Paisajes multifuncionales: más biodiversidad y más producción
25/11/2019
El proyecto que llevan adelante Syngenta, AGD y el Conicet permite aumentar el número de polinizadores en espacios agrícolas próximos a los cultivos. Danilo Lima
Incrementar el número de polinizadores en espacios agrícolas próximos a los cultivos, mediante la delimitación de áreas reservadas para el crecimiento de la vegetación nativa de forma espontánea en los laterales de los lotes y en otras áreas marginales de los campos, es el concepto central de los denominados paisajes multifuncionales.

En el establecimiento El Manantial –ubicado cerca de La Carlota, en la provincia de Córdoba–, propiedad de la empresa Aceitera General Deheza (AGD), se lleva adelante desde hace tres años en forma conjunta con la firma Syngenta y la colaboración de técnicos del Conicet, una experiencia cuyo objetivo principal es potenciar la biodiversidad recreando la vegetación nativa y naturalizada con el propósito de proveer hábitat y fuente de alimento a la vida silvestre. Para lograrlo se utilizan caminos, franjas junto a los márgenes de los lotes, esquinas de lotes, bordes de curso de agua, áreas cercanas al casco o bosques y montes de la zona.
Beneficios.

Durante una recorrida por El Manantial, de la que participó DOS FLORINES, los técnicos que lideran la experiencia detallaron los beneficios de estos paisajes multifuncionales, desde el punto de vista de la biodiversidad, por un lado, y de la producción agrícola, por el otro.
En el primer caso se aumentan las poblaciones de polinizadores, se crea un hábitat para pequeños mamíferos y aves, y se contribuye a la reducción de la erosión del suelo; en el segundo, en tanto, se mejoran los rendimientos de los cultivos y su calidad, se incrementa la biodiversidad en los campos y la sustentabilidad de los cultivos, y se reducen los costos asociados a servicios de polinización.

Guillermo Delgado, jefe de Negocios Responsables y Sustentables de Syngenta para Latinoamérica Sur, definió a los paisajes multifuncionales como “refugios que se dejan para que los polinizadores puedan alimentarse y nidificar. Pero, además, cumplen otras funciones porque dejar un refugio con especies ayuda a que no haya erosión del suelo, ayuda a infiltrar el agua y también ayuda desde lo estético porque hay como sistemas ecológicos en cada refugio. No sólo albergan polinizadores sino que brindan otros servicios ecosistémicos”.
– ¿Por dónde debe comenzar un productor que quiera aumentar la biodiversidad de sus lotes?
– Nosotros, primero, invitamos al productor a un cambio de mentalidad, más allá de implementar un protocolo estricto para alcanzar los objetivos. El productor debe entender que estos refugios no son malezas sino parte de la biodiversidad que antes estaba y que, por el modelo de producción vigente, ha desaparecido.
Por eso nosotros invitamos a los productores a estas recorridas para que se sumen a trabajar, y lo hacemos también por otras vías, como los canales de internet y la página polinizadores.com. Ahí se pueden encontrar videos, manuales y guías que explican en forma sencilla cómo instalar estos refugios.
– Más allá de la importancia de aumentar la biodiversidad, ¿cuáles son las ventajas económicas de implementar estos planteos agrícolas?
– Hay, puntualmente, un incremento en los cultivos. Estos refugios y este manejo de los ambientes, en el caso de El Manantial, aumentaron la producción del cultivo de maní. Leonardo Galetto y su equipo del Conicet, concretamente, pudieron medir un aumento de la producción de maní asociado a estos manejos.
– ¿En qué lugares del lote hay que hacer los refugios?
– No hay un sitio ideal para hacer los refugios, pero lo primero que hicimos fue buscar que estos refugios no compitieran con áreas productivas. Pueden ser los márgenes de los cultivos y los caminos, por ejemplo. En El Manantial se pueden ver caminos verdes, totalmente vegetados. También pueden estar en el casco de una estancia, un monte, un bajo inundable. No buscamos competir con la agricultura sino que buscamos un complemento.
– ¿En estos lotes con paisajes multifuncionales se reduce el uso de agroquímicos?
– La tendencia es hacia un manejo más racional y sustentable, y claramente hay una reducción en la utilización de agroquímicos.
En el caso de El Manantial en un lote con cultivo de cobertura no se usaron fitosanitarios porque ese cultivo de cobertura evitó que crecieran las malezas. Entonces, dependiendo del manejo de cada lote, pueden pasar meses sin aplicar agroquímicos.
– ¿Qué tan extendidos están en el país estos planteos agrícolas con refugios y cuál es la estrategia de Syngenta para sumar productores?
– Nosotros tenemos en la página polinizadores.com más de 200 puntos mapeados que uno puede encontrarlos no sólo en la Argentina sino también en Chile, Paraguay y Uruguay, con diferentes modelos que vamos ajustando de acuerdo a las realidades de cada zona.
AGD tienen más de 40.000 hectáreas con este manejo, y, además, hay productores, tal vez no tan grandes, que van tomando este camino. Esto va costando un poco, pero a medida que los productores los vayan adoptando, va ser explosivo.
– ¿Hay productores de Entre Ríos trabajando con refugios?
– Sí, estamos trabajando algunos lotes en Entre Ríos. También en Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe y pronto en Salta.
El paso inicial.
Julio Priotti, jefe de Producción de los Campos de Córdoba de AGD, por su lado, le explicó a DOS FLORINES que la idea de trabajar con este manejo sustentable comenzó ante la necesidad de tratar de innovar para suplir ciertos errores cometidos hace un par de décadas que llevaron a la agriculturización y el monocultivo.
Los campos de la zona de La Carlota históricamente fueron agrícola-ganaderos, mixtos, había pasturas, praderas y pastizales naturales, en algunos casos. En esa época “había hábitats para las malezas pero también había competencia”, recordó Priotti, y, después, con la agriculturización “las malezas no es que se tornaron resistentes sino que fueron buscando hábitats”.
Por esto, añadió el técnico de AGD, “el concepto que nosotros estamos promoviendo con estos espacios multifuncionales es el de conservar el hábitat para que las malezas estén en un ámbito de competencia entre ellas”. En esos hábitats, además, “vamos a tener un equilibrio de especies vegetales y de insectos, y vamos a promover a los polinizadores”
– ¿Hacer refugios significa usar menos agroquímicos?
– Sin dudas. El año pasado usamos el 20% menos de productos fitosanitarios porque al intensificar el sistema tenemos todo el año el suelo cubierto, lo que nos permite hacer casi un control cultural de las malezas porque promovemos cultivos de cobertura –vicia y centeno– que emerjan antes que las malezas. Para nosotros los cultivos de cobertura son el alma de la sustentabilidad.
– ¿Este manejo tiene su correlato en mejores rendimientos?
– Todos estos sistemas no sólo traen beneficios al ambiente sino también a la renta positiva, que es el principal beneficio que le estamos transmitiendo a los productores.
Generar refugios es imprescindible.
Leonardo Galetto, investigador del Conicet, por su parte, explicó que “el desplazamiento de la frontera agrícola hizo perder bosques nativos, y, por ende, el refugio para los insectos”, y aseguró que la soja “no es un buen albergue”, por lo que “hay pocas posibilidades de que la biodiversidad de bichos se mantenga” en este cultivo.
El profesional subrayó que “es imprescindible generar refugios o parches de biodiversidad” en los campos dado que “nos permitirán regenerar las poblaciones de insectos polinizadores, empezando por las abejas”.
“Estas prácticas se van a imponer porque la sociedad reclama buenas prácticas agrícolas, más amigables con el medio ambiente, alimentos con menos contaminantes, más nutritivos y sin importar tanto la cantidad como la calidad. Es un camino largo y difícil, pero hay que ser optimistas”, reflexionó.