente en una zona del departamento Victoria. En el resto de la provincia, los suelos siguen necesitando mayores precipitaciones para contrarrestar la sequía.

La Bolsa de Cereales de Entre Ríos elaboró un nuevo informe sobre los suelos en Entre Ríos y planteó que si bien hubo una semana más inestable y con lluvias, sólo un área reducida de Victoria logró salir de la categoría sequía en la provincia.

“Esto sirve para dimensionar la demanda del perfil. En este limitado sector de la provincia, las marcas pluviales fueron del orden de los 60 milímetros. Por lo tanto, cualquier registro inferior a estos, no logra revertir el balance hídrico como para moverlo de la categoría sequía”, planteó la entidad.

Según indica el texto, esta explicación técnica no quiere decir que a campo no se noten mejoras superficiales en los lotes. Seguramente los cultivos de la gruesa tuvieron una respuesta positiva a lluvias del orden de los 20 milímetros, pero esos mismos cultivos siguen lidiando con un perfil que no tiene reservas. Es decir, la evolución de los mismos depende pura y exclusivamente de la continuidad de las precipitaciones. “Veremos si este auxilio tan necesario llega entre hoy y el sábado”, auguran.

Pronóstico

Como están dadas las cosas y dependiendo tanto de la oferta semanal de precipitaciones, el panorama para la producción de cereales y oleaginosas de la gruesa está muy sesgado a la baja. No se puede soslayar la obviedad de esta situación.

Además la provincia de Entre Ríos en su zona agrícola principal, presenta un predominio de suelos pesados, que expresan su mejor potencial productivo con escenarios pluviales con corrimientos positivos. Otro tipo de suelos se llenan con menos agua, es decir, ante el mismo contexto pluvial, la capacidad de generar reservas es bien distinta.

Si se van validando las tendencias, a medida que avancemos sobre el mes de febrero deberían consolidarse la salida del enfriamiento del Pacífico Ecuatorial. Este indicador que dominó el escenario climático a gran escala durante los últimos tres años, ya debería ir dejando el paso librado hacia una normalización pluvial, algo que propone un otoño con precipitaciones más generosas y sobre todo buenas recargas en los perfiles hídricos del suelo.