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Para Ecolatina, la crisis global e interna le ponen un techo a la industria

La consultora estimó un crecimiento de la industria de sólo 3% en 2022, que no superará los niveles de 2017, por la guerra en Ucrania y desequilibrios locales.

Aunque con heterogeneidades, la industria fue el motor de la recuperación durante el año pasado, un sector al que el Gobierno puso especial foco. Sin embargo, el contexto internacional y los desequilibrios a resolver de la economía argentina podrían frenar el crecimiento de la producción manufacturera en 2022 y continuar con el largo proceso de estancamiento que viene mostrando en los últimos años.

Un informe de la Ecolatina destacó que el entramado industrial desacelerará la magnitud de la recuperación observada en 2021 (15,8%), al estimar que exhibirá una mejora en torno al 3% interanual en el corriente año. “Esta cifra permitiría mantenerse por encima de los niveles de 2018 y 2019, pero aún no lograr superar los últimos niveles máximos ocurridos en 2017”, explicó la consultora.

En el estudio se recordó que la actividad económica creció más de 10% interanual en el promedio de 2021, recuperando casi todo lo perdido durante el primer año en el que golpeó la pandemia. Detrás de ese crecimiento, se ubicó el buen desempeño de la industria manufacturera, que creció 15,7%, según el Estimador Mensual de la Actividad Económica (Emae).

De esta forma, el sector operó por encima de los últimos tres años, pero aún por debajo de 2017, ya que cerró con una baja de 4,7% respecto a ese año, y explicó 3 puntos porcentuales de la variación anual del PIB durante el año pasado, siendo así el “motor de la recuperación”.

Asimetrías.

Sin embargo, Ecolatina resaltó que “hay heterogeneidad al interior del entramado industrial”. Tal es así que, si bien todas las ramas industriales crecieron frente a 2020 y 13 de las 16 exhibieron una expansión respecto al promedio de 2019, únicamente 6 ramas superaron los niveles alcanzados en 2018 y apenas 2 mejoraron respecto a 2017, el último año en el que la industria había crecido.

Dentro de las ramas con mejor desempeño, se encuentra productos minerales no metálicos con un crecimiento del 27,4% durante el año pasado en base a datos del Indec. Según el informe, en esta expansión fue determinante la recuperación de la construcción que impulsó la demanda de muchos insumos.

Otra rama con un desempeño récord, superando los niveles de 2016-2019, fue alimentos y bebidas (+5,6%) que, a diferencia del resto, se había mantenido estable en el primer año pandémico gracias a su carácter esencial (+0,4% en 2020).

Al interior de esta rama, “la molienda de oleaginosas explicó un tercio de la mejora interanual en 2021, ayudado por la mejora en los precios de commodities, pero sin perjuicio de ello, también se observó un buen año para los lácteos, molienda de cereales, galletitas, productos de panadería, yerba mate, entre otros”. A contramano, mencionaron que existió una mala performance de la producción de carne, afectada por “las trabas a las exportaciones”.

Por otro lado, la consultora enumeró las ramas que se ubicaron por encima de los niveles de 2018 y 2019, pero aún por debajo de los niveles de 2017. Tal es el caso de maquinaria y equipo (+36,7%), productos de caucho y plástico (17,8%), madera, papel, edición e impresión (+4,3%) y sustancias y productos químicos (+7,1%).

Los rezagados.

En otro apartado, el estudio de Ecolatina detalló que los sectores que crecieron frente al bienio 2019-2020 pero aún se ubicaron por debajo de los niveles de 2018 son tabaco (+0,3%), productos textiles (+25,3%), prendas de vestir, cuero y calzado (+56,9%), industrias metales básicas (+31,2%), otros equipos, aparatos e instrumentos (+29,3%), vehículos automotores (+49,9%) y otro equipo de transporte (+60,5%).

“Las ramas asociadas al sector textil, la producción vinculada al sector de equipos y aparatos y al sector automotriz sufrieron una abrupta caída durante 2020, lo que significó que la recuperación comience desde un piso mucho más bajo el año pasado”, afirmó el trabajo.

“En este sentido, la mayor demanda de estos bienes como consecuencia de la reapertura de actividades y una mayor sociabilización, combinados con políticas para dinamizar al consumo (como el financiamiento a tasas reales negativas) ayudaron a la recuperación”, añadieron.

Por último, el informe identificó tres sectores que todavía mantienen un desempeño más acotado, ya que aún no superaron los niveles de 2019: refinación de petróleo, coque y combustible nuclear (+13,3%), productos de metal (+22,4%) y muebles, colchones y otras industrias (+4,2%).

Proyecciones para 2022.

El año comenzó con un incremento de contagios en las primeras semanas de enero que implicó ausentismo en las fábricas y se combinaron con las habituales paradas técnicas por toma de vacaciones. Como resultado, el Indice de Producción Industrial (IPI) se contrajo en enero 0,3% interanual y -5,5% desestacionalizado.

“Todo indica que habría recuperado esta merma en febrero, ya que los datos que permiten adelantar el desempeño de la industria son positivos (la producción de autos se duplicó respecto a enero producto de una mayor operatividad y los despachos de cemento subieron 8,2%). Sin embargo, tomado en conjunto, el primer bimestre del año arrojará un muy tenue crecimiento en el mejor de los escenarios”, destacó Ecolatina.

En tanto, el trabajo de la consultora explicó que para los próximos meses se presentan varios interrogantes. A la creciente inflación internacional por la salida de la pandemia ahora se sumó la guerra en Ucrania. Las primeras consecuencias económicas fueron una escalada en el precio de commodities, que encareció tanto los alimentos como la energía en todo el mundo.

El informe precisó que los problemas que esto puede acarrear en la demanda global todavía están por verse, “y dependen esencialmente de la duración y alcance del conflicto”, pero podría implicar una merma en el crecimiento mundial para este año o incluso una recesión. De esta manera, “un escenario de estanflación en el mundo gana probabilidad lo cual indudablemente golpeará al entramado industrial, especialmente en aquellas ramas dependientes de las importaciones y exportaciones”.

En tanto, el impacto de los precios internacionales puede impactar en la industria de forma indirecta. El encarecimiento de los alimentos, que según relevamientos del IPC GBA Ecolatina avanzó más de 6% en febrero y acumuló una suba superior a 10% en el primer bimestre, acelerará a la inflación.

Salarios.

“A este salario real menguado se le sumarán incrementos tarifarios a partir de marzo, que se continuarán a lo largo del segundo trimestre del año, dejando un menor ingreso disponible para el consumo de las familias que lo previsto hace algunos meses. En este sentido, el consumo privado no crecería de manera significativa este año (estimamos un avance de 3,7% para el año, por encima de la actividad económica, pero por debajo del arrastre estadístico que dejó 2021), lo cual podría recortar el ritmo de recuperación de algunos sectores que aún estaban por niveles por debajo de los de 2018, como los asociados al sector textil”, sostuvieron desde la consultora.

Además, esta dinámica puede afectar a la demanda de otras ramas que todavía no habían podido recuperarse notablemente, ya que están operando por debajo de los niveles de 2019, “como es el caso de la industria de muebles y colchones”.

A su vez, el alza en el precio del petróleo y del gas complica el panorama energético. La suba del precio y la disponibilidad de este a lo largo de los próximos meses podría ocasionar un cuello de botella en el que se tenga que administrar este recurso entre hogares residenciales e industriales, haciendo que algunas industrias puedan enfrentar momentáneas restricciones operativas.

Por otro lado, esto agravará la salida de divisas por lo que es posible que una vez pasada la liquidación de la cosecha gruesa, la menor disponibilidad de dólares redunde en controles a las importaciones o demoras en liberar órdenes para que entren insumos necesarios para la producción. Este proceso se observa desde el año pasado y es una de las principales preocupaciones de las empresas. La UIA le elevó ese reclamo a Miguel A. Pesce la semana pasada.

En el caso del sector automotriz, ejemplificó Ecolatina, a este panorama se le suma que la escasez mundial de semiconductores seguiría afectando a lo largo de todo 2022. Todos estos riesgos pondrían un freno al crecimiento de la producción manufacturera durante este año.

Fuente: www.eleconomista.com.ar