Se viene otro fuerte ajuste en el INTA

28/03/2019

El Consejo Directivo de la entidad pretende concretar una reducción operativa del 25%. En los planes figuran el cierre y fusión de agencias de extensión, y la reducción de institutos de investigación. Ya se levantaron voces en contra del achique. Danilo Lima

La impiadosa guadaña del Gobierno nacional puso su mira, otra vez, en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo que puede sufrir un nuevo y fuerte recorte presupuestario por parte de una administración cuya única herramienta para enfrentar los problemas pareciera ser el ajuste eterno.

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En las últimas horas trascendió –y nadie en el oficialismo salió a desmentirlo– que el Consejo Directivo Nacional del INTA está en un proceso de reorganización que significaría una reducción operativa del 25%.

El achique implicaría dar de baja agencias de extensión rural, centros e institutos de investigación. Ya estaría resuelto, por ejemplo, reducir de cinco a dos los IPAF (Instituto de Investigación y Desarrollo para la Agricultura Familiar); se eliminarían los que funcionan en la Patagonia, Cuyo y el NEA. También se cerrarían dos de las siete direcciones nacionales.

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En los últimos años, en el INTA se redujo aproximadamente el 10% de la planta de personal –más de 700 personas–, fundamentalmente por las jubilaciones y retiros voluntarios de técnicos y empleados, cuyas vacantes no fueron cubiertas.

Una fuente consultadas por DOS FLORINES, en este sentido, comentó que las partidas presupuestarias giradas a las distintas unidades del organismo diseminadas en todo el país “son insuficientes” por lo que están prácticamente desfinanciadas las actividades de investigación y extensión. “Esto paraliza totalmente al INTA”, alertó.

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Otra fuente, al ser consultada por este medio sobre las posibilidades de que este nuevo ajuste efectivamente se concrete como lo plantean las autoridades del INTA, encabezadas por el presidente Juan Balbín –hombre de los Grupos CREA–, hizo una distinción entre la certeza y la percepción. “Certeza no tengo pero sí tengo la percepción de que, al haberse pronunciado varias entidades, como Coninagro y varios distritos de la Federación Agraria, una parte del ajuste que se está planteado no creo que prospere” porque de lo contrario “quedaría una grieta muy profunda desde el punto de vista político. Y ya hay muchas voces, al interior de las entidades, que se levantaron en contra de este ajuste”, remarcó la fuente.

Coninagro dice no.

A propósito de las posiciones de las entidades del sector agropecuario, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) fue la primera en plantarse contra el achique.

“Coninagro acompaña siempre al INTA como institución encargada de investigar las mejores formas de producción para nuestro país. El aporte de este organismo ha sido trascendente para la evolución del sector agropecuario y sus logros han sido capitalizados por la Nación y por los productores argentinos”, señaló en un comunicado la entidad que preside el mendocino Carlos Iannizzotto.

“Sabemos que se han tomado algunas medidas de reestructuración y, otras, de reordenamiento.  Ahora se vuelve a hablar de ajuste presupuestario y Coninagro pide que no resienta el buen funcionamiento del organismo, ni el trabajo en investigación y de extensión que lleva adelante, sobre todo dentro de un Estado que no debe perder su mirada estratégica de la producción, un aporte que siempre le ha dado el INTA”.

FAA.

La Federación Agraria Argentina (FAA), en tanto, aún no se ha pronunciado de manera orgánica desde su Consejo Directivo Central –el presidente Carlos Achetoni se encuentra en España–, pero sí lo han hecho algunos distritos como el 6 (Santa Fe).

“El Distrito 6 de Federación Agraria Argentina manifiesta su más enérgico rechazo a la reestructuración del INTA. Una vez más, el Gobierno nacional promueve medidas que atentan contra el pequeño y mediano productor agropecuario. Con la anuencia de la Secretaría de Agroindustria, pretenden disminuir la presencia del INTA en el territorio nacional, particularmente en las zonas más desfavorecidas y en las áreas de la agricultura familiar”, señalaron los federados santafesinos en un comunicado.

Las economías regionales y en especial los pequeños productores “necesitan más que nunca de un instituto que les garantice oportunidades para acceder a asistencia técnica y tecnologías adecuadas, sobre la base de investigaciones que prioricen el desarrollo nacional, la igualdad de oportunidades, la seguridad y soberanía alimentaria”, agrega el texto.

Y añade: “Con la anuencia de sectores de la agroindustria y a partir de una planilla de Excel, funcionarios sin ningún conocimiento del impacto de los técnicos del INTA en el territorio, pretenden profundizar las acciones de desarticulación y desmantelamiento de cualquier instancia que implique asistencia y fortalecimiento del pequeño productor”.

El Distrito 6 de FAA, ante este escenario, “manifiesta su más absoluto rechazo al progresivo desmantelamiento del INTA y propone la movilización de todos los actores de las economías regionales y de la agricultura familiar a manifestarse para impedir este nuevo intento del Gobierno nacional para abandonar a su suerte a los sectores más necesitados de la producción agropecuaria”.

¿Qué puede pasar?

Este jueves, a partir de las 13, en la ciudad de Buenos Aires habrá una reunión entre las autoridades del INTA central y directivos de las unidades del interior del país más los presidentes de los consejos de los centros regionales.

Allí, quizá, empiece a dilucidarse qué pasará finalmente con el proyectado ajuste que para muchos no es otra cosa que la decisión de la administración del presidente Mauricio Macri de desmantelar los organismos de investigación y ciencia, en especial en las zonas alejadas de la Pampa Húmeda.

Hay que decir, también, que ésta no es la primera vez que el INTA enfrenta políticas de reducción presupuestaria. En los ’90, por ejemplo, durante la presidencia de Carlos Menem el organismo perdió su autonomía y fue desfinanciado de manera dramática, con el objetivo de que la investigación agropecuaria quedara en manos de empresas privadas.

El gran poder de lobby que suelen construir los técnicos y trabajadores del INTA, sin embargo, logró revertir aquella situación a través de un paciente y firme trabajo, sobre todo con los legisladores nacionales. Así fue como en 2002, durante la administración del presidente Eduardo Duhalde, el INTA pudo recuperar su autarquía, hoy nuevamente en riesgo de perderse.

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