Paradoja, crecimiento del empleo y caída del salario
27/03/2023
El escenario macro, la evolución del empleo registrado y al mismo la corrosión de los salarios generan un fenómeno para apreciar en detalle. Alto perfil en un año electoral sobre ingresos, empleo e incremento sostenido de precios. Dilema sin solución a corto plazo. Por Luis Autalan / BaeNegocios
El Gobierno destacó la recuperación del empleo y la calidad de los puestos de trabajo. Sobre cifras de la EPH, del Indec, el ministerio de Trabajo puntualizó que la merma de desempleo, desde el cuarto trimestre de 2019 al mismo lapso de 2022, fue del 2,6%. No obstante, se mantiene la caída del salario real a la par del mayor empleo, un tópico que potencia un fuerte debate en el Frente de Todos sobre el pago de sumas fijas en refuerzo de las paritarias.
La cartera laboral remarcó el 6,3% de desocupación como el valor “más bajo desde el cuarto trimestre de 2003” y reseñó que desde fines de 2019 al mismo período de 2022, se contabilizaron 820.000 nuevos empleos, el 61% asalariados registrados, el 28% no registrados y el 11% trabajos no asalariados. “A diferencia de lo que ocurrió en otros períodos, la reducción de la desocupación obedece a que la población ocupada creció en mayor medida que la población económicamente activa, que también se expandió significativamente”, precisaron desde el ministerio a cargo de Kelly Olmos.
Empero más allá del empleo sostenido la corrosión salarial no tiene frenos, en datos duros y desde el último valor del Ripte de enero pasado, el salario es el más bajo desde 2006. “Los peores registros de la caída desde ese año al presente son de 2018 y 2019, con una baja del 20%. Desde la asunción de Alberto Fernández tuvo una caída de 4 puntos”, precisaron días atrás desde el Observatorio de Derecho Social de la CTA Autónoma.
¿Cuánto tiempo más llevará?
En cuanto a la paradoja empleo/salario, BAE Negocios consultó a algunos analistas sobre tal fenómeno. Matías Barroetaveña, ex secretario de Empleo durante la gestión presidencial de Cristina Fernández, consideró que “frente a la consolidación de un modelo de bajo desempleo con alta informalidad y la caída del salario se hace imprescindible utilizar todas las herramientas disponibles para sostener un piso redistributivo. Sumas fijas para los trabajadores formales por debajo de la línea de pobreza y políticas de transferencia directa para aquellos que, mes a mes, acrecientan el número de indigentes producto del alza del precio de los alimentos de 18.4% en el primer bimestre que continuará por la sequía”.
Por su parte Pablo Ferrari, economista (UBA-Undav) consideró por su parte que más allá de destacar el crecimiento del empleo registrado que ilustra la encuesta EPH y otros datos oficiales, “el eje está en apreciar también la caída del salario. Porque sabido es que el desempleo es el mayor disciplinador digamos para que se genere la caída de los sueldos. Por todo el contexto que determina esa situación social, como también corresponde apreciar que existe una amplia franja de trabajo informal”.
“De allí que tomando el período de gestión del actual Gobierno se aprecia una caída del salario en cuanto a su participación en el PBI. Lo cual además implica el incremento de la renta empresaria de los grupos concentrados”, amplió.
Hernán Herrera, docente UBA y Flacso e investigador de Fundus, expresó “la caída del salario a la par de la recuperación apreciable de la actividad, nos hace la pregunta del millón: ¿por qué ocurre? El escenario macro hizo que los precios fueran por el ascensor y los salarios –para el mejor de los casos- tomaran una escalera. Aún con las variables que reflejan un muy buen nivel de actividad, y bajo desempleo, se trata de un problema difícil de manejar, por la brecha cambiaria. No se pudieron aplicar sin embargo, medidas contundentes para evitarlo. En los próximos meses es de esperar una merma de la actividad, y un flujo de dólares menor por la sequía. Más allá de considerar que se puedan elevar las exportaciones, desde la minería o la producción de gas en Vaca Muerta, por citar algunos ejemplos, urge considerar un plazo estimado de 3 años para mejorías en este sentido. Es un proceso largo, y la sociedad -con justa razón- no parece tener tiempo”.