Reestructuración de pasivos; herramienta clave en el actual contexto

17/06/2020

Por Leonardo Jorge Tomás – CPN – Especialista en sindicatura concursal (*)

En el contexto actual, donde predomina en el mejor de los caos la incertidumbre, y, generalmente, la ansiedad, la preocupación y la necesidad por lograr una salida viable, se hace imperioso un cambio de 180 grados en la conducta de administración de nuestros emprendimientos y Pymes, y es vital considerar herramientas y asesoramiento permanente en la gestión de los escasos recursos, y de esta forma hacer frente a nuestros compromisos de corto y mediano plazo.

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Una de esas herramientas es la reestructuración de pasivos, la cual consiste en modificar la matriz de endeudamiento considerando, como mínimo, estos aspectos: a) La reestructuración de pasivos es el cambio de un pasivo no favorable por otro más favorable; b) Reestructurar significa modificar la estructura, por ello no se cambia de tipo de financiamiento, sigue siendo pasivo; c) Lo que cambian son las condiciones del pasivo, es decir: el plazo, la tasa y las condiciones de pago.

Obviamente, nos deberíamos preguntar cuáles serían las causas que impliquen que estemos pensando en una reestructuración de pasivos y buscando la respuesta nos encontramos que las principales causas de la reestructuración son:

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– Caída de las ventas.

– Incremento de los costos.

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– Cambio en la economía del país.

– Incremento de las tasas de interés cuando el contrato del crédito fue con interés variable.

Todas ellas viejas conocidas de nuestras maltratadas Pymes, castigando emprendimientos y proyectos de forma casi terminal.

Avatares.

Una vez que el empresario es consciente que no va a tener la capacidad de pago para cumplir sus compromisos financieros la mejor alternativa es hacer frente a la situación y realizar estudios que proyecten la situación financiera de la empresa en el largo plazo y que permitan determinar la capacidad de pago de ésta para así definir cuál debe ser la propuesta de reestructuración de los pasivos de nuestra Pyme.

La caída del consumo y las dificultades económicas que atraviesan las Pymes desde hace mucho tiempo, a lo cual únicamente el ingenio del empresario Pyme argentino ha logrado hacerles frente, sumados a factores que son conocidos (y no está de más recordarlas y mencionar algunas de ellas) e incluyen una presión tributaria y previsional desmedida, escaso o nulo acceso al crédito, un creciente costo laboral (tanto de ingreso como de salida), dificultades para acceder a distintos mercados nacionales e internacionales, Etc. y que no habían sido subsanadas previamente a las medidas adoptadas para contener la pandemia del Covid-19, han generado un sinnúmero de efectos no deseados como mayores dificultades financieras.

La gravedad y profundidad de la crisis es tal que muchos empresarios ya vieron naufragar sus proyectos y otros advierten un serio riesgo de continuidad de las actividades de sus empresas, no sólo por causas intrínsecas a la gestión empresarial (donde también hay responsabilidades), sino por la aparición de un verdadero “cisne negro”, de consecuencias difíciles de pronosticar.

La combinación dada por la abrupta caída de las ventas, sumada a la imposibilidad de cobro de las formalizadas con anterioridad ha generado situaciones de iliquidez que impiden afrontar los pasivos corrientes. Esto significa, en principio, haber ingresado en una situación conocida técnicamente como “cesación de pagos”.

Definiciones.

Ante lo expuesto, se hace necesario evitar tomas decisiones que constituyan “espejismos” de solución a los problemas financieros. En este sentido, es común ver acciones desesperadas de venta de activos fijos a precios irrisorios, dación de bienes de capital, conceder garantías desproporcionadas (lo que transforma los créditos comunes en privilegiados) y/o toma de créditos a tasas usurarias. Pero tampoco es una solución la inacción o parálisis, dado que así no llegara la solución agravando los inconvenientes financieros.

Una alternativa de actuación y acción inmediata es la planificación e implementación de un proceso de reestructuración de pasivos, que consiste (ni más ni menos) en reprogramar los vencimientos de las deudas, de tal modo que los vencimientos de estas (incluyendo capital e intereses) puedan cancelarse con fondos regulares. La posibilidad de éxito de estos procesos se incrementará en estos días producto de la crisis económica generalizada.

Para esto, los procesos de reestructuración de pasivos, como herramienta, requieren un minucioso análisis del conjunto de deudas de la empresa, a los fines de ponderar los daños derivados del no cumplimiento en tiempo y forma de cada una de ellas, tanto en lo relativo a los costos financieros como a la afectación de las relaciones comerciales o productivas, sumamente valiosas para el futuro y desarrollo de la empresa.

(*) Titular del Estudio Contable “Leonardo J. Tomás & Asoc. Contadores públicos”

Mat. Prof. 2948 Cpceer – Tº 363 Fº 149 Cpcecaba

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