Nexo Aberturas ve una “ventana de oportunidad” con el rebote de la construcción
25/10/2020
María Eugenia Hillairet, vicepresidente de la firma paranaense, analiza cómo se reacomoda la cadena industrial ante la gran demanda. La incertidumbre está puesta en el efecto Covid-19 y la variabilidad del dólar para garantizar la provisión de insumos. Nahuel Amore
“Vamos a aprovechar la oportunidad y llevar al máximo la actividad porque es una ventana de oportunidad”, expresa María Eugenia Hillairet, vicepresidente de Nexo Aberturas, cuando se le consulta por el rebote que está teniendo la construcción en esta coyuntura. De todos modos, no deja de ser cauta respecto de la incertidumbre que genera la brecha cambiaria y las tensiones que se comienzan a notar en la cadena para conseguir determinados insumos.
Sin dudas, la industria ligada al ladrillo vive un momento excepcional si se compara con la histórica caída que registró el sector antes y durante la pandemia. La crisis fue de tal magnitud que cualquier boom es visto con buenos ojos, más aún teniendo en cuenta las variables macroeconómicas que define el Gobierno nacional para reactivar la economía. De todos modos, el escenario tan volátil presenta interrogantes en el corto plazo.
En un mano a mano con DOS FLORINES, Hillairet confirmó que los indicadores mejoraron en la empresa de Paraná y podrían finalizar positivos en términos interanuales. “Nosotros creemos que vamos a crecer algunos puntos respecto de 2019, compensando el efecto de los meses que el sector estuvo sin actividad y el promedio del primer trimestre del año. Pero todo va a depender de cómo la cadena industrial que provee los insumos pueda adaptarse. Si falta algún insumo básico y no pudo ser reemplazado por un sucedáneo, se corta la cadena de producción y se generan demoras”, sostuvo.
A la hora de analizar los estímulos que movilizan los engranajes productivos, la joven empresaria señaló que siguen creciendo miles de pequeñas obras privadas, impulsadas por el resurgimiento de proyectos privados, incluidos los de aquellos asalariados que tenían ahorros y los están invirtiendo en ladrillos y las familias que utilizan el pago de los 10.000 pesos del IFE para hacer alguna reforma. “La modificación de los hogares generó un boom en la pandemia”, expresó, y señaló que todavía falta una reactivación plena de la obra pública y de la tracción que genera Buenos Aires.
De todos modos, recordó que la coyuntura debe ser puesta en contexto para no generar falsas expectativas. “Si analizás los datos de construcción, venimos de años de niveles bajos de actividad, y esto se acentuó con la pandemia. Para tener claridad, estamos en un nivel más normal tomando por ejemplo el 2018. Si comparás contra la pandemia, no se puede creer lo que vendés. Si comparás los despachos previos a la pandemia, estás por encima de enero, febrero y marzo. Ahora, si se analiza una serie de 10 años, de 2010 a la fecha, falta un largo camino para estar en los niveles de producción necesarios”, diferenció.
Producción, con dificultades
En coincidencia con el análisis que realizan los actores de la industria, Hillairet cree que las mejores ventas responden fundamentalmente a que “la construcción siempre es un refugio cuando no hay alternativas de inversión seguras”. De todas maneras, la gran demanda está generando ciertas tensiones con la provisión que en la práctica se traducen en las demoras de plazos para muchos insumos intermedios utilizados por los establecimientos productivos.
En ese sentido, admitió que existen en la cadena algunas restricciones para conseguir materiales y parte de esta explicación radica también en los ritmos de producción. “Existe capacidad ociosa en las empresas, pero adecuar la nómina de personal es algo que lleva tiempo, y en industrias más grandes de maquinaria pesada lleva meses poner a funcionar otra vez líneas de producción que fueron paradas por el Covid o programadas para producir al mínimo, por ejemplo. Es por esto que para tener el nivel de actividad que hoy requiere el mercado, lleva tiempo adecuarte; sobre todo, por el impacto que tiene el coronavirus en la nómina y en las prácticas de elaboración. Todo se hace mucho más lento”, argumentó.
Desde esta perspectiva, planteó que hay un delay de tiempo para que todo se acomode a la nueva realidad, que en la construcción obligó a readaptarse más temprano que tarde si se compara con otras actividades que siguen ralentizadas. A esto se suma que muchas empresas quedaron financieramente muy complicadas durante estos meses sin trabajar y a la imposibilidad de muchos proveedores más pequeños que son conservadores a la hora de incorporar personal en estas circunstancias.
Dólar y precios
Sin dudas, la brecha cambiaria, que llegó a niveles históricos durante estas semanas, disparó una serie de complicaciones en los eslabones productivos por la estructura dolarizada que tiene el sector. “Toda la cadena de la construcción tiene una base en dólares porque muchos insumos no sólo facturan en dólares, sino que compran sus insumos en el exterior en dólares y tienen que pagar en esta moneda”, recordó la vicepresidente de Nexo Aberturas.
Consultada por las dificultades reales que trae aparejado este contexto en los precios y el paulatino desabastecimiento que comienza a visualizarse en corralones, analizó: “Hay previsión, la cadena no trabaja con dólar blue sino con dólar oficial. El problema es que en realidad no se sabe cuándo se va a producir una mini o maxi devaluación y cómo va a impactar en los precios de reposición”, admitió.
Los jugadores que juegan en esta cancha están expectantes respecto de las medidas que adoptará la Nación para achicar la brecha y de allí que existan determinadas maniobras de especulación o cobertura de su producción, más aún a sabiendas que el rebote del sector puede llegar para quedarse un tiempo más. Esta semana, con el blue rozando los 200 pesos, el propio Martín Guzmán, ministro de Economía, insistió con que no habrá devaluación. Sin embargo, las dudas siguen estando a la vuelta de la esquina y las presiones llegan desde distintos frentes.
La inestabilidad de las variables macro, con la inflación que comienza poco a poco a despertarse, está dificultando poner precio a las productos. Pues el problema de fondo no es más que la incertidumbre por la moneda nacional que sigue perdiendo valor y motiva a muchas familias a desprenderse rápidamente de ellos. “Cotizaciones a mediano plazo es difícil estimar en este momento, porque realmente no hay demasiada previsibilidad”, admitió la joven empresaria, quien considera que “esta situación es realmente atípica” y que “la falta de un panorama cierto en el futuro inmediato en temas claves es compleja”.
Por esto, el sector de la construcción aguarda definiciones nacionales. “Como empresa, por nuestra política y la forma de trabajar planificada, tenemos el stock suficiente y nos organizamos para cumplir con los pedidos. Pero la cadena no es toda igual. No todos los fabricantes están en la misma situación, ni tampoco todos los clientes. Nosotros vamos a elevar los niveles de producción porque es una ventana de oportunidad, y tenemos todo lo necesario para estar a la altura”, afirmó.
Pospandemia
Como muchas pequeñas y medianas industrias con años de permanencia en el mercado, se siguen trazando objetivos por fuera de la coyuntura y que apuntan a la pospandemia. Al respecto, Nexo Aberturas apuesta a consolidar su perfil exportador y, para ello, accedió a un programa de asistencia técnica brindado por el Gobierno nacional y con apoyo de la Provincia, que motivó hace unas semanas la visita a la planta del Parque Industrial del ministro Juan José Bahillo.
“Estamos cerrando acuerdos para exportar en este último trimestre. Hemos exportado anteriormente y pensar en la internacionalización de la empresa es algo previsto”, ratificó a DOS FLORINES.
—¿Cómo se atienden estos proyectos de mediano y largo plazo ante una coyuntura tan dinámica y convulsionada?
—Es complicado. Lo que más preocupa es la falta trabajo articulado público y privado, que mire las necesidades reales que hoy tienen la gente y las empresas. Necesitamos un país que deje de atender a los conflictos políticos y que se vean más las necesidades de la población, del que no llega a fin de mes, del que no tiene remuneración y también del que da trabajo. Argentina no va a salir de la situación en la que está si no hay más empresas que generen empleo. No hay malos y buenos, hay argentinos que necesitan salir adelante. Las empresas son en esta realidad las aliadas para salir adelante. Necesitamos reglas de juego claras que nos permitan dar más empleo. Sin medidas de fondo que ayuden a dar previsión desde lo fiscal, lo laboral y lo económico, es difícil poder planear grandes inversiones.
—¿Qué inversiones tienen en marcha?
—Todas nuestras inversiones siguen su curso y tienen como objetivo tecnificar las líneas de producción. También en avanzar en nuevos desarrollos, productos que se van a lanzar en 2021. Las empresas no paran. Pero para realizar inversiones más jugadas que necesiten de alianzas estratégicas, esta coyuntura no te lo permite. Quedamos limitados porque todo cambia mucho más de lo que uno puede prever.