Para Mariana Martínez, mujer ruralista, la igualdad debe ser en las oportunidades
08/03/2021

Las mujeres rurales fueron pioneras en descubrir que pueden hacer el trabajo del hombre, remarcó Martínez, contadora y miembro de una familia de pequeños ganaderos en el departamento Nogoyá. “Debemos tener igualdad de posibilidades y no un cupo de cargos, cosa que resulta un insulto a nuestras capacidades”, enfatizó. Dos Florines
En el Día Internacional de la Mujer, la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer) reivindicó el empuje, la valentía, el esfuerzo y la determinación de nuestras mujeres. “Siendo parte del trabajo de los establecimientos agroproductivos, acompañando desde la dirigencia gremial, generando emprendimientos de economías regionales, protagonizando espacios de acciones y decisiones que mejoran la vida de las familias rurales y de la sociedad toda, allí están las mujeres”, remarcó la entidad que preside José Colombatto.

En representación de muchas mujeres del ruralismo, Farer compartió el testimonio de vida y trabajo de Mariana Martínez, dirigente de la entidad y de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y que, como tantas otras, lleva adelante familia, trabajo y anhelo de crecimiento con fuertes convicciones.
“Soy mamá, contadora pública y vengo de una familia de trabajadores, mi padre ha sido peón golondrina desde gurisito, fui la primera, tanto en mi familia materna, como en la paterna, en lograr un título de grado; lo obtuve estudiando mientras trabajaba, la idea de que el verdadero acto de rebeldía de un pobre está en estudiar y esforzarse, es lo que inculcaron los viejos en nosotros; hoy, además de ejercer mi profesión en forma independiente, soy parte de la pequeña explotación ganadera que llevamos adelante con mi familia en el departamento Nogoyá”, comentó Mariana Martínez.

La actividad gremial.
“Participo en la vida de nuestra Sociedad Rural desde hace muchos años, primero, como buena hija ‘pegota’ para andar detrás de mi padre y, luego, porque entendiendo que nadie se salva solo”, agregó, y destacó que encontró en el ruralismo un lugar donde ejercer su rol ciudadano: “Ser rural o citadito tiene que ver con tu lugar de residencia, en cambio, ser ruralista, para mí, incluye a todas las personas que estamos unidas a la actividad agropecuaria y sentimos la necesidad de trabajar para mejorar la calidad de vida y de trabajo de las personas del sector”.

La participación en la Sociedad Rural de Nogoyá llevó a Martínez a Farer, donde le ofrecieron participar en la Comisión de Impuestos y Legislación en CRA, comisión que hoy tiene la responsabilidad de coordinar, además de participar, también, en la Comisión de Bancos.
El año pasado, recordó, “con el apoyo del presidente de CRA, Jorge Chemes, dimos nacimiento a un espacio de diálogo para las mujeres confederadas. Convocamos a una charla que devino en un grupo de trabajo de más de 100 confederadas de todo el país. Personalmente no he tenido grandes dificultades para desarrollar mi tarea gremial, sin embargo, no en todos lados los caminos son así de amigables, creo que esas resistencias que podemos encontrar en algunas rurales o confederaciones, se debe a la falta de costumbre o al temor a lo nuevo y sé que, de apoco, vamos cambiando esas actitudes que nos dañan a todos. Entendiendo que somos complementarios unos con otros y que es ‘cinchando en yunta’ como vamos a lograr sacar ‘el carro del barro’ vamos creciendo, los grupos de Ateneo son quienes nos ayudan a entender los cambios sociales, por eso su existencia es vital para pensar un presente con proyección de futuro”.
Martínez y el grupo de mujeres de CRA organizan charlas con profesionales de diferentes áreas de los que tratan de aprender. “El ingeniero Dardo Chiesa siempre dice que somos productores devenidos en dirigentes; por eso, nos importa tanto la formación dirigencial. Esos encuentros dan nacimiento a ideas o proyectos que luego llevamos a nuestros lugares de pertenencia como propuesta. Si bien todas estamos dentro de la institución, donde se trabaja sobre los problemas coyunturales del sector, como grupo, intentamos poner foco en un temario más a largo plazo. Comunicación, educación, reforestación, son algunos de los temas sobre los que estamos trabajando. La inquietud que todas compartíamos desde el primer encuentro es la dificultad que tenemos para comunicar lo que somos o hacemos, para contrarrestar esa mirada errónea que, muchas veces, tiene de nosotros quien es ajeno al sector”, explicó Martínez.
Igualdad sí, cupos no.
Recordó que CRA ha sido invitada a participar de la Mesa de Género que se formó en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), espacio que el Ministerio de Producción incorporaría para trabajar en el desarrollo productivo con perspectiva de género, “lo que debería significar que tengamos igualdad de posibilidades y no un cupo de cargos, cosa que nos resulta un insulto a nuestras capacidades; estaremos haciendo oír nuestra voz en ese espacio nuevo”.
Martínez, además, subrayó que “las mujeres hace muchos años que descubrimos que hay un mundo afuera de la cocina y fuimos tomando decisiones en ese sentido. Las mujeres rurales fueron pioneras en descubrir que pueden hacer el trabajo del hombre, porque muchas veces la necesidad las ha hecho afrontarlo. Tengo recuerdos de mi infancia y las tareas que hacían mis tías o mi nona; la diferencia es que hoy sabemos que podemos elegir y que la educación es la herramienta más valiosa que tenemos para ser independientes. La carrera de Agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba, por ejemplo, este año tiene más inscripciones de mujeres que de hombres, y eso sucede porque los productores contratan el servicio de una agrónoma o una veterinaria, del mismo modo que de su colega varón”.
“Hoy ya no es una desgracia familiar la que pone al frente de una explotación a una mujer, sino que es su decisión, sus ganas de hacerlo, por eso mismo, somos cada vez más las que tenemos la inquietud de involucrarnos en la tarea gremial y trabajamos con la esperanza de que la actividad agropecuaria no sólo se la tenga en cuenta como monedero del Estado, sino que los del campo, logremos educarnos, acceder a la salud, trabajar y estar comunicados”.
Martínez, finalmente, consideró que “hay que seguir trabajando por el acceso a las mismas posibilidades, para hombres, mujeres, rurales y citadinos; con esperanza digo que se irán salvando a medida que entendamos que si hacemos el mismo trabajo que un hombre el valor económico es el mismo, cuando las tareas del hogar sean compartidas, cuando los deberes con los chicos se hagan con mamá o con papá, o cuando vayamos a buscar un trabajo y no nos deje afuera el ser madres de hijos pequeños. Me parece que vamos caminando en ese sentido, creo que el que no lo entienda va a ser el que quede afuera, porque el aceptar que todos somos diferentes y que tenemos los mismo deberes y derechos, es la base para construir una sociedad más justa. La igualdad debe ser en las oportunidades, el resto, depende de cada uno”.