Schettino, el visionario
27/02/2021
Por Alejandro Di Palma, empresario, titular de Estaciones de Servicio Laurencena SA y de Bioder SA
Es que el ex capitán Francesco Schettino, condenado a 16 años de cárcel por el naufragio del “Costa Concordia”, resulta ser hoy, a la luz de los hechos (vacunatorio VIP), una persona sentenciada injustamente.

Podríamos asegurar que Schettino fue un visionario, el uso de los botes salvavidas para sí mismo, desinteresándose de la prioridad que tienen los pasajeros, fue la luz que iluminó el camino de muchos de nuestros funcionarios provinciales, “los próceres”.
Hemos sido testigos involuntarios de coartadas infantiles de parte de este conjunto de funcionarios que utilizaron un elemento útil para el salvataje de vidas, para sí mismos y en un gesto que describe su grandeza y desprecio por el egoísmo, incluyeron a todas sus relaciones personales.

Este grupo de notables (estratégicos) junto con sus afectos (igualmente estratégicos) no han podido exhibir una coartada tan convincente como la de Schettino, el capitán que debió ser el último en abandonar el barco según la normativa marinera, pero tuvo más suerte y sí consiguió subirse a un bote, dejando atrás a cientos de personas y a la buena de Dios.
Pero analicemos la coartada. Luego del naufragio, Schettino aseguró que se había caído sobre el bote debido a la inclinación del barco, pero su ropa seca al llegar a tierra y las imágenes registradas por los bomberos, no dejaban lugar a dudas, se autodefinió como un “estratégico”.

Ese gesto pionero de la condición de “estratégico” es el que parece haber iluminado a nuestros dirigentes provinciales.
Es en el proceso judicial que se siguió, donde podemos advertir algunas diferencias con los hechos que hemos vivido en Entre Ríos. Schettino siempre ha defendido su inocencia y señalado a su tripulación como responsables de la tragedia por no haberle advertido a tiempo. En nuestro caso, por supuesto, nadie es culpable ni las acciones deleznables, ya que hasta este momento, no fue necesario echarle la culpa a tripulación alguna.
Aunque no nos hayamos dado cuenta, nuestra provincia, como el “Costa Concordia”, ha naufragado.