“No paralizar totalmente la industria”, el planteo de frigoríficos ante casos de Covid-19

11/07/2020

“Cerrar una fábrica es una pérdida muy importante”, alertó Alberto Berardi de la Cicer. La clave es sectorizar y cumplir con los protocolos. Nahuel Amore

El aumento de casos de coronavirus en distintas localidades de Entre Ríos está poniendo en jaque a más empresas y establecimientos fabriles por las medidas preventivas dispuestas para frenar los contagios. En ese contexto también resuenan toda vez que ocurren los contagios de trabajadores de frigoríficos, como el ejemplo reciente de Pondesur en Seguí o los que sucedieron semanas atrás en ciudades del departamento Colón y Uruguay, que encienden las alarmas de las autoridades que, de inmediato, disponen la interrupción total de la producción.

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Ante este escenario convulsionado por los temores lógicos de los vecinos y empleados, pero a su vez por la incertidumbre de tener que cuidar las fuentes laborales para no agravar más la crisis económica, resurge el interrogante de cómo continuar trabajando, más aún si la pandemia no encuentra una cura y si las proyecciones de solución se extienden en el tiempo. Por ello, DOS FLORINES dialogó con Alberto Berardi, gerente de la Cámara de Industrias Cárnicas de Entre Ríos (Cicer), quien remarcó que el planteo del sector es “no paralizar totalmente la industria”.

Según señaló, la clave pasa por aplicar correctamente los protocolos dentro de los frigoríficos y la conciencia del personal, más aún de aquellos que realizan viajes para transportar mercadería alimenticia. “No es una gomería o un kiosco, es una fábrica donde el personal está especializado y capacitado para esa tarea. Por eso, la previsión es la prevención”, sostuvo, y recordó que “la última que actúa es la autoridad sanitaria provincial, no la municipal”, a la hora de decidir el cierre o no de un establecimiento.

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Al respecto, recordó que desde el inicio de la pandemia se hicieron los protocolos con el Ministerio de Salud, Senasa y otros organismos provinciales y nacionales “para evitar que ingrese el virus en los establecimientos a través de distintas medidas”. Luego, avanzaron en diagramar protocolos para que “en casos de emergencia de que ingresara por alguna circunstancia el virus, cómo tener que actuar”.

En la práctica concreta, el análisis de nexos epidemiológicos en los frigoríficos es similar a otros ámbitos laborales. “Hay que verificar cómo fue el hecho y para ello están las medidas de sectorizar dentro de las empresas. Por ello, hay que analizar bien cómo es el sector donde ha ocurrido para verificar todos los posibles contactos de la persona y manejarse de esa manera viendo cuáles son los riesgos para no paralizar totalmente la industria”, subrayó.

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Paralización

Berardi insistió con que las medidas dispuestas ante los casos positivos de Covid-19 dependen de “la relación entre la empresa, el sindicato y la autoridad provincial; el municipio no tiene tanto manejo para decidir algo”. “Es un problema bastante serio. Por eso se plantearon desde un principio todas las medidas que se tienen que tomar para evitar la paralización de las empresas”, afirmó.

Sobre ello, alertó que “la paralización total de las empresas es muy complicada en una recesión que afectó al sector, por más que sea alimenticia, porque los fiambres y demás no han sido favorecidos por el contexto, sino que por el contrario se vieron perjudicados”, analizó el gerente de la Cicer, con especial atención en el caso de Pondesur que forma parte de la cadena porcina, con caída de demanda por la crisis de la hotelería y gastronomía.

Desde esta perspectiva, se explayó: “Cerrar una fábrica totalmente es una pérdida muy importante. Por eso se sugirieron las medidas de concientización del personal para evitar estas cuestiones. Lo que pasa es que nos confiamos y creemos que sólo pasa en Buenos Aires, pero un camión que lleve una mercadería es suficiente para que haya un problema. Estamos en una situación muy complicada, por eso es fundamental la concientización y todos los protocolos”.

Ante la consulta de DOS FLORINES, negó que el plantel se reserva sea una alternativa para sortear estos inconvenientes. “No se puede. Si tenés 100 empleados, deberías tener 100 personas más. Sí hay que sectorizarlos y tener mucho cuidado. Si tenés una planta que generalmente trabajan juntos, hay que dividirlos en cinco sectores, para que ingresen a distinto horario, con precauciones, paren para merendar o almorzar en distintos horarios. Es la única forma de preservarse”, explicó.

Análisis

Por otra parte, Berardi analizó qué ocurre con las industrias cárnicas en este contexto y advirtió que las cadenas sufren una pérdida de rentabilidad por la caída de precios, a pesar de que no han dejado de producir por ser rubros esenciales. “Estamos en un mercado bastante limitado porque hay una gran competencia. No todos los sectores económicos tienen dinero para ir a comprar carne. Mucha gente dice que faenamos más animales que el año pasado en el mismo mes, pero los precios con los cuales se vende el producto final, como la carne, el pollo o un fiambre, no es el mismo valor del que se vendía antes”, planteó.

Al respecto, propuso una mirada integral de la problemática. “Todos los sectores económicos están afectados. La industria alimenticia trabaja, pero hay otros que no trabajan por la pandemia. En el conjunto, una cosa es generadora de la otra. Si en el contexto global, en abril, mayo y junio del año pasado, teníamos 100 pesos para gastar y eso iba circulando, hoy hay gente que tiene 10 y se restringe. Al haber más oferta, los valores de venta y de rentabilidad se bajaron totalmente. Sólo se cubren los costos”.

El gerente de la Cicer hizo el mismo planteo con los exportadores. “En el análisis de la macroecononomía se faenó tanto, pero en la realidad es otra, ¿cuándo es el valor exportado?”, se preguntó. Desde esta perspectiva, sostuvo: “No hay una inflación, hay una deflación. En la realidad, si nos plantamos en Paraná, Seguí o Ramírez, la realidad macroeconómica es esta: el que tenía 100, tiene 80. Y algunos que tenían 100, tienen 10 para comprar”.

Finalmente, como hombre de negocios crítico de los economistas, afirmó: “Sí, se sigue produciendo. El esfuerzo del campo y del sector agrícola ganadero se sigue haciendo. Pero se hace porque el cerdo, el pollo y la vaca hay que faenarla. Todo el engranaje sigue funcionando, ahora, la realidad económica y la rentabilidad no tienen nada que ver”.

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